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POCION por Orseth

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Notas del capitulo: HOLA A TODOS!!!!!!!
ACTUALIZO ESPERANDO Q NO SE FASTIDIEN DE ESTE FIC... T_T
Y TAMBIEN ESPERANDO Q PRONTO SE PRONTO SE ARREGLE ESTA ...MMM... PAGINA.
PARA Q NO SEA TAN AGOTADOR LEER.
Y AHORA SI, BESITOS!!!!!!!
CAPITULO 59

Cuando Harry vio la puerta azotársele en la nariz, sintió su corazón golpeándole el pecho con fuerza, se quedó quieto unos momentos intentando calmarse para luego darse la vuelta y recargar la espalda en la puerta mientras iba dejándose caer poco a poco hasta quedar sentado en el suelo.
Se limpio el sudor de su frente con la manga mientras recargaba la cabeza en la gastada madera, estaba muy nervioso, el profesor de pociones siempre lograba intimidarlo con su sola presencia a pesar de saber que durante la guerra, fue quien más arriesgo de entre todos para lograr la victoria sobre Voldemort; suspiró resignado a esperar durante toda la noche si era necesario una respuesta de Snape.
Mientras tanto, dentro de la oficina, el sombrío profesor miraba fijamente el pequeño cofre; era un cofre muy especial, ya que cuando era pequeño, había logrado comprarlo en una tienda de antigüedades realizando un sinfín de mandados a todo aquel que solicitara sus servicios, algo realmente difícil para alguien tan huraño como él; y cuando Draco recibió su carta de ingreso a Hogwarts, él se lo regalo contándole el gran esfuerzo que había tenido que hacer para comprarlo; en ese momento Draco lo había mirado fascinado para después decirle a su padrino mirándolo con ojos brillantes y lleno de orgullo, que un regalo como ese solo lo merecía alguien muy especial.
-“Alguien muy especial”... –Musito Snape recordando las palabras de Draco- Potter... ¿es alguien especial, Draco?... –Pensó Severus mientras levantaba la tapa.
Lo primero que vio fue un pergamino atado con una cinta negra, lo tomó y lo desató; la fina caligrafía que se dejó ver, le indico de inmediato que lo que había escrito ahí, lo había escrito Draco, así que exhalando un profundo suspiro, comenzó a leer.
Mientras tanto, en una habitación de la casa de las serpientes, Blaise corría a todos los que se encontraban ahí en cuanto cruzó la puerta.
-¡Fuera, largo! –Exclamó gritando.
-¿Estás loco? -Respondió Theo molesto mientras sacaba algo de su baúl.
-¡Quiero estar solo! -Exclamó Blaise sentándose de golpe en su cama.
-Pues insonoriza tu cama... –dijo Vincent mientras se arrellanaba en la suya indicándole claramente que no pensaba moverse de ahí.
-Todos son unos idiotas... –Respondió Blaise cerrando sus cortinas con fuerza- Si, unos completos idiotas... –Susurro entre dientes mientras insonorizaba el interior de su cama adoselada al tiempo que ardientes lagrimas escapaban de sus ojos.
-¿Qué rayos le pasa? -Exclamó Vincent.
-¿Qué pregunta tan idiota es esa, Vincent? -Dijo Theo rodando los ojos- Por si no te fijaste, yo estaba aquí también cuando él llego en ese estado, no seas tarado.
Blaise no oía nada del exterior, así como afuera tampoco oían los sollozos que escapaban de su garganta mientras abrazaba su almohada.
-Potter... –susurró apretando la almohada con los puños- ¿por... porque tú?... ¿Por qué precisamente tu?... Draco... ¿Qué tiene él que no tenga yo?... –Exclamó ya sin resentimiento, sino sintiendo un profundo dolor.
Paso así mas de una hora, llorando a veces en silencio y a veces gritando; la cabeza le dolía para cuando comenzó a calmarse, para ese momento ya había pensado muchas cosas y su mente, a pesar de todo, se había aclarado; se sentó recargando la espalda en la cabecera y abrazando su almohada, y aun con cristalinas lagrimas bañándole el rostro, sonrió tristemente al darse cuenta de que siempre supo que Draco nunca iba a enamorarse de él, de que en realidad Draco nunca lo engañó ya que el amor no elige a quien más conviene y Draco también estaba sufriendo lo mismo que él.
-Draco... –Suspiro mientras recordaba la tarde en que Draco le confesó estar enamorado- Eres un tonto... igual que yo... –Pensó dejando caer su cabeza hacia atrás al recordar las lagrimas de su amigo al saberse no correspondido- Si tan solo te hubieras enamorado de mi... yo nunca te hubiese hecho llorar...
Mientras tanto, en otro lugar del húmedo castillo, en una lúgubre oficina, Snape miraba como hipnotizado el lienzo negro con el dorado cabello de su ahijado.
No dijo nada, simplemente se levantó dejando el lienzo en el escritorio para dirigirse a un armario, el cual abrió para servirse un trago de whiskey de fuego, trago que sin embargo no bebió, sino que después de unos segundos arrojo contra la pared rompiendo en mil pedazos el vaso de cristal.
-Eres un tonto Draco... –Pensó recargando una mano en la pared al tiempo que agachaba la cabeza- Siempre tomas las decisiones equivocadas... pero bueno... –Susurró para sí mismo caminando a su silla- Eso mismo hice yo al enamorarme de Lily... no puedo culparte por algo que no está en tus manos elegir.
Afuera, Harry había dado un respingo al oír algo estrellarse contra la pared, sabía que Snape no estaba pasándola muy bien allá adentro, así que solo atino a removerse inquieto en el frio piso y a disponerse a esperar.
Dentro de la oficina, mil cosas pasaban por la mente de Severus, cosas que estaban provocándole jaqueca, si Lucius se había enterado de todo aquello, Draco estaba en verdaderos problemas, esa y muchas cosas más lo hacían caminar de un lado a otro de su oficina.
-Potter, Potter... –Pensó sonriendo con amarga ironía- ¿Por qué demonios siempre tiene que haber un Potter de por medio?
Mientras tanto, en una habitación de la casa Slytherin, un estudiante seguía encerrado no solo en su cama, sino en su propio mundo de desilusión.
-Debo hablar con Draco, saber cómo esta... –Pensó Blaise decidido- Pero seguramente su padre lo tendrá castigado y no creo que sea tan fácil comunicarse con él... pero debe saber con qué clase de gusano va a casarse.
En otro lado del castillo, Harry comenzó a cabecear, cuando de pronto sintió que se iba hacia atrás golpeándose la nuca con el suelo al abrirse la puerta de repente.
Abrió los ojos y vio a Snape que lo miraba fijamente, así que a pesar del dolor que sentía en la cabeza, se levanto rápidamente para entrar en la oficina tras el profesor de pociones que sin decir nada había vuelto a sentarse tras su escritorio.
Snape miró a Harry, quien a pesar de haberse quedado congelado unos segundos, se apresuro a cerrar la puerta.
Se encontró con un par de penetrantes y profundos ojos negros que lo miraban fijamente, tanto que comenzó a sentirse inquieto, pero que sin embargo sostuvo con firmeza; se preguntó que tantas cosas estarían pasando en ese momento por la mente de su profesor, ya que este no dejaba de mirarlo sin decir una sola palabra.
-Sabes que yo no tengo familia... ¿verdad, Potter? -dijo de pronto Snape sin moverse de su asiento.
-eee... eso creo. –Respondió Harry algo confundido pero dispuesto a entender todo.
-No voy a explicarte lo que pasa por mi cabeza... primero porque no se me da la gana, y segundo porque no tengo ninguna necesidad de explicarte nada; sin embargo... te hago ese comentario por un simple motivo.
-Usted dirá...
-Cállate y no me interrumpas... –Escupió Snape sin dejar de mirarlo- En el momento en que apadrine a Draco cuando era un bebé, hice un juramento... juramento que no tuve reparo en volver a hacer cuando fue necesario para cuidar de él... él es mi única familia; Potter... él es la única persona que realmente me importa en este maldito mundo.
-Lo sé, señor...
-Tú no sabes nada... –Respondió Severus entre dientes mientras sacaba un estuche de anteojos de su escritorio- Y claro, no puedo esperar gran cosa de un Potter... -Harry se mordió la lengua para no responder, no necesitaba iniciar ahora una discusión acerca del coeficiente intelectual de los Potter, además sabia que si estaba dentro de esa oficina sin recibir un Crucio, ya era una inmensa ganancia, por lo que solo se limitó a mirar a Snape, quien le aventó el estuche diciendo- Toma.
-¿Y esto? -Pregunto Harry tomando el estuche
-Eso que tienes en las manos... es un traslador.
-¿Un traslador? -Repitió Harry sintiendo un cosquilleo en el estomago.
-¿Tienes que repetir todo lo que digo, Potter? -Exclamó Snape molesto.
-No, lo siento...
-Si él sufre más por ti, Potter... te matare...
Harry no contestó, algo en la fría mirada de Snape, le indico que no mentía, algo que ni siquiera con Voldemort le había visto, así que solo asintió tomando su cofrecillo antes de darse la vuelta.
-Gracias... –Dijo Harry tomando el picaporte- Una última pregunta señor, ¿A dónde exactamente me lleva este traslador?
-A la habitación de Draco en Malfoy Manor... ahora lárgate.
Harry solo abrió la boca para cerrarla inmediatamente, vio como Snape le daba la espalda girando en su silla, así que sin decir nada mas, salió de ahí.
Ron y Hermione esperaban a Harry en la sala común cuando lo vieron entrar como torbellino.
-¡Chicos! -Exclamó Harry con mirada desorbitada.
-¡¿Qué pasó, Harry, te viene persiguiendo Snape?! -Gritó Ron al verlo entrar todo desquiciado.
-¡No!... ¡es que... ¡... ¡oh dios, no lo creerán!
-¡Cálmate Harry y explicanos! -Exclamó Hermione exasperada- ¿Qué pasó con Snape?... ¿le mostraste la carta?
-Miren esto... –Respondió Harry mostrándoles el estuche de lentes.
-¿Te regalo unas gafas nuevas? -Exclamó Ron arrugando el ceño.
-No seas idiota Ron... –Respondió Harry con una enorme sonrisa.
-¿Entonces?
-Dentro hay un traslador... un traslador que me llevara directo a la habitación de Draco.
-¡Harry! -Exclamó Hermione con las manos en la boca.
-¿Estás seguro que te llevara ahí, Harry? -Preguntó Ron con escepticismo- ¿Qué tal si Snape esta enviándote a algún otro lado para que te alejes de su querido ahijado?
-Estoy seguro que no, Ron... –Respondió Harry sentándose en el sofá mientras miraba con intensidad el estuche.
-¿Y cuando iras? -Preguntó Hermione sentándose junto a él.
-¿Cómo cuando? -Respondió Harry- ¡ahora mismo, por supuesto!
-Cálmate Harry, -Dijo Hermione- Tienes suerte que no haya nadie en la sala.
-¿Y qué esperas que haga? -Exclamó Harry- ¿esperar hasta mañana?
-No, claro que no...
-Bueno chicos... –Dijo Harry mirándolos a ambos pero entregándole su cofre a Hermione- Te lo encargo mucho, sabes lo que significa para mí.
-Si Harry, -Respondió ella tomándolo- Solo ten cuidado, no sabes si Draco está ahí.
-Si amigo, -Intervino Ron- No sea que su padre se encuentre ahí en ese momento.
-Tendré cuidado, -Respondió impaciente Harry- Nos vemos.
Ron y Hermione ya no dijeron nada, solo vieron como Harry abría el estuche de gafas, para luego desaparecer tan solo al tocarlas.
Cuando Harry sintió sus pies pisar tierra firme, alzo los brazos para nivelarse y no caer de bruces; para cuando se sintió más seguro, guardo el estuche en su bolsillo y miró a su alrededor algo inseguro; el lugar en el que se encontraba estaba en semi penumbra, solo alcanzaba a distinguir formas confusas, por lo que parpadeó varias veces intentando adaptar sus ojos a la tenue oscuridad; como no escucho ningún ruido, murmuró un quedo Lumos para iluminar el lugar.
Con la varita alcanzo a ver un poco más de lo que había en aquella habitación, que por principio de cuentas tenia las cortinas cerradas, por eso estaba tan oscuro a pesar de que aun no era de noche, vio un tocador con un fino acabado y un enorme espejo, una pequeña mesa en donde reposaba una charola con varios alimentos, un vaso de leche, una ensalada de pollo y un plato de frutas, todo al parecer intacto; cerró los ojos un momento y sin poderlo evitar, aspiro profundo... si... definitivamente esa habitación olía a Draco, ese suave y delicioso aroma que traía a su mente un par de ojos grises.
Siguió iluminando la habitación, en el suelo vio una toalla, la cual tomó y acercó a su nariz sin poderlo evitar; estaba húmeda y con el aroma tan familiar para él impregnado en ella; alzó mas la varita y ahí, a unos pasos estaba una cama, una cama con doseles como las del colegio, solo que esta tenia cortinas blancas y no estaban corridas, sintiendo su corazón acelerarse cada vez más, dio unos cuantos pasos, para distinguir a alguien entre las sabanas.
El Lumos que había invocado era muy tenue, sin embargo se acercó lentamente a la cama, para ir descubriendo poco a poco a alguien dormido en ella; finalmente lo vio, ahí, entre un nido de sabanas y colcha color crema encontró a Draco dormido.
Estaba vestido con un pijama de franela azul claro, calcetines blancos y el cabello revuelto, estaba acostado de lado, justamente hacia él, con las manos bajo la mejilla y las rodillas dobladas; sus labios entre abiertos dejaban salir su respiración de manera lenta, pausada.
Controlando las ganas de despertarlo, Harry se sentó cuidadosamente en la cama, dejo su varita en el mueble que estaba junto para no despertarlo con la luz y luego se acomodo junto a él recargando su cabeza en un codo; fue ahí que pudo verlo claramente, Draco estaba más delgado y hubiera podido jurar que aunque había muy poca luz, estaba mas pálido que de costumbre.
Sin poderlo evitar, miró su cabello que aun estaba húmedo y que no pudo evitar tocar; el suave cabello, libre de toda gomina, se levantaba en varias direcciones a pesar de ser tan liso cuando estaba largo; Harry sonrió al recordarlo los primeros años.
-Tu cabello es rebelde... –Pensó Harry acariciándolo apenas con las yemas de los dedos- Por eso siempre lo llevabas con gomina.
-mmm... –Gimió Draco removiéndose entre las sabanas.
-Muy bien Draco... –Pensó Harry poniéndose serio- Hoy finalmente, tú y yo vamos a hablar.








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