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POCION por Orseth

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Notas del capitulo:

AQUI ESTOY DE NUEVO Y PARA QUE NO SE ME ENGORILEN (ENOJEN) YA ESTOY TRABAJANDO EN EL PROXIMO CAP...  ¿XQ Q CREE?

¡¡¡¡¡ENCONTRE MI CUADERNO DE NOTAS!!!

 

CAPITULO 32

 

            Entraron a una enorme fuente de sodas, en donde eligieron una mesa de un rincón; ya ahí, pudieron saciar su hambre y sed mientras platicaban de lo que habían visto ese día; después de terminar, Harry pidió la cuenta, entonces Draco dijo:

            -Yo pagaré.

            -No, lo haré yo.

            -Dije que yo lo haré,  -insistió Draco-  no me trates como a tu chica, Potter.

            -Bueno, no eres mi chica, pero si mi chico.  -contestó Harry sonriendo.

            Draco estuvo a punto de contestar, pero las palabras de Harry lo dejaron con la boca abierta para finalmente hacerlo sonrojarse.

            -No digas tonterías, Potter.

            -Pues tu no me hagas decirlas,  -dijo Harry riendo al ver el efecto causado mientras buscaba su cartera en su pantalón-  eres mi invitado y yo pagaré, así que no insistas.

            -Es que tú has pagado todo, no me gusta ser un pesado.

            -Tú no pesas... al contrario, eres muy ligero.  -dijo Harry maliciosamente.

            -No hablo de eso, tarado.... ¿Qué pasa?  -preguntó Draco después de ver a Harry buscar en todos sus bolsillos.

            -Nada... es solo que no encuentro mi cartera.  -respondió Harry extrañado mientras se ponía de pie para buscar mejor en sus bolsillos.

            -¿Perdiste tu dinero?  -dijo Draco.

            -No... es decir... debe estar por aquí.  -exclamó Harry buscando en su ropa, para después mirarlo sorprendido-  ¡no está!... ¡mi cartera no está!

            -No te preocupes,  -respondió Draco en tono tranquilizador-  yo pagaré, solo que no se cuanto valga mi dinero en dinero muggle, ¿con un galeón será suficiente?

            -Eso es mucho por una pizza y dos sodas,  -dijo Harry sintiéndose desolado-  pero no hay forma de cambiarlo por dinero muggle.

            -Bien, entonces dejaremos eso,  -dijo Draco buscando su cartera en su bolsillo.

            -¿Qué sucede?  -preguntó Harry al verlo poner expresión de asombro.

            -Es que... ¡no encuentro mi dinero!

            -¿¡Qué?!... ¡no puede ser, busca bien!

            -¡Eso hago, eso hago!  -exclamó Draco poniéndose de pie mientras esculcaba cada bolsillo de su ropa para finalmente decir con expresión desolada: -ya no lo tengo... perdí mi dinero...

            -¿Cuánto traías? -preguntó Harry sentándose de nuevo.

            -mmm... como diez sickles, diez knuts y quince galeones.

            -¡¿Tanto dinero?!... ¿¡y para qué rayos cargas con tanto dinero, Draco?!  -exclamó Harry.

            -¡No me gusta ir con los bolsillos vacíos!  -respondió Draco molesto-  ¿Cómo iba yo a saber que los muggles son unos ladrones?

            -Ladrones hay en todos lados, Draco... -exclamó Harry enojado-  no importa que sean muggles o magos.

            -Eso ya no importa, -dijo Draco intentando serenarse-  me pregunto en qué momento... ¡oye, los chicos que tropezaron con nosotros!

            -¡Sí!  -dijo Harry-  ¡no pudo ser nadie más!

            -¡Por Merlín!  -exclamó Draco dejándose caer en la silla-  ¿y ahora que haremos?... ¿Cómo vamos a pagar?

            -No lo sé... -respondió Harry preocupado-  mmm... a menos que uno de nosotros vaya por dinero mientras el otro espera.

            -No es necesario, puedo ir a Gringotts y sacar dinero, tengo mi propia cuenta.

            -¿Y como harás eso?

            -¿A qué te refieres, Harry?

            -¿Cómo que a qué, Draco?... recuerda que no podemos aparecernos... recuerda el hechizo que hice con las varitas.

            -Demonios... -exclamó Draco inclinando la cabeza y dándose un golpe en la frente-  es cierto... pero dijiste que solo nos quitaría un poco de magia, no toda.

            -Pero si la suficiente para no poder realizar una aparición... podríamos dejar aquí la cabeza, lo único que nos queda es que uno de nosotros se quede aquí mientras el otro va por dinero.

            -¡Yo no me quedo aquí!  -exclamó Draco.

            -De todos modos no podrías ir... no sabes cómo regresar y además no hay dinero para el taxi.

            -¿Y si le pedimos que nos espere mientras los dos vamos por dinero?

            -¡Já!... -bufó Harry- ¿tú esperarías?

            -mmm... la verdad no, yo pensaría que quieren robarme. -respondió Draco exhalando un suspiro de desanimo.

            -Rayos... -exclamó Harry nervioso-  déjame hablar con el encargado, trataré de llegar a un acuerdo, espérame aquí.

            Draco vio a Harry dirigirse con un empleado y luego hablar con otro hombre, al parecer el gerente; y al cabo de un rato, vio a Harry regresar con expresión mas tranquila.

            -¿Qué pasó, arreglaste algo?  -preguntó preocupado.

            -Si, -respondió Harry sentándose de nuevo-   nos perdonará la deuda a cambio de algún servicio.

            -¿Algún servicio?... ¿Qué clase de servicio?

            -Lavaremos algunos platos,  -dijo Harry poniéndose de pie-  después de eso, podremos irnos.

            -¿Lavar?... -exclamó Draco mirándolo sin levantarse y con una ceja levantada-  ¿platos?

            -Si, vamos, mientras más pronto, mejor.... Draco, -insistió Harry al ver que no se levantaba.

            -Harry, en mi vida no he lavado un solo plato.

            -¿En serio?  -preguntó Harry-  bueno, no debería sorprenderme, pero no te preocupes, no es difícil...anda, vamos.  -insistió Harry ante la indecisión de Draco.

            -Pues ya que.  -respondió éste reticente.

            Ambos fueron conducidos por una mesera al interior del establecimiento, directo hasta la cocina.

            -Bueno, chicos, los dejo con la señora Meg, es la encargada de la cocina, adiós.

            -Ya me dijeron el porqué están aquí,  -dijo una mujer de mediana edad, algo llenita con rostro amable-  ¿Qué pasó, les asaltaron?

            -No, -dijo Harry- pero como si lo hubieran hecho.

            -Que mal, bueno... como esta es una fuente de sodas, servimos más platillos aparte de pizzas y hamburguesas, así que lavaran esa pila de platos y listo, pueden irse.

            -Gracias, -respondió Harry tomando el mandil que la señora les ofrecía.

            -Los dejo, me llaman cuando terminen.

            Al dejarlos solos, Draco miró a Harry quitarse el suéter y ponerse el mandil en la cintura y preparar una solución jabonosa.

            -Parece que sabes lo que haces.  -dijo recargándose en el lavaplatos.

            -Lo sé muy bien,  -dijo Harry-  y como se que tú no, los iras secando, ¿de acuerdo?

            -De acuerdo,  respondió Draco resignado quitándose la chaqueta-  no ha de ser muy difícil.

            Pero después del tercer plato roto, Harry dijo:

            -Espera, mejor lávalos tú y yo los secaré.

            -Bueno... -dijo Draco cambiando lugares, pero en cuanto su mano jabonosa tomó el primer plato, éste fue a dar al suelo estrellándose en pedacitos.

            -¡Tengan cuidado!  -exclamó el gerente, que llegaba en ese momento a echarles un vistazo-  ¡eso se les agregará a su adeudo!   -y sin decir más, se fue de ahí dejando a Draco trabado de coraje.

            -eee... creo... -dijo Harry quitándole con cuidado la esponja de la mano-  que yo los lavaré y luego los secaré.

            -¿Me... estas diciendo "inútil"?  -murmuró Draco echando chispas por los ojos.

            -¡No, para nada!  -respondió Harry-  es solo que no estás acostumbrado a esto, pero como yo sí, lo hare mas rápido si lo hago todo.

            Draco apretó la mandíbula, aunque no se lo dijo, él si se sintió un inútil, y así como cuando Harry provocaba sucesos extraños sin usar varita por el solo hecho de ser mago cuando sus tíos lo hacían enojar, las pilas de platos alrededor de Harry comenzaron a temblar.

            -¡Draco!  -exclamó alarmado mirando rápidamente al rubio-  ¡tranquilízate!

            Demasiado  tarde... docenas de platos volaron por toda la cocina en cientos de fragmentos haciendo que los chicos se tumbaran al suelo para protegerse de los trozos de loza.

            -¡Por todos los...!  -gimió Harry al ver el piso tapizado de pedazos de platos.

            -¡Dios... mío!  -Exclamó el gerente quien llego en ese momento atraído por el ruido al ver todo el desastre-   ¿¡qué rayos pasó aquí?!

            -eee... bueno... -exclamó Harry poniéndose de pie al igual que Draco-  realmente no sé...

            -¡Todo, todo se agregará a su cuenta!  -gritó el gerente fuera de sus cabales-  ¡y no saldrán de aquí hasta dejar esta cocina rechinando de limpio, tanto así que yo pueda comer en el piso sin necesidad de plato!

            Draco Y Harry se quedaron de pie, en medio del desastre sin decir nada, hasta que finalmente Draco dijo:

            -Todo quedaría arreglado en un momento si tuviéramos nuestras varitas.

            -Si, pero no las tenemos, -respondió Harry suspirando-  así que si no me vas a ayudar, te agradecería mucho que dejaras de quejarte.  -y sin decir más, fue a buscar una escoba.

            Draco lo vio comenzar a barrer, y después de unos momentos observándolo, le tomó el mango de la escoba mientras decía:

            -Esto si puedo hacerlo, encárgate tú de los trastes.

            Harry sonrió al oírlo decir eso, y asintiendo con la cabeza fue a arreglar lo demás; Al cabo de varias horas en las que limpiaron, sacudieron, fregaron y acomodaron, se dejaron caer exhaustos al piso.

            -¡Vaya!... ¡pero qué limpio quedó todo!  -exclamó Meg cuando entro a la cocina a revisar su trabajo-  debo felicitarlos chicos.

            -Gracias. -musitó Harry.

            -Imagino que deben tener hambre, ¿verdad?

            -Si, pero prefiero morir de inanición... -exclamó Draco recargado en Harry-  antes de tener que lavar un plato mas.

            -No se preocupen chicos... -dijo Meg tendiéndoles las manos para que se levantaran-  el gerente ya se fue a casa y cerramos hace dos horas; todos ya se fueron, lo que pasa es que ustedes no se dieron cuenta porque los cocineros usaban la otro cocina.

            -¿Qué ya se fue?... -exclamó Draco con gesto agotado- maldito, con gusto le aplicaría un Crucio...

            -¿Un qué?  -preguntó Meg.

            -Nada,  -dijo Harry-  entonces nos vamos.

            -¿Pero no me dijeron que tenían hambre?  -preguntó Meg.

            -Pues sí, pero...

            -Entonces cenemos. -Dijo Meg alegremente-  esto va por cuenta de la casa,  -Y canturreando una cancioncilla, Meg preparo una pizza, unas hamburguesas y unas papas en cuestión de minutos-  saquen las sodas de la nevera y preparen unos platos.

            Draco y Harry pusieron manos a la obra y en cuestión de media hora, los tres estaban sentados en una pequeña mesa cenando lo que había preparado Meg.

            -Está delicioso... -exclamó Harry.

            -Gracias, -agradeció Meg-  y díganme, ¿son novios?

            El bocado de Draco se le atoró en la garganta al escuchar la pregunta y comenzó a toser.

            -¡Cuidado cariño!  -dijo Meg preocupada-  come con calma... mmm creo que toque un punto álgido, ¿verdad?

            -Yo... bueno... -balbuceó Harry sintiendo arder su cara.

            -No se apenen, chicos,  -dijo Meg sonriendo-  pude notarlo desde que estaban discutiendo.

            -Pero Harry no es mi... -dijo Draco bajito-  bueno...

            -¿Entonces qué son?... se toman de la mano, se dan pequeños besos... no crean que no los vi... ¿solo son amigos?

            -Ya terminé,  -dijo Draco-  creo que debemos irnos, ¿no Harry?

            -Si, es cierto, ya es tarde y no tenemos dinero para el taxi.

            -¿Y cómo se irán entonces?  -pregunto Meg.

            -En tren, por suerte compre varios tickets.

            -Bueno chicos, entonces les deseo suerte... yo cerraré, ustedes salgan por la puerta trasera... ¡ah!, toma esto querido... -dijo acercándose a Draco quien se ponía su chaqueta.

            -¿Qué es?  -preguntó curioso al ver que ella le colocaba algo en la solapa.

            -Es un botón.

            -¿Botón?  -repitió Draco al ver una insignia redonda con una carita feliz de color amarillo-  ¿y para qué sirve?

            -Solo es un pequeño recuerdo, sirve para hacerte reír.

            -Pues... gracias.

            Después de despedirse, Draco y Harry salieron del establecimiento encontrándose con que ya había anochecido.

            -Hace frío,  -dijo Draco enrollando su bufanda alrededor de su cuello.

            -Acaba de llover... ven, caminemos al tren, esta a varias cuadras.

            Se tomaron de la mano y caminaron en silencio las vacías calles de Londres rumbo al tren; pero cuando llegaron...

            -¡¿Cómo que no hay servicio?!  -preguntó Harry indignado al policía.

            -Hubo una falla eléctrica y se suspendió hace media hora... no abrirá hasta mañana.

            -¿Y ahora qué hacemos?  -preguntó Draco-  Charing Cross Road está muy lejos para ir caminando.

            -Rayos... -exclamó Harry sentándose en la banqueta siendo imitado por Draco-  no sé, déjame pensar.

            -Podríamos irnos en taxi y pagarle en el "Caldero Chorreante", podrías pedirle prestado al tabernero y luego le pagaríamos.

            -Buena idea, ahora busquemos un taxi.

            Pero cuarenta y cinco minutos después, Draco se sentó en la banqueta sintiéndose desesperado.

            -¡No pasa ninguno!, ¿¡cómo es posible?!

            -Ya son las once de la noche,  -dijo Harry mirando su reloj-  no debería ser tan difícil encontrar uno... caminemos.

            -Ya caminamos como diez cuadras... no quiero caminar mas.

            -¡Ya sé!... -exclamó Harry dando un brinco-  ¿y si llamamos al autobús noctambulo?

            -¿Estás loco?  -respondió Draco con el ceño fruncido-  nunca me he subido a ese... transporte de tercera clase y no pienso comenzar ahora.

            -Pero Draco, -dijo Harry con expresión seria-  no estamos como para ponernos delicados.

            -Si mi papá se entera de que Salí al Londres muggle, Harry... -exclamó Draco mirándolo.

            -Pero yo creí que tu papá no se enojaba contigo, Draco.  -Dijo Harry sentándose junto a él-  ¿te llegaría a castigar?

            -El podrá consentirme muchas cosas, Harry... pero en lo que respecta la escuela y la reputación de la familia... ya sé que no estamos para hablar de reputación debido a que quedamos por los suelos por los vínculos que nuestra familia tuvo con ya sabes quién, pero... francamente no quiero arriesgarme; y si encima le añadimos que estuve contigo...

            -Si, tienes razón.  -dijo Harry con desaliento.

            -Pero también es cierto que no me atrae para nada subirme en esa cosa en donde cualquier mago provenientes de quien sabe dónde, se suben como si estuvieran en su casa.

            -Ah Draco... -dijo Harry pasándole un brazo por los hombros-  nunca dejarás de ser un Malfoy.

            Y antes de que Draco pudiera responder, la lluvia comenzó a caer para desgracia de los jóvenes magos.

            -¡Demonios!... -exclamó Harry levantándose de prisa junto con Draco para ir a cubrirse bajo una pequeña marquesina-  ¡lo que nos faltaba!

            Media hora después y calados de frio hasta los huesos, los chicos comenzaron a caminar, demasiado mojados como para tener animo de conversar; después de dos horas de camino, una baldosa despegada de su lugar, se volteó al pisarla Draco haciendo que éste perdiera el piso y fuese a dar con toda su humanidad a un gran charco de lodo.

            -¡Cuidado!  -exclamó Harry apresurándose a levantarlo.

            -Gracias, lo tendré en cuenta para la próxima.  -murmuró Draco mirándolo con ojos de pistola.

            -Oye, yo no tuve la culpa de que te calleras.

            -Ashh, ya cállate y ayúdame a levantarme.

Comenzaron a caminar de nuevo, y al bajar una banqueta, el pie de Harry se doblo en un ángulo muy doloroso haciéndolo trastabillar.

-¡Ay!... ¡mi pie!  -exclamó  Harry haciendo muecas de dolor al intentar apoyar el pie derecho-  creo que se me torció... fantástico...  solo falta que venga Floffy  y nos orine.

            Harry dejó que la fuerte punzada de su tobillo se calmara, mientras tanto, Draco lo miró y al ver su expresión de congoja y decepción, comprendió que todo lo que había pasado, no era para nada la intención de Harry, entonces dijo:

            -Lo siento.

            -¿mmm?  -exclamó Harry mientras se sobaba el tobillo.

            -Todo este tiempo no he hecho más que quejarme... sé que tu intención no era que pasáramos un mal día, sino todo lo contrario... lo malo es que la suerte hoy no estaba de nuestro lado.

            -Bueno... yo siento que todo esto no resultara como lo planee, -respondió Harry apesadumbrado- quería que pasáramos un día inolvidable, que conocieras un poco el mundo muggle y mira como salió todo.

            -¡Ja!... pues inolvidable va a ser.  -dijo Draco antes de comenzar a reír.

            -Si, ¿verdad?  -respondió Harry sonriendo también.

            -Bueno, pues continuamos moviéndonos a nos congelaremos.

            -De acuerdo, ayúdame a levantarme.

            -Mejor aun... sube a mi espalda.

            -¿A tu espalda, Draco?... ¿bromeas?

            -Para nada, soy fuerte aunque no lo parezca, y tú no puedes caminar, anda, sube.

            -No Draco, soy más alto que tú, y por lo tanto más pesado, así que deja de decir tonterías.

            -Hablo en serio, sube, si fuerzas tu tobillo, solo lo lastimarás mas... anda, no seas remilgoso que después pienso cobrarme este favor.

            -¿Ah sí?... ¿y cómo?  -preguntó Harry sonriendo.

            -Ya se me ocurrirá algo, ven, vamos.

            Aun algo renuente, Harry subió a la espalda de Draco, quien comenzó a caminar por la solitaria calle, entonces Harry dijo:

            -Nunca imagine una situación así.

            -Yo menos.  -Respondió Draco-  ¿pero sabes que es lo mejor de todo?

            -no, ¿Qué?

            -Que estoy contigo... esto no me parece tan mal porque estamos... juntos.

            Harry no respondió, solo sonrió y lo abrazó más fuerte; después de eso guardaron silencio durante un buen rato; a pesar del intenso frío, gotas de sudor comenzaron a escurrir por el rostro de Draco, quien dijo:

            -Vamos a descansar un rato, ¿de acuerdo?

            -Te digo que yo puedo caminar Draco,  -dijo Harry preocupado-  peso mucho.

            -Ni tanto.

            En eso, como si se hubiesen puesto de acuerdo, ambos estornudaron.

            -Creo que estamos resfriándonos.  -dijo Draco bajando a Harry al piso.

            -Si.... la verdad tengo mucho frio.  -respondió Harry.

            Entonces Draco paseo la vista a su alrededor para encontrar a lo lejos, algo que lo hizo sonreír.

            -Mira... -dijo señalando en una dirección-   un hotel.

            -¿Y cómo lo pagaremos?  -exclamó Harry-  ¿lavando platos?

            -No tonto... con esto.  -respondió Draco sacando algo que llevaba colgado al cuello; era una delgada cadenilla blanca que llevaba un dije de tres centímetros.

            -¿Qué es eso?  -preguntó Harry curioso.

            -Es un regalo.  -Respondió Draco mostrándole un pequeño dragón de oro blanco adornado con diminutos diamantes incrustados a lo largo del pequeño cuerpo para rematar con un rubí en el ojo-  me lo dio mi mamá cuando ingresé a Hogwarts.

            -¡Estás loco si crees que voy a dejar que uses eso como prenda!  -exclamó Harry.

            -Mañana lo recogeremos tonto... en cuanto se rompa el hechizo podemos aparecer en el callejón Diagón, sacar dinero de Gringotts y recuperar mi dije, ¿Qué te parece?

            -mmm... no sé,  -exclamó Harry dudoso- no me gustaría arriesgar algo tan preciado para ti.

            -No seas bobo... antes muerto que perderlo... y no me refiero a mí, sino al que atiende ese lugar, ¿vamos?

            -mmm...

            -Pero tú haces el trato, no sabría cómo tratar con un muggle.

            -De acuerdo,  -respondió Harry al ver el rostro sudoroso de Draco- vamos.

           

           

.

           

Notas finales:

YA COMENZARE A RESPONDER REVIEWS, ASI Q NO SE ABSTENGAN DE MANDAR UNO, OK?  ^^

BESITOS!!!!


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