Cáp II- indifferent, as always
-¿Estas seguro que te encuentras bien?-
El menor asintió, aguantando el sonrojo de la vergüenza que acababa de sufrir, mirando hacia un lado.
Todavía no podía creer, que él, Near, se había quedado DORMIDO sobre el escritorio... no estaba bien, estaba cada vez peor...
Esa persona le había robado de nuevo la mitad de la noche, ese sueño parecía mantenerlo en la línea de la lucidez y la inconciencia, desconcertándole como nunca nada lo había echo.
-Near, estos últimos días has estado actuando especialmente raro, ¿es por qué Mello se apareció en los cuarteles?- preguntó la rubia, Near negó con la cabeza, esta dio una sonrisa maternal y le acarició los cabellos.
-Esta bien, quizás estabas asustado por que había intentado dispararte cuando vino por su fotografía, hay veces que no entiendo que se le pasa por la cabeza a ese tipo- comentó al aire, su jefe le miró pero no dijo nada, Lidner y Mello hablaban seguido...
-No es ese el asunto agente Llidner- aseguró, aunque de eso no estaba del todo seguro.
Fueron unos cinco segundos de silencio los que transcurrieron antes de que Geevany irrumpiera en la habitación, avisándole al peliblanco que tenía a Mello en la línea.
-Hablando de Roma- siseó Halle con sarcasmo, Geevany sonrió antes de desaparecer de la habitación nuevamente.
Near se arrastró a pasos perezosos, tomando asiento frente a un enorme monitor, con unos auriculares adheridos.
Al levantarlos pudo escuchar la música del “mario bross” sonar de fondo y fue entonces que se escuchó un insulto dirigido al causante de esa melodía.
Durante los primeros cinco minutos, lo único que Near escuchó fue como se formó una leve discusión sobre el volumen de las consolas con la “fastidiosa musiquita” – según Mello- y argumentos sin sentido por parte de Matt, tentándose a cortar la línea, mas sin hacerlo.
-Suficiente, estoy en medio de algo – escuchó gruñir al rubio, enseguida la musiquita se alejó por lo que Near asumió que el pelirrojo se había largado.
-¿Mello?- preguntó, escondiendo su fastidio detrás de su voz monótona, jugando con unos muñecos.
-...simplemente llamaba para confirmar una cosa- comenzó, estirándose en un polvoriento sillón con colores opacos.
El albino solo dio silencio en respuesta, Mello viró los ojos al otro lado de la línea.
-¿Qué opinas de un secuestro?-
Al escucharle intentó comprender de que rayos hablaba.
Mutó de expresión tres veces, pero acabó levantando una ceja - ¿qué?-
-Si, planeo secuestrar a Takada- confirmó, sin decir nada más.
Tras la respuesta comenzó a razonar el plan de Mello, encontrándolo ilógico a simple vista.
-No lo hagas, morirás- advirtió, sin emoción en la voz, como si el asunto le diese igual.
-¿crees acaso que mi plan tiene huecos?-inquirió, con un tono desafiante.
-Si, los tiene Mello, matarás a Matt, y a ti de paso, y es increíble por que se que eres consiente de ello- expuso, jalándose un mechón de cabello suavemente.
-¿Y eso no te preocupa?-
-¿qué cosa?- preguntó, sin comprender del todo la pregunta tan inusual del rubio.
-Que yo haga algo tan arriesgado, ¿no te preocupa que me vaya a ocurrir algo?-
Near se quedó atónito, Lester le miró extrañado, al ver su reflejo en un monitor pudo ver sus ojos inmensamente abiertos, sin duda no se esperaba esa pregunta de Mello. ¿Por qué la habría echo?.
-No, eres lo suficientemente mayor como para decidir que quieres hacer- dijo, escondiendo su asombro y confusión. ¿Si le preocupaba...?, ¿a él?, ¿por qué le importaría?, no era como si le importase, directamente, ¿por qué estaba pensando tanto en eso?.
Near sacudió la cabeza y se ganó más miradas extrañadas.
-Ya veo- fue la simple respuesta – así que si muero no te importa- dijo seriamente la otra voz, sin mostrar tristeza, enojo o cualquier otro indicio de emoción.
-No dije eso, cualquier vida inocente desperdiciada importa- apuntó el albino.
Se formó silencio luego de sus palabras, tanto en la SPK, como en la base de Mello.
-Como sea, era eso- murmuró el rubio, esperando unos segundos antes de proseguir, quizás con la esperanza de que Near interrumpiese o dijese algo. Pero Near siendo Near no diría nada, cosa que el ojiazul razonó con rapidez a lo que agregó.- asegúrate de no intervenir-
El peliblanco suspiró.
-No lo haré- concluyó, casi en sincronización escuchó el ruido de chocolate quebrándose en la boca de su interlocutor, antes de que las líneas quedaran muertas.
Near de todas formas se quedó con los auriculares puestos, ¿por qué Mello había echo esa pregunta?
~*~*~*~*~
La noche cayó rápidamente y el albino se despidió de su equipo, caminando con extrema lentitud por los pasillos, apoyando una mano en la pared derecha para guiarse entre la oscuridad.
Luego de varias vueltas, entradas secretas y mas. El menor del lugar logró divisar su habitación, entornando la puerta hasta abrirla del todo, encontrándose su blanca habitación, ordenada como siempre.
Llegó hasta su cama y se recostó, mirando al techo un par de veces, intentando deducir el comportamiento de su “Némesis”,encontrando inexplicable su cambio de conducta.
Razonó y aplicó todo lo que conocía de psicología pero nada le brindó una respuesta, luego de cavilar un par de minutos más cayó dormido, entrando a un estado de inconciencia profundo.
De entre las sombras surgió una figura, su constitución física era bastante peculiar - por no decir andrógena- extrañamente similar a la del peliblanco.
Se arrastró hasta llegar junto a la cama del albino, detallándole con la mirada, su expresión al dormir era igual a la que tenía al despertar “nada”. Esa palabra describía a la perfección su rostro.
Una vez a una distancia nula, acarició el rostro del menor, tomando una cinta de su Jean, atándola alrededor de su cabeza con delicadeza, cuidándose de no despertarle al tapar sus ojos.
Cuando la venda estuvo puesta, tomó una cuerda fuerte y negra con la cual aprisionó las muñecas del nuevo L, atándolas con cautela a ambos palos que componían el pedestal de la larga cama.
Sonrió de forma torcida antes de subirse sobre el albino, esta vez no llegaría más lejos, de eso estaba seguro, siempre tenía que interrumpirse en la mejor parte,pero debía esperar, aún no era el momento.
Near tras sentir peso abrió los ojos, viendo todo completamente negro nuevamente, repitiendo la sensación de encarcelamiento tras intentar mover sus muñecas en vano, sintiendo la resequedad llegar a su garganta.
-¿te gustó lo de ayer?- escuchó la voz distorsionada preguntar, no respondió, su mente no estaba psicológicamente preparada para contestar.
Al no responder, la otra persona mordió su cuello, arrancándole un quejido ahogado en su garganta.
-No importa, ya lo sabré- susurró, colocando ambas manos sobre sus hombros, presionándole contra la cama y haciéndole sentir su peso a la victima atada al pedestal.
El menor enrojeció levemente cuando la lengua de su captor saboreó su mejilla como una paleta, pasando suavemente por su piel, enviándole un escalofrío.
¿quién eres?
Esa era la pregunta del millón, la cual se repetía miles de veces en su cabeza, pero sus cuerdas vocales no le permitían hablar.
Le desprendió de su ropa, y una vez más el aire frío golpeó su piel, escuchó la respiración de la otra persona acelerarse, arrancándole el pantalón en otro movimiento bastante ágil.
¿quién...?¿quién rayos eres?
-te odio- escuchó entonces, esa palabra resonó en su mente, y su garganta al fin se atrevió a dejar que algo de saliva se rescatara para formar una respuesta semi-coherente.
-¿por...qué?-
La otra persona comenzó a reír, se oía muy extraño con la voz distorsionada, mas la respuesta le dejó impresionado.
-Por lo perfecto y hermoso que eres Near, por eso-