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Fragmentos del corazón por PrincessofDark

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Notas del capitulo:

Muchísimas gracias a todos por leer y comentar la historia. Este es el penúltimo capítulo, asi que ya le queda poquito para concluir cosa que siempre me da tristeza. Voy a intentar actualizar Cristales del Valhalla mañana si puedo, pero por si las dudas la musa hace huelga, les deseo de todo corazón que pasen una MUY FELIZ NAVIDAD!!!!!!! rodeados de sus afectos y seres queridos.

Dedicado a ti que estás leyendo, ¡gracias!

La orden paralizó a todos los dioses que rodeaban a Némesis que permanecieron en su lugar sin atreverse a hacer el menor movimiento. Némesis dudó un pequeño instante, que Hades acortó presionando aún más fuerte su cuello.

-¡Suéltala!

Némesis obedeció finalmente y la espada retumbó al caer pesadamente al lado de Shun. El joven de cabellos verdes se levantó con cierta lentitud, sin que Hades lo ayudara por temor a que Némesis escapara.

Las miradas de ambos se cruzaron en un largo instante, Hades preguntó casi en silencio.

-¿Estás bien?

- Sí.

Shun tomó su espada del piso y se colocó de espaldas a Hades, los dos armados y mirando alrededor esperando el primer movimiento.

Fue Cronos el que arrancó todo, lanzando uno de sus ataques que levantó una nube de polvo que encegueció a todos. El instante de confusión fue aprovechado por Némesis que se soltó y atacó rápidamente a Hades.

El dios del Inframundo sintió como la diosa de la venganza se soltaba y lo atacaba, pero con su rapidez habitual logró esquivar el ataque y dispersar la nube de polvo para aclarar el panorama.

-¡Ataquen! – gritó con toda su furia.

Saori y Poseidón que habían estado mirando la escena se involucraron de lleno en el combate. El dios de los mares buscó con su mirada a Hefestos y al encontrarlo se dirigió hasta allí para iniciar el combate. Los dos se miraron larga y astutamente, Poseidón siendo capaz de sostener la mirada pese al horror que le producía ver ese rostro.

-¡Tornado submarino! – gritó el dios de cabellos azules dándole inicio a la batalla.

Saori había localizado a una diosa muy joven que reconoció como Ate. Sabiendo que todos los hombres caían presos de su belleza y de sus poderes se fue hasta ella y comenzó a atacarla. La muchacha había reído con mucha satisfacción al encontrarse con la diosa de la tierra y la había atacado de lleno.

Hypnos y Thanatos mirando el campo de batalla encontraron a Cronos todavía sin oponente, al igual que a Deimos. Éste último sin embargo, los esquivo y se dirigió directamente a Shun que apenas podía sostenerse en pie.

Morfeo y sus hijos se mezclaron entre los espectros y los caballeros atenienses que aún quedaban enfrentándose con el ejército de Némesis conformado por los caballeros dorados que la diosa había reclutado en el Santuario y que no habían podido escaparse del hechizo como había hecho Ikki.

Asclepios a su vez encontró a Ikki y a Hyoga, los dos severamente golpeados e inconscientes en el piso. Aproximándose a ellos los colocó juntos y alejados del combate para dedicarlos a curarse.

                                                                  *             *             *

Deimos había visto al príncipe Shun a punto de morir y su rostro reflejaba una profunda satisfacción y alegría al saber que el asesino de su hermano pronto sucumbiría en manos de su poderosa líder. Sin embargo, la alegría se desvaneció cuando vio aparecer a Hades amenazando a Némesis. Vio a Shun ponerse de pie y asir su espada, pese a las heridas que tenía para apoyar a su consorte y sus ojos tomaron un tinte rojizo colmado de odio. Se dirigió a él y se le enfrentó consiguiendo separarlo de Hades lo suficiente como  para poder batallar con él.

-Soy Deimos, hermano de Fobos, al que tú mataste – se presentó con voz profundamente fría.

Shun, que a duras penas lograba mantenerse consciente, se obligó a sí mismo a mantenerse despejado y a escuchar las palabras que decía su rival.

-Si ustedes no hubieran invadido mi hogar, Fobos jamás hubiera muerto – respondió Shun concentrando su cosmos para dar pelea.

-¡Morirás por mí acero! Te lo aseguro, príncipe. Ya que el Fénix no fue capaz de matarte, yo sí lo haré.

La espada del pelirrojo se alzó en el aire y chocó con el acero de Shun, los dos pulseando hasta que finalmente el primero venció y la espada del joven príncipe cayó al suelo. Shun para poder tomarla nuevamente elevó su cosmos y exclamó.

-¡Sepulcro de exterminio!

Deimos se vio obligado a esquivar el ataque oscuro de Shun, dándole tiempo de recuperar la espada y reiniciar el combate. El brillo del metal resaltaba en la penumbra que se estaba formando destacaba los combates y no sólo el suyo sino también el de Némesis y Hades, y el de Hypnos y Thanatos en contra de Cronos.

Deimos bajó la espada y con su mano lanzó un ataque rápido que golpeó a Shun casi sutilmente.

-¡El terror!

Shun tuvo la sensación de que el mundo se detenía y gradualmente todas las figuras a su alrededor fueron desapareciendo hasta que sólo quedaron Deimos y él en ese escenario. Sin embargo, pronto se percató de que Hades yacía pálidamente quieto a un par de metros suyo, acompañado por una figura de cabellos azules que reconoció como Ikki al cabo de un momento de análisis. La rabia ascendió por cada uno de sus poros, pero cuando sus ojos divisaron a Deimos lo encontró sosteniendo con gran calma al pequeño Alex, mientras a su lado y sin que pudiera comprenderlo Fobos tenía a Isis.

-¡Suéltenlos! – exclamó intentando sonar valiente, pero su voz fue un murmullo casi inteligible.

-Pero claro… que no – se rió Deimos con profunda malignidad y con un pequeño puñal de plata recorrió el cuello de su pequeño arrancando un borbotón rojo, mientras Fobos hacía lo mismo con Isis.

Shun se agitó y tembló de pies a cabeza, casi todos se detuvieron cuando de sus labios nació el grito más horripilante que habían escuchado en su vida. Hades lo buscó al instante sin importar la batalla que sostenía con Némesis y casi frente a sus ojos lo vio caer al piso, con sus ojos demostrando un terror tan grande que él pudo sentir su miedo como propio. Las manos del príncipe muy pronto se alzaron buscando su cabeza, como luchando por acallar las voces o por quitar los recuerdos.

Deimos rió largamente, disfrutando la escena y se acercó al inmóvil príncipe del averno. Estaba dispuesto a terminar con él lo suficientemente rápido para poder continuar la batalla. Sólo le quedaban un par de pasos cuando una sensación extraña lo asaltó y lo paralizó hasta tal punto que cuando quiso volver a moverse no pudo hacerlo. Cuando después de lo que le pareció eterno logró aclarar su mente, notó que ya no estaba de pie sino caído en el piso y que a sus pies, mirándolo con tristeza se hallaba Shun. Le extrañó que el joven tuviera una pequeña daga entre sus manos y que estuviera llena de sangre.

Al ver la sangre fue que lo comprendió, era la suya y si estaba caído era porque había sido herido antes de que pudiera lastimar a Shun. Esforzándose levantó la cabeza y vio su cuerpo, la herida atravesaba su pecho y profundizaba el rojo de sus ropajes. Su cabeza cayó lentamente y la oscuridad lo rodeó dándole fin a su existencia.

Shun temblaba por entero todavía, preso de las horribles imágenes que había visto. Sin embargo, recordó las ilusiones de su hermano y supo que lo que veía era mentira y al notar la proximidad de Deimos sacó la pequeña daga que mantenía prácticamente oculta. Fue un movimiento rápido y certero el que dirigió su mano y acabó con el enemigo.

Un hombre se acercó a él y lo habló casi con suavidad.

-Soy Morfeo, mi señor. ¡Salga de aquí! – el dios le señaló a Asclepios con una de sus manos – ya ha hecho todo lo humanamente posible. Merece un descanso.

-No puedo, no aún – murmuró Shun - ¡Gracias! Pero mi lugar es aquí hasta que Némesis sea derrotada.

Morfeo, analizó al joven príncipe y asintió, señalándole al joven a los distintos soldados atenienses que habían caído en manos de Némesis. Éstos se encontraban rodeados por los hijos de Morfeo, los llamados sueños y cada vez que uno de ellos lo conseguía hacía caer en un profundo sueño al caballero que tocaba. Muchos ya se encontraban durmiendo y Shun se atrevió a preguntar.

-¿Despertarán curados?

-No, mi señor. Es necesario que Némesis sea derrotada para que el hechizo pueda ser contrarrestado por completo. Sin embargo, si Némesis gana no volverán a despertar.

Shun pareció analizar sus palabras, pero muy pronto el combate los atrapó de nuevo, alejándolos y obligándolos a defenderse y a atacar.

                                                                                 *             *             *

Hades después del ataque de Cronos había podido esquivar el primer ataque de Némesis. Pero casi de inmediato, la mujer había lanzado un nuevo ataque que sí había logrado tocarlo y herirlo en su hombro derecho.

-¡Espada de venganza!

Hades había respondido usando su espada y lanzando una energía tan oscura que envolvió a la diosa y la hizo caer al piso en medio de un doloroso grito. Pero el dios del Inframundo, sabía que Némesis era terriblemente poderosa y que no debía confiarse.

Reafirmando sus palabras, en un movimiento veloz Némesis ya estaba encima de él, empuñando una espada de brillante acero negro que intentaba clavar en su cuerpo una y otra vez. Hades comprendió que su batalla iba a basarse más en las armas que en los ataques de cosmos, por lo que empuñó con más fuerza su propia espada y comenzó a atacar y contraatacar una y otra vez.

-Perderás, Hades – jadeó Némesis - ¡Sabes que no eres ni la mitad de poderoso que yo!

-Tú subestimas mi poder – respondió Hades, concentrándose y lanzando un estoque tan rápido que Némesis esquivó a duras penas y que rozó su cintura, arrancando un hilo de sangre.

-No, no te subestimo. ¡Pero no podrás conmigo! Tú reino será mío.

Némesis levantó su espada y su acero chocó con el de Hades con tanta violencia que la espada del dios del Inframundo salió de sus manos y cayó al piso. Némesis rió con fuerza y su espada buscó ahora atacar al desarmado dios con un movimiento rápido.

Hades la vio venir y supo que se jugaría el todo por el todo en ese ataque, su espada había quedado lejos y tenía que enfrentar a la diosa que destilaba rabia y poder por cada uno de sus poros. El filo de la espada se le vino encima y cuando Némesis estaba sólo a unos pasos fue que ambos sintieron el grito de Shun que detuvo ese combate por unos minutos.

Hades con brillo desesperado y Némesis con satisfacción observaron a Deimos aproximarse al joven príncipe.

-Creo que no te despedirás de tu príncipe – susurró Némesis con burla - ¡pero no te preocupes que pronto lo acompañarás!

Sin embargo, Hades vio que Shun se levantaba con una daga en las manos tan rápidamente que Deimos no tuvo tiempo de esquivarlo y cayó al piso mortalmente herido. En su rostro se reflejó el alivio y volvió a concentrarse en el combate con Némesis.

La diosa demostró su enojo por la muerte de Deimos haciendo arder su cosmos hasta alcanzar prácticamente su límite. Su espada se cargó de energía y se lanzó furiosa contra Hades.

La batalla entre los dos se reanudó, con Hades logrando capturar su espada nuevamente, alzándola por breves momentos ya que la enfurecida Némesis logró quitársela en apenas unos instantes.

-¡Ahora sí que morirás! – Némesis se hizo para adelante pero una voz se elevó frente a ella.

-¡Estiletes de la muerte!

La voz de Shun logró distraer a la diosa que tuvo que brincar para esquivar el ataque del joven. Hades le sonrió a Shun aunque no pudo dejar de preocuparse por la debilidad que demostraba el menor.

-¿Te ayudo? – preguntó Shun acercándose un poco, mientras Némesis se levantaba.

-No. ¡Esto se terminará de una vez! ¡¡Alas de la muerte!!

Némesis no había terminado de ponerse en pie cuando sintió que era rodeada por una infinita oscuridad y sintió por primera vez temor de perder. Intentó seguir levantándose pero sólo se encontró con el vacío y con que la negrura se volvía más y más profunda. Se escuchó gritar y tratar de salir de esa oscuridad pero no pudo hacerlo. La oscuridad penetró en su cuerpo y agitándose terriblemente empezó a suplir a la sangre que se derramaba continuamente por sus poros.

Fueron unos largos minutos de contemplar la agonía de Némesis hasta que la diosa quedó inmóvil definitivamente. Shun y Hades se miraron durante unos minutos y finalmente fue el mayor el que gritó.

-¡Némesis ha muerto!

Su grito revitalizó todos los combates que aún quedaban pendientes. Poseidón que tenía a sus pies a Hefestos no dudó en atravesarlo con la espada, mientras Saori le daba el golpe final a Ate. Cronos fue el último que cayó en batalla, atravesado por las dos espadas de los dioses Hypnos y Thanatos.  

El silencio que se estableció después del combate final fue tranquilizador. Los minutos pasaron sólo disfrutando de la sensación de triunfo, aunque finalmente todos se vieron obligados a volver a la realidad. Hades que tenía a Shun a su lado lo besó larga y profundamente hasta que la necesidad de aire los obligó a separarse. Los ojos esmeraldas lucían agotados e intranquilos, así que Hades murmuró sólo para sus oídos.

-Estoy profundamente orgulloso de ti, amor. Y créeme que jamás sería capaz de cuestionarte todo lo que has hecho para mantener el Inframundo a salvo.

Shun rompió a llorar y se abrazó a su poderoso consorte, quien suavemente lo dejó desahogarse mientras el orden volvía a todo el lugar. Mientras lo abrazaba, Hades observó a Asclepios atendiendo a los heridos y entre ellos encontró a Hyoga y a Ikki. Los dos caminaron hasta allá y Shun separándose se acercó a Asclepios.

-¿Cómo están?

-Muy heridos, alteza. Especialmente el caballero del Cisne, las próximas horas serán cruciales en su evolución. El Fénix es muy poderoso, no dudo en que se repondrá.

-¡Sálvalos, Asclepios! ¡Por favor, sálvalos!

Shun miró con tristeza los ojos cerrados del rubio y murmuró.

-Te perdono, Hyoga.

Hades que miraba la escena se apresuró a sostener nuevamente a Shun contra sí, cuando lo sintió quebrarse de nuevo.

-Hyoga recibió un ataque que era para mí – susurró - ¡no permitas que muera!

-No lo dejaré morir – respondió Hades, totalmente decidido a no permitir más muertes y a reparar las que se habían producido.


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