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Heero Yuy era un joven de piel canela y profundos ojos cobalto. Imponente, imperturbable, serio, y mil adjetivos que calificaban su personalidad, a sus 13 años ya estaba encargado de una parte del negocio familiar, demasiada responsabilidad para alguien de su edad, sin embargo a el no le molestaba en lo absoluto.
No era de esos chicos que salía con sus amigos; las mañanas las dedicaba a sus estudios y las tardes a la empresa, cada fin de semana jugaba golf o tennis con las amistades de su padre en el club, según, para tener buenos socios potenciales.
Pero de manera increíble ese día, un nublado lunes, su rutina cambio. Su grupo había planeado una excursión a la que, por mas que se negó, tuvo que asistir. Y es que no era cualquier viaje, no, no. El colegio St John, en Tokio era uno de los más prestigiados en todo el país, y sin dudarlo el más exclusivo. Desde pequeños, los jóvenes recibían instrucción en inversión, bolsa de valores, administración y mas, y los niños mimados habían decidido hacer un viaje de estudio a New York, donde, con un representante, harían inversiones en la bolsa y, de acuerdo a los resultados, se les calificaría el semestre.
Y así es como sus ojos cobalto miraban las calles de New York, se había hastiado de tanto escándalo y había salido a caminar, sintiendo el aire viciado y el particular aroma de una ciudad tan ajetreada. Camino hasta un concurrido parque, pasando antes a una cafetería por algo caliente, el clima en verdad estaba helando.
Llego hasta un claro donde habían unas bancas, pero cuando se disponía a sentarse, un perro enorme, con el hocico lleno de baba se fue encima de el, derramando su café y lamiéndolo cariñosamente.
-Maldición!!!!!!- grito en su lengua natal
-sorry!!!!! Really i’m so sorry!!!-un chico que aparentaba ser de su edad, montado en unos patines, intentaba jalar a su enorme perro para que saliera de encima de el- Hunter, please!!! C’mon!!!!-a duras penas el animal se hizo a un lado para poder levantarse, se dirigió molesto al dueño de aquella, denominada por el, “bestia”.
—what’re you doing? Be careful stupid boy!!!!- reclamo en tono molesto, posando su mirada en la de aquel chico, quedando sin palabras, era muy hermoso, sus labios rosados en una boca pequeña, una nariz respingada y unos hipnotizantes ojos de peculiar tono violeta.
-lo siento, es que es muy cariñoso, aunque no con todas las personas, seguro le agradas!!!- intento conciliar el chico
- se ve que le agrado, me cubrió de baba!- murmuro molesto, para luego suspirar profundamente- y tiro mi cafe-
-de verdad lo siento, lo pagare- empezó a buscar algo en sus bolsillos, pero Heero le detuvo
- déjalo, no importa, cuida mejor a tu perro- se despidió haciendo una seña, recibiendo un nos vemos y un ladrido en respuesta.
Cuando cayo la noche, aun seguía pensando en lo sucedido aquella tarde, por que no lo olvidaba y ya???
-kuso!, no le pregunte su nombre- maldijo e intento dormir, al día siguiente volvería a Japón y todo seria igual que antes, mejor olvidar todo.