Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fragmentos del corazón por PrincessofDark

[Reviews - 259]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: ¡Hola! Primero que todo, muchas gracias a todos por leer y acompañar esta historia a lo largo de sus capítulos. Un gracias muy especial a aquellos que se toman la molestia de dejarme un comentario, siempre anima mucho el recibirlos.

Shun entró a Giudecca acompañado de Saori y Poseidón para encerrarse en un salón para poder conversar con tranquilidad con los dos dioses.

-Eres muy fuerte – señaló Poseidón al instante, una vez la puerta se hubo cerrado a sus espaldas.

-Por supuesto que lo soy. Hades me ha entrenado mucho desde que llegué aquí.

-¿En serio estará bien? – preguntó Saori con preocupación.

- Sí, Asclepios me lo aseguró. Hades no está en Giudecca, tampoco están Isis y Alex. Es más seguro que estén fuera de aquí por si el castillo llega a caer.

-¿Entonces qué haremos a partir de ahora?

- Némesis debe venir en camino con sus aliados, demorará por lo menos dos días en llegar hasta aquí ahora que no tiene a Perséfone en sus manos. Quiero que descansen y recuperen fuerzas. Los espectros se turnarán para vigilar los puntos de entrada a Giudecca y alertarán apenas noten la llegada de Némesis. Desde ese momento el objetivo será atacar al enemigo con todo lo que tengamos y sin dudar.

Saori y Poseidón asintieron antes de que Shun continuara hablando.

-Quiero pedirles que se hagan cargo de Giudecca durante un rato sin decirles a los espectros que partí.

-¿Te vas?

- Saldré durante un rato, supongo que no demoraré más que un par de horas, pero es importante llevar tranquilidad a los espectros.

-De acuerdo, Shun. Ten cuidado – suplicó Saori con suavidad.

-No te preocupes, no me pasará nada. Confía en mí.

Shun salió del salón y yendo a su habitación tomó el pasadizo que conducía al Palacio de Justicia. Cuando llegó, Asclepios atendía a Hades con total dedicación realizando una potente serie de hechizos a su alrededor.

-¿No ha despertado? – preguntó Shun, arrodillándose al lado de su consorte y dándole un suave beso.

-Aún no, su alteza. No puedo asegurar cuando lo hará, lo lamento.

-No te preocupes. Sé que estás haciendo todo lo posible por él y te lo agradeceré siempre.

Shun esbozó una sonrisa que Asclepios correspondió y luego continuó trabajando.

-¿Minos pasó por aquí? – interrogó Shun.

-Sí, pasó con la princesa Isis. Permítame decirle que creo que ha hecho bien en sacar a los príncipes de Giudecca.

-Sí, fue la mejor decisión. Estarán más seguros. Tengo que irme, Asclepios. Pasaré por aquí cuando regrese.

-Tenga cuidado, su alteza. Némesis es una enemiga muy poderosa.

-No iré por Némesis, no te preocupes.

Shun se puso en pie y salió del Palacio de Justicia para comenzar a moverse con gran sigilo y velocidad. Demoró muy poco en encontrar el rastro de Némesis y su comitiva y pegándose a ellos fue deslizándose con mucha lentitud.

Aguardó a que la diosa llegara a uno de los tantos círculos del Infierno, un lugar oscuro y denso en donde las almas atormentadas eran las de los estafadores y chantajistas. Era un círculo laberíntico, lleno de riscos y grandes y tétricos árboles.

-La niebla – su voz fue un susurro pero el ataque fue efectivo y una inmensa neblina tornó el lugar mucho más oscuro que antes.

Shun escuchó la voz de Némesis maldiciendo con fuerza y sus órdenes de moverse con más cuidado. Los ojos de Shun analizaron la oscuridad en busca de los enemigos y los fue divisando, descartó a los antiguos caballeros dorados y a su hermano, sin negar que su corazón se desgarraba al verlo al lado de Némesis. Se fijó y reconoció a Cronos, Ate, Hefestos, Deimos y Fobos por los nombres que pronunciaba Némesis mientras daba instrucciones. Con sigilo se acercó a los hermanos y esperó a que uno de ellos se alejara lo bastante del otro.

En ese momento, intervino y empuñando su daga la colocó en el cuello de Fobos.

-Camina. Si dices algo te corto el cuello – amenazó suavemente.

Notó la tensión del cuerpo que luego lo obedeció y acompañó sus pasos. Se alejaron lo bastante como para salir del círculo y desvanecer la niebla. Shun apretó aún más el cuello de Fobos haciendo correr un leve hilo de sangre antes de preguntar.

-¿Hay algún otro traidor en el Inframundo?

-No. ¿Quién eres?

-Soy yo el que hace las preguntas. Pero te contestaré, soy Shun, príncipe del Inframundo. ¿Van a Giudecca?

-Sí.

-¿Qué ha dicho Némesis de la derrota de Perséfone?

-Está furiosa. No creyó que fueras tan fuerte.

-Muchos han subestimado mi poder – respondió Shun.

En ese momento, Fobos logró golpear a Shun en uno de sus pies y se escapó para salir corriendo rumbo al círculo donde estaba Némesis. Shun se desconcertó por un segundo, pero no lo dejó escapar.

-¡El grito!

El ataque envolvió a Fobos haciéndolo caer sonoramente al piso, sin embargo, el dios se levantó y concentrando todo su cosmos lanzó un ataque.

-¡El pavor!

El ataque fue esquivado por Shun por apenas unos centímetros, el joven príncipe yendo directamente al frente atacó con su daga a Fobos, clavándosela certeramente en el pecho. El joven dios quedó estupefacto mientras observaba la sangre caer de su herida y su cuerpo caía pesadamente al suelo.

Shun no sonrió, en cambio su rostro reflejó la tristeza de volver a quitar una vida más cuando odiaba pelear. Pero mientras peleara por la paz de este mundo y por proteger a sus seres más queridos no dudaría en hacer todo lo humanamente posible por no derramar más sangre.

Fobos dejó de respirar y sus ojos quedaron patéticamente abiertos. Shun se inclinó sobre el dios y cerró sus ojos con el mayor respeto posible. Se puso de pie y cortó un trozo de la túnica de Fobos con su daga.

Con celeridad se adelantó a Némesis y dejó el trozo de túnica encima de un árbol caído, con una pequeña nota, sujetadas ambas cosas por una piedra. Siguió su camino regresando al Palacio de Justicia y buscando de inmediato a Asclepios y Hades con la mirada.

Su consorte parecía mejor que antes aunque seguía durmiendo tranquilamente.

-Siéntese, su alteza. Su rostro luce agotado – indicó Asclepios con nerviosismo.

Shun se dejó caer al piso y su rostro sonrió a su consorte, aunque sus ojos reflejaban la angustia.

-He matado a Perséfone y a Fobos, Asclepios – informó Shun con suavidad.

Asclepios asintió y no dijo nada por unos minutos.

-Su alteza no debe sentirse culpable, son víctimas de la guerra por ser enemigos de nuestro reino. Cuando usted se unió al señor Hades prometió defender este reino con todo su poder y lo ha cumplido.

-Tengo miedo de que Hades cuando despierte me vea como un asesino – confesó Shun con tristeza.

-¡Al contrario! El señor Hades se encontrará orgulloso de usted porque ha ocupado con excelencia su lugar, llevando a los espectros a no rendirse y poniendo en juego su propia vida en defensa de todos nosotros. No dude de que el señor Hades lo seguirá amando tanto o más de lo que ya lo hace si es posible que pueda amarlo más.

Shun asintió una sola vez y quedó en silencio, acariciando los cabellos de Hades con infinito cariño y devoción.

-Tengo que regresar a Giudecca. Saori y Poseidón quedaron a cargo mientras yo me fui y ha pasado mucho tiempo. Ya deben de estar preocupados. Por favor, Asclepios, si algo llega a suceder no dudes en avisarme de inmediato – pronunció después de un rato.

-Por supuesto, alteza. Le avisaré enseguida. 

-Te amo – Shun susurró eso en los oídos de Hades antes de besar los pálidos labios y retirarse del lugar.

Demoró un rato en llegar a Giudecca y de inmediato buscó a Saori y Poseidón encontrándolos en la enorme biblioteca del castillo.

-¡Shun! – Saori pegó un salto y se acercó a él abrazándolo – estaba muy angustiada.

- No te preocupes, soy un hueso duro de roer. Todo está bien.

-¿Dónde estuviste? – preguntó Poseidón con curiosidad.

- Alcancé a Némesis, tal como pensaba todavía le queda mucho camino para recorrer hasta aquí, así que tenemos por lo menos un día para descansar.

-¡Fue un riesgo! Si Némesis te veía te hubiera muerto – susurró Saori.

-Pero no me vio y además ya tenemos un enemigo menos.

-¿Cómo? ¿Quién? – preguntó Poseidón, interviniendo nuevamente.

- Maté a Fobos.

-¡Magnífico! – exclamó Poseidón - ¡Te felicito! ¡Es una excelente noticia!

-No es excelente saber que alguien más murió por culpa de la guerra – la voz de Shun fue extremadamente fría – ahora si me disculpan iré a acostarme un rato.

Shun salió de la habitación y Saori miró duramente a Poseidón.

-Jamás vuelvas a hacer un comentario de esos frente a Shun. Shun puede ser poderoso pero odia matar, siempre lo ha odiado y jamás lo verás asesinar a alguien por satisfacción.

También Saori salió de la habitación para ir en busca de Shiryu, Hyoga y Seiya. Los encontró a los tres vigilando atentamente los alrededores de Giudecca.

-Saori, ¿pasó algo? ¿Shun regresó? – preguntó de inmediato Shiryu, ya que los tres estaban enterados de que Shun no estaba en el castillo.

-Sí, Shun ya regresó. Buscó a Némesis y tendiéndoles una trampa mató a Fobos.

-Pobre Shun – fueron las primeras palabras de Seiya – es injusto para él tener que liderar esta matanza.  Espero que Hades se recupere pronto para que pueda ponerse al frente del Inframundo de nuevo.

-Sí, yo también lo espero – acompañó Shiryu mientras Hyoga asentía al mismo tiempo - ¿Dónde está Shun ahora?

- Se fue a descansar un rato. Les sugiero que hagamos lo mismo, mañana será un largo día y nosotros ya cenamos.

                                                                  *             *             *

Cuando la niebla se desvaneció, Némesis miró rápidamente a su alrededor.

-¿Dónde está Fobos? – preguntó Deimos en ese momento.

-¿Fobos? ¿Habrá caído en alguno de los círculos? – preguntó Cronos.

-¡No! Alguien generó la niebla y se lo llevó – contestó Némesis, sumamente molesta – Ikki, ¿fue el príncipe?

-No sentí ningún cosmos, mi señora. Pero si alguien tiene las posibilidades de moverse tan ágilmente en este lugar es él.

-¡Busquen a Fobos y al príncipe! ¡Rápido!

Los dioses se separaron en diferentes direcciones y fue un rato después que todos sintieron elevarse con furia al cosmos de Deimos. Se dirigieron hacia allí para encontrarse a Deimos abrazando el inmóvil cuerpo de Fobos, mientras la furia lo envolvía.

-¡Está muerto! – gritó desencajado - ¡Ese maldito desgraciado lo mató! ¡Maldito sea mil veces! ¡Vengaré la sangre de mi hermano! ¡Lo juro por todos los dioses del Olimpo! El príncipe morirá por mi poder.

Némesis escuchó las palabras de Deimos sin hacer comentarios, pero finalmente lo interrumpió.

-Deimos, levántate. Tu hermano será vengado, pero será Ikki, mi poderoso Fénix el que peleará y derrotará al príncipe del averno. …l me lo ha prometido y sé que lo cumplirá.

-Por supuesto que sí, mi señora – Ikki hizo una breve reverencia y miró como Deimos se ponía de pie, con mucho enojo.

-Como mi señora disponga – fueron las palabras de Deimos, pero todos comprendieron el profundo enojo del dios por no poder ser él quien vengara la muerte de su hermano.

-Continuemos – ordenó Némesis comenzando la marcha – debemos llegar cuanto antes a Giudecca.

Sin embargo, al cabo de una hora de caminata se encontraron con un trozo de la túnica de Fobos y Némesis tomó entre sus manos la tela y la nota que estaba encima: No dejaré que destruyas mi hogar. Si sigues avanzando te prometo venganza por cada vida que tomes. Detente y regresa, termina con esta guerra por el bien de todos nosotros. Shun.

-¡Maldito niño si cree que voy a detener la guerra! Con Hades fuera de combate él muy pronto morirá y tendré los tres reinos bajo mi poder para gobernarlos a mí antojo.

Némesis estaba más que enojada por el contenido de la nota por lo que siguió despotricando después de tomar aire.

-¡Idiota! Prometerme venganza a mí que soy la diosa que la representa, es una verdadera idiotez. Pero vas a sufrir, pequeño, te lo aseguro. Te aseguro que sufrirás mucho. ¡Sigamos de una vez!

Los dioses y los caballeros continuaron con la marcha sin detenerse por un momento hasta que alcanzaron a ver las altas torres de Giudecca. Mientras en la fortaleza más importante del Inframundo los preparativos continuaron incesantemente. Cuando los espectros vieron a lo lejos a Némesis entraron con rapidez al castillo a avisarle al joven príncipe que los escuchó atentamente.

-Entonces ha llegado el momento de combatir. ¡Llamen a todos al interior de Giudecca, quiero en diez minutos a todos los espectros aquí! – ordenó a Aiacos, mientras Saori y Poseidón lo observaban desaparecer por la puerta.

Shun regresó a los diez minutos para ver a todos los espectros formando una fila. El joven príncipe entró con un enorme baúl que abrió y en cual se hallaban las más diversas armas haciendo que espectros, caballeros y dioses se sorprendieran.

-¡Hades me explicó que ustedes portan armas cuando la batalla es terriblemente difícil! Si bien la batalla no ha comenzado todos comprendemos la importancia que ésta tendrá para el resultado de la guerra. Por eso cada uno de ustedes tomará un arma del baúl y la usará todas las veces que lo crea necesario. Recuerden que confío en cada uno de ustedes y en las decisiones que tomen. Salgamos y demostrémosle a Némesis de que estamos hechos. ¡A pelear!

                                                                  *             *             *

Los ejércitos estaban preparados. Las distancias se habían reducido a lo mínimo por lo que ya podían verse casi cara a cara. Lo primero que Shun contempló fueron los azules ojos de su hermano, quien iba al frente del ejército enemigo, parado frente a Némesis en señal de protección.

Ikki se acercó cada vez más y Shun comprendió finalmente que el joven buscaba pelear con él. La voz de Némesis quebró el pesado silencio que envolvía Giudecca.

- Será mi amado y poderoso Fénix el que comenzará la pelea enfrentándose en duelo con el príncipe Shun, si éste es valiente y acepta.

Shun no pudo dejar de dudar pero sus pies se movieron y se adelantó varios metros hasta que sólo quedaron él e Ikki frente a frente.

-Ikki – susurró suavemente.

-Shun – respondió el ardiente Fénix.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).