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Fragile complex por Thai Maqui

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Quince de noviembre, las hojas de los árboles caían precipitadas, gracias al tenue frío que empezaba a sentirse, dando la bienvenida al inicio de la estación invernal y del año escolar, el último para Naruto.

 

La mansión Uzumaki, generalmente pacífica a esas tempranas horas de la mañana, se veía perturbada por la revoltosa voz del menor de la familia.

 

- Cinco minutos más ttebayo - vociferaba aún adormilado, aferrando sus manos a la cabecera de la cama.

 

- Naru chan muévete o llegarás tarde - rezongaba la castaña. Shizune suspiró hondamente mientras agarraba impulso y de un fuerte jalón logró sacar al menor  del lecho, haciéndolo caer de bruces al suelo.

 

Lejos de molestarse Naruto empezó a reír, una estridente y divertida sonrisa que inmediatamente contagió a la mayor.

 

- Vamos Naru apúrate o no habrá ramen - explico conociendo el efecto que esas palabras causarían en el rubio, y sin más el ojiazul se metió al aseo, bastante fastidiado por retornar a clases.

 

El rubio tomó un baño rápido, y a medio secarse se colocó el uniforme, un traje sastre negro, corbata del mismo color semi anudada y camisa blanca, con el escudo de la hoja, una vez listo se dirigió al comedor donde todos se hallaban reunidos esperándolo para empezar el desayuno.

 

- No puedo creer que mi bebe termine el bachillerato - suspiró la pelirroja con aire nostálgico al ver a su apuesto hijo.

 

- Recuerdo como si fuera ayer como te aferrabas a mi pierna llorando y haciendo berrinches para no ir al kinder - agregó posicionándose de las mejillas del menor jalándolas como si estuviera amasando pan.

 

- Suéltalo Kushina - ordeno la voluptuosa matriarca al ver que a Naruto le faltaba el aire.

 

- Gracias oba chan - dijo aliviado mientras frotaba sus adoloridos pómulos.

 

La amena comida trascurrió tranquila, entre comentarios triviales y uno que otro recuerdo vergonzoso cortesía de la ojiverde hacia su "pequeño", cuando terminaron y como si estuviera todo calculado el timbre sonó, sabiendo que se trataba del sexy pelilargo que venía a recoger a su novio.

 

Naruto se levantó con un estrepitoso sonido y corrió presuroso hacia la puerta adelantándose a cualquiera del servicio, con notoria emoción la abrió, abalanzándose a los brazos de su koi.

 

- Buenos días Ita chan - saludó sonriente, jugando con los sedosos cabellos del Uchiha.

 

- Buenos días Naru - contestó con su habitual seriedad, inclinándose para besar los sonrosados labios del menor.  

 

Los mayores expectantes de la romántica escena, miraban complacidos mientras suspiraban como colegialas enamoradas, sin duda hacían la pareja perfecta. Itachi y Naruto se separaron agitados por la falta de aire y con un notorio rubor, siendo más obvio en el rubio.

 

Con una solemne reverencia, el pelinegro saludó a los presentes, que correspondieron el cortés gesto, y sin más Itachi cogió las pertenencias del menor de los Uzumaki, tomándolo de la mano para dirigirse a la escuela.

 

Una vez en el auto, Itachi indicó al chofer que emprendiera el trayecto y mientras esbozaba una sonrisa pícara dedicada a su prometido, apretó el botón que activaba la ventanilla para separar la parte trasera de la limosina para tener un poco privacidad.

 

- Al fin solos - susurró con voz turbada el mayor haciendo estremecer al ojiazul, el Uchiha tomó por la cintura a Naruto, sentándolo sobre su regazo mientras empezaba a repartir tiernos besitos desde sus labios, entreteniéndose en el esbelto cuello canela saboreándolo con gula, apreciando satisfactoriamente como el cuerpo encima suyo empezaba a reaccionar por el contacto.

 

- Ita... Ahh.. - balbuceaba con dificultad el rubio, al sentir  las ágiles y níveas manos colarse raudamente bajo su camisa, el Uzumaki simplemente atinó a sujetarse de la amplia espalda evitando perder el equilibro por las vibrantes  espasmos que los embargaban acompañados de ansiosos gemidos que calentaban y excitaban el ambiente.

 

- Te extrañe - murmuró aferrándose al más pequeño abrazándolo posesivamente - pero cuando estemos casamos vivirás atado a nuestra cama y no podrás escapar - comentó guiñando un ojo en señal de complicidad, al ver que no podría continuar su cometido, pues faltaban escasos minutos para arribar a la preparatoria.

 

- Eres un hentai ttebayo - habló fingiendo molestia - que pensarían mis padres si te vieran así - inquirió acomodándose el uniforme aún a horcajadas sobre el pelilargo.

 

- Tal vez no quieran que me case contigo si saben que soy un pervertido y terminen odiándome pues tendría que raptar a su bebe - dijo insinuante haciendo que el rubio empezase a reír, tan cálida y confortablemente que sonrió al verlo.

 

Simplemente Itachi no podía evitar quedarse embelesado ante la perfecta  imagen de su prometido, Naruto era hermoso en todos los sentidos, con su vital personalidad irradiando paz y su cautivante belleza casi angelical, realmente tenía mucha suerte que el Uzumaki correspondiera sus sentimientos y pronto se unieran para siempre. 

 

- Ya te dije lo mucho que te amo - confesó sincero, acariciando con la yema de sus dedos las finas marquitas, rozándolas dulcemente.

 

- Yo también te amo ttebayo - declaró con un hermoso carmín en sus mejillas, disminuyendo la distancia buscando los labios del contrario.

 

*****

 

Dos semanas habían pasado desde la celebrada y comentada fiesta de compromiso, y obviamente el menor de los Uchiha no se había quedado tranquilo, averiguando la manera más factible de conseguir su capricho.

 

Sasuke sabía perfectamente de la desconfianza que Naruto tenía hacia su persona, debido a las frecuentes peleas entre él e Itachi su relación de amigos y rivales había desaparecido hace varios años, por lo que decidió hacerse el "bueno" hasta lograr tomar lo que según le pertenecía.

 

- Estamos muy agradecidos que aceptara nuestra propuesta tan repentinamente Uchiha san - dijo melosamente la pelirroja mientras devoraba con la mirada el bien formado y aún desnudo cuerpo del azabache.

 

- Para mi es todo un placer Karin san - atañó en tono seductor, fingiendo magistralmente su interés por la catalejo.

 

Karin era la directora del área perteneciente a las mujeres y donceles del prestigioso internado al cual Naruto asistiría en su último año, siendo totalmente prohibida la presencia de cualquier hombre, sin embargo Sasuke aprovechó el misterioso accidente - propiciado por él - de la profesora de literatura Kurenai para sustituirla, previo aliciente otorgado a la pelirroja, dejándola más que satisfecha con sus innatas habilidades.

 

- Estoy seguro que no se arrepentirá de su decisión - acotó ahora impasible terminando de vestirse para salir de la oficina rápidamente y dirigirse a su primera clase, en su rostro se dibujó una sonrisa prepotente y perversa, emocionado internamente por empezar a fraguar su sórdido plan.

 

*****

 

El auditorio central contenía ya a todos los estudiantes, la vistosa ceremonia de bienvenida al año escolar estaba a punto de iniciarse, la emoción era palpable en el ambiente, especialmente para los del último curso. 

 

- Alumnos presten atención - habló con voz autoritaria, casi militar la profesora de física, Mitarashi - en vista del lamentable accidente de Kurenai sensei este año tendrán un profesor - los comentarios no se hicieron esperar, jamás en la extensa trayectoria del liceo hubo un caso semejante.

 

- A callar todos - voceó la pelinegra, siendo obedecida en el acto al percibir su gélida y macabra mirada.

 

Detrás de la aterciopelada cortina roja, la silueta del azabache se hizo presente, dejando absortos a los concurrentes, su porte elegante destilando confianza y sensualidad, el costoso traje bruno que resaltaba su atrayente anatomía y la misteriosa belleza reflejada en las enigmáticas orbes ónice que se dirigían al Uzumaki, Naruto estaba boquiabierto por el tremendo shock de ver a su futuro cuñado como su nuevo sensei, preguntándose realmente que traía entre manos Sasuke. 

 

- Él es Uchiha Sasuke su nuevo profesor de literatura, nos acompañará hasta que la sensei se recupere de sus lesiones - informó Anko viendo perspicaz al nuevo prospecto, dudando si era buena idea integrarlo a la plana educativa.

 

- Es un placer conocerlos - profirió con su clásica y altiva sonrisa, la cual encandiló aún más a los presentes.

 

Pronto serás todo mío Naruto cavilaba el menor de los Uchihas mirándolo con descarada lascividad, tratando de no perderlo de vista ante la tumultuosa multitud que se disponía a marcharse.

 

Flores de vistosos matices por doquier, el estruendoso sonido de las bombardas multicolores, mesas y toldos en tonos cálidos, música suave y alegre complementaban el pintoresco y vasto jardín principal de la escuela.

 

Una vez terminada la reunión, el alumnado se dirigió al vergel adornado especialmente para la ocasión, tipo barbacoa al aire libre, y por única oportunidad, el internado de hombres, perteneciente a la misma institución tenía el agrado de compartir el relajante momento.

 

- Hinata chan - gritó Naruto levantando la mano para que la ojiblanca pudiera divisarlo.

 

- Naru chan - contestó tímida, sonrojándose al sentir como era abrazada por su mejor amigo.

 

- Interrumpo - intervino cierto castaño abruptamente, reflejando cierta molestia ante la escena, aún desacostumbrado a las abiertas muestras de afecto por parte del rubio con su prometida.

 

Ambos notaron la presencia del tercero, separándose en el acto, divertidos por las reacciones del mayor.

 

- Buenos días Naruto kun - saludó respetuosamente el Hyuga, Neji vestía el mismo uniforme que el Uzumaki, exceptuando la camisa, color negra. 

 

- No se porque eres tan celoso ttebayo - recriminó el ojiazul - sabes que Hinata es como mi hermana - objetó haciendo un gracioso puchero.

 

Neji emitió un pequeño bufido mientras distraídamente tomaba la mano Hinata como reafirmando su posición. 

 

- Deberías hacer un club con Itachi de novios posesivos dattebayo - se carcajeaba Naruto, logrando que la pareja se sonrojara perceptiblemente.  

 

- Creo que deberíamos ir con los demás - propuso Hinata queriendo zafarse de la vergonzosa situación.

 

Con un unísono asentimiento los tres se dirigieron en busca de sus amigos, sin percatarse que toda la escena era escrutada por Sasuke, quién con los puños cerrados trataba inútilmente de mermar el iracundo sentimiento de posesividad que hervía en su sangre, el azabache detestaba que cualquier persona se acercase al rubio, queriendo que toda su atención se la dedicara a él.

 

- Cálmate Sasuke, sino todo se irá a la mierda - repetía en un murmullo como si un mantra se tratase, conteniendo las ganas de apartar al Uzumaki del resto del mundo.

 

- Que haces aquí primito bastardo - dijo una voz  detrás suyo sacándolo de su letargo.

 

- Lárgate copia - espetó furioso, de todas las personas tenía que encontrarse con el maldito de Sai.

 

- Como siempre de buen humor Sasuke - habló sin perder su falsa expresión - acaso decidiste volver a la escuela - agregó risible recibiendo un repentino golpe en el abdomen.

 

- Si sabes lo que te conviene metete en tus asuntos y mejor cuidas a tu noviecito el mapache si no quieres que nada le pase - susurró amenazante alejándose del lugar, dejando a Sai adolorido, tratando de recuperar el aliento.

 

*****

 

Dos desconcertantes, extenuantes y frustrantes horas buscando al rubio, y ni rastro de él.  

 

- Donde se habrá metido el dobe - masculló el Uchiha harto de no poder encontrar al ojiazul.

 

Sasuke llegó a una desolada y apartada zona de la escuela escondida entre copiosos robles, hallándose en el más grande y robusto sentado bajo su resguardo Naruto, que jugueteaba infantilmente con una pequeña mota blanca.

 

La cálida brisa mecía traviesamente los revoltosos mechones dorados, la contagiante risa resonando por aquellos lares, solo acrecentaba la angelical belleza del Uzumaki, que tenía las mejillas ruborizadas por el calor y una fina capa de sudor que empezaba a perlar su piel canela.     

 

Ni en todos sus más latentes y perversos sueños, Sasuke idealizó la sugestiva imagen que percibía ante sus ojos, ahora mas que nunca deseaba que la desbordante inocencia que Naruto irradiaba le perteneciera, pero sobretodo corromperla y mancillarla hasta que su cuerpo y alma se doblegarán a su voluntad.

 

- Naruto - llamó impertérrito el Uchiha, haciendo que el rubio diera un respingo.

 

- Sasuke teme - murmuró dejando al pequeño animalito vagar entre los arbustos.

 

- Hace tiempo que no nos veíamos - sonrió prepotente acorralándolo entre el tronco y su cuerpo, conteniendo sus irrefrenables ganas de no violarlo literalmente en aquel sitio.

 

- Que haces aquí y como es que eres el nuevo sensei ttebayo - inquirió nervioso tratando de alejar lo más posible al azabache sin mucho éxito.

 

- Acaso no lo sabes - habló lentamente, acariciando las sedosas hebras rubias - todo es por ti Naru - musitó demasiado cerca y en tono lujurioso, causando que un fuerte espasmo de terror recorriera la espalda del Uzumaki.

 

Sasuke poco a poco iba perdiendo el control de sus actos, la tibia calidez que desprendía la suave piel, el embriagante aroma propio del ojiazul, el miedo de sentirse asechado lo volvía loco, tenía a irrisorios centímetros al objeto de sus más bajas pasiones y por supuesto no pensaba desaprovechar la oportunidad.  

 

 

- Todo es por ti Naruto - pronunció con notoria turbación, pero como si toda la tensión sexual acumulada en el efervescente y febril cuerpo de Sasuke se hubiese evaporado, se alejó del rubio a una distancia prudente.

 

- O mejor dicho por nosotros - sonrió prepotente, recobrando completamente su ecuanimidad, siguiendo con su argucioso plan.

 

- Hemos tenido nuestras peleas en el pasado incluyendo a Itachi y creo que es tiempo de comportarnos como adultos - explicó sentándose bajo la reconfortante sombra del robusto árbol, invitando a Naruto a sentarse, el cual accedió con palpable desconfianza. 

 

- Y ahora que ustedes se van a casar - dijo teniendo soportar el desagradable nudo en la garganta causado por lo antes dicho - es hora de limar asperezas por eso decidí ser tu sensei para pasar más tiempo juntos, además de hacerle un favor a la directora que es una amiga íntima - mintió descaradamente esperando anhelante, evaluar las reacciones del Uzumaki.

 

- Me alegro mucho - inquirió con una sincera y hermosa sonrisa creyendo cada una de las falsas palabras del azabache - estoy seguro que Itachi también se alegrará dattebayo.

 

Naruto se acercó más al menor de los Uchiha, extendiendo sus brazos para abrazarlo como muestras de verdadera amistad, demostrándole que todas las rencillas y malentendidos estaban olvidados.

 

- Tan inocente, es lo que más adoro de ti Naruto - cavilaba Sasuke aceptando gustoso la muestra de cariño, conteniéndose de no cometer ninguna locura - me alegro que volvamos a ser buenos amigos usuraton... - pero no pudo terminar gracias al certero e iracundo puñetazo cortesía de Itachi.

 

- Aléjate de él, no vuelvas a tocarlo - bramó furioso el mayor colocando al Uzumaki detrás suyo - que quieres Sasuke - indagó el pelilargo, quedando en total desconcierto al ver que su prometido corría a socorrer a su hermano, ayudándolo a levantarse.

 

- Siempre tan violento aniki - susurró limpiándose el fino hilillo de sangre que escurría por su lesionado labio, apoyándose en el hombro del rubio.

 

Sasuke sonreía para sus adentros, gratamente satisfecho al percibir el indescifrable rictus reflejado en el rostro de Itachi.

 

- Estas bien teme - preguntó el Uzumaki preocupado recibiendo un leve asentimiento - Itachi que te pasa dattebayo - regañó a su novio dejándolo más perplejo aún.

 

- Naruto que es lo que te pasa a ti - reclamó fastidiado y celoso, advirtiendo como Sasuke se aprovechaba de la situación, acercándose demasiado al rubio. 

 

- Sasuke solo quiere hacer las pases y arreglar las cosas dattebayo - explicó tratando de mediar la situación, logrando solo acrecentar la ira de Itachi.

 

- Pues yo no le creo, aquí hay algo podrido - dijo despectivo dirigiéndole una fría mirada de odio puro al azabache, que ni siquiera se inmutó todo lo contrario, sonreía abiertamente burlesco de la pequeña trifulca entre la pareja.

 

- Pues yo si le creo ttebayo y he aceptado su amistad - habló determinado alejándose del lugar sin importarle en lo más mínimo los constantes llamados del mayor.

 

- Esto lo pagarás Sasuke, se que planeas algo y no descansaré hasta descubrirlo - sentenció, mientras recorría el mismo camino hecho por su koi dispuesto a arreglar la situación.

 

- Aniki baka - musitó divertido negando con la cabeza - cuando lo sepas será demasiado tarde - y dando una estruendosa y perversa carcajada se alejó también, pronto debía reunirse con el resto de los docentes para preparar sus actividades académicas

 

*****

 

- Hoy hablaremos acerca de los escritores en la literatura vanguardista japonesa -  explicó totalmente concentrado en el pequeño libro que llevaba entre sus manos.

 

Sasuke caminaba lentamente por el angosto pasillo que separaba centralmente  los alineados y lustrosos pupitres, su porte elegante y altivo propio de los Uchihas combinado con el sobrio traje sastre bruno y los finos lentes que enmarcaban su estoico rostro, incrementando exponencialmente su sex appeal provocaba que de vez en cuando el sepulcral silencio se viese interrumpido por innumerables y sutiles suspiros, evitando que los alumnos se concentrasen plenamente en la clase.

 

- Señorita Hyuga  lea la página veinte, acerca de Kenzaburo Oe - el azabache se colocó en la parte posterior del aula apoyándose en una de las columnas, Hinata empezó a leer tímidamente haciendo grandes esfuerzos por levantar el tono de su voz. 

 

Entretanto la de ojos perlas seguía con su narración, Sasuke aprovechaba para posar su  mirada en la única razón por la cual tomó ese insulso trabajo, Naruto, a pesar de no ser tan molesto tener que soportar a un centenar de estudiantes y alguna que otra colega revolotear a su alrededor insinuantemente, sí era una titánica tarea que requería de todo su autocontrol apaciguar sus inicuos impulsos de violar al Uzumaki en ese mismo momento, tan cerca y aparentar "buena voluntad", lo tenía a borde del colapso mental.

 

Mientras que en el jardín contiguo, dos mujeres observaban atentamente la clase impartida por el Uchiha, sentadas cómodamente desde la glorieta, en donde claramente se podía escuchar hasta el más mínimo detalle, o al menos una de ellas, pues la otra se dedicaba a ver descaradamente los movimientos de aquel cuerpo escultural que ya había tenido el privilegio de probar.

 

- Realmente tenía mis dudas - confesó Anko luego de evaluarlo cuidadosamente en su corta estadía, una semana para ser exactos - pero no cabe duda es muy bueno - agregó reconociendo sus méritos.

 

- Mas de lo que crees - respondió lujuriosa la pelirroja suficiente audible a oídos de su acompañante - digo... sí es un gran profesor - se corrigió al percatarse de la insinuante indirecta.

 

- Ha sabido ganarse la confianza del alumnado en poco tiempo a pesar de ser suplente de Kurenai una de las más queridas tutoras - prosiguió ignorando el comentario en doble sentido de la pelirroja - sin mencionar que su método de enseñanza es muy didáctico,  creo que me equivoqué - reconoció causando una sonrisilla traviesa en Karin, cuan lejos estaba la Mitarashi de la verdad.     

 

*****

 

- Sasuke san quiere almorzar conmigo - ofreció avergonzada una joven de melena rosada, asistenta del área médica.

 

- Gracias Sakura san pero será en otro momento - declinó gentilmente,  con una leve y formal reverencia, escondiendo el hastío que le causaba las repetitivas invitaciones de la enfermera.

 

Antes de que la Haruno pudiese agregar algo dejándola con la palabra en la boca, se alejó presuroso, al lugar pactado para ver a Naruto, aquel mismo lugar  donde se reencontraron, escondido entre los frondosos árboles.

 

Y al igual que todos los días de esa semana como profesor, Sasuke encontró al  Uzumaki revoloteando entre los matorrales con una indeleble sonrisa dibujada en su rostro, sacando a relucir su hiperactiva personalidad persiguiendo al travieso conejo que huía de sus brazos.

 

- Dobe - llamó captando inmediatamente la atención del menor.

 

- Tan lento como siempre teme - bromeó acercándose para jalarlo del brazo guiándolo hasta la sombra del roble.

 

El ambiente trasmitía mucha paz y sosiego, formándose un cómodo silencio entre ambos, Sasuke disfrutaba aquellos gratos momentos en compañía de Naruto, inexistente de toda maldad solo una agradable fraternidad, pero como nada es eterno, su mente empezó a cavilar. 

 

- Y cuando te casas - preguntó - sabes que mi padre no quiere decírmelo - dijo sarcástico.

 

A pesar de sus esfuerzos por convencer a su clan, en especial a Fugaku, era obvio que nadie de las familias le creía el cuento de niño bueno reformado o de hijo pródigo, a excepción del Uzumaki menor, y pasando por alto la reiterante advertencia que no diese ningún indicio acerca de la fecha o ubicación boda, Naruto, siendo como es, decidió no estimar detalles.

 

- Será durante el festival de invierno de Konoha - aseveró dubitativo - el día quince durante la primera nevada, no es romántico ttebayo.

 

- Claro que sí - sonrió triunfante - sabes, estoy muy feliz por ustedes - algo más relajado por el comentario el rubio siguió con la merienda, ante el expectante semblante del azabache.   

 

*****

 

- Ya llegué - anuncio Sasuke cansino, con una emergente urticaria recorrerle el cuerpo, tener que aparentar tanta bondad lo estaba enfermando.

 

- Bienvenido Sasuke sama hum - saludó alegre un joven de larga melena rubia, recogida en una coleta alta, dejando vislumbrar solo uno de sus bellas orbes azuladas.

 

Deidara se abalanzó encima del azabache, ocasionando que ambos cayesen de bruces sobre el mullido sofá, el rubio arriba, sentado cómodamente en el regazo del Uchiha.

 

- Masuta onegai - musitó en una súplica extremadamente sensual, iniciando un cadencioso movimiento de caderas rozando la virilidad del Uchiha, tratando de obtener su capricho. Sasuke conocía a la perfección ese tonito usado por el rubio y como en reiteradas ocasiones debía declinar la tentadora oferta.

 

- Sabes que me muero por follarte, pero estas reservado para ni aniki - susurró  algo desilusionado y con incontenible lujuria apoderándose de los labios del ojiazul.

 

- Pero hay algo que puedes hacer por mí - con inusual e impropia ternura, Sasuke alargó su mano acariciando los mechones dorados, apartando el flequillo clavando sus ojos ónices en las orbes azuladas, preciosas e intensas iguales como las de Naruto.

 

- Lo sé pero - suspiro resignado - porque mejor no los dejas en paz, te quedas conmigo y todos felices hum - explicó con simpleza pasando los brazos por el estilizado y níveo pecho mientras retozaba su cabeza en el amplio pecho del Uchiha.

 

- Sabes que te quiero pero amo a Naruto - siempre era igual, así como el palpitante y punzante dolor en su pecho, la indiferencia de Sasuke lo hería en lo más profundo, sabía que solo era una pieza más en su plan por obtener a aquel rubio que conocía de vista, y que odia en lo más recóndito de su alma.

 

Deidara llevaba cinco martirizantes años en lo mismo. Como un joven de la calle, sin padres u hogar a donde ir, robando para poder sobrevivir fue acogido bajo la protección de Sasuke, que lo encontró volviendo de una de sus tantas juergas.

 

Por su extraordinario parecido con el Uzumaki, el Uchiha se mostró amable en todo momento, sabiendo de antemano que podría servirle, apoyando a Deidara en su educación e innato talento logrando una carrera exitosa en las artes plásticas por la fuerza casi explosiva de sus obras como connotaban muchos reconocidos críticos.

 

- También sabes que te amo y haré lo que sea para complacerte hum -  expresó taciturno, totalmente derrotado, por mucho amor que profesara sabía que jamás ocuparía un lugar en ese distante y egoísta corazón.

 

- Solo tendremos que esperar tres meses más - habló aún con el rubio sobre él - ganaré su confianza así su dolor será más placentero, traicionado por su mejor amigo - Sasuke se levantó con evidente complacencia en su tez, dirigiéndose al baño para tomar una relajante ducha, esa semana había sido sumamente productiva.

 

*****

 

El tiempo pasó rápidamente, las marchitas hojas de los árboles con cálidos matices se transformaron en traslúcidas níveas, dando la bienvenida a la fría pero ansiada estación invernal.

 

La boda más esperada de los últimos años acontecería a fugaces y atareadas dos semanas, así como el abominable plan de Sasuke, justo el mismo día...

 

Notas finales: Bueno ante todo disculpas por la espera, pero ahora estoy trabajando en turno mañana y aún no me adapto bien ya que estuve dos años en el horario de la madrugada, pero seguiré algo lento pero seguro.

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