"No, no, no... No importa cuanto tiempo la vea, si no la abro no se abrira; pero ¿cómo pude creerle? Cielos". Youji hablaba consigo mismo mientras observaba atento la puerta del cuarto de Aya; se había quedado ahí con la esperanza de que se animaría a abrirla y ver al chico dormir, pero no lograba hacer otra cosa que reprocharse el seguir el juego...
Entonces se vió un movimiento de la perilla, Aya saldría y lo vería ¿ahí? Youji salió disparado escaleras abajo mientras el pelirojo salía somnoliento en dirección al baño.
"Bien, por lo menos me salve, momentaneamente" pensó Youji recordando lo que había hablado con aquella chica del antro...
-Ah, un pelirrojo-Sara se inclinó mostrando falso interés en los "problemas"del otro.-y ¿Cómo se lleva contigo? Porque si dices que no muestra interés es por alguna acción que tiene contigo.
-Pues, es un témpano, su mirada es fría y, si lo molestas un poco, se vuelve una pistola certera. Además es muy callado y antisocial, y nunca deja ver sus sentimientos, y no sé, es una persona difícil.
-Pero si es tan reservado, ¿Cómo pudes estar seguro de que no puede tener interés? Talvez arde por ti y tú, nisiquiera lo has notado.
-No, él no es de esa clase de personas que engañan a los demás de como son en realidad; además, ¿Para qué engañar con una personalidad tan malhumorada?
-Quien sabe, talvez esa es su definición de fuerza.
"No puede ser", se sacó de onda Youji, "jamás había pensado eso así".
-¿Tú crees?-fue lo único que pudo decir, ojalá hubiera seguido renegando.
-Si. Muchas personas, que han sufrido mucho al tener contacto con el mundo, deciden aislarse, pues si no hay nada ni nadie cerca, no hay razón porque temer a que pase algo, algo que pueda dañar a lo que más aprecian.
-Precisamente ese es el problema; no permite que ningún sentimiento lo embriague, ¿Porqué cambiaría conmigo?
-Es que es humano. Ningún humano puede vivir sin sentimientos a lo que lo rodea, y cuando llega esa persona única para tu vida, no importa cuanto finjas o luches, terminas perdidamente enamorado, y eres capaz de todo; claro que para tu caso, parece que realmente no te importa.
-¿Eh?¿Por qué dices eso?
-Porque más va a ser, te has dado por vencido sin siquiera haber intentado.
-¡Eso no es cierto!-"¿Por qué dije eso?"
-¿Ah no? Entonces dime ¿Qué has intentado?
Youji no pudo responder nada; claro que no había intentado nada, no le interesaba en lo más mínimo, la conversación se volvía terreno muy peligroso, pero Youji no permitiría que la chica lo descubriera:
-Es cierto, lo admito, no he intentado nada, pero es por que me da miedo, su silencio, lo solitario que es...No quisiera que me sintiera como una amenaza para su paz.
-Yo dudo que puedas ser una amenaza para él. De hecho, creo que deberías acercartele más, talvez como amigo, para inicio.
-Si, seguro.
-Bueno, y ¿Porqué no me dices algo más que haga y que te atraiga tanto de él?
"Demonios"
-Pues, jeje, ya te dije lo que más me gusta...-Youji empezó a dudar de su capacidad para mantener la conversación a su favor; Sara, solo dirigió una mirada, extrañamente maliciosa.
-No lo co-no-ces.-pronunció cada sílaba como una serpiente adiestrada que se liberaba. Youji se quedó completamente anonado, había perdido el control de aquella conversación, por completo, y como lo lamentaría.
-No lo conoces para nada.-empezó a reir en murmullos.-En realidad, sólo te ha gustado de vista.
-Claro que no, no soy guey, si es lo que estás pensando; sólo...Sólo me interesé en él por que simpre ha mostrado una fortaleza tremenda.
-Mmm...De acuerdo, pruebame que si te interesa. Averigua más de él, algo que no cualquiera sabría, algo que sólo un verdadero admirador secreto, enamorado con toda pasión sabría.
Y ahí estaba, tratando de encontrar a Aya en un momento muy privado para sacar algo que convenciera a la tal Natzumen. ¿En qué momento había perdido sus dotes para controlar las situaciones?
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Aya no lo podía creer, parada en la otra acera, inmóvil como estatua y apretando sus puños contra el corazón, era la niña de hacía dos días. Primero, salía corriendo como si hubiera visto al demonio mismo, desaparece dos días y de repente está ahí, parada y mirando directo al local. Aya sacó un pequeño rosal a que tomara el sol, luego voltió hacia donde la niña y, esta, ahí va otra vez, negó con fuerza y corrió lo más rápido que pudo lejos del local. Aya se quedó con la boca abierta viendo como salía despavorida la chica.
-Pobre chica.¿Qué te ha hecho Aya?- Omi sacaba unos tulipanes cuando vió la escena.
-Na-nada.-dijo entrecortadamente volteando a ver a Omi
-Pues ella parece muy asustada por tu culpa.-rió mientras el otro entraba atónito por otra maceta.
-Hola a todo el mundo, el día esta muy alegre hoy, ¿porqué no mejor nos vamos de día de campo o al cine?-Youji entró campante con el pretexto ideal para sacar a todos de la casa, pero Aya no opinaba lo mismo.
-Nosotros tenemos que trabajar, no nos la pasamos de parranda todo el tiempo, como alguien y lo peor es que no tienes la descencia de reicibir llamadas, que son importantes.-dijo todo esto de manera cortante,esta vez, no habría manera de convencerlo. Estaba enfadado con Youji, pues el día que se le ocurrió apagar el celular (culpa de Sara), era el día en que más lo necesitaron.
Basicamente, tenían que entrar en la guardia costera, noquear a los presentes y retardar las salidas; hasta ahí todo iba bien, pero luego debían llegar al barco, escabullirse y liberar a todos los presos. Omi se quedó cuidando la guardia, y Ken y Aya tomaron una lancha para llegar al barco. Ya adentro se separaron, uno iría a los controles de mando y detendría la nave, y el otro, le tocaba la pelea. Realmente, a Aya no le preocupaba tener que pelear solo, pero no tener una vigilancia extra, en definitiva no era bueno. Como era de esperarse, al no tener respuesta de la guardia, civiles llamaron a la policia y de un momento a otro, entraron en la cabina; afortunadamente, Omi se había colado por la ventilación y desde ahí lanzó la alerta. Ken terminó con los guarudas de la cabina del capitán y detuvo la nave mientras, Aya se echaba a unos veinte o treinta. Luego de trabar la cabina, ambos dirigieron los pasos hacia el casco de la nave para poder liberar a los presentes; acto sencillo, pues todas las celdas eran controladas por un panel al inicio del camino. Salieron a toda marcha, esperando los gritos de los recién liberados; subieron a la lancha y regresaron a la costa, pero, he aquí el verdadero problema, Omi seguía atrapado con la policia dentro de la guardia.
Entre idea e idea, se la pasaron ahí como unas cinco horas, hasta que al final se le ocurrió a Ken:
-Fingete secuestrado. Deja el equipo y hazte otra víctima del ayanamiento, en algún rincón donde no parezca que te acabas de colocar.
Y así lo hizo, lo único malo del plan es que hubo que decirle adiós a todo el equipo de Omi, no era mucho, pero el pelirrojo se había hartado por la pérdida de tiempo y dinero; no se lo iba a perdonar al rubio.
-Oh vamos, Aya no seas aguafiestas, es sábado y es un bonito día, aprovechemoslo.
-No.
Hasta aquí llegó Youji; otra vez esa mirada gélida y directa, una pistola que ya había destruído a miles, ¿Cómo es que esa chica había podido decir que tal vez esa era su definición de fortaleza?, y ¿Por qué lo había dejado en duda? No importaba por donde lo viera, Aya era calculador, frío y distante, nada más. Pero, necesitaba saber eso secreto del otro, tenía que ganarle a esa chica. Siguió como si nada y se dirigío al almacen, jaló dos macetas pesadas y trató de simplemente vaciarlas para semejar un accidente, la suerte no estaba conél. La maceta se giró por completo y le cayó encima, se rompió y, además de haberlo dejado en el suelo, le rasguño uno de los brazos.
Ante el ruido, todos los chicos fueron a ver que pasaba; Aya llegó primero, y al ver el brazo herido de Youji se acercó a darle una mano.
-¿Estás bien?-preguntó antes de sacarlo y llevarlo al lavabo, mientras que los otros nekos veían como arreglar el desorden-ay que limpiarte antes de que se infecte.
-Si
Hay que decirlo, no se lo esperaba, Aya lavándole con cuidado una herida y, en serio, ¡Teniendo cuidado de que no le doliera! Youji se sintió apenado, esparaba poder causar tumulto como para poder escabullirse al cuarto del pelirrojo; pero ahora este le curaba una herida, causada por su propia torpeza. Después de secarle, entró a la casa y salió con una venda y algo de yodo para terminar de curarle.
-Pero ¿Qué estabas haciendo? Nunca sacamos esa palmera. Y si la movemos, lo hacemos entre los cuatro.-dijo molesto Aya al terminar de anudar la venda.
-No la quería mover. Me atoré.-"Ni yo me la creiría"
-Ajá. Vuelve a la caja registradora.
Sin darse cuenta, para Youji, ese día iba a ser inolvidable. Todo el resto de la tarde dejó de intentar encontrar un momento íntimo del pelirrojo; fingió trabajar, pero esta vez, presto atención a todos los movimientos del otro; en verdad, nunca lo había hecho, sólo una tarde le basto para conocerlo mejor de lo que, suponía, lo conocía. Observó al Aya delicado, el que era amable con las plantas y se preocupaba por eliminarle las plagas y ayudarles a crecer, el Aya trabajador, cargaba y cargaba macetas de un lado para otro, luego también las cajas con abono y fertilizantes, o los pedidos de las clientas; conocío al verdadero Aya malhumorado, y por alguna razón pensó que era lindo, enfadado por los escándalos de las chicas, de hecho le pareció divertido, un chico atrapado por sus propios encantos; lo notó, Youji cayó en la cuenta de lo que estaba pensando, en lo que estaba fijando su atención. Primero lo había hacho por esa chica, pero después del incidente con la maceta, lo hacía inconcientemente, hacía lo que mucho tiempo atrás había hecho, enamorarse a primera vista y desear una relación estable, pero...¿Aya? De todas las personas del mundo, aún si fuera hombre, ¿Porqué del pelirrojo témpano del Koneko-house?
...