Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

POCION por Orseth

[Reviews - 1402]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

HOLA, HOLA!!!... JE JE JE... AQUI ESTOY, ORSETH REPORTANDOSE.... TARDE PERO AQUI ESTOY Y TENGO UNA MUY BUENA EXPLICACION... CREO  XD

EN PRIMER LUGAR...¡¡¡¡PERDI MI CUADERNO DE NOTAS!!!... ESE CUADERNO EN EL Q ANOTO CUALQUIER COSA, IDEAS, PALABRAS... ¡¡LO Q SEA!!!... AHI TENIA EN GRANDES RASGOS VARIOS CAPIS... ASI Q ENTIENDAN Q MI MUSA CAYÓ COLAPSADA DE LA IMPRESION; ASI Q ME DEDIQUE A LEER FICS Q YA QUERIA LEER Y Q NO HABIA TENIDO TIEMPO DE HACERLO,PERO ORSETH OBLIGO A MI MUSA A REACCIONAR AMENAZANDOME QUE SI NO HACIA NADA, YA NO ME BETEARÍA T_T,A  ASI QUE SI VEN RARO ESTE CAPITULO... ¡¡PASENLO X ALTO!!... ESTOY RECUPERANDO MIS IDEAS PERDIDAS Y LA INPIRACION DESAPARECIDA... NO SE PREOCUPEN, LE ECHARE MAS GANAS, ¡¡¡BESITOS!!!

 

CAPITULO 30

 

            Blaise se quedo de una pieza; su acción lo tomó por sorpresa a él mismo y se quedo mudo, sin saber que decir ante la recriminación de Draco, quien continuaba mirándolo con furia asesina.

            -¿¡Estás loco o qué?!  -volvió  a increpar el chico rubio.

            -Yo... yo... -tartamudeo Blaise intentando explicarse.

            -Aléjate de mí.  -dijo Draco dándose la vuelta para salir de la tina.

            Y a pesar de la situación, Blaise no pudo dejar de admirar el cuerpo totalmente desnudo de Draco que escurría agua haciendo su piel brillar tentadoramente; sin embargo, después de tragar en seco, se levantó y se dirigió rápidamente a Draco, quien tomaba una enorme toalla blanca y se enrollaba en ella.

            -¡Lo siento, Draco!... yo... ¡lo hice sin pensar, fue una broma!

            -¿Una broma?... -exclamó Draco ceñudo-  ¿y entonces porque no me estoy riendo?

            -Escucha, yo... eee... -dijo Blaise manoteando al aire-  veras, bueno... fue para ver si así me decías quien es tu chica secreta.

            -¿Qué hiciste eso para qué?,  -repitió Draco escéptico-  ¿Qué crees que soy idiota?

            -No, claro que no... -Respondió Blaise sintiéndose desesperado-  es solo que... bueno, quise que imaginaras que era ella haber si decías su nombre.

            Draco lo miró durante unos segundos y luego dijo:

            -Esa es la explicación más estúpida que he escuchado jamás.

            -Vamos Draco... -dijo Blaise riendo nerviosamente-  ¿Por qué habría yo de querer... eee... lamerte el cuello?

            -Pues no sé, dímelo tú.  -contesto Draco poniéndose el uniforme limpio que un elfo le había traído.

            -No soy marica, Draco.

            Al escuchar a Blaise, Draco paró de vestirse y una especie de hueco le lleno el estomago y dijo mirándolo:

            -Ah... bueno... porque yo tampoco.

            -Entonces olvidémoslo, ¿quieres?

            -Si, claro... -respondió Draco.

            -Bueno, pues te dejo, tengo muchos deberes que hacer.

            -Ajá.  -respondió Draco sin prestarle ya mucha atención al chico de color, quien salió rápidamente del baño.

            Ya afuera, si Blaise hubiese podido arrojarse de la torre más alta de Hogwarts, lo hubiese hecho sin importarle nada; se sentía el idiota más grande del mundo y no paraba de recriminárselo.

            -¡Soy un imbécil, soy un imbécil, soy un imbécil, soy un imbécil, soy un imbécil!.... ¿¡como demonios pude... cometer semejante estupidez?!... ¡ah, merezco que me corten la cabeza por idiota!

            Y mientras Blaise se alejaba de los baños queriendo asesinarse a sí mismo, otro chico se quedaba dentro de ellos secando su cabello distraídamente mientras en su mente resonaba una palabra.

            -"Marica"... -pensó Draco exhalando un profundo suspiro mientras dejaba de secar su empapado cabello-  ¿eso soy?... -pensó confundido; confundido porque no le agradaban los chicos... le agradaba Harry Potter-  ¿acaso no da lo mismo?... -se dijo a mismo sonriendo sin ganas.

            Pero no, no era lo mismo, porque el tan solo recordar el toque de Blaise, le hizo sentir un escalofrió que recorrió su espalda; no era que no le gustara la gente de color; era que Blaise... no era Harry.

            -Demonios... -murmuró desalentado mientras se ponía de pie-  lo vea por donde lo vea... soy un maldito marica... al menos eso diría mi papá.  -y con deseos de no pensar en nada más, salió de ahí para dirigirse a su casa.

            El resto de la tarde, cada casa la paso en clases separadas y ya no pudieron volver a verse más que en la cena, donde cada chico se coloco frente a frente en sus respectivas mesas;   la convivencia transcurría normal, Harry había dejado sus meditaciones a la mitad, no quería hurgar en algo que no tenía la mínima importancia, había decidido pasar bien el tiempo que estuviera con Draco sin profundizar en cosas que por ahora, prefería no pensar. Y el chico aludido llego en ese momento al comedor, solo, ni siquiera Pansy lo acompañaba esta vez, Harry lo vio llegar y lo notó un poco serio; Draco se sentó quedando de frente a Harry; ya ahí lo observo con discreción.

            Los ojos verdes relucían a través de sus gafas, no era un brillo cualquiera, era el destello propio de alguien como Harry, entonces la mirada de Draco paso a los demás Griffindor, luego paso a la mesa de Hufflepuff, a la de Ravenclaw y finalmente a la suya propia; examinó a todos y a cada uno de los alumnos; y concluyo una cosa:

            -No quiero a ningún otro chico... yo quiero a Ha... -pensó interrumpiendo sus propios pensamientos al tiempo que se quedaba a medio bocado con una expresión de asombro-  quiero decir... a mí el único que gusta es Potter.

            No muy lejos de ahí, Harry lo observaba también, y  a pesar de que ese Slytherin en particular se caracterizaba por mostrar siempre una expresión burlona e impenetrable, Harry podía ver en su rostro un cumulo de expresiones que terminaron por intrigarlo de verdad. Y sin deseos de pensar en más cosas confusas, Draco se retiró de la mesa dándole una discreta sonrisa a Harry, quien correspondió de la misma manera.

            Pero al estar a punto de irse, Blaise llegó al comedor y viendo a Draco de pie, se dirigió a él diciendo:

            -Draco, ¿podemos hablar?

            -¿Cómo de qué?  -preguntó Draco sintiéndose extraño frente al que hasta ese momento había considerado su mejor amigo.

            -Bueno... pues, no sé, en todo lo que quedó de la tarde has estado evitándome, me gustaría saber porque.

            -Yo no he estado evitándote.  -respondió Draco mintiendo a todas luces.

            -Yo creo que si... ¿no te gustaría que lo platicáramos?

            -Preferiría que no.  -dijo Draco continuando su camino y dejando a Blaise con la palabra en la boca.

            Blaise no hizo nada por detenerlo, solo se quedo de pie ahí, en el mismo lugar sin siquiera voltear a ver cuando Draco se iba; Harry miró todo desde su lugar y la expresión desolada de Blaise no le pasó desapercibida; y sabiendo que el chico era el mejor amigo de Draco, la situación no pudo menos que intrigarlo; sin embargo, sabiendo que esa noche no lo vería, se propuso preguntárselo después.

            A la mañana siguiente, estando todos en el desayuno, una bandada de lechuzas entraron volando en todas direcciones; sin poderlo evitar, Draco busco ansioso la de su casa, la que siempre le llevaba su correo; Harry lo observaba a lo lejos y pudo darse cuenta de la actitud de Draco y supuso que esperaba la respuesta de su padre; pronto, una enorme lechuza color marrón, se dejó ver ente las demás haciendo que Draco suspirara de alivio.

            -¡Al fin!  -exclamó Draco cuando la lechuza aterrizó a un lado de su plato; él quitó el sobre que tenía en la pata y ésta emprendió el vuelo de regreso no sin antes devorar un trozo de pan que Draco le dio.

            Harry observaba expectante desde lejos, no porque dudara que Lucius le diera permiso a su hijo consentido, sino porque Draco se veía ansioso.

            Draco rompió el sello lacrado y sacó el contenido del sobre cuidando no ser visto por sus compañeros de al lado; pero todos estaban muy entretenidos, tanto así que no se dieron cuenta de la cara de desolación que puso al ver el contenido; nadie... excepto Harry.

            Draco alzó repentinamente la mirada encontrándose con la de Harry quien lo miró preocupado; entonces, Draco le sonrió de una forma que a Harry, más que sonrisa, le pareció una mueca; entonces el rubio Slytherin se levantó sin siquiera terminar su desayuno y con paso apresurado salió del comedor.

            Harry quiso levantarse pero en ese momento, Cho le cerró el paso.

            -Hola Harry.

            -Hola Cho, con permiso... -dijo Harry evadiéndola.

            -La profesora McGonagall quiere hablar contigo.  -dijo Cho sintiéndose molesta por la acción de Harry.

            -¿Ahora?  -respondió él fastidiado.

            -Si.

            -Rayos.  -exclamó Harry por lo bajo mientras cambiaba de dirección y se dirigía a la oficina de la directora... acompañado por Cho.

            -¿Y bien, Harry, como has estado?  -dijo Cho caminando junto a él.

            -Bien.  -Respondió Harry preguntándose porque demonios la Ravenclaw iba con él-  ¿no sabes para que quiere hablar conmigo?

            -Es algo sobre el partido entre nuestras casas.

            -Ah.

            Mientras tanto, Draco había dirigido sus pasos hacia algún pasillo vacio, en donde finalmente se detuvo en uno que tenia vista al jardín; ya ahí, recargo sus manos en la pequeña y fría barda de piedra de un metro de altura.

            Estrujo con fuerza la carta que tenía en la mano derecha mientras hiperventilaba tratando de contener sus emociones.

            -Rayos... -pensó sintiendo un nudo en la garganta-  si yo ya sabía que esto pasaría... ¿Por qué me siento así?...

            Y en la oficina de la profesora McGonagall, Harry exclamaba:

            -¿Eso era todo?

            -¿Cómo que si eso era todo?  -repitió la profesora alzando una ceja-  ¿el elegir a un nuevo guardián para el equipo se te hace algo sin importancia, Potter?

            -No, no es eso... -corrigió Harry- es solo que pensé que podría tratarse de otra cosa.

            -Pues entonces manos a la obra, que el señor Smith se irá mañana mismo con sus padres a Nueva Zelanda y el partido contra Ravenclaw será en unos cuantos días.

            -Si profesora.

            -¿Por qué el señor Weasley no regresa?...-dijo la profesora-   las situaciones que se suscitaron en la guerra ya no le impiden regresar al equipo, según recuerdo se salió por estar con su familia ¿no?

            -Si, pensé en él en este momento,  -dijo Harry sonriendo-  se lo comentaré haber que me dice.

            -Bien, nos vemos después, no quiero que llegue tarde a su clase.

            -Con permiso.

            Al salir de la oficina, Harry se encontró con que Cho lo había estado esperando fuera.

            -¿Y bien?  -exclamó ella muy sonriente- ¿algún problema con el partido?

            -No,  -respondió Harry comenzando a sentirse hostigado-  ¿no tienes clase ahora?

            -Si, con Griffindor por cierto.  -respondió Cho dispuesta a jugar el todo por el todo.

            -¿Y tus libros?

            -Los llevara Marietta... ¿el partido se cancelará?

            -¿Cancelarse?... ¿Por qué habría de cancelarse?

            -Bueno, yo pensé... es que como la profesora te mando llamar así, tan de repente.

            -Ah, eso... no, es solo que nuestro guardián se trasladara de colegio y necesitamos otro antes del partido.

            -Vaya, que alivio... oye, si quieres, cuando elijas uno, podría ayudarte a entrenarlo... es decir, jugando con ustedes.

            -Emm...sí, claro.  -respondió Harry maldiciéndose a sí mismo por su innata amabilidad-  bueno Cho, yo no tengo mis libros aquí, así que me voy.

            -Nos vemos, Harry.

            Durante toda la clase del profesor Bins, Harry no se durmió como la mayoría de sus compañeros solían hacerlo ya que no dejaba de pensar en la expresión de Draco al abrir su correspondencia.

            -Seguro que no le dieron permiso,  -pensó consternado-  yo pensaba que nunca le decían que no... tengo que hablar con él.

            La tarde transcurrió demasiado lenta para el gusto de Harry, quien para desgracia suya, ese día no tenía ninguna clase con Slytherin.

            -Slytherin... Slytherin... -pensó rodando los ojos y exhalando un profundo suspiro mientras se encaminaba a su casa junto con Ron y Hermione a dejar sus útiles-  ¿Quién rayos iba a imaginar que yo, Harry Potter, desearía con tanta ansia, una clase con esa casa?

            En cuanto llegó a su habitación, revisó el mapa del merodeador para ver en donde se encontraba Draco; lo encontró en la biblioteca junto a Pansy, Goyle y Crabbe; definitivamente imposible verse. A la hora de la cena, espero en vano y lleno de impaciencia verlo aparecer en el comedor, solo llegaron los tres amigos que habían estado con él estudiando, porque ni siquiera Blaise llegó; así que cenó rápidamente y corrió a su habitación para ver de nuevo el mapa del merodeador, busco el nombre de Draco Malfoy y lo encontró en un minuto; decidido salió de su casa y se dirigió hacia ese lugar.

            Después de caminar un buen rato, encontró a Draco sentado en las escaleras que conducían a las mazmorras; lo vio muy serio, abrazándose las rodillas y con expresión concentrada.

            -Draco...  -lo llamó mirando a ambos lados cuidando no que no hubiese nadie alrededor.

            -¿Harry?  -respondió Draco sorprendido-  ¿Qué haces aquí?

            -Vine a verte, ¿Qué no puedo?  -respondió Harry sentándose junto a él-  ¿Qué pasa, porque estas así?

            -¿Así cómo?

            -Pues así... triste, tu papá no te dio permiso, ¿verdad?  -respondió Harry con expresión consternada.

            -Yo no estoy triste.  -dijo Draco sonriendo.

            -Si lo estas, puedo percibirlo.  -insistió Harry.

            -¡Vaya!... -dijo Draco alzando una ceja-  ¿tanto así me conoces, según tú?

            -Bueno... en realidad no te conozco casi nada,  -respondió Harry dudoso-  pero sé que algo tienes... ¿es por el permiso?

            Draco se miró las manos y volvió a sonreírle a Harry mientras decía:

            -Mi papá firmó el permiso... puedo usar la red flu.

            -¡¿En serio?!... -exclamó Harry-  ¡qué bien!... espera... -agregó dudoso-  no me estas mintiendo, ¿verdad?

            -Claro que no, tarado... -dijo Draco sacando de su bolsillo una bola de papel-  mira.

            -¿Qué es eso?  -respondió Harry alzando una ceja.

            -¿Cómo que qué es?... pues la forma firmada.

            -¿Y cómo es que está así de arrugada?

            -Bueno, es que yo la arrugué por accidente.  -dijo Draco planchándola con las manos sobre sus rodillas.

            -¿seguro?

            -Claro... mira, esa es la firma de mi papá... de hecho, estaba esperando a mi padrino para entregársela.

            -¿No es falsa?  -preguntó Harry tomando el pergamino y mirando de cerca la firma.

            -No seas tonto, claro que no... Mi padrino la verificará con un hechizo.

            -¿Y entonces porque estas triste?  -dijo Harry mirándolo.

            -No estos triste... estoy nervioso por lo de mañana; nunca eh ido al mundo muggle... ¿y si no me gusta?

            -Pues si no te gusta, no pasa nada.  -Respondió Harry tranquilizador-  pero no te preocupes por eso, te aseguro que no es un mundo tan diferente al nuestro, solo que no hay magia.

            -¿Nada más?  -Exclamó Draco alzando una ceja.

            -Bueno, y una que otra cosa... -respondió Harry interrumpiéndose al escuchar pasos en su dirección.

            -¡Desaparece Potter, seguro es mi padrino!  -dijo Draco poniéndose de pie al igual que Harry, quien en seguida corrió a esconderse detrás de una esquina para ver aparecer efectivamente, una alta figura vestida de negro con su túnica ondeando a sus pasos.

            -Draco... -exclamó el profesor Snape al ver a Draco de pie en las escaleras-  ¿Qué pasa?

            -Estaba esperándote padrino, quiero hablar contigo.

            -Vamos a mi oficina.

            Draco siguió a Snape no sin antes mirar a Harry y sonreírle tranquilizadoramente; después de eso, Harry salió de su escondite y se dirigió  a su casa sintiéndose ya más tranquilo. Mientras tanto, en la oficina de Snape, Draco le entregaba el arrugado documento explicándole vagamente los motivos por los que quería salir.

            -No estarás metiéndote en problemas, ¿verdad Draco?  -dijo Snape mirándolo inquisitivamente mientras sostenía el pergamino con una mano.

            -Claro que no padrino, -respondió Draco dejándose caer en una silla-  es solo que necesito salir de aquí por un rato... mi papá me agobia con sus exigencias sobre mis calificaciones que francamente ya me tiene harto.

            -Tus notas son buenas... solo en algunas materias.

            -¡Pero si estudio!  -exclamó Draco arrugando el ceño.

            -No lo dudo, Draco... -respondió Snape mirando el pergamino-  vas muy bien en pociones... pero en transformaciones... tus notas son un asco.

            -Padrino, estoy aplicándome mas en esa materia y en las que me dan problemas; tú sabes que me paso las horas en la sala común estudiando.

            -Lo sé... pero también se que últimamente no has estudiado lo suficiente.

            -¿Eh?

            -Tus notas, Draco... están bajando.

            -Ah...

            -¿Puedo saber en qué pierdes el tiempo?

            -En nada en particular,  -respondió Draco alzándose de hombros-  simplemente estoy aburrido... ¡por eso quiero salir de aquí, firma la forma padrino!  -exclamó Draco suplicante.

            Snape se le quedó mirando por un momento, luego exhaló un profundo suspiro y tomando una pluma de águila que tenía en su escritorio, estampo su firma en el arrugado documento diciendo:

            -Espero que esto te sirva para que te apliques en estos días.

            -Me servirá de mucho, te lo aseguro.  -respondió Draco con una sonrisa.

            Momentos después, Draco salió de la oficina de Snape exhalando un suspiro de alivio, para después encaminarse a su habitación, ya ahí, vio que aun faltaban algunos de sus compañeros, por lo que se subió a su cama y cerró las cortinas.

            -"Lumos"... -murmuró quedamente; volvió a sacar la bola de papel de donde había sacado el permiso, y sintiendo una pesada angustia oprimirle el pecho nuevamente, sacó el resto del contenido del sobre y releyó una vez más las breves líneas de su madre junto a la maltratada fotografía de la candidata a ser la futura señora Malfoy.

           

 

 

 

 

Notas finales: SI ME AYUDAN A ROMPER MI RECORD DE REVIEWS SOBREPASANDO LOS 300... LES DARE UN BONNUS EXTRA EN CUANTO A LEMMON... USTEDES DICEN, MUAJAJAJAJAJAJA!!!!!!!!!!!!!!!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).