Capitulo 4: Un sueño
Toshiro Hitsugaya rio divertido y abrió su boca dejando que Gin le diera un pedazo de chocolate en la boca y lamio los dedos del zorro para limpiar el chocolate del postre de ellos.
Gin sonrió también acercándose a Toshiro y besándolo en los labios que sabían a frescura… sabían a vida. Le gustaba escuchar a Toshiro, no porque fuera su cliente y fuera su trabajo, si no porque lo encontraba hermoso cuando lo hacía. Esos días junto al niño le habían servido para descubrir que este era un genio y a Gin le encantaba estar con él, disfrutaba su compañía, su charla y su cuerpo en la cama.
Ese trabajo estaba resultando todo un placer. Y el zorro sonrió aun mas al pensar que se estaba volviendo todo un pervertido, mira que disfrutar de estar con un crio al que le duplicaba la edad.
-¿Se te antoja ir mañana al cine?-Le pregunto Gin a Hitsugaya levantándose y tendiéndole su mano para que Hitsugaya la tomara y llevarlo a la cama.
-No quiero, quiero que nos quedemos aquí-dijo el peliblanco subiendo al regazo de Gin que se había sentado al borde de la cama y besándolo como el zorro le había enseñado. Pues todo lo que ahora sabía Toshiro después de esos días hasta besar se lo había enseñado el zorro que había tenido el placer de desvirgarlo.
Gin pasó su mano por la nuca de Toshiro profundizando el beso y recostándolo en la cama. Llevaban ya cuatro días, y solo restaban tres pero Toshiro no había querido salir ninguno de los días, insistía en estar en la habitación con el zorro en todo momento, claro que la habitación era casi como un departamento lujoso, cocina, sala, cuarto, baño, pero aun así le extrañaba al zorro que un joven de la edad del peliblanco no quisiera salir.
Comenzó a besar el cuello del albino de ojos azules que rodeo con sus pies su cintura y cuchas manos pequeñas en comparación con las suyas se aferraban a su espalda, arqueándose en el momento en que Gin tomo un hielo de un vaso junto a la cama pasándolo sobre sus sensibles pezones.
Gin sonrió, Toshiro era tan inocente y receptivo a sus carisias. Recorrió con el hielo una línea fina sobre su pecho hacia el miembro erguido que ante la caricia imprudente y fría goteo blancas lágrimas.
Toshiro jadeo arañándole la espalda y Gin se estremeció de placer, ese niño lo enloquecía como no lo había echo ningún otro cliente. Gin recorrió con el hielo todo el miembro de Toshiro para luego acariciar sus testículos con este y al final bajar hacia su ano, el hielo no era muy grande y se había derretido en gran medida, aun así Toshiro grito de placer estallando en un orgasmo que lo hizo estremecerse cuando Gin introdujo el hielo dentro de él. Gin aprovecho el momento de éxtasis del pequeño y posicionándose entro en el con maestría y experiencia sin dejarlo bajar de la nube de placer del orgasmo.
***
Era de noche, Gin se levanto al no sentir el calor de su pequeño en la cama acurrucado contra él como esas cinco noches pasadas. Se levanto de la cama y aun desnudo camino fuera de la habitación, Toshiro estaba sentado en la mecedora mirando por la ventana, desnudo solo tapado con una cobija, miraba por la ventana, tenía la cabeza apoyada en una de sus rodillas, pues uno de sus pies estaba subido en la mecedora. Gin sonrió al verlo, la luna daba una luz plateada a su cuerpo que solo lo hacía más hermoso a su vista.
Toshiro lo noto en ese momento y se volteo a mirarlo, sonrió auténticamente al verlo.
-Gin- dijo alegre parándose de su asiento y abriendo las manos hacia Gin caminando hacia él, Gin abrió los brazos para recibir en ellos al pequeño peliblanco y besarlo, pero de pronto Toshiro se tambaleo, Gin se apresuro a sostenerlo en el momento justo que el peliblanco perdía el sentido con un gemido. Gin lo tomo en sus brazos y lo recostó en el sofá. Se apresuro al teléfono interno de la habitación llamando a uno de los médicos de las noches, que siempre había. Se apresuro a ponerse una bata y a cubrir a su niño con otra mientras el médico llegaba. Recién termino de vestir al niño, cuando llamaron a la puerta. Gin abrió y se sorprendió de ver a Ukitake Jushiro, médico de las noches que venía con camilla y paramédicos incluidos, no entendía lo que pasaba, pensaba que solo revisaría a Toshiro no que se lo llevarían. Además Ukitake parecía bastante preocupado al revisar al niño y subirlo a la camilla.
-¿Que sucede?
Pregunto Gin serio.
-Tu trabajo se acabo no los llevamos-le informo Ukitake serio indicándole a los paramédicos salir. Gin vio en ese momento como los ojos azules de su niño se abrían y lo miraban un momento antes de volverse a cerrar.
Gin estaba muy desconcertado. Se vistió cuando Ukitake se hubo ido y fue directo al despacho de Aizen sin importarle la hora, alguien tenía que darle una explicación.
Aizen aun estaba ahí haciendo su trabajo. Ichigo estaba dormido en el sofá del despacho de su hermano esperando que llegara la hora de irse a casa. Aizen levanto la vista de los papeles al escuchar el ruido de la puerta y ver al zorro inusualmente serio y sin su usual sonrisa.
-¿Que sucede con Toshiro? ¿Por qué se lo llevaron?-Pregunto Gin serio. -se supone que el trabajo duraría una semana...-empezó a reclamar, de verdad le gustaba estar con él peliblanco, Aizen suspiro.
-O hasta que la salud de Hitsugaya Toshiro lo permitiera Gin, olvídate de él, Ukitake me ha informado que lo llevaron al hospital ya, nuestro trabajo con él a acabado.
-¿Al hospital, que tiene?-pregunto Gin preocupado.
-Te vuelve a repetir Gin olvídate de el- le dijo Aizen seriamente -Hitsugaya Toshiro tiene un tumor celebrar inoperable está condenado a muerte, Shinji Hiraki; mi padrino, es su médico, me pidió como un favor especial, que hiciéramos esto por el muchacho, al parecer no quería morir sin tener una historia de amor, por eso te elegimos a ti, tus clientes siempre salen felices y enamorados de ti. Pero ya acabo Gin seguramente a ese pequeño se le acabo el tiempo- le dijo Aizen terminando de firmar el ultimo papel y levantándose de su escritorio camino a su sofá para levantar a un más que dormido Ichigo. Pero como este no despertaba Aizen lo tomo en sus brazos resignado a llevarlo a la limosina cargado- el trabajo termino Gin, ahora toma un merecido descanso hasta el próximo cliente, has hecho un buen trabajo- le recomendó Aizen caminando con Ichigo a la salida de su despacho, Kaname le abrió la puerta, el siempre eficiente Kaname Tousen.
Aizen salió con su preciado hermanito en brazos sin saber que atrás suyo dejaba a uno de sus mejores anfitriones sintiendo que su mundo se desplomaba. Gin con los ojos abiertos de par en par de horror, no podía creer lo que Aizen le había contado, su pequeño niño de nieve... condenado a morir. Pero que cruel destino era el suyo, nunca, nunca en su vida había sentido algo real por un cliente, pero ahora se daba cuenta de que por ese pequeño ukesito de cabellos de nieve, si sentía algo, por primera vez sentía algo... sentía amor y este... este estaba condenado a muerte.
Continuara...