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POCION por Orseth

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Notas del capitulo: HOLA, HOLA PANDILLA DE LOC@S Y DESQUICIAD@S!!!...AQUI ESTOY DE NUEVO, CON LA MISMA ANGUSTIA QUE USTEDES DE VER CADA VEZ MAS CERCA EL DIA 30.... BUAAAAAAAAAAAA!!!!.... MEJOR YA NO LE SIGO O ECHARE A PERDER MI PC, SAYOOO!!!
CAPITULO 69
-Mira... –Respondió Harry impaciente- No estoy de humor para soportar tus estupideces...
-Yo tampoco... –Respondió Blaise sin moverse de su lugar- Es solo... que estoy muy triste.
-¿Y esperas que te pregunte porque?
-En realidad no, pero aun así te lo diré.
-Que considerado.
-Estoy muy triste porque la persona que más amo, se casa este fin de semana.
-Ah... –Exclamó Harry sintiéndose de pronto incomodo y sin saber que decir, por lo que simplemente optó por salir de ahí.
-Espera, no te vayas... –Dijo Blaise al verlo levantarse- Simplemente quiero hablar... y entender...
-¿Entender qué?
-Muchas cosas... –Respondió Blaise como reflexionando sus propias palabras- ¿Sabes que yo amo a Draco?
-Si... –Dijo Harry- él mismo me lo dijo.
-El día que me confesó que estaba enamorado de alguien... ese día algo se rompió dentro de mí... Supongo que sabes lo que se siente perder a quien quieres y claro está, que no me refiero a tus padres.
-Si lo sé o no, es asunto mío, Zabini.
-Lo que me cuesta entender... –Dijo Blaise abrazando sus rodillas y recargando su barbilla en ellas- Es porque teniendo el corazón de Draco en tus manos, lo dejas ir tan fácilmente.
-¡¿Dejarlo ir?!... –Exclamó Harry sonriendo con sarcasmo- ¡él fue quien me botó!
-No Potter... –Dijo Blaise con la misma actitud serena- Tú estás dejándolo ir.
-Tú no sabes...
-Sé lo suficiente como para ver que estas ahogándote en un simple vaso de autocompasión.
-Escucha idiota... –Exclamó Harry acercándose a él en un par de zancadas y tomándolo de la solapa- No te metas en asuntos que no te importan.
-Para mi desgracia... –Respondió Blaise sin responder la agresión de Harry- Si me importa... y mucho...
-Imbécil... –Dijo Harry soltándolo y dirigiéndose a la puerta.
-¿Sabes porque el señor Malfoy se llevó a Draco? –Dijo de pronto Blaise haciendo que Harry se detuviera en seco- Mientras tú y Draco tenían sexo en la sala de los menesteres, alguien los vio... y ese alguien vertió sus recuerdos en un pensadero... pensadero que sin ningún miramiento envió al padre de Draco.
Al oír eso, Harry se dio la vuelta con la estupefacción estampada en el rostro.
-Pero supongo que eso no significa nada para ti... –Continuo Blaise- Puesto que piensas que Draco es un imbécil caprichoso ¿cierto?... ¿y sabes quién fue la persona que lo traiciono de esa manera?
-N-no...
-Pansy Parkinson... la que será su dulce esposa... –Dijo Blaise ante un Harry que solo atinaba a quedarse en el mismo lugar- Imagino que has de pensar que son tal para cual ¿no?... digo, una persona tan mezquina, para otra muy idiota... ¿pero sabes una cosa?... yo creo que en este asunto, el más idiota eres tú... todos están dándote la mano para poder luchar tu propia guerra, no es como en el pasado que luchabas en soledad... están poniendo la espada en tu mano y lo que tú haces es darle el manotazo... –Dijo Blaise poniéndose de pie y dirigiéndose a la puerta- No entiendo como es que te aclaman como el salvador del mundo mágico sino eres capaz de salvar a la persona que mas quieres. –Y sin decir nada mas, salió de ahí cerrando la puerta tras de sí.

Viernes

En la mañana, como últimamente lo hacía, Harry se vestía en completo silencio mientras Ron solo atinaba a hacer lo mismo para salir antes que él.
-Te espero abajo. –Dijo caminando hacia la puerta sin obtener respuesta.
-¿Cómo lo ves? –Preguntó Hermione cuando Ron llegó a su lado en la sala común.
-Igual que siempre.
-¡Mañana es la boda!... ¿Qué iremos a hacer?
-No sé... oye ¿y si le aplicamos un Imperius?
-¡Ay Ron, no seas tonto, claro que no!
-Pues entonces no veo otra forma... francamente convencer a Harry de algo que en realidad no quiere hacer, es prácticamente imposible... creo que sería más fácil enseñar a Hagrid a bailar ballet.
-Rayos... –Exclamó Hermione con desaliento- No le veo solución.
-Ni yo... creo que habrá irse haciendo a la idea de que el hurón será para mañana, un señor casado, y Parkinson, la señora Malfoy.
-No inventes... Shhhh ahí viene.
Harry bajó abotonándose los últimos botones de su túnica mientras pasaba junto a ellos sin decir nada; y así, en completo silencio, los tres se dirigieron al comedor rodeados por más alumnos que iban al mismo lugar.
Sentados en su ya acostumbrado extremo de la mesa y habiendo comenzado a desayunar, Harry dijo de repente:
-Y bien... ¿Cuál es el plan?
-¿mm?... ¿Cuál plan? -Respondió Hermione dando un sorbo de leche.
-Si, el plan con el que vamos a ir a rescatar a Draco. –Respondió Harry.
El cereal que Ron tenía en la boca salió disparado en todas direcciones mientras Hermione comenzaba a golpearle la espalda.
-Que cerdo... –Exclamó Harry con los cristales de sus gafas salpicados de cereal.
Ron y Hermione no atinaron a decir nada, simplemente lo miraron, una con los ojos como platos y el otros con los ojos llorosos.
-Harry... ¿acaso...? ¿Acaso has decidido ir por Malfoy? –Exclamó Hermione perpleja.
-No, no iré... iremos... –Aclaró Harry limpiando sus gafas- O al menos eso es lo que ustedes me habían dicho ¿no?... que van a ayudarme.
Ambos chicos se le quedaron mirando por unos momentos, hasta que finalmente Hermione dijo:
-¿Cómo es que te has decidido?
-Eso no importa, -Respondió Harry- Lo importante es que quiero oír todos los detalles de lo que vamos a hacer.
-De acuerdo, -Respondió Hermione comenzando a sonreír- Lo hablaremos luego, en donde no haya tanto orejones, sirve que le hablamos a Sirius y a Snape para ponernos de acuerdo.
-Bien.
Y sin necesidad de decir nada mas, los tres continuaron su desayuno con un ánimo totalmente diferente.
El resto del día pasó con una extraña efervescencia en el castillo, el tema de conversación era solo uno: La boda de Draco Malfoy.
Para ese entonces, Pansy Parkinson ya no estaba en el castillo, había pedido un permiso para faltar un par de días debido a los preparativos de su boda; Ron y Hermione se morían por conversar entre sí, pero debido a las clases y a que Harry ya estaba todo el tiempo con ellos era prácticamente imposible; querían saber el porqué de su cambio de parecer, pero sabían que eso no podían preguntárselo, había cosas que simplemente tenían que dejar pasar.
Sin embargo si podían notar que estaba tan reservado como los últimos días, como perdido en sus pensamientos; fue hasta la hora de la cena que Hermione les dijo:
-Hablé con Sirius.
-¿A qué hora? -Preguntó Ron.
-Si, ¿Por qué no nos avisaste? –Exclamó Harry.
-Ay chicos... –Exclamó Hermione rodando los ojos- No estamos todo el tiempo juntos, ustedes tienen que hacer sus cosas y yo las mías... pero bueno, me comunique con él a través de un espejo como el que alguna vez le dio a Harry, me lo dio la última vez que vino.
-¿Y porque solo a ti? –Preguntó Ron con el ceño fruncido.
-Bueno ¿y qué te dijo? -Exclamó Harry impaciente.
-Tal como dijo Snape, es algo muy sencillo. –Respondió Hermione.
-¿Entrar a Malfoy Manor sin ser invitados?... sí, claro, -Exclamó Ron sarcástico- No pasa de que nos fulminen.
-Pero yo entre la vez pasada... –Dijo Harry- y fue en la mismísima habitación de Draco y no me pasó nada.
-Si pero no tenía tantas protecciones como ahora... –Respondió Hermione- Lucius Malfoy no es un hombre descuidado, sabe que aun hay mucha gente que lo odia.
-¿Y entonces? –Preguntó Harry.
-Dice Snape que eso es lo de menos, que mañana lo arreglaremos.
-¿Está loco?... ¿hacer cosas de última hora? –Exclamó Harry molesto.
-Entiendo que estés ansioso, -Dijo Hermione- Pero nadie mejor que Snape conoce Malfoy Manor, así que apeguémonos al plan.
-¿Pero cuál es el maldito plan? –Volvió a preguntar Harry.
-Sirius dijo que después de que te pongamos al tanto, descansáramos y que mañana nos veíamos.
-¿Qué mañana nos veíamos? -Exclamó Harry frunciendo el ceño- ¿eso es todo?
-Si, nos en encontraremos en una de las mazmorras, Sirius quería a todos en la casa de los gritos, pero Snape lo mando a volar... y también lo que ya les dije, que nos calmáramos y durmiéramos como siempre.
-Dormir... –Pensó Harry tomando un sorbo a su jugo de calabaza- Como si fuera tan fácil.
Sábado

-Hijo, no has probado el desayuno... –Exclamó Narcisa al ver a Draco viendo por la ventana abierta vestido aun con su bata de dormir y la charola del desayuno intacta.
-No tengo hambre. –Respondió Draco dándose vuelta y sonriéndole.
-Podrías desmayarte, anda... come... –Dijo Narcisa pinchando un trozo de fruta de un plato.
-Mamá... –Se quejó Draco abriendo la boca- ¿Por qué sigues insistiendo en tratarme como a un niño?
-Porque eres mi niño y así tengas cien años, siempre serás mi bebé.
-Si, si, ya entendí... –Respondió Draco rodando los ojos al escuchar el consabido dicho de todas las mamás.
-Ya tienes todo listo, ¿te falta algo? –Preguntó Narcisa pinchando otro trozo de fruta.
-Ya está todo, solo falta bañarme.
-Allá abajo es una locura, -Dijo Narcisa conversando con naturalidad- Y el jardín ya tiene invitados... ¿Qué la gente no sabe que es de mala educación llegar tan temprano a una recepción tan importante?... bueno, como sea, tu padre ya esta atendiéndolos; el ministro Kingsley Shacklebolt te envió un regalo enorme, promete que me dirás que fue lo que les envió... aunque francamente no entiendo porque, era auror y miembro de la Orden del fénix, se supone que nos odian... en fin, allá ellos, supongo que quien insistió fue su esposa, uff desde hace días esta hostigándome, no deja de mandarme lechuzas; aunque lo niegue, desea que la invite a alguna de mis reuniones...
Draco a todo decía que si mientras su mente divagaba en todo, menos en lo que su madre estaba diciendo; hasta que finalmente dijo:
-Mamá, yo puedo terminar de desayunar.
-Pero...
-Por favor.
-De acuerdo, -Concedió Narcisa sonriendo- Vendré a verte en un rato, ¿bien?
-Si.
Y después de darle un beso en la mejilla, Narcisa salió de la habitación dejando a Draco, quien en cuanto la puerta se cerró, hizo a un lado la charola y fue de nuevo hasta la ventana.
Mientras tanto, en otro lugar, otro chico agitaba su pierna debajo de la mesa en un molesto tic nervioso.
-¡Basta Harry, me desesperas! -Exclamó Hermione en el comedor, junto a su amigo y novio.
-¿A qué hora se supone que nos vamos a ir? –Respondió el interpelado- ¡Ya son las ocho de la mañana y Snape desayunando tan tranquilamente!... y otra cosa, ¿Qué tal que Sirius no llega?
-Llegara. –Respondió Hermione.
-¿Y si algo se le atraviesa en el camino?
-Si pudo escapar de Azkaban, te aseguro que escapara de cualquier cosa que le impida llegar a tiempo. –Respondió Hermione pacientemente.
-¿Y ahora que quiere? –Exclamó Ron viendo hacia la mesa de los profesores en donde el Señor Flitwick se le había acercado a Snape con un pergamino comentándole algo, detalle que para exasperación del trió, se convirtió en una charla.
-Creo que iré a interrumpirlo. –Declaro de pronto Harry.
-Ni se te ocurra mover un dedo, -dijo Ron- soy muy joven para morir.
-¡Pero es que se hace tarde!
-¿Y tú crees que él no tiene su tiempo medido, Harry? –Exclamó Hermione.
-Pues se ve muy tranquilo. –dijo Ron observando al profesor de pociones, quien en un momento dado, se puso de pie.
-¡Al fin! –Exclamó Harry haciendo lo mismo.
-¿Qué sucede? –Preguntó Snape ceñudo al verlos acercarse.
-eee... ¿Pues que ya es algo tarde? –Respondió Harry irónico.
-Diez puntos menos por ser sarcástico conmigo Potter.
-¡Pero.,..!
-Y aun debo ir a mi despacho, el profesor Flitwick necesita una poción para curar el resfriado de su Crup, espérenme en la mazmorra que esta junto a la escalera.
Los tres chicos se quedaron con la boca abierta al verlo alejarse de ahí, y sin poder hacer nada mas, tuvieron que obedecerlo; una hora después y con los nervios a flor de piel, los chicos se pusieron de pie de un salto al verlo entrar a la mazmorra.
-¡Son las nueve y media! –Exclamó Harry molesto.
-Vaya, -Respondió Snape inexpresivo- Te cambiare la caratula y te colgare en mi oficina, serias un buen reloj... algo raro y tonto, pero al menos harías algo útil. -Harry apretó los ojos y cerró la boca, estaba seguro que si decía algo, definitivamente echaría todo a perder- Buena decisión. –Exclamó Snape.
Lejos de ahí, en una mansión con ambiente festivo, Narcisa entraba a la habitación de su hijo.
-¡Qué guapo! –Exclamó al verlo vestido con un traje color negro que resaltaba su pálida piel y su cabello rubio.
-Gracias. –Respondió Draco acomodándose la mascada de seda en el cuello frente al espejo.
-Déjame hacerlo. –Dijo Narcisa acercándose a él- ¿Todo bien?... ¿algo que quieras contarme? –Exclamó la elegante mujer mientras le anudaba la corbata estilo ascot.
-¿No abría sido más fácil usar una simple corbata?... estos nudos son muy difíciles de hacer.
-Nunca te ha costado trabajo hacer estos nudos y además este estilo es tu favorito, dices que es de muy buen gusto.
-Bueno... es que hoy no estoy de humor.
-Ya note tu cambio de conversación.
-Mamá... –Dijo Draco tomándole la mano- Por favor...
Narcisa lo miró intensamente por un instante, luego simplemente sonrió y dijo:
-Te compre un fistol, hubiera preferido mandarlo hacer pero como ya no hubo tiempo, fui a comprarlo... ¡Winky! -Llamó Narcisa.
-¿Me llamó, ama? -Dijo una elfina apareciéndose en medio de la habitación.
-¿Cómo esta todo haya abajo?
-Es una locura... pero si mi ama me lo permite, debo decir que es una locura muy organizada.
-Lucius... –Exclamó Narcisa sonriendo.
-Así es, mi ama... el amo tiene todo controlado.
-No podría ser de otra manera.
-¿Puedo servirle en algo?
-Si, en mi estudio deje mi bolso.
-Así es, mi ama... como pensé que lo había dejado ahí a propósito, no lo guarde... ¿cometí un error? –Exclamó la elfina con rostro angustiado y lista para darse de topes en la pared.
-No, tráemelo, tengo algo ahí dentro.
-Si, mi señora. –Respondió la elfina desapareciendo al instante y reapareciendo con el bolso de mano- Aquí esta.
-Bien, retírate.
-Con su permiso.
-Veamos... –Dijo Narcisa abriendo el bolso y buscando el pequeño estuche de terciopelo negro- es muy lindo, tiene un solitario incrustado en... rayos...
-¿Pasa algo? –Pregunto Draco al oír a su madre expresarse de esa manera tan poco común en ella.
-La olvide por completo.
-¿Qué olvidaste? –Preguntó Draco dando un último ajuste a su corbata.
-La carta... –Respondió Narcisa sacando el pergamino de su bolso- Tengo una carta para ti, te la envía tu amigo Blaise.
-¿Blaise?... ¿y por que la tienes tu? –Preguntó extrañado Draco mientras la tomaba.
-Tu padre, como ya sabes, intercepto tu correo, así que Severus hizo el favor de entregármela... lo siento hijo, eso fue hace casi una semana.
-No te preocupes. –Respondió Draco abriéndola.
-Debo apresurarme, -Dijo Narcisa sacando el estuche de su bolso- Todavía tengo que ir a sacar los pendientes que usara Pansy... es muy práctico que haya venido a vestirse aquí, detesto los contratiempos, aunque bueno, aun faltan un par de horas, es una suerte que los Malfoy seamos tan organizados ¿no lo crees?... ¿Draco? -Pero Draco no escuchaba la perorata de su madre, lo que iba leyendo hizo que sus ojos se abrieran de sorpresa.
-No puede ser... –Musitó caminando de repente hacia la puerta.
-¡Draco! -Exclamó Narcisa saliendo tras él.
Muchas cosas llenaban la mente de Draco mientras caminaba con paso veloz; Pansy... se conocían desde que eran niños, compartieron los años de escuela, que tomando en cuenta su corta edad, era toda una vida; Vivieron juntos tantas cosas... juegos y travesuras... miedos y esperanzas... no podía ser...
Sin embargo, las últimas palabras de Blaise en su carta retumbaban en su mente... “Todo lo que digo es cierto... Lo juro por mi honor, so pena de perderlo todo”... Ese era un juramento que comprometía la vida entera, el que lo pronunciaba no moría al instante, no era como con el Juramento Inquebrantable, sino que era una proclama de decir la verdad y pedir confianza absoluta bajo la pena de recibir desgracia y mala suerte para toda la vida en caso de mentir; Blaise nunca proclamaría ese voto en falso, era algo prácticamente imposible.
Abrió una habitación de golpe sobresaltando a quienes estaban dentro, quienes eran Pansy vestida de novia parada sobre un banquillo con una modista ajustándole los últimos detalles, dos de sus mejores amigas y su madre.
-¡Draco! ¡Qué susto me diste!... –Exclamó Pansy sobresaltada para después decir sonriendo: -¿no sabes que es de mala suerte ver a la novia antes de la boda?
-¿Por qué le enviaste el pensadero a mi padre?
Notas finales: BESITOS!!!!!!!!!

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