Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fragmentos del corazón por PrincessofDark

[Reviews - 259]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Hola!!! Les agradezco mucho, mucho, mucho el que lean y comenten la historia, me dan muchos ánimos para seguir escribiendo. Espero que este nuevo capítulo les guste y me lo hagan saber.

Dedicado a ti que estás leyendo y especialmente a Juna Ichijouji ^_^

El silencio cundió entre los ejércitos de ambos bandos, concentrándose sus miradas en ambos contendientes que ajenos a todo se estudiaban y se medían mutuamente, intentando averiguar quien sería el primero en atacar.

Los ojos verdes y azules se estudiaron de nuevo antes de que el Fénix se adelantara y alzará su puño en un movimiento veloz y ágil.

-¡Puño fantasma!

Shun no logró esquivar el ataque y el puño de Ikki atravesó su frente y de ella brotó un hilo de sangre. El joven príncipe del Inframundo quedó de pie y el mundo a su alrededor dejó de tener sentido cuando se sintió caer en un profundo pozo de oscuridad y tinieblas.

-¡Shun! – el grito de Saori inundó Giudecca e hizo reír a Némesis.

-Ikki es sin duda mucho más poderoso que Shun – se burló la diosa.

Sin embargo, Shun se movió luego de un rato y sus vidriados ojos localizaron a su rival y se movió para atacarlo empuñando su espada. Ikki estaba atento a sus movimientos por lo que lanzó un poderoso ataque que impactó en el menor y lo arrojó a los pies de Némesis con un sonoro estruendo.

Ikki se apresuró a colocarse encima de él, haciendo que Shun luciera extremadamente pequeño y débil frente a él. Némesis rió de nuevo, contemplando la escena con una satisfacción morbosa.

-Mátalo, Ikki. ¡Me lo prometiste!

-Sí, mi señora. ¡Ave Fénix! – el ataque de Ikki buscó su objetivo al instante.

-¡Estiletes de la muerte! – la voz de Shun sonó particularmente fuerte y su ataque tremendamente poderoso salió directo a su objetivo.

El asombro se notó en cada uno de los observadores que no podían creer como Shun e Ikki atacaban en conjunto a una sorprendida diosa de la venganza. Némesis no logró esquivar los ataques y éstos golpearon su cuerpo con terrible potencia, elevándola del suelo y arrojándola unos cuantos metros.

Shun se puso de pie de un salto y en su rostro se plasmó una sonrisa de satisfacción. Ikki y él extendieron sus manos y las golpearon en el aire. La armadura del Fénix brilló por un momento y retomó su color habitual.

Némesis se había puesto de pie con una furiosa rapidez. Con su mano se limpió la sangre de la boca y contempló a los dos hermanos con una mirada de odio que hizo palidecer a todos menos a ellos.

-¡Cómo demonios lo hicieron! ¡Tú eres mío, Ikki! ¡Todos son míos! ¡No pueden escaparse de mi poder!

-¡Yo no soy de nadie! – exclamó Ikki al instante – Si no obedezco a Saori, ¿creíste que te obedecería a ti? ¡Nadie tiene el poder de controlarme! ¡Y muchos menos alguien que me ordena matar a mi hermano! Shun, Isis y Alex son mi familia y juré morir antes que permitir que los dañaran.

-Es imposible… nadie nunca ha escapado de mi poder…

-Siempre hay una primera vez para todo…

-¡Pero tú lo atacaste! ¡Le lanzaste tu puño fantasma!

Fue el turno de Shun de intervenir.

-Sí, lo hizo. Y sin embargo, no me hizo ver ninguna ilusión maligna.

El joven príncipe recordó en voz alta: Ikki le había lanzado el puño fantasma y el vacío se hizo en su mente. En el interior de la misma se vio a sí mismo parado y rodeado de oscuridad. Sin embargo, apenas un momento después Ikki apareció frente a él con una sonrisa.

- ¿Estás bien? ¿Te lastimé?

- Estoy bien. No me lastimaste. Ikki… tú no estás de parte de ella, ¿verdad?

-Me crees capaz de lastimarte. ¿Crees que permitiría que te dañen a ti o a los pequeños?

-No. Jamás lo harías. Lo supe apenas te vi. Cuando me miraste y me llamaste. ¿Qué vamos a hacer?

-Escucha. Némesis cree que estoy de su lado. Incluso le prometí matarte. Cuando el efecto del puño fantasma se termine, quiero que me ataques con tu espada. Yo esquivaré el ataque y te arrojaré a los pies de ella. Me pondré encima de ti y los dos aprovecharemos la poca distancia que queda para atacarla con todo. ¿Te parece?

-Perfecto. ¡Espero tengamos algo de suerte!

-Yo también. La vamos a necesitar.

Shun calló mientras Némesis miraba a los dos hermanos con un odio imperturbable.

-¡Malditos sean! ¡Veamos cuanto aguantan! ¡Tempestad de cólera!

Fue un gran ataque el que salió de Némesis y envolvió a los dos jóvenes haciéndolos desaparecer en una fuente ventolera. Los soldados vieron un destello fuerte de luz en medio de tanto viento y los dos jóvenes salieron disparados pero cayeron de pie.

-¡Sepulcro de exterminio!

-¡Ave Fénix!

Shun e Ikki volvieron a atacar, pero ahora sus ataques dieron de frente y de espalda a la diosa que no evitó gritar de dolor pero que no cayó como antes lo había hecho.

-¡Espada de venganza! – Némesis devolvió el ataque a Ikki, golpeándolo de lleno en el pecho, quebrando la armadura y haciéndolo sangrar profusamente. El Fénix cayó lentamente al piso y el ruido de su cabeza al chocar paralizó los corazones de todos.

-¡Niisan! – Shun intentó acercarse a Ikki pero Némesis se le paró enfrente impidiéndole el avance.

-Aún no he terminado contigo, príncipe.

-¡Quítate! ¡La niebla!

-¡No caeré en eso de nuevo! ¡Tempestad de cólera!

La niebla inundó el lugar pero el ataque de Némesis también salió y en la plena oscuridad alcanzó a Shun. Saori, Seiya, Shiryu y Hyoga lo vieron salir disparado varios metros y darse duramente contra una pared de piedra antes de caer boca abajo al piso.

-¡Shun! ¡Levántate! – gritó Saori desesperada.

-¿Crees que se levantará? – preguntó irónicamente Némesis mientras avanzaba.

-¡El grito! – Shun sí se había puesto de pie y lanzado uno de sus ataques intentando alcanzar a Némesis.

Sin embargo, en esta oportunidad, Némesis logró esquivar el ataque de Shun y acercándose lo devolvió.

-¡Espada de venganza!

Fue un segundo, sin que nadie se diera cuenta de cómo había pasado pero frente a la vista de Shun y Némesis apareció Hyoga, el caballero del Cisne que recibió de lleno el ataque y cayó violentamente a un lado.

-¡Hyoga! – la voz de Camus y Shun sonó entre incrédula y desesperada.

-Espero… que… alguna vez… puedas perdonarme – jadeó Hyoga prácticamente inconsciente – tú puedes… lograrlo.

El rubio quedó inconsciente y Shun no pudo evitar las lágrimas que descendieron de sus tristes ojos.

-¡Estiletes de la muerte! – Shun atacó a Némesis con tanta furia que la diosa retrocedió un paso y no pudo evitar que los finos cristales atravesaran su cuerpo y la hicieran sangrar abundantemente.

Némesis se levantó lentamente, sujetándose el brazo y sangrando por un fuerte tajo en la frente.

-¡Venganza mortal!

El ataque apareció como un terrible y sombrío rayo negro que golpeó a Shun y logró quebrar el pecho de la armadura. El joven cayó de nuevo al piso y no logró levantarse antes de que Némesis se acercara  y tomara la espada de Shun que estaba a pocos pasos de él. 

-Creo que este es tu final, príncipe. Una lástima que no vivirás para ver la destrucción de tu amado reino.

Némesis alzó la espada para dejarla caer sobre el cuerpo de Shun y darle muerte. Saori cerró los ojos y abrazó inconscientemente a Poseidón. Shiryu y Seiya también cerraron los ojos y apretaron con rabia los puños.

Shun sintió que ese era el final, intentaba lograr fuerzas para levantarse pero no podía hacerlo y Némesis colocó el frío metal tan cerca de sí que lo único que pudo hacer fue cerrar los ojos y pensar en su familia.

Espero un minuto y cuando se decidió a abrir los ojos de nuevo, vio a Némesis parada aún con la espada en mano. Detrás de ella, una persona tenía colocada una espada en su cuello.

-¡Hades!

La persona en cuestión sin moverse un centímetro y sin aliviar la presión en el cuello de Némesis, tan sólo dirigió una mirada al más joven, pero esa mirada bastó para que Shun supiera que estaba totalmente recuperado y que se sentía orgulloso de él.

                                                                  *             *             *

Hades llevaba durmiendo todo el tiempo desde el ataque cuando la luz comenzó a molestarlo. Después le molestó la voz de Asclepios haciendo una serie de conjuros de sanación y cura. Comprender el significado de los hechizos lo llevó a pensar en la causa de su sueño y pesadez y posteriormente a recordar el ataque de Perséfone. ¡Esa maldita y pérfida bruja! Moviéndose como una serpiente rastrera se había acercado a él y había logrado herirlo en un momento de distracción que no volvería a repetirse.

-¿Dónde estoy? – preguntó abriendo sus ojos e intentando aclarar su vista.

-¡Mi señor! ¡Que alegría saber que ha despertado!

Hades se incorporó un poco sin intentar levantarse y volvió a preguntar.

-¿Dónde estoy?

-En el Palacio de Justicia. El príncipe Shun nos ordenó sacarlo de Giudecca a través de un pasadizo. Minos y Radamanthis me ayudaron a traerlo y después sacaron de Giudecca al príncipe Alexander y a la princesa Isis. 

-¿Shun está bien?

- Creo que sí. Ha estado aquí varias veces preguntando por usted, mi señor. Sin embargo, ha regresado a Giudecca para vigilar la defensa.

- Si Perséfone se atreve a lastimarlo te juro que le daré la peor de las muertes –amenazó Hades, con tanto odio en su mirada que Asclepios se estremeció.

- No se preocupe por eso, mi señor. El príncipe Shun y Perséfone ya se enfrentaron.

-¿Qué? ¿Cómo… terminó? – Hades sintió verdadero temor.

-Perséfone está muerta, mi señor. El príncipe Shun la mató. Él mismo me lo contó cuando regresó de matar a Fobos.

-¿Qué? ¿Shun mató a Fobos? – Hades lucía verdaderamente sorprendido.

-Sí, señor. Tendió una trampa a Némesis y logró apartar a Fobos de su grupo. Averiguó si había algún otro traidor en el Inframundo y después de una pelea lo mató. Aunque el joven Shun estaba muy preocupado.

-¿Por qué? – preguntó Hades levantándose del suelo para colocarse su armadura.

-El príncipe teme que usted se sienta decepcionado por todo lo que ha tenido que hacer para mantener Giudecca a salvo, me refiero a las muertes.

Hades asintió una sola vez sin decir nada. Él conocía a Shun demasiado bien y por eso había intentado evitar que peleara en la guerra. Sabía que Shun era una persona noble y justa, que odiaba matar y cuya conciencia le haría pesar sus actos por más que hayan sido movidos por una noble causa.

-Jamás podría decepcionarme – murmuró en voz baja.

-Lo sé, mi señor. Yo le aseguré lo mismo, le dije que usted se sentiría orgulloso de él.

-Gracias por todo, Asclepios. Quiero que vayas a Giudecca por el camino que usaron para traerme aquí.

-¿Y usted mi señor?

-Tengo que hacer algo primero, pero no me demoraré demasiado. Siento muchos cosmos llegando a Giudecca y entre ellos hay algunos que deberían estar allí y no están. ¡Nos vemos!

Hades abandonó el Palacio por la puerta principal y se dirigió inmediatamente a los Elíseos, el único lugar del Inframundo que funcionaba con total normalidad, ya que las almas habitantes de ese paraíso ignoraban la amenaza de la guerra y sólo se enterarían si Hades era derrotado.

Caminó con una rapidez vertiginosa antes de alcanzar a las dos personas que buscaba y que cayeron al suelo cuando fueron atacados por él.

-¡Hypnos y Thanatos! ¡Se puede saber qué demonios hacen aquí en vez de estar en Giudecca defendiendo! – Hades estaba enojado y eso no era nada bueno.

-Nosotros somos dioses y nuestro juramento de obediencia sólo es hacia ti o en su defecto el príncipe Alex como heredero del reino. No teníamos ninguna obligación de ayudar al príncipe Shun – respondió ácidamente Thanatos.

- Además que el muchacho lo estaba haciendo bien y no creímos necesario intervenir – completó Hypnos.

-¡Los quiero en diez minutos en Giudecca! ¡Y más les vale estar allí porque si no lo están… cambiaré su lugar de empleo de Elíseos a Cocito! ¿Entendido?

-Sí, señor – los dos analizaron la furiosa mirada de Hades y se levantaron con celeridad - ¿Usted irá con nosotros?

-¡No! Tengo que hacer algo y ya voy para allá. ¡Rápido!

Hypnos y Thanatos desaparecieron rumbo a Giudecca mientras Hades se internaba en una cueva bastante profunda. Caminó durante unos minutos antes de encontrar a la persona que buscaba.

Un hombre se encontraba en medio de la cueva, de pie pero profundamente dormido. A su alrededor se movían pequeñas corrientes de aire con forma humana que también dormían.

-¡Morfeo! – llamó en voz alta el dios del Inframundo - ¡¡Despierta!!

El hombre de tez pálida como la luna y cabellos en tono gris se movió un poco y ante un nuevo llamado sus grises ojos miraron al interlocutor.

-Hades… ¿por qué me despiertas? Sabes que no debes despertarme excepto…

-Excepto cuando el Inframundo esté en peligro de ser destruido y ese es el caso. Némesis ha llegado a las puertas de Giudecca junto a Ate, Cronos, Hefestos y Deimos, además de un buen número de caballeros de Atena convertidos por la magia oscura de la venganza. ¡Necesito tu auxilio!

Morfeo dio unos pasos y las figuras a su alrededor también despertaron.

- Necesitarás a mis hijos también, Hades. Iremos contigo a Giudecca para derrotar a la amenaza y después nos retiraremos de nuevo a esta cueva.

- Te lo agradezco mucho, Morfeo. A ti y a tus hijos les prometo la tranquilidad y el silencio que han tenido todo este tiempo.

                                                                                 *             *             *

Por eso, Hades apareció frente a Némesis pero acompañado de otros tres hombres: Thanatos, Hypnos y Morfeo. Éste último rodeado de sus hijos. Y lo primero que vio Hades al aparecer fue a Némesis encima de Shun, a punto de atravesarlo con su espada.

Decir que voló hasta allá es decir poco y logró llegar y ponerle la espada al cuello aprovechando la concentración de la diosa en matar a Shun. Sintió el escalofrío en el cuerpo de Némesis ante el frío del acero y de su voz.

-¡Suelta esa espada! Al primero que se mueva la mato.  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).