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POCION por Orseth

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Notas del capitulo: MMM... ¿DEBO SALUDAR PRIMERO O PRIMERO DEJO QUE ME MATEN?... ^^U
 
         CAPITULO 43

 

          Al día siguiente, Draco se levantaba con el ánimo por los suelos, si fue  a desayunar fue porque Snape se lo había encontrado en un pasillo y lo había amenazado con meterle la comida en salva sea la parte si no iba por su propia voluntad al comedor; así que se encontraba picando sin ganas su cereal cuando vio a Harry llegar acompañado de sus inseparables amigos y sintió un nudo en el estómago; por un instante, sus miradas se cruzaron provocando en Draco un intenso rubor, pero así como se miraron, Harry desvió la mirada y continuó platicando con Ron como si nada hubiera pasado.

 

          Draco  volvió a mirar su plato intentando ocultar lo que le había dolido ese acto; la indiferencia de Harry le dolía más que la bofetada que le diera el día anterior; entonces volvió a mirarlo, lo notó un poco ojeroso pero supuso que era por sus estudios atrasados; lo vio inclinarse un poco para oír mejor lo que le decía Hermione, y recordó cuando hacía lo mismo con él, cuando ambos aprovechaban cualquier pretexto para acercarse; entonces, dejando caer su cuchara con fuerza en el plato salpicando todo, tomó una decisión.

 

           -Dejo de ser un Malfoy... sino logro que seas mío una última vez.  -y sin más, se levantó del comedor pasando entre Pansy y Blaise que llegaban en ese momento.

 

           Cuando Blaise lo vio pasar a su lado sin siquiera mirarlo, sintió una oleada de sentimientos encontrados.

 

           -Ya ni siquiera me mira, Pansy...

 

           -Ya Blaise... -dijo Pansy intentando animarlo-  la autocompasión no te va.

 

           -¡Es que no es justo, Pansy!... ¡me lo robaron!

 

           -Mejor desayunemos... -dijo Pansy exhalando un suspiro-  tengo mucha hambre.

 

            Mientras tanto, Draco se dirigía con paso veloz a la biblioteca, en donde al  llegar, buscó por un buen rato algunos libros de pociones; los pidió prestados a la señora Pince para  poder usarlos fuera de ahí; ya en su habitación, les cambió las pastas por unas de Historia de la Magia y los guardó en su mochila.

 

             La siguiente clase la compartía justamente con  Griffindor, clase de Historia de la Magia con el profesor Binns a la  cual apenas le dio tiempo de llegar.

 

             Y tal y como hacía mucho tiempo, la  clase del profesor Binns transcurrió monótona  y somnífera, con una aburrida disertación del profesor a la cual, para variar, nadie prestaba atención a excepción de Hermione, y de cierto Slytherin que no paraba de escribir en un pergamino cosas que consultaba a cada momento en sus libros de Historia ante la curiosidad de Hermione, quien se preguntaba de cuando acá, y sobretodo Malfoy, ponía tanto empeño en una clase del profesor Binns.

 

             Harry, a diferencia de los otros alumnos y a pesar de no estar haciendo más que bolitas en su pergamino con su mentón recargado en una mano, no tenía ni pizca de sueño como solía tener en clases pasadas con el mismo profesor;  miraba de tanto en tanto hacia su izquierda, tres lugares hacia a delante, a un chico que escribía muy concentrado.

 

            -¿Malfoy poniendo atención al profesor Binns?  -pensó alzando una ceja-  bueno, a mí que me importa... -pensó mientras alzaba los hombros y continuaba con su interesantísima labor de dibujar gusanos en su pergamino.

 

             Cuando la clase terminó, para alivio de todos, Draco metió todos sus útiles a su mochila y salió de prisa del salón.

 

             -Draco... -exclamó Pansy cuando el chico rubio pasó a su lado.

 

              -Ahora no, Pansy.  -respondió sin detenerse.

 

              -¿Qué rayos le pasa?

 

              -Ira a verse con su amante.  -respondió Blaise atrás de ella.

 

               -Ay ya, Blaise.  -exclamó Pansy fastidiada.

 

               Mientras tanto, Draco se había dirigido a su habitación, en donde sacó un pequeño baúl de debajo de su cama.

 

               -Veamos... -dijo abriendo el pequeño pero bien equipado set de pociones-  mmm... necesitaré huevos congelados de ashwinder... sí, tengo suficientes...

 

                Después de un rato, en la que la cama se llenó de varios frasquitos con diferente contenido, Draco miró el reloj que colgaba de la pared anunciando la hora de la comida; así que vació su mochila para llenarla ahora con todos los ingredientes que tenia regados; metió tambien un pequeño caldero, un mechero, una balanza y sus pergaminos, haciendo que su mochila creciese en gran tamaño, la ocultó debajo de su cama y salió con dirección al comedor encontrándose en el camino a uno de los pocos compañeros que le hablaban.

 

               -Hola Draco.

 

               -Hola Theo.

 

                -¿Estás bien?  -preguntó Theodore Nott.

 

                -Sí, ¿Por qué lo dices?

 

                 -Es que últimamente te he notado un poco extraño.

 

                 -¿Ah sí?... -preguntó Draco con mucha curiosidad-  ¿en qué aspecto?

 

                 -Pues... desde hace días ya no te veía tanto, y  te notaba muy contento... ahora ya te apareces de nuevo, pero traes una cara que pareciera que alguien murió.

 

                  -Bueno... es que me la pasaba estudiando.

 

                   -¿Estudiando?... -exclamó Theo alzando una ceja-  ¿y entonces porque los maestros te regañaban más por no llevar tus deberes?

 

                   -¿Esto es interrogatorio o qué?  -dijo Draco algo molesto.

 

                 -Ya, no te enojes... no me cuentes si no quieres, solo digo estabas raro... y ahora no solo tú, sino tambien Blaise.

 

                  -¿Blaise?

 

                   -Sí, creo que recibió calabazas de quien le gustaba y ahora anda llorando por los rincones.

 

                 -Ah... -exclamó Draco un tanto incómodo-  ¿y tú como sabes qué es eso?

 

               -¿Y porque más podría ser? -Respondió Theo llegando ambos al comedor-  se la pasa suspirando en todas partes... creo que pretende agotar el oxigeno del  mundo entero.

 

               Ya sin responder a eso, Draco se sentó a la mesa y comenzó a comer de prisa ante un divertido y  asombrado Theo.

 

             -Con calma, Draco... el pollo que te estás comiendo no va a salir volando, te lo puedo asegurar.

 

          -Es que tengo un poco de prisa.  -exclamó Draco.

 

          -Puedo verlo... ¿jugo de calabaza? -añadió Theo tendiéndole un vaso lleno del fresco y dulce liquido al ver que Draco hacía gestos al atorársele un trozo de zanahoria.

 

          -Si... gracias.  -Respondió Draco con los ojos llorosos-  bueno, me voy.

 

          -¿Ya?... -exclamó Theo al verlo ponerse de pie-  ¿no comerás postre?... hicieron pastel de chocolate, tu favorito.

 

          -Dije que me voy... -respondió Draco guardando un trozo en una servilleta de papel-  no que no comería postre.

 

          -Tonto... -dijo Theo sonriendo al tiempo que meneaba la cabeza al verlo alejarse con prisa-  y decías que era de mal gusto guardarse la comida.

 

          Draco fue hasta su habitación, sacó su mochila y guardó su pastel en ella, luego se la echó al hombro y salió de ahí.

 

         -Veamos... -murmuró Draco saliendo de su casa-  ¿en donde la prepararé?... mmm creo que ya sé... rayos, no me gusta mucho ese lugar, pero nadie va ahí, así que creo que no hay más remedio. -concluyó dirigiendo sus pasos al segundo piso, al baño de mujeres.

 

          Ya ahí, y asegurándose de no ser visto por nadie, entro al baño suplicando a Merlín que Mirtle la llorona no se encontrara ahí en esos momentos; colocó un hechizo a la habitación y ya sintiéndose un poco más seguro, procedió a sacar las cosas que había guardado en su mochila.

 

          Sacó su caldero, el cual llenó con agua del grifo, luego un mechero el cual encendió con un pequeño hechizo; y mientras el agua se calentaba, comenzó a ordenar sus ingredientes.

 

          Mientras tanto en el castillo, las clases continuaban.

 

          -¿Draco no vendrá a clase o qué?  -exclamó Blaise al que Draco no llegaba a clase de pociones.

 

          -Desde que nos lo topamos en el comedor, ya no lo volví a ver.  -respondió Pansy.

 

          Y era cierto, Draco estaba saltándose la clase de pociones.

 

          -Mi padrino me armará un alboroto por haber faltado  a clases... -pensaba Draco en el baño, donde sentado en el suelo con las piernas cruzadas, le daba vuelta al contenido de su pequeño caldero-  pero bueno... ya me las arreglaré.  -En eso estaba cuando un ruido en uno de los baños lo hizo respingar del susto-  ¡pero qué rayos...!

 

          -¡Wooow que sorpresa!... -exclamó Mirtle la llorona saliendo disparada de un retrete-  ¿¡viniste a verme?!  -dijo emocionada al verlo.

 

          -¡Claro que no!  -respondió Draco arrugando el ceño e intentando calmar su acelerado corazón que amenazaba con salírsele del pecho-  ¿Qué te hizo pensar semejante tontería?

 

         -¡Oh!... ¡bueno!... -balbuceó Mirtle desconcertada-  es que yo pensé que... como solías venir antes a contarme tus problemas... yo... yo pensé que lo recordabas...

 

         Draco ya no contestó; lo que dijo Mirtle le trajo a la memoria recuerdos muy amargos;  ¿cómo no recordarlos?... ¡por supuesto que se acordaba de cuando estando al borde de la desesperación había ido a llorar al baño al sentir que no podía con la pesada carga que Voldemort le había echado a cuestas!.

 

         Recordó que la única persona con la que había podido desahogarse, había sido precisamente ese fantasma irritante y llorón, la única que de alguna extraña manera le había proporcionado cierto alivio en toda aquella monstruosa situación; así que exhalando un suspiro, dijo finalmente:

 

         -Claro que lo recuerdo, Mirtle...

 

         -¿Entonces si viniste a verme?  -exclamó Mirtle esperanzada.

 

         -No, para nada.

 

         -¡Oh!... -exclamó Mirtle abriendo los ojos como platos para luego decir con voz chillona: -¡Pero claro!... ¿¡quién iba a acordarse de mi si estoy muerta?!... ¡sólo recuerdan a Mirtle la llorona cuando necesitan de quien burlarse!

 

        -Ya bájale Mirtle, tampoco te me aloques,  -dijo Draco sin moverse de su lugar-  te consta que a pesar de todo, yo nunca vine a molestarte... porque nunca se me ocurrió. -pensó para si.

 

        -mmm... bueno, si... en eso tienes razón,  -respondió Mirtle entre hipidos-  lo siento... estoy un poco sensible porque se acerca el aniversario de mi  muerte y nadie parece recordarlo.

 

        -Ya veo... -dijo Draco agregando unas semillas de color rojo a su caldero, lo que provocó una pequeña humareda del mismo color.

 

         -¿Qué haces?  -preguntó Mirtle curiosa "sentándose" en un lavabo. Draco la miró dudoso; su primera reacción fue decirle una mentira, pero la verdad es que se sentía muy triste; no desesperado como en aquella ocasión, pero si necesitado de un oído amigo-  Sabes que yo guardaré el secreto,  -dijo Mirtle como adivinando sus pensamientos-  aquella vez tampoco dije nada.

 

        -Sí, es cierto... -dijo Draco sonriendo débilmente-  guardaste bien el secreto.

 

        -¿Entonces me contarás que te pasa?... aunque hace mucho no te veo, puedo ver que te sientes triste... lo percibo, la tristeza en mi compañera eterna ¿sabes?  -dijo Mirtle con tono dramático.

 

        -¿Así que me noto triste?  -dijo Draco mirándola.

 

       -Si... tienes la misma expresión ensombrecida que tenías aquella vez... ¿de nuevo tienes problemas?

 

       -Si... y uno muy grande... solo que esta vez solo me involucra a mí y a nadie más... por fortuna.

 

        -¿Qué te pasó?

 

        -Pasó... que me enamoré... -dijo Draco mirando fijamente su caldero, atento a cualquier cambio indeseado en el color.

 

        -¿Te enamoraste?... ¡vaya!... eso ha de ser lindo, yo no pude enamorarme porque morí a los dieciséis años...

 

        -Mirtle...

 

-       Sí, perdón... es que mi historia es muy trágica, tú al menos estas vivo,  -Draco ya no contestó, de pronto ya no estaba muy seguro de que Mirtle fuera una buena oyente-  Lo siento... -dijo Mirtle flotando hasta el piso y sentándose al otro lado del caldero en la misma posición que él-  ya no hablaré de mi.

 

        -En realidad no importa...

 

        -¡No, en serio!... ¡cuéntame!

 

         Draco permaneció en silencio unos momentos, y luego, exhalando un profundo suspiro, dijo:

 

         -Me enamoré como un completo idiota.

 

         -¿De quién?

 

         -Eso no importa... lo que importa es que esa persona... no me quiere.

 

         -¿Y cómo es posible si eres... tan lindo?

 

         -Gracias... pero eso no garantiza que me quieran... garantiza tal vez que solo quieran coger conmigo, pero nada más...

 

         -¡Por Merlín!  -exclamó Mirtle escandalizada.

 

         -Yo solo le gustaba... solo eso.

 

         -¿Estás seguro?

 

         -Sí, hace días que ni siquiera me mira.

 

        -¿Por qué?... algo debió haber pasado.

 

        -Sí, cometí un error y me disculpé... pero la situación se prestó a muy malos entendidos, así que mis disculpas no sirvieron de nada.

 

        -Oh... oye ¿y qué haces aquí?... ¿estás haciendo un filtro de amor?

 

        -No es propiamente un filtro de amor... es solo un... "incentivo" para que se acerque a mí de nuevo.

 

        -Entonces si es un filtro de amor.

 

         -No, no lo es... es solo para lograr que hagamos el amor una última vez.

 

         -¡Ah!  -exclamó Mirtle sintiéndose abochornada por no estar acostumbrada a ese tipo de platicas-  y mucho menos estando muerta... -pensó para sí con cierto sarcasmo-  así que si entiendo bien ¿vas a despedirte?

 

        -Sí,  -respondió Draco-  eso es justamente lo que voy a  hacer.

 

        -¿Pero acaso eso no es más doloroso?

 

        -¿Qué cosa?

 

        -Que te haga el amor sabiendo que no te ama.

 

        -Eso no importa... quiero sentir su piel una última vez... del dolor me encargo yo.

 

         Mirtle ya no dijo nada, solo observó en silencio como el pálido chico trabajaba en la poción que hervía sin parar mientras él le agregaba algún ingrediente cada determinado tiempo a la vez que consultaba sus pergaminos.

 

        Finalmente, después de varias horas en las que dio cuenta del pastel de chocolate y en las que Mirtle simplemente lo acompañó, Draco se arrancó un cabello diciendo:

 

        -En cuanto arroje este último ingrediente junto con este otro, mi poción estará lista.

 

        -Pues adelante.  -Dijo Mirtle sonriendo.

 

         -Si... -murmuró Draco dudoso.


            -¿Qué pasa?
 
           -Es que este ingrediente es... mmm... la verdad es que... me ha dado un poco de miedo.
 
          -¿Pues qué ingrediente es?  -preguntó Mirtle curiosa-  o más bien... ¿que provoca?
 
          -Por Merlín... -suspiró Draco con la mano encima del caldero sin decidirse a agregar el último ingrediente-  ¿qué pasará si las cosas se me salen de control?
 
         -¿De qué hablas?
 
         -Pero bueno... si no lo agrego, no lograré que él se divierta como realmente desea hacerlo...
 
         -¡¿Pero de que hablas?!  -exclamó Mirtle exasperada.
 
         -De nada, Mirtle... -dijo Draco dejando caer el ultimo ingrediente- controlaré la situación, te lo aseguro.
 
        -No te entiendo nada... -dijo finalmente Mirtle- pero bueno, ¿cómo se la darás?
 
        -Para eso tengo un plan muy sencillo pero muy efectivo,  -dijo Draco removiendo la poción que se había tornado en un liquido plateado para después volverse cristalina como el agua-  falta poco para la cena ¿verdad?
 
        -Me parece que sí, no estoy segura.
 
        -Tengo el tiempo justo para terminar con mi plan.  -dijo Draco sacando un vaso de su mochila.
 
        -¿Lo beberás tú?  -preguntó Mirtle al ver el vaso.
 
        -No, lo impregnaré con la poción y luego, cuando él lo utilice se mezclará con su bebida.
 
        -¿Y como se lo harás llegar?
 
        -Eso es lo más fácil,  -dijo Draco llenando una cucharilla con la poción e impregnando el vaso con ella- muy bien... despertemos al león de Griffindor.
 
        -¿Al león de Griffindor?  -exclamó Mirtle confundida-  ¿quién...?
 
        -Listo... -interrumpió Draco vaciando el sobrante en el caldero- debo darme prisa.
 
        -¿Ya te vas?  -preguntó Mirtle desilusionada al verlo comenzar a guardar sus cosas.
 
        -Sí, quiero darme un buen baño... arreglar mi cabello... ¿sabes que le encanta mi cabello?
 
        -No es raro... lo tienes muy bonito.  -exclamó Mirtle sonriendo tristemente.
 
        -¿Sabes?... fue bueno platicar contigo, vendré a verte más seguido.  -Dijo Draco terminando de levantar todo.
 
        -¿¡En serio?!  -exclamó Mirtle dando un salto en el aire.
 
        -Sí,  -dijo Draco quitando su hechizo-  ahora debo irme.
 
        -¡Si, sí, claro!... ¡buena suerte!
 
        -Gracias.  -dijo Draco saliendo finalmente de ahí.
 
        Con paso seguro bajó hasta la planta baja del castillo, y cuidando de no ser visto se metió por la puerta de la derecha de la escalera del hall de entrada y continuó por un corredor hasta llegar al cuadro de un frutero, en donde le hizo cosquillas a la pera, convirtiéndose esta en la manivela de una puerta; la cual tomó y giró para entrar a lo que eran las cocinas de Hogwarts.
 
        Sus amigos le habían contado de esa entrada, sabía que varios Griffindor pensaban que solo ellos conocían la manera de entrar a ese lugar y se rió internamente de su ingenuidad; lo que si era cierto, era que nunca había entrado ahí, el solo pensar que un Malfoy estaba pisando la cocina de su escuela, le hizo arrugar la nariz.
 
        -¡Se-señor estudiante!  -exclamó sorprendido un elfo que pasaba por ahí- ¿puedo... puedo ayudarle en algo, señor?
 
        -Sí, ven acá...  -respondió Malfoy mirando por encima del hombro el lugar, para después fijar su mirada en la pequeña criatura que lo miraba atenta-  ¿conoces a Dobby?
 
        -¿A Dobby, señor?
 
        -¡Si, si, a Dobby!... -dijo Malfoy exasperado-  el antiguo elfo de la familia Malfoy.
 
        -¡Ah sí!... -exclamó el elfo arrugando la nariz y sacudiendo las largas orejas-  ¡el elfo ingrato y traidor!... si, si lo conozco.
 
        -Toma, llévale esto,  -respondió Draco dándole el vaso-  entrégaselo, y dile que es el vaso favorito de Harry Potter, que se pone muy contento cuando bebe de él, que se asegure de que lo reciba hoy en la cena.
 
         -Claro señor, con todo gusto señor... -dijo el elfo tomando el vaso y haciendo varias inclinaciones de cabeza.
 
         -Si te pregunta quién te lo dio, dile que fue Neville Longbottom, ¿entendido?
 
         -Sí señor, lo que usted ordene señor.
 
          Sin decir nada más, Draco se dio la vuelta y salió de ahí sintiendo alivio por no tener que estar más en ese lugar; ya en su habitación, llenó la tina de baño y fue a su mueble para sacar su jabón francés cuando se dio cuenta con horror que en la mañana había utilizado lo último que le quedaba.
 
         -¡Rayos, no puede ser!  -exclamó golpeando el piso con un pie-  a menos que...  -y yendo en contra de todas sus buenas costumbres, tomó el cubo de basura deseando que los elfos no se hubieran llevado el contenido-  ¡genial!...  -exclamó triunfante al sacar una diminuta teja de jabón-  aunque esto solo me alcanzará para el cabello...  -pensó con desconsuelo-  ni modo, utilizaré el jabón del colegio para mi cuerpo.
 
          Y ya  con todo lo necesario, se dirigió al baño vestido solo con su bata, ya ahí tomó un jabón amarillo y con su varita le quitó el aroma, que no era precisamente desagradable, sin embargo nunca le había agradado el olor del jabón de la escuela. Al terminar de bañarse comenzó a sentirse nervioso, y ya para cuando terminó de vestirse, el estómago le dolía, vio la hora y suspiró tratando de serenarse al ver que solo faltaban diez minutos para la cena.
 
          Dio la última mirada al espejo revisando su apariencia; su cabello, suave y lustroso, sujetado como siempre con una cinta de seda negra, su uniforme perfectamente planchado y sus zapatos negros sin una mota de polvo; tocó el escudo Slytherin de su túnica como dándose valor y finalmente salió de su habitación para dirigirse al comedor con pasos seguros.
 

   Mientras tanto, en su habitación, Ron intentaba convencer a Harry de ir a cenar.
 
          -Olvídalo Ron, no tengo hambre.
 
          -Vamos Harry, no vale la pena que te mueras de hambre por una chica Slytherin... todavía fuera una Griffindor, lo acepto.
 
          -Ron...
 
          -Era una serpiente amigo... ¿tanto te arde lo que te hizo?
 
          -¡A mí no me arde nada!  -exclamó Harry enojado.
 
          -Pues entonces baja a cenar.
 
          -¡Pues vámonos ya!  -dijo Harry saltando enojado de la cama.
 
           Cuando Draco llegó al comedor, Harry aun no había llegado, por lo que pensó contrariado:
 
           -Sólo falta que no venga.
 
           Quien ya había llegado era Cho, quien después de la escena tan vergonzosa en el salón, se le escondía a Harry llena de vergüenza y coraje.
 
           -¿Hoy si vas a comer, Cho?  -preguntó Marietta.
 
           -Tengo hambre... cuando uno tiene hambre, come ¿no?  -respondió Cho de mala manera.
 
           -Desde que te pasó lo de Harry, estas de un maldito humor de perros.
 
           Cho prefirió no contestar, solo se limitó a esperar a que Dumbledore, junto con los demás profesores, diera inicio a la cena. 
 

 Disimulando su nerviosismo con una perfecta máscara de frialdad e indiferencia, Draco esperaba sentado a la mesa junto a Crabbe y Goyle quienes jugaban golpeándose entre sí.
 
          -Oye Draco... -dijo Blaise quien llegaba en ese momento-  ¿porque faltaste a clase?
 
          -Me sentí mal.
 
          -El profesor Snape me preguntó por ti...
 
          -¡Ah bueno!... ya hablaré yo con él.
 
          -Buenas noches, queridos alumnos... -dijo de pronto el profesor Dumbledore.
 
          -¿Y cómo te sientes ya?  -preguntó Blaise en voz baja mientras Dumbledore hablaba.
 
          -Bien.
 
          -¡Buen provecho!  -dijo finalmente el profesor.
 
           Todos los alumnos comenzaron a cenar mientras Draco comenzaba a desesperarse.
 
           -Demonios... -pensó sintiendo un nudo en el estómago- ¿que no piensas venir o qué?
 
           -¿Quieres hacerle la competencia al barón sanguinario?  -dijo Pansy sentándose frente a él.
 
           -¿De qué hablas?
 
           -Casi no has comido.
 
           -Ah... -exclamó Draco viendo la comida con sorpresa-  casi no he comido... -pensó arrugando el ceño-  pero no tengo hambre.  -En eso, un gruñido en su estómago lo hizo sonreír;   tenía esa sensación de inapetencia a pesar de sentir los reclamos de su estómago; señal inequívoca de estar muy nervioso-  y todo para que no venga...
 
            Pero en eso, un par de personas que llegaban lo hiceron levantar la vista y sintió su corazón bombear alocado al ver que uno de ellos era Harry; quien sin siquiera mirar en su dirección se dirigió a su lugar en donde comenzó inmediatamente a conversar con Neville y Seamus.
 
          Sin poderlo evitar, Draco suspiró con tristeza, y aunque estaba al pendiente de su plan, sus ojos toparon con el pastel de chocolate que estaba en la mesa.
 
          -¿De nuevo pastel?  -pensó sonriendo sin ganas-  bueno... al menos algo apetecible que comer. 
 
          Así que se sirvió un trozo de pastel con un vaso de leche fría; y ya con el pastel en el plato y yendo en contra de la buena etiqueta, metió el dedo en el betún para despues llevárselo a la boca.
 
           -mmm... -gimió cerrando los ojos-  esta delicioso...  -pensó mientras chupaba con deleite su dedo-  no cabe duda de que el chocolate es el amigo incondicional para toda ocasión.  -Entonces abrió los ojos para encontrarse con unos de color verde profundo que lo miraban fijamente-  ¿estará funcionando?  -pensó sobresaltado mientras le sostenía la mirada-  hagamos la prueba...
 
          Volvió a llenar su dedo de betún y sin dejar de mirarlo, lo lamió con la punta de la lengua para despues meterlo todo en la boca y succionarlo de forma sensual y descarada; vió a Harry tragar saliva y en ese instante supo que lo tenía; tomó su vaso de leche y se lo llevó a los labios dejando que intencionalmente unas gotas cayeran por una de las comisuras de su boca, gotas que alcanzó a atrapar con la lengua; todo esto sin dejar de mirarlo; vió a Harry tragar en seco y no pudo evitar sonreir maliciosamente al notar como el chico Griffindor apuraba un trago de jugo de calabaza de su vaso.
 
          Cuidando de no ser visto, Draco se mordió el labio inferior en un gesto claramente provocativo, y al ver como Harry colocaba las manos sobre la mesa en una clara señal de ponerse de pie, él pensó al tiempo que levantaba una pierna para salir de la banca:
 
           -Oh oh... hora de correr.
 
           -¿Te vas sin cenar?  -preguntó Pansy al verlo ponerse de pie.
 
           -No tengo hambre,  -dijo Draco ajustandose la túnica.  nos vemos luego.
 
           -Claro.  -Respondió Pansy alzandose de hombros.
 
           -¿A donde vas, Harry?  -preguntó Hermione al verlo levantarse-  ¿Harry?  -insistió al no recibir respuesta.
 
           Con paso tranquilo pero firme, Harry se dirigió a la salida del comedor, caminó a lo largo del pasillo, llegó a una bifurcasión y mirando a ambos lados, tomó el de la derecha y siguió su camino hasta detener sus pasos al encontrar a unos diez metros de distancia,  a un chico rubio sentado en un recoveco de la pared balanceando los pies al aire mientras apoyaba sus manos a ambos lados de sus piernas en la fría piedra, viendo sus zapatos como si fueran la cosa mas interesante del mundo.
 
           Harry no dijo nada, solo metió las manos en sus bolsillos y se le quedó mirando; Draco volteó y sonriendo bajó de un salto del recoveco mientras lo miraba fijamente y de igual forma metia sus manos en sus bolsillos; sin responder a la sonrisa y sin sacar las manos de donde estaban, Harry dió un paso adelante al tiempo que Draco daba un paso hacia atrás; Harry dió otro paso y Draco retrocedió otro más; fue entonces que Harry sacó las manos de los bolsillos y echó a correr mientras que Draco se daba la vuelta rápidamente y hacía lo mismo para alejarse de él.
 
           Había sucedido... el león de Griffindor... había despertado. 

Notas finales:

BESITOS!!!!


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