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POCION por Orseth

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CAPITULO 72

Draco se giró al escuchar la puerta abrirse, encontrándose con Harry que lo miraba fijamente.
-¡Tú! –Exclamó echando chispas por los ojos- ¿¡Quien te crees?!... ¡¿Cómo te atreves?!...
-Draco, si te calmaras un poco...
-¡Si me calmara, nada!... –Interrumpió Draco escupiendo las palabras- ¿¡Quién demonios te crees que eres?!
-Nadie especial. –Respondió Harry con rostro serio, totalmente preparado para esa reacción de Draco.
-¡Exacto, no eres nadie para haber hecho lo que hiciste!... ¡Regrésame a mi casa!
-No. –Respondió Harry con firmeza.
Draco abrió la boca sorprendido, pero al instante se repuso.
-No estoy preguntándotelo ¡te exijo que me dejes ir!
-Y ya te dije que no. –Respondió Harry cerrando la puerta con la varita.
-¡Pero...! ¿¡Porque cierras!?... ¡déjame ir!
-No. –Respondió Harry dejando la varita en un mueble para luego caminar despacio hacia Draco, quien instintivamente comenzó a retroceder, aunque sin dejar de discutir en ningún momento.
-Ya habíamos hablado de esto, Harry... creí que lo habías entendido.
-De que lo entendí, lo entendí... no soy idiota.
-Pues yo creo que si... –Dijo Draco llegando hasta la pared; Detalle que no detuvo a Harry, quien caminó hasta quedar a solo unos centímetros de distancia.
Draco alzó la vista encontrándose con unos profundos ojos color esmeralda que lo miraban tan intensa y a la vez tan serenamente, que sin percibirlo, Trago en seco.
-Yo... yo me voy... –Exclamó Draco apartando la mirada e intentando salir del pequeño espacio.
-No escapes, Draco. –Dijo Harry cerrándole el paso.
-Yo no escapo. –Respondió Draco esquivando la mirada de Harry.
-Si lo haces.
-Pues soy un cobarde... pero eso ya lo sabías ¿no? –Respondió Draco intentando salir por el otro lado- Todo el mundo lo sabe, soy un títere de las circunstancias ¿y?
-Draco, no seas necio, solo dame un minuto para explicarte las cosas... –Dijo Harry pasando sus brazos por los costados de Draco provocando que éste posara sus manos en los brazos de Harry.
Volver a tenerlo así... tan cerca, tocar sus brazos fuertes y respirar su delicioso aroma, hizo a Draco sentir un vuelco en el estomago; y el dolor de no poder mantenerlo así, junto a él ya nunca más, lo hicieron cerrar los ojos; unos suaves labios sobre los suyos lo hicieron sobresaltarse, y al abrirlos ojos, se encontró con los de Harry justo frente a él... Y por un instante deseo abrir la boca, dejar que la lengua de Harry invadiera la suya con su dulce calidez... que esos brazos que lo aprisionaban contra la pared, lo estrecharan con fuerza... Pero fue solo un instante, la cordura lo volvió a la realidad.
-No. –Dijo firmemente separándolo de sí con sus manos.
-Draco... –Respondió Harry acercándose de nuevo.
-No me hagas esto, Harry... –Murmuró Draco antes de empujarlo suavemente y salir de ese pequeño espacio; pero al dar tan solo un paso, se quedó quieto al ver quien estaba de pie, justo en el marco de la puerta.
-Papá... –Exclamó estupefacto; Lucius lo miraba en silencio, con un rostro típicamente inexpresivo- Yo... yo...
Lucius lo miró por unos instantes más, luego su mirada se dirigió a Harry, quien sin decir nada, paso junto a Draco para salir de la habitación.
Con un pie, Lucius cerró la puerta, dejo su bastón a un lado y se recargo en ella cruzándose de brazos, y al cabo de unos eternos segundos, dijo:
-Ven.
Draco trago en seco y con pequeños pasos llegó hasta su padre, quien lo miraba fijamente.
-Yo... lo lamento...
-Cállate. –Dijo Lucius descruzando los brazos y estrechándolo fuertemente ante el azoro de Draco, quien solo atinó a quedarse quieto mientras escuchaba un suave murmullo en su oído que decía: Perdóname... –Draco se quedó muy quieto sin entender absolutamente nada, solo se dejó abrazar por no supo cuanto tiempo hasta que Lucius se separó de él y tomándolo de la mano, lo condujo hasta la cama, en la cual ambos se sentaron- Draco...
-¿Si? –Respondió Draco mirándolo atento.
-No entiendes que pasa ¿cierto? –Preguntó Lucius sonriendo.
-La verdad, no tengo idea.
-No te culpo, la verdad yo apenas estoy aterrizando... dime, Draco... –Dijo Lucius mirándolo a los ojos.- ¿Tu quieres casarte?
-¿Eh?... bueno...yo... –Balbuceó Draco completamente sorprendido.
-¿Es tan difícil de contestar?
-No... es decir...
-Solo responde, Draco.
-Bueno... yo me casare con quien tú me digas, Papá.
-Ya veo... –Exclamó Lucius mirando al frente mientras sonreía débilmente- Pero hijo...
-¿Si?
-Eso no es lo que te pregunté.
-¡Ah!... claro...
-¿Quieres casarte?
-Pues... yo... con Pansy no, ella ya no me agrada.
-Ah... –Exclamó Lucius- Buena respuesta... pero de nuevo evades mi pregunta.
-Lo siento. –Se disculpo Draco sintiéndose muy extraño por esa conversación.
-Veo que me tienes mucho miedo... -Dijo Lucius con cierto desaliento- Y no te culpo... te he tratado muy mal.
-No es cierto, -Respondió Draco- Solo haces lo que debes hacer por la familia.
-La familia... –Repitió Lucius exhalando un suspiro- Draco ¿tú amas a Potter? –Soltó de repente Lucius dejando a Draco con la boca abierta.
Lucius sonrió al verlo y poniéndole un dedo bajo la barbilla, le cerró la boca viendo como el rubor teñía las mejillas de su hijo.
-¿Y bien? –Insistió Lucius cruzando elegantemente una pierna mientras se recargaba hacia atrás con las manos en la cama- Toda mi vida me he guiado por los principios que me inculcó mi familia... principios que muchos no aceptan, pero que sin embargo yo presumo orgulloso... Puedo ser todo lo que los demás quieran, pero mi motivación principal siempre has sido tú y tu madre... si me equivoque en muchas cosas, fue por idiota, mas no por mis motivos... sin embargo, creo que he equivocado los métodos...
-¿Por qué lo dices? -Preguntó Draco percibiendo que su padre estaba descubriendo sus sentimientos ante él.
-Cuando me uní al Señor Tenebroso, lo hice ansiando el poder que representaba... los Malfoy y los Black siempre fueron prominentes, pero yo deseaba que nuestra familia estuviera muy por encima de todos... que tú y tu madre estuvieran rebosantes de poder... quería... quería que fueran felices...
-Y lo fuimos... –Exclamó Draco- Papá... en verdad fui un niño muy feliz, no sé de qué te culpas... porque eso percibo, estas culpándote de todo.
-¿Y tú precisamente me lo preguntas, hijo? –Exclamó Lucius mirándolo tiernamente- Dime ¿acaso fuiste feliz cuando el Señor Tenebroso te encomendó matar a Dumbledore?
-No, por supuesto que no... Pero son solo situaciones que pasan, mientras ustedes estuvieran conmigo, nada de eso importaba, papá.
-Eso es a lo que me refiero... intente hacer lo mejor para ustedes y solo les traje desgracia, dolor y miedo...
-Pero...
-Déjame terminar... –Dijo Lucius acariciando el suave cabello de su hijo mientras sonreía tristemente- El ser humano es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra... intente hacer lo mismo... y me volví a equivocar...
-Solo haces lo correcto para...
-La familia... –Completo Lucius- Deja de justificarme, Draco... estas repitiendo mi mismo patrón y yo no me había dado cuenta... tú no debes casarte... y no solo porque no estás enamorado, sino porque eres muy joven y te falta mucho por vivir.
Draco lo miró fijamente mientras su expresión se transformaba radicalmente.
-¿Lo... lo dices en serio?
-Si... tú no quieres a Pansy, creo que ya ni como amiga ¿cierto?
-Cierto. –Respondió Draco con los ojos brillantes.
-Pero no solo por eso no quieres casarte... no quieres hacerlo, porque tú amas a Potter. –La sensación de regocijo que Draco había comenzado a sentir, se esfumo con la misma rapidez para ser sustituida por la de la vergüenza; Lucius sonrió comprensivo ante el sonrojo de su hijo y dijo: -Contéstame algo... ¿te da vergüenza porque soy yo? o ¿te da vergüenza el que la gente se entere?
Draco no pudo responder, el giro de ciento ochenta grados lo tomo totalmente desprevenido.
-Ante mi lo entiendo... –Continuó Lucius hablando en tono suave- Y mas con lo que pasó; pero creo que aunque no me respondiste, ante los demás también te avergüenza... ¿sabes porque?... porque tienes los mismos prejuicios que yo... ¡ah Draco! –Dijo Lucius exhalando un profundo suspiro- Si pudiera nacer de nuevo, cambiaria tantas cosas... pero creo que aun es tiempo...
-¿Cambiar?... ¿cambiar qué? –Preguntó Draco tímidamente.
-Hijo... yo te quiero tanto... –Dijo Lucius sonriendo débilmente.
-Eso ya lo sé. –Respondió Draco sonriendo también.
-Por eso te pido perdón por tanto errores.
-No hay nada que perdonar, papá... yo también te amo.
-Gracias. –Dijo Lucius abrazándolo; abrazo que Draco correspondió con todo el amor del mundo- Ahora escúchame y escúchame bien... –Dijo Lucius soltándolo- Sé que estas enamorado de Potter...
-¡Oh!... yo lo lamento... –Susurró Draco.
-¡No, Draco!... mira mi rostro, mira mis ojos... solo tú puedes saber si miento... –Dijo Lucius hincándose frente a su hijo y tomando el pequeño rostro entre sus manos- Esta bien... tienes todo el derecho y la libertad de enamorarte de quien quieras... si eso te hace feliz, yo también lo soy.
-Papá... –Exclamó Draco sorprendido.
-Aunque claro... –Dijo Lucius alzando las cejas- Acepto que no es tan fácil para mí admitir tus preferencias... fuera de querer conservar el apellido, yo... bueno, yo deseaba cargar en mis brazos a algún hijo tuyo... -Dijo Lucius sentándose en el suelo con las piernas cruzadas perdiendo todo el Glamour.
-Por Salazar, papá... –Exclamó Draco recargando sus codos en sus rodillas mientras se cubría el rostro con las manos- Siento tanto fallarte de esta manera...
-No te culpes, hijo... –Respondió Lucius revolviéndole el cabello- Tú no tienes la culpa de tus preferencias y... bueno, mi proceso de aceptación aun no termina, pero dame tiempo y te aseguro que todo estará bien.
-¿No estas... no estás enojado? –Preguntó Draco enderezándose.
-Claro que lo estoy... pero conmigo mismo, aunque te repito... dame tiempo y las cosas tomaran el curso correcto... es más, han comenzado ya a tomar el curso correcto.
-¿A qué te refieres?
-Primero, cancelé oficialmente la boda, a la familia Parkinson la mande a volar, tampoco iban a hacernos un gran favor, mira que nuestro abolengo no lo tiene cualquiera... segundo, tú volverás a la escuela, sigo sin aceptar que esa Granger sea mejor que tu, y tercero... –Dijo Lucius con voz débil, como meditando lo que estaba a punto de decir- Hable con Potter...
Draco sintió un sobresalto al escuchar las últimas palabras de su padre y mirándolo fijamente, dijo:
-Y... ¿Qué le dijiste?
-Algo muy simple... le leí la cartilla; le dije que lo aceptaba como... mmm... ¿novio?... –Exclamó Lucius alzando una ceja, como preguntándose a sí mismo si ese era el término correcto- Bueno, como sea... le advertí que si un día, yo me enteraba de que por su causa tú no eras feliz, el Señor Tenebroso no sería nada comparado conmigo.
-¡Papá! –Exclamó Draco horrorizado y ruborizado hasta las orejas.
-Pues ya dije... –Respondió Lucius alzándose de hombros y poniéndose de pie- Ahora vámonos, tengo muchos presentes que devolver.
-Lo lamento. –Respondió Draco no pudiendo evitar sentirse culpable.
-Pues yo no, pondré a tu madre a hacerlo como castigo por haberme petrificado.
-¿¡Mamá te...!?
-Luego te contare, -Interrumpió Lucius pasándole un brazo por los hombros mientras se dirigían a la puerta.
-Papá... –Dijo Draco deteniéndose- Aunque sé que no te gusta que me disculpe tanto, yo lamento todo lo que vendrá... es decir, el escándalo y todo eso.
-Ya te lo he dicho, Draco... eres un Malfoy y no tienes nada de qué avergonzarte, mientras tu familia este contigo, puedes mandar a todos al demonio, a fin de cuentas, siempre van a hablar.
-Pero nos van a destrozar.
-Nada puede destrozarnos hijo, mientras permanezcamos unidos... de eso acabo de darme cuenta.
-Vaya... es raro que no estés enfadado. –Dijo Draco.
-Es sorprendente ¿no? –Respondió Lucius guiñándole un ojo.
-La verdad, si. –Dijo Draco sonriendo.
-Si alguien se atreve a hablar mal de mi hijo frente a mí, sobre lo que sea, créeme... conocerán al mortífago que siempre vivirá en mi. –Dijo Lucius pasándole de nuevo el brazo a su hijo caminando de nuevo a la puerta; Draco lo miró y supo enseguida que no estaba bromeando en lo absoluto; entonces se soltó y lo abrazó fuertemente diciéndole:
-Gracias papá.
Lucius no respondió, solo sonrió mientras correspondía el abrazo de su hijo; Después, cuando abrieron la puerta, la única persona que estaba ahí, recargada en la pared, les sonrió con ternura.
-¡Mamá! -Saltó Draco abrazándola con ímpetu.
-¡Vas a tirarme! –Exclamó Narcisa riendo.
-¿Papá ya te dijo? –Dijo Draco mirándola pero sin soltarla- ¡No tengo que casarme!
-Lo sé mi amor, lo sé. –Respondió Narcisa acariciándole la mejilla.
-¡Aun no lo creo!
-¿Sabes lo que pasa en realidad? –Dijo Narcisa bajando la voz- Le aplique un Imperius a tu padre.
-Te estoy oyendo, Narcisa. –Exclamó Lucius alzando una ceja y cruzándose de brazos.
-¿Crees que si le ordeno lavar los platos, funcionara? -Dijo Narcisa como si no hubiese escuchado nada.
-Mejor ordénale que me compre una escoba nueva.
-O ese aderezo de esmeraldas y rubíes, junto con el brazalete que le hace juego... –Añadió Narcisa abrazando a Draco por la cintura y comenzando a caminar por el pasillo.
-Ja ja... –Exclamó Lucius sarcástico caminando atrás de ellos- Muero de risa. –Madre e hijo solo se sonrieron entre ellos y continuaron su camino; Narcisa sabía mejor que nadie lo que le estaba costando a Lucius mostrar ese rostro tan comprensivo, no todo era tan sencillo para el patriarca de los Malfoy, pero precisamente por eso, ella apreciaba más el esfuerzo de su esposo. –Por cierto, hijo... –Dijo Lucius sin detenerse- Tengo una duda...
-¿Si, papá?
-¿Por qué precisamente elegiste a Potter?... digo, tiene cara como de tarado ¿no?
-¡Mamá!
-Ya Lucius, déjalo en paz. –Exclamó Narcisa sonriendo sabiendo ya de antemano que no todo iba a ser tan sencillo; así que continuaron su camino hasta bajar las escaleras y llegar a la sala, en donde Sirius, tumbado en el sofá fumaba un cigarrillo; Snape, cruzado de brazos frente a la ventana miraba la calle en silencio, mientras los tres chicos en la cocina cuchicheaban entre sí.
-Ya Harry... –Decía Ron mientras tomaba un vaso de agua- ¿Nos vas a contar que hablaste con Lucius Malfoy?
-Ya te dije. –Respondió Harry tamborileando los dedos en la mesa.
-Solo nos dijiste que él ya acepto lo de ustedes y nada más.
-Pues eso es lo que me dijo.
-Pero...
-Ya párale, Ron... –Interrumpió Hermione rodando los ojos- ¿No captas que eso es privado?
-Mira Ron, -Dijo Harry para no dejar tan intrigado a su amigo- Es cierto que la conversación que tuvimos él y yo es privada, pero te diré que aunque no confiemos plenamente el uno en el otro, algo muy importante nos une... y por ese algo nos sobrellevaremos.
-Vaya... mientras no me lo encuentre un día en la sala común de Griffindor tomando té contigo, todo estará bien.
-No seas bobo, -Respondió Harry sonriendo- No es para tanto... por ahora.
-¡¿Hermione, oíste eso?! –Chillo Ron; Hermione no respondió, solo rio al ver como Harry molestaba al pelirrojo.
Se quedaron en silencio un momento, entonces se miraron entre sí al escuchar unos pasos provenientes de las escaleras y rápidamente se pusieron de pie para salir en tropel de la cocina.
Lucius Malfoy los veía a todos con una ceja levantada mientras se dirigía a Severus, quien se había dado la vuelta sin descruzar los brazos.
-Severus.
-Lucius.
-En Malfoy Manor. –Dijo Lucius, quien sin agregar nada mas, se dirigió a la chimenea dando por terminada la conversación; gesto que Severus entendió a la perfección como una invitación a continuar la charla que tenían pendiente desde hacía mucho tiempo.
-Sirius... –Dijo Narcisa a su hermano, quien permanecía sentado en el sofá- Gracias.
-Por nada. –Respondió éste encogiéndose de hombros a la vez que dejaba escapar el humo de sus labios.
Con una pequeña sonrisa, la hermosa mujer se dirigió a la chimenea en donde Lucius esperaba impaciente; Draco se quedó de pie, mirando a Sirius sin saber que decir, recién había comprendido su participación en aquel alboroto y sintió vergüenza al recordar todas las palabrotas que había dicho cuando fue encerrado en la habitación; Sirius también lo observaba sin dejar de fumar, con la cabeza ladeada y los ojos entrecerrados.
¿Pedir disculpas o dar las gracias?... Draco solo acostumbraba hacerlo con su familia; de ahí en fuera era algo que nunca hacia; y mucho menos con alguien tan intimidante como Sirius Black, quien yacía desparramado en el sofá, vestido con ropa muggle, cabello largo hasta los hombros y una ligera barba.
Sirius le guiñó un ojo sacándolo de sus pensamientos, quien dando una fumada a su cigarrillo, dijo:
-Supongo que ese silencio significa “Gracias”... ¿O me equivoco?
-¿Eh?... ¡ah, no!...
-¿No significa “Gracias”?
-Es decir si... es solo que... –Balbuceó Draco- Yo...
-¿Si?
-Pues... pues gracias.
-De nada. –Respondió Sirius sonriendo ligeramente.
Con una pequeña inclinación de cabeza, Draco se dio la vuelta dirigiéndose a la chimenea.
-Draco... –Exclamó Harry dando unos pasos.
-¿Si? –Respondió Draco girándose rápidamente, como si hubiese estado esperando ese llamado.
-¿Podemos...?
-No... –Gruñó Lucius- Mi hijo tiene muchas cosas que hacer, hablaran lo que quieran en Hogwarts.
La desilusión se dibujo en el rostro de ambos chicos al oír a Lucius, por lo que Narcisa fue por Draco para tomarlo del brazo suavemente y hacerlo continuar su camino hacia la chimenea diciéndole:
-Un paso a la vez hijo, comprende a tu padre.
Exhalando un suspiro de resignación, Draco caminó hasta la chimenea, tomó un puñado de polvos flu y los arrojó diciendo:
-A Malfoy Manor.

*********************************************

El día y medio que faltaba para el regreso a Hogwarts fue para ambos chicos una verdadera tortura, pero finalmente el momento llegó, y el lunes, muy de mañana, Draco ya estaba listo en la sala de la mansión.
-Vaya, que madrugador. –Dijo Narcisa bajando las escaleras seguida por Lucius, quienes a pesar de ser tan temprano, también estaban impecables.
-Solo un poco. –Respondió Draco.
-Draco... –Dijo Lucius- Sabes lo que te espera llegando a Hogwarts ¿cierto?
-Si, mamá me contó lo que pasó con las personas que estaban en la habitación con Pansy.
-No aclaré el motivo de la cancelación de la boda, por eso la prensa no dejara de acosarte, y si lo hubiera hecho por los motivos verdaderos, definitivamente no te dejarían ni dormir, pero si agregamos los rumores es prácticamente como si lo hubiera dicho... ya hice arreglos para que ningún tipo de correspondencia indeseable te llegue a Hogwarts... hijo... –añadió Lucius dejando ver un asomo de preocupación.
-¿Si?
-No quiero que por ningún motivo inclines la cara ante nadie, ninguno de esos piojosos tiene derecho a menospreciarte por absolutamente nada.
-Lo sé... –Respondió Draco sonriendo- Soy un Malfoy.
Lucius estudio por un momento el rostro de Draco para después sonreír satisfecho al comprender que la antigua arrogancia de su hijo había regresado.
-Tienes permiso para hechizar a cualquiera que te insulte, McGonagall me mandara llamar, yo me hare el loco y asunto arreglado.
-De acuerdo. –Respondió Draco sintiéndose cada vez más feliz.
-Bueno, mi amor... –Interrumpió Narcisa- Si quieres llegar a tiempo, será mejor que te vayas, ya envié tus cosas, todo está allá.
-Si... –Dijo Draco tomando un puñado de polvos flu- Yo... la verdad es que estoy muy feliz... –Dijo volviéndose a mirar a sus padres, quienes lo observaban sonriendo- Son los mejores padres del mundo.
-Por supuesto... –Exclamó Narcisa como si eso fuera lo más obvio del mundo- Soy una Black.
-Y yo soy un Malfoy. –Agregó Lucius.
Sin dejar de sonreír, Draco arrojo los polvos a la chimenea diciendo:
-A la oficina de mi padrino.
Cuando Draco se fue, Narcisa se volvió hacia su esposo y le pasó los brazos al cuello diciendo:
-Mi amor, estoy orgullosa de ti.
-Ni yo mismo creo lo que estoy haciendo... –Exclamó Lucius exhalando un suspiro mientras le rodeaba la cintura- Siento que estoy en otra dimensión.
-¿Has visto la cara de felicidad de tu hijo?... ¿la adoración con la que te mira?
-Hacia mucho que no veía esa mirada en sus ojos. –Exclamó Lucius sonriendo sin poder evitarlo.
-Es feliz.
-Esta costándome mucho trabajo, Cissy.
-Lo sé, querido... –Respondió Narcisa besándolo suavemente en los labios- Por eso te amo más. –Y sin decir más, se besaron con pasión cayendo al sofá.
Cuando Draco llegó a la oficina de Snape, él ya estaba ahí, quien se limitó a observarlo mientras se sacudía el hollín de su túnica.
-Buenos días padrino. –Saludo Draco acercándose al escritorio.
-Buenos días Draco...
-¿Cómo te encuentras hoy? –Exclamo Draco alegremente.
-No tan bien como tú por lo que veo. –Respondió Severus alzando una ceja.
-Gracias. –Dijo Draco finalmente- De nuevo me has salvado.
-Pues no siempre estaré para arreglar tus metidas de pata, Draco... –Respondió Severus haciéndose el duro mientras revolvía algunos pergaminos de su escritorio- Así que procura ya no ser tan cabeza dura.
-Lo intentare. –Respondió Draco- Ahora me voy.
-Espera... –Dijo Severus de repente.
-¿Si? –Exclamó Draco volviéndose.
-eee... bueno... –Dijo Severus un tanto incomodo- De vez en cuando deberías... pues... claro, solo si tienes tiempo... porque no digo que sea siempre...
-¿Ajá? –Exclamó Draco desconcertado ante la actitud de su padrino.
-Pues... que tal vez... pudieras ir a visitar a Black de vez en cuando.
-¿A Sirius Black?
-No... a Bellatrix Black... –Respondió Severus sarcástico- ¿Pues cuantos Black te quedan con vida aparte de tu madre?
-Solo Sirius.
-Pues a ese me refiero. –Respondió Severus volviendo a su trabajo- Ya te puedes ir.
-Sí. –Respondió Draco sonriendo ya sin que su padrino lo viera; y ya estando fuera, comenzó a sonreír mas abiertamente y con pasos rápidos que se convirtieron en carrera, se dirigió al comedor.
Al principio no se encontró a nadie, pues las mazmorras eran por lo general lugares solitarios, pero después de subir varias escaleras, los pasillos comenzaron a llenarse de alumnos que se dirigían al mismo lugar que él; nadie decía nada, pero podía sentirlo, no era la primera vez que se encontraba en el ojo del huracán y percibía como los demás se quedaban callados cuando el pasaba; pero a diferencia de aquellas ocasiones, esta vez se sentía bien... mas que bien, se sentía feliz, se sentía fuerte, sentía que podía con el mundo entero y que todo se lo debía al grupo de personas que lo amaban tanto al grado de arriesgar sus vidas. Pero no era el único impaciente, ya que en otro lugar del castillo, más específicamente en el comedor...
-¡Ya Harry!... –Exclamó Hermione exasperada- ¡Deja de mover la pierna así, me desesperas!
-Compréndelo Hermione... –Dijo Ron sonriendo- Su adorado hurón regresa hoy a Hogwarts.
-No le digas hurón. –Exclamó Harry distraídamente sin despegar la vista de la entrada del comedor.
-¡Hay sí!... ¡mi hurón, mi hurón!... –Respondió Ron retándolo.
-No seas pesado. –Dijo Hermione conteniendo a duras penas la risa.
-Oye Harry... –Dijo Ron un tanto más serio- ¿Notas como todo mundo te ve?
-¿Y cómo no darme cuenta? –Respondió Harry restándole importancia- Pero ya estoy acostumbrado, realmente esto no es nuevo para mí.
-Todos cuchichean... –Dijo Ron mirando a su alrededor- Ya saben... o al menos se imaginan lo que paso en la boda del hurón, esas chicas se encargaron de regar el chisme.
-Esa era la intención de la señora Malfoy, -Dijo Hermione- ¿Tu crees que se iría de la boca nada más porque si?... y ¿mas estando involucrado su hijo?... no, esa señora se la sabe.
-Harry ¿estás escuchándonos? –Exclamó Ron alzando una ceja.
-Ya llegaron los profesores y él aun no aparece. –Murmuró Harry mordiéndose un labio- ¿abra pasado algo?
-Dicen que la leche tarda más en subir cuando la estas cuidando. –Dijo Hermione tomando un pan tostado al iniciarse el desayuno con los profesores en su mesa.
-¿Y para que la cuidan si hay una alarma incluida en el caldero que te avisa que se va a tirar? –Preguntó Ron frunciendo el ceño.
-Es un dicho muggle, Ron. –Respondió Hermione untándole mermelada a su pan.
-Ah... oye Harry ¿y que harás cuando Malfoy regrese?... ¿andarán oficialmente de novios?... ¿Harry?
Pero Harry no lo escuchaba... todos sus sentidos estaban fijos en el chico de cabello rubio que acababa de entrar al comedor.
Notas finales: VAMOS, VAMOS!!!

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