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POCION por Orseth

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CAPITULO 23

 

            Harry se colocó encima de Draco al tiempo que se acomodaba entre sus piernas abiertas e iba colando sus manos debajo de la túnica.

            -Espera... -murmuró Draco sobre los labios de Harry-  no querrás que lo hagamos aquí ¿verdad?

            -¿Por qué no?  -respondió Harry mordiéndole la barbilla-  nadie nos ve.

            -¡Estás loco!  -dijo Draco separándose lo suficiente para verlo a los ojos-  ¡no lo hare en el campo como si fuera un campesino sin casa!

            -Tranquilo Draco... -exclamó Harry riendo-  solo bromeaba.

            -Pues quien sabe... contigo ya no sé si hablas en serio o no.

            -Pero podríamos ir a algún otro lugar... -dijo Harry al tiempo que le besaba el cuello.

            -mmm... no... no puedo... -gimió Draco al sentir un suave mordisco en su clavícula-  tengo que estudiar el hechizo que dejo la profesora MacGonagall...

            -¿Te refieres al último que dejó, al "Piertotum Locomator?

            -Ajá... respondió Draco acomodando sus caderas debajo de Harry-  aun no me sale... eso de hacer que las estatuas cobren vida y se pongan al servicio del invocador es muy complicado.

            -Pero si es muy fácil...  -dijo Harry tomando una mano de Draco y colocándola en su pene sobre la ropa puesta-  ¿ves lo que provocas?... ya esta duro...

            -"Es muy fácil"... -repitió Draco mirándolo a la cara y haciendo caso omiso de donde estaba su mano-  ¿o sea que estas diciéndome "tonto"?

            -Yo nunca dije que fueras tonto... -replicó Harry sabiendo por donde iba la cosa con su orgulloso Slytherin-  simplemente dije que ese hechizo no era tan complicado.

            -Eso no fue lo que dijiste...

            -Draco, ¿quieres pelear?... porque si es eso, yo tengo en mente otra clase de lucha.

            Ante ese comentario, Draco no pudo evitar sonreír.

            -Harry... -dijo finalmente-  eres insaciable.

            -Tú tienes la culpa... -murmuró Harry viéndolo lascivamente al tiempo que comenzaba a mover sus caderas encima de Draco simulando penetraciones.

            Draco clavó los pies en la tierra mientras erguía la espalda y su respiración se hacía cada vez más rápida.

            -¡Harry, me voy a...! 

            -¡Ah!... -gimió Harry mientras sentía como se corría con la ropa puesta y caía sobre Draco, quien después de haber hecho lo mismo, respiraba entrecortadamente.

            -Demonios... -dijo Draco con los ojos cerrados-  que bueno estuvo eso...

            -Si... -respondió Harry recargado en su pecho-  ¿pero sabes qué?... me gustaría más metértela de verdad...

            -No lo dudo... -dijo Draco abrazando a Harry-  nada mas piensas en sexo.

            -Ash... y  tú no, ¿verdad?

            -No, yo soy un chico decente y bien portado.

            -Si, claro... oye Draco, ¿quieres que te ayude con el hechizo de MacGonagall?

            -Claro que no, yo puedo solo.  -respondió Draco resueltamente.

            -Pero acabas de decir...

            -Solo dije que se me dificulta, no que no pudiera.

            -De acuerdo, de acuerdo, yo solo decía.

            Después de un rato, intercambiaron posiciones quedando Draco encima de Harry.

            -Que bonita nariz... -dijo Harry dándole un pequeño beso en la punta de la nariz a Draco, quien sonriendo petulante dijo:

            -Pues claro... soy un Malfoy.

            -Me encanta tu modestia.  -dijo Harry, quien después de unos momentos comenzó a reír intentando que esa risa no se convirtiera en carcajada.

            -¿De qué te ríes?  -preguntó Draco intrigado.

            -De nada.  -respondió Harry sacudiendo su cuerpo en una franca carcajada.

            -Te aplicaré un "Rictusempra" para que te rías con provecho.  -dijo Draco con el ceño fruncido.

            -¡Per-perdón!... -respondió Harry- pero si te digo, promete que no enojarás.

            -No lo prometo, porque seguramente me enojaré.

            -Bueno, pues me arriesgaré,  -exclamó Harry mirándolo directamente-  ¿recuerdas que en segundo, en una clase de Snape, el caldero de Goyle estalló salpicando a todos de poción infladora haciendo que tu nariz creciera como un melón?

            Draco arrugó más el entrecejo y dijo:

            -No le veo la gracia.

            -¡Pues yo sí!... -exclamó Harry riendo de nuevo ante el enfado de Draco-  ¡te veías realmente gracioso!

            -¡Cállate!  -dijo Draco dándole un golpe en la cabeza con su mano.

            -¡Auch!... eso dolió.

            -Pues una caricia no era, ¿eh?... maldito día, ¿Cómo olvidarlo?, tuve dolor de cabeza durante dos días, y lo peor de todo fue que Snape nunca averiguó quien fue el responsable.

            Ante ese comentario, Harry prefirió quedarse callado, no iba a decirle que el responsable había sido él y sus amigos para robarle ingredientes a Snape cuando iban a realizar la poción multijugos porque pensaban que él era el heredero de Slytherin, mejor volvió  a besar la pequeña nariz diciendo:

            -Pero bueno, eso pasó hace mucho, ahora tu nariz es perfecta... igual que su dueño.  -dijo Harry bajando sus labios hasta llegar a los de Draco.

            -mmm... -susurró Draco abriendo la boca-  eso está mejor.

            Harry y Draco pasaron un par de horas recostados en la tierra húmeda conversando sobre muchas cosas, hasta que llegó la hora de la comida y un gruñido en el estómago de Draco los hizo volver al presente.

            -Creo que tu aristocrático estómago ya tiene hambre.  -dijo Harry riendo recostado junto a él.

            -Si, ya es hora.  -respondió Draco sonriendo.

            Así que se levantaron y después de asearse con un pequeño hechizo, Harry recogió  su capa del suelo y pasando un brazo por los hombros de Draco, dijo:

            -Vámonos.

            -Espera Harry... -dijo Draco quitándose el brazo de Harry-  no podemos salir así, alguien puede vernos.

            -Es cierto, bueno, pues ve tú primero, luego yo llegaré.

            -De acuerdo.  -Dijo Draco alzándose de puntitas y dándole un beso en los labios a Harry-  nos vemos luego.

            -Bye. -respondió Harry sonriendo.

            Rato después, cada chico llegó por su lado al comedor, donde comieron como si nada, después cada uno se fue a sus salas a hacer sus respectivas cosas; ya siendo casi hora de cenar, la puerta de la sala común de Griffindor se abrió dejando pasar a un Hermione y a un Ron mirándose mutuamente con cara de bobos, quienes al ver a Harry acurrucado en un sillón junto al fuego leyendo un libro, se espabilaron al instante.

            -Hola chicos.  -Dijo Harry al verlos-  ¿Cómo les fue?

            -Bien... -respondió Ron un tanto ruborizado-  ¿y  a ti?

            -También me fue bien.  -contestó Harry volviendo a su lectura.

            -¿Qué lees?  -preguntó Hermione sentándose frente a Harry en otro sofá.

            -Algo sobre Quidditch.

            -Ah... -exclamó Hermione pensativa, luego dijo tranquilamente: -¿y tu rubia como esta?

            -¿Rubia?... -exclamó Harry extrañado-  ¿Qué rubia?

            -Tu chica misteriosa Harry,  -exclamó Hermione-  es rubia ¿cierto?

            Harry no respondió al instante, simplemente sonrió y dijo:

            -No funcionará Hermione.

            -Bien... -dijo Hermione extendiendo una mano hacia él-  entonces el cabello te está cambiando de color.

            Harry miró el largo cabello rubio que Hermione le había quitado de la ropa, y entonces dijo tranquilamente:

            -Eso no significa nada.

            -¿Ah no?  -dijo Hermione sonriendo.

            -No... no al menos como el tremendo chupetón que tienes en el cuello.

            -¿¡Qué?!  -chilló Hermione poniéndose de pie de un salto mirando horrorizado a Harry al tiempo que se ponía ambas manos al cuello.

            -Los vampiros están sueltos ¿no?  -dijo Harry sonriendo con tranquilidad mientras volvía a centrarse en su lectura-  ten cuidado, no vayan a colarse por tu ventana abierta y te chupen otra cosa.

            Hermione no respondió, lo que hizo fue echarse a correr escaleras arriba mientras Ron permanecía de pie en medio de la sala, tan rojo como un tomate y sin saber que decir.

            -Cálmate Ron,  -dijo Harry al cabo de unos minutos al ver que su amigo no reaccionaba-  la próxima vez solo usen un hechizo "Glamour" para ocultar huellas.

            Sin que el color rojo desapareciera de su rostro, Ron se acercó  a Harry y se sentó junto a él, al cabo de unos minutos, dijo:

            -Harry...

            -¿Si?  -respondió Harry sin dejar de mirar sus libro.

            -¿Tu chica Slytherin es rubia?

            -No te diré nada, Ron.

            -¡Oh vamos, Harry!... -exclamó Ron en tono suplicante-  ¡soy tu mejor amigo! ¿recuerdas?

            -¿Y eso qué?

            -Pues que tenemos que contarnos todo.

            -¿Me contaras "todo" lo que haces con Hermione?

            -eee... bueno... pues si tu quieres.  -respondió Ron titubeante.

            -Pues no quiero, gracias,  -dijo Harry poniendo su libro sobre sus piernas y mirando a Ron-  No entiendo a qué viene tanta curiosidad, ¿Por qué no me atosigaste con preguntas cuando andaba con Ginny?

            -¡Agh!  -exclamó Ron haciendo muecas-  porque eso no era de mi incumbencia.

            -Pues esto tampoco, así que deja de molestar que no te contaré nada.  -Concluyó Harry volviendo a su lectura dando así por terminado el asunto.

            Haciendo una mueca de desilusión, Ron se cruzó de brazos y se recargó en el sofá permaneciendo en silencio por un buen rato; finalmente Harry hizo a un lado su libro y dijo:

            -¿Vamos a cenar?

            -Si, claro...  -respondió Ron mirando hacia las escaleras.

            -No bajará mientras este yo aquí, la conoces bien, sabes que muere de pena.

            -Si, tienes razón, vamos entonces.

            -¿Tu no la esperaras?

            -Créeme cuando te digo que no me conviene esperarla, vamos.

            -Vamos pues.  -dijo Harry poniéndose de pie.

            Y así, sin más, ambos chicos salieron de la sala común de Griffindor para dirigirse al gran comedor.


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