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POCION por Orseth

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CAPITULO 16

 

 

 

            Harry estrechó con fuerza a Draco mientras éste se cubría el rostro con las manos; Draco se estremeció, lo odiaba... odiaba admitir que durante mucho tiempo anhelo estar de nuevo en esos brazos, que anhelaba aspirar de nuevo ese fresco aroma a jabón y sintiéndose mal consigo mismo, se dejó caer de rodillas.

            -¿Qué te pasa Draco?  -preguntó Harry preocupado-  dime... ¿Qué puedo hacer por ti?

            -Ya hiciste mucho, Potter... -respondió Draco entre hipidos-  pusiste... mi vida de cabeza... ¿Qué fue?... ¿una clase de apuesta con Weasley?

            -¡No!...  -respondió Harry rápidamente-  ¡no fue eso, en serio!

            -¿Entonces?... ¿vas a decirme que en realidad yo te gusto?...  -dijo Draco intentando secar su rostro.

            -¿Por qué se te hace tan increíble?... ¿es por qué durante años nos odiamos y nos agredimos?...

            -Enviaste a mi padre a Azkabán...

            -Y también lo saqué de ahí... yo abogué por él ante el ministerio, con mi testimonio y el de el profesor Dumbledore logró salir de ahí... además Draco... tu padre era culpable, al final se arrepintió por ti.

            Draco ya no respondió, lo que menos quería era escuchar juicios sobre su padre, suficientemente culpable se sentía ya por haber disfrutado hacer el amor con Harry como para escuchar de sus propios labios, la clase de persona que era Lucius como si él mismo no lo supiera; entonces decidió que ya había dado bastante show, así que intentó ponerse de pie, pero Harry se lo impidió.

            -Espera...

            -¿Qué quieres, Potter?... creo que ya me humillé lo suficiente ¿No crees?

            -Es que yo no quiero tu humillación... yo te quiero a ti.

            Al oír eso, Draco lo miró sorprendido, la mirada de Harry reflejaba todo, menos mentira; tanto así que se sintió desconcertado, entonces recordó algo que lo hizo empujarlo con fuerza, yendo a caer este de espaldas en el lodo.

            -¿¡Entonces porque te besuqueaste con la sangre sucia en la torre de astronomía?!... ¡eres un maldito mentiroso!... - sin mas, se levantó enfurecido.

            -¡Espera!  -dijo Harry levantándose rápidamente para darle alcance-  ¡eso fue a propósito!... ¡para que tú nos vieras!

            -¡Si, claro!... -exclamó Draco sin dejar de caminar-  y debo creer que Granger estuvo de acuerdo en tu genial plan para darme celos ¿no?

            -Pues si... -dijo Harry caminando a su lado-  porque ella no sabe que eres tú,  -Draco se detuvo al oírlo decir eso, y al mirarlo, se dio cuenta de que Harry sonreía cuando dijo:  -y por lo visto... mi plan funcionó.

            Al oírlo, Draco levantó la barbilla e intentó reanudar el paso, pero Harry lo detuvo y lo abrazo por la cintura sorprendiéndolo por completo.

            -¿¡Pero que...!?  -exclamó Draco antes de que su boca fuera atrapada por la de Harry.

            Draco intentó soltarse del abrazo, mientras la lengua de Harry intentaba entrar en su boca, pero la lucha solo duró unos cuantos segundos; él mismo abrió la boca para sentir la lengua de Harry explorar su interior, y sus brazos fueron subiendo hasta los hombros para pasarlos por el cuello.

            Harry lo abrazó con mas fuerza al sentir que  Draco correspondía a su beso, los dos abrían la boca lo mas que podían, parecía que    querían devorarse ahí mismo, entonces Draco se separó violentamente para estornudar.

            -¡a-achu!

            -Vámonos de aquí... -dijo Harry tomándolo de la mano-  te estas resfriando.

            -¿A dónde vamos?  -preguntó Draco al ver que no se dirigían al castillo, sino hacia el sauce boxeador.

            -A un lugar donde no nos molesten y podamos hablar como gente civilizada que somos.

            Draco no contestó, solo miró con curiosidad como Harry tomaba varias piedras e intentaba darle en cierto lugar al árbol.

            -¿Qué haces, Potter?

            -Intento calmar al árbol para que nos deje pasar.

            -¿Intentas noquearlo con una piedra?  -dijo Draco alzando una ceja.

            -Claro que no,  -dijo Harry riendo por el comentario-  pero si le atino a ese nudo que tiene ahí... se calmara y no nos golpeará,  -después de unos cuantos intentos mas, Harry le atino al nudo y el sauce se quedó quieto-  ¡vamos!  -dijo tomándolo de la mano y pasando bajo el árbol hasta el familiar túnel que Harry ya conocía muy bien.

            -Sígueme.  -Harry entrando primero.

            Después de un rato, Draco dijo:

            -¡Esto es asqueroso!... ¡esta lleno de telarañas!... ¡y seguramente hay ratas y toda clase de bichos!

            -Pues ahora no estas muy limpio que digamos, ¿eh?

            -Es tu culpa.  -exclamó Draco haciendo gestos al quitarse una telaraña de la cara-  ¿¡falta mucho?!... esta empezando a darme claustrofobia.

            -No, ya casi llegamos,  -y después de soportar un buen rato las quejas de Draco, finalmente vieron una luz-  llegamos.

            -¡Vaya!... creía que aquí terminaría mis días.  -dijo Draco malhumorado.

            -Ya, no seas tan quejumbroso.  -dijo Harry saliendo del túnel.

            -¿Dónde estamos?  -pregunto Draco intrigado al tiempo que sacudía su ropa.

            -Estamos en el interior de la casa de los gritos.  -dijo Harry encendiendo la vieja chimenea con un pequeño hechizo.

            -¿El interior de la casa de los gritos?  -exclamó Draco sorprendido-  entonces... estamos en...

            -Si,  -interrumpió Harry-  en Hogsmeade.

            -¡Vaya!... ¡a-achú!

            -Ven, quítate esa ropa mojada.  -dijo Harry caminando hacia él.

            -¡Claro que no!  -exclamó Draco indignado-  ¡no me desnudare delante de ti!

            -Vamos Draco... no veré nada que no haya visto antes.

            -¡Eres un...!  -dijo Draco sintiendo su cara arder.

            -Bueno, te lo pondré así... somos hombres y tenemos lo mismo, ¿no?

            -Pues no lo haré.  -dijo Draco decidido.

            -¿Por qué eres tan testarudo y necio?  -dijo Harry quitándose las espinilleras.

            -¿Qué haces?

            -¿Cómo que?  -dijo Harry quitándose las coderas-  yo no quiero enfermarme... así que yo si me quitaré la ropa mojada... pero antes...

            Harry tomó su varita y convocó un hechizo para calentar la habitación, y luego procedió a terminar de desvestirse quedando solo en calzoncillos.

            -Potter...

            -¿Si?

            -Tus calzoncillos son horribles.  -dijo Draco mirando los calzoncillos rojos decorados con snitchs amarillas.

            -eee... bueno... -dijo Harry encogiendo los hombros-  son un regalo de Ron de Navidad... además...-dijo guiñándole un ojo a Draco-  lo bueno es lo que hay dentro.

            -¡Eres un vulgar y corriente!  -dijo Draco.

            -¡Era una broma!  -dijo Harry riendo con ganas.

            -Vaya bromitas.  -respondió Draco comenzando a quitarse las espinilleras.

            Se quitó las coderas, tunica y demás hasta quedar solo con el pantalón y una camiseta.

            -Adelante... -dijo Harry dándole la espalda-  no miraré.

            -No lo hagas o te aplicaré un crucio.  -dijo Draco quitándose la camiseta y el pantalón, quedando solo con boxers color negro.

            -Pareces señorita, Draco... -dijo Harry riendo-  aunque bueno... de eso ya no tienes nada.

            -¡Cállate!  -exclamó Draco avergonzado arrojándole a Harry sus pantalones mojados en la espalda haciendo que éste brincara por lo frío.

            -¡No te enojes!  -dijo Harry poniéndose de pie y sin dejar de reír.

            -¡Dijiste que no mirarías!  -exclamó Draco al verlo acercársele.

            -No, dije que no miraría... no que no tocaría... -dijo Harry sentándose junto a él en la vieja alfombra cerca de la chimenea-  pero no te preocupes... solo estoy bromeando... no volveré a hacerte nada si no estas en completo acuerdo.

            -Jmmm!... -gruñó Draco antes de mirar hacia otro lado.

            Después de un rato sin decir nada, Draco abrazó sus rodillas mientras un escalofrío recorría su cuerpo, entonces Harry dijo:

            -Es por tu cabello.

            -¿Eh?  -exclamó Draco sin entender.

            -Todavía tienes frío por tu cabello... esta mojado y lo tienes sobre la espalda.

            -Ah...

            -¿Puedo?... -dijo Harry.

            -eee... si.  -respondió Draco dudoso.

            Sin decir nada más, Harry se colocó atrás de él y tiró del listón negro que sujetaba la larga cabellera, luego comenzó a desenredarla con los dedos procurando que no tocara la espalda de Draco.

            -se te enredó mucho... -dijo Harry mientras metía sus dedos una  y otra vez en las doradas hebras.

            -Fue por todo el revuelo de allá arriba... tú nunca te peinas, ¿verdad, Potter?

            -¿Para que si de todos modos queda igual?  -respondió Harry con naturalidad-  desde que tengo uso de razón, el peine no ha podido conmigo.

            -Me eh dado cuenta.

            -Tú en cambio lo tienes muy bien cuidado... ¿Qué no tienes nada que hacer?

            -¿Qué quieres decir con eso?  -preguntó Draco volviéndose-  ¿Qué como seguramente no tengo nada que hacer, puedo perder mi tiempo cuidando mi cabello?

            -No te enojes... no quise decir eso.

            -¡Pues eso entendí!  -dijo Draco quitándole su cabello de las manos y volviéndose a la chimenea.

            -Eres muy complicado, ¿sabes?  -dijo Harry acostándose a un lado de él y recargando su cabeza en su mano-  de todo te enojas... ¿siempre eres así?

            -¿Y tu siempre dices idioteces?

            -Bueno, sino es como pienso, ¿Cómo eres entonces?  -dijo Harry sin molestarse-  es más... antes de que vuelvas a molestarte, ¿te parece bien una sesión de preguntas y respuestas?

            -¿Preguntas y respuestas?  -dijo Draco dudoso-  pues... no se... ¿Qué podríamos preguntar?

            -¡Ay Draco, hay muchas cosas por peguntar!... no digas que no tienes curiosidad.

            A decir verdad, Draco tenía mucha curiosidad, así que dijo:

            -De acuerdo... pero yo empiezo.

            -Bien, -dijo Harry sentándose  frente a él-  pregunta lo que quieras.

            -¿Dirás la verdad?

            -Lo prometo, ¿y tú, la dirás?

            -Si, también lo prometo.  -dijo Draco.

            -Pues dispara.

            -Veamos... ¿en verdad doy la impresión de que soy un flojo?

            -No das impresión de flojo... das la impresión de... -dijo Harry callándose de repente.

            -¿De que?  -pregunto Draco alzando una ceja.

            -Pues...

            -Dijiste que dirías  la verdad.

            -De acuerdo... pero no te exaltes ¿eh?  -dijo Harry.

            -No lo haré.  -respondió Draco.

            -Bien... das la impresión de ser un cabeza hueca.

            -¡¿Qué?!

            -¡Dijiste que no te exaltarías!  -exclamó Harry alzando las manos.

           

           

            -¡Pero...!  -dijo Draco intentando contenerse-  ¿¡porque un cabeza hueca, si saco buenas notas?!

            -Yo nunca te veo estudiar.

            -¡Porque estudio en mi sala común!

            -Nunca te veo en la biblioteca.

            -¡Porque la Señora Pince me presta los libros que quiero!

            -Ah bueno... -dijo Harry intentando contener la risa- pues a mí nunca me los quiere prestar.

            -¡Porque tienes manos de estomago!

            -Pero en la clase de Snape te va muy bien.

            -¡Porque me gusta esa clase!... ¡no soy un tarado! ¡¿Sabes?!... ¡yo si estudio!

            -De acuerdo, de acuerdo... lo siento... bueno, ahora me toca a mí. 

            -Jmmm!... claro, veamos si el rubio estúpido puede contestar.

            -Dijiste que no te enojarías.

            -De acuerdo... -dijo Draco- ya no me enojaré.

            -Ajá.

            -¿Qué significa ese "ajá"?

            -Significa que me  toca preguntar.  -Dijo Harry armándose de paciencia-  veamos... ¿tienes novia?

            -¿Novia?... -preguntó Draco alzando una ceja-  claro que no... todas son unas bobas... me aburren después de un rato.

            -Eso es algo cruel, ¿no te parece?.. digo, pobres chicas.

            -¿Pobres?... se nota que no sabes de chicas, Potter, parece que no te basta tu propia experiencia.

            -¿Por qué lo dices?

            -¿Y todavía lo preguntas?... ¿recuerdas el día del baile?

            Vaya que si recordaba ese día, con la nube de chicas dedicándole sonrisitas idiotas y miradas de borrego degollado para que las invitara al baile y lucirlo como un trofeo.

            -Si... -dijo con un suspiro-  lo recuerdo.

            -Pues todas las chicas que están tras de mi, no me buscan a mi... buscan el apellido "Malfoy" y la fortuna de la familia... cualquiera de ellas mataría por vivir en la mansión que algún día heredaré... y no has visto las reuniones y fiestas a las que nos invitan, ahí pasean a sus hijas como si expusieran a un caballo.

            -¿¡En serio?!

            -¡Claro!... a pesar de que nuestra reputación esta hecha añícos, cualquiera de esas señoras daría su cabeza por tener de suegra a mi mamá... es muy desagradable... me aburro a morir cuando vamos a esas fiestas.

            -Pues no vayas.

            -¡Si, como no!  -exclamó Draco irónico-  no es así de fácil.

            -¿Por qué no?  -preguntó Harry-  solo no vayas.

            -Tengo que ir... mi papá me obliga.

            -¿Tu papá?... ¿y porque, sino te gusta?

            -Eres medio lento, ¿verdad, Potter?

            -No lo soy... es que sino quieres ir, ¿para que te llevan?

            -Para que de una vez vaya escogiendo a la futura señora Malfoy.


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