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Fragmentos del corazón por PrincessofDark

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Notas del capitulo: ¡¡Muchas gracias a todos por leer y comentar la historia!! De verdad espero que esté capítulo sea de su agrado. Las musas siguen con ganas... por suerte.
Saludos, nos leemos pronto.
Hyoga que se había puesto de pie con esfuerzo no tuvo tiempo siquiera de incorporarse del todo porque un nuevo golpe, esta vez directamente en el rostro propinado por el puño del rey de los infiernos.
-Eso es por entrar aquí sin permiso – la voz de Hades fue siniestra mientras veía al rubio ponerse de pie – y esto es por atreverte a tocarlo – Hades comenzó a ahogar al caballero del Cisne elevándolo en el aire con sus poderes – y esto es por insultarlo… ¿quién demonios te has creído tú que eres? – Hades volvió a arrojarlo contra la pared donde Hyoga rebotó como si fuera un saco de papas y cayó al piso sin poderse levantar. Su cabeza fue presionada por el pie de Hades y parecía que todo iba a terminar cuando la voz del Cisne se pudo apenas escuchar.
-Ikki… no… sabía nada… nada…
Shun que había mirado toda la escena sin intervenir y más pálido que la muerte escuchó las palabras del Cisne y una gran parte de él quiso creerle.
-No lo hables – Hades furioso iba a darle un golpe más pero una mano lo detuvo con suavidad - ¿Shun?
-Déjalo… por favor… no quiero verlo.
Hades levantó su pie y dejó ponerse de pie a Hyoga que a tropezones se dirigió a la puerta del dormitorio y salió con gran esfuerzo.
Shun y Hades quedaron en silencio durante un momento. El menor se sentó en la cama y se llevó las manos a su rostro para romper a llorar en silencio. Y eso era algo que Hades odiaba, verlo llorar era capaz de ponerlo mal a él mismo.
Se sentó a su lado y suavemente retiró las manos del más joven para abrazarlo con suavidad.
-Ya no llores – pidió en voz baja.
-Yo… lo… siento… ¿tú crees que yo… soy un adorno?
-¡Claro que no! – la voz de Hades fue absolutamente sincera y trajo un poco de alivio a Shun aunque no mucho.
-¿Y de que Ikki no sabía nada?
Hades miró a su consorte por un instante y tomó aire antes de responder.
-¿No has hablado con él? Porque Minos me informó que estaban aquí todos, incluso Saori.
-Quiso hablar conmigo… pero yo… no quise escucharlo.
-Tal vez deberías hacerlo… sólo oír lo que tiene para decirte. No tienes obligación de perdonarlo si tú no quieres, pero tal vez si debes saber lo que quiere decirte.
Hades secó las lágrimas del bello rostro y le depositó un beso suave.
-Ikki arriesgó muchas veces su vida por ti, y las palabras de ese estúpido pato quizás sean ciertas. ¿No te lastimó? – preguntó Hades con preocupación revisando la mano que Hyoga había sujetado para detener el ataque de Shun.
-Estoy bien, descuida – Shun permitió que el mayor lo recostase con suavidad y lo abrazara – me hiciste mucha falta – susurró en voz baja.
Hades acarició con delicadeza los fragantes cabellos del menor antes de decir algo.
-Te extrañé… demasiado… por eso regresé lo más pronto que pude.
-Minos quería avisarte, pero yo le dije que no era necesario. No pensé que Hyoga se metiera aquí… aunque yo… puedo defenderme.
-Claro que puedes, Shun. Ahora me quieres explicar que están haciendo ellos aquí.
Shun negó con la cabeza antes de hablar.
-Mañana, ¿sí? Es que no tengo… deseos de explicar nada.
-Está bien, mañana por la mañana hablaremos.
-Gracias.
Hades dejó de acariciar los cabellos de Shun y sus manos se dirigieron con suavidad a la cintura del más joven mientras sus labios besaban con infinita ternura los de su consorte. Shun recibió ese beso y lo devolvió con la misma calidez del principio, se sentía intranquilo y triste y esa demostración de afecto calmó parte de su angustia.
Hades por el contrario buceaba con cierta inquietud la mirada esmeralda de Shun, temeroso de encontrar dentro de ellos que la presencia de Hyoga hubiera removido recuerdos y cenizas que creyó apagadas. Amaba demasiado a Shun como para permitirse pensar en la idea de perderlo por culpa de un fantasma del pasado.
Shun al cabo de un rato intuyó los temores del mayor y en medio de esos besos cada vez más intensos separó suavemente su rostro para posar sus esmeraldas en los ojos de Hades. …ste se detuvo y lo miró con atención.
-Mira mis ojos… brillan por ti… nunca lo olvides y nunca lo dudes… ¡Te amo! – Shun se acercó a los labios de Hades y los besó apasionadamente, mientras Hades lo dejaba suavemente tomar la iniciativa.
Shun besó los labios de Hades durante un rato y luego bajó hacia su cuello, mientras sus manos se deshacían de la ropa de su amado dios de la muerte para luego acariciar la piel desnuda. Lo sintió gemir con soltura, cada vez más entregado a sus manos y a sus caricias y a sus besos que se fueron desparramando hasta no dejar lugar en esa piel sin tocar o besar. Hades lo dejó hacer hasta que la ropa del menor fue un estorbo del que se deshizo en pocos instantes con movimientos bruscos.
Y entonces buscó nuevamente dominar y el más joven se dejó hacer, sonriendo y besándolo una y otra vez, mientras las palabras de amor dominaban esa estancia y las manos se entrelazaban de placer.
Cuando finalmente Shun cayó entre las sábanas, agotado y casi dormido, Hades lo atrapó fuertemente contra sí y lo besó con ansias.
-Gracias… - susurró entre un nuevo beso.
-A ti – Shun se durmió entre los brazos del mayor y así dormidos esperaron la llegada de un nuevo amanecer.
* * *
Hyoga salió a tropezones y alcanzó a llegar a la habitación que compartía con Camus antes de caer en el piso sin fuerzas. Fue Camus el que lo encontró unos minutos más tarde cuando salió del cuarto de baño.
-¡Hyoga! – Camus se acercó al rubio y lo llevó a la cama y lo acostó con cierta dificultad - ¿Qué te pasó? – preguntó el acuariano mientras revisaba en la habitación en busca de algunos instrumentos de curación hasta que encontró un pequeño botiquín.
El rubio tosió con dificultad y escupió un poco de sangre antes de responder.
-Hades… me golpeó…
-¿Hades regresó? ¿Por qué te golpeó?
-Es que yo… estaba… me metí… a la habitación… de Shun… y lo insulté…
Camus arqueó una ceja y dejó caer el paquete de gasas que levantó antes de responder.
-¿Y Hades te encontró allí?
-Y escuchó que lo insulté… y pues… me castigó…
-¡Podría haberte matado! ¡Eres un inconsciente! – Camus comenzó a curar los golpes de Hyoga que emitió una que otra queja.
-Quería… decirle a Shun… que Ikki… no sabía… nada… - comentó Hyoga.
-¿Pudiste decírselo?
-Sí. Pero no sé si me… crea…
-Quizás se decida a escucharlo después de todo – Camus terminó de curar a Hyoga en silencio y después se dedicó a guardar todo nuevamente – pero no vuelvas a hacer esto, Hyoga. Lo que hiciste le daba a Hades el derecho a matarte sin darle ninguna explicación a Saori.
-Lo siento… prometo no seguir… decepcionándote…
Camus se dejó caer en una silla al lado de Hyoga y posó su mirada en la de su joven discípulo.
-No me decepcionas, Hyoga. Eres humano y como tal te equivocas y fallas. Pero si te arrepientes… es un gran paso – Camus sonrió y Hyoga contestó esa sonrisa antes de murmurar.
-Cuando me relacioné con Ikki tenía miedo a la soledad… no quería sentirme solo. Pero cuando Shun me aceptó, quise terminar todo con Ikki pero me dejé llevar por un impulso y Shun nos descubrió. La decepción de sus ojos es algo que me ha atormentado todo este tiempo y aún hoy la vi en su rostro. Tiene que estar enojado conmigo pero con Ikki no, ya que él no sabía nada.
-No estás solo Hyoga, y seguramente Shun no estará enojado contigo por mucho tiempo más. Tienes que comprender, que el volver a verse debe haber removido recuerdos muy dolorosos en él y que seguramente lo llevan a mostrar esa frialdad que nos ha presentado. Pero según Saori, cuando ella con Shiryu y Seiya cenaron con él y conocieron a Isis y Alexander Shun se mostró tan cálido como siempre.
Hyoga arqueó una ceja sorprendido antes de preguntar.
-¿Isis y Alexander? ¿Quiénes son?
-¿No lo sabías? Son los hijos de Hades y Shun. Tienen casi un año y según Saori son hermosos.
Hyoga lo miró profundamente asombrado, porque él no tenía ninguna idea respecto a la existencia de esos niños, otro lazo más que ataba a Shun con el Inframundo.
-No sabía nada.
-Lo siento. Quizás Shun no haya querido que te enteraras.
-No importa. Me haré el desentendido cualquier cosa.
Camus acomodó la ropa de cama del rubio y controló que las heridas hubieran dejado de sangrar antes de volver a hablar.
-Intenta dormir, Hyoga. Seguramente mañana, Hades le dará las quejas a Saori de tu intromisión y ella te dará un sermón.
-Muchas gracias por todo, Camus. Y en especial… gracias, por no juzgarme – Hyoga cerró sus ojos y no tardó en dormirse, mientras el caballero de los hielos lo vigilaba durante un rato con un gesto particular en el rostro.
* * *
Shun recibió el amanecer entre los firmes brazos de su esposo y apenas se sintió totalmente despejado se enderezó y esperó a que Hades despertara para hablar con él.
-¿Por qué está Saori aquí? – preguntó Hades después de un beso y un buenos días.
-Los dioses de las sombras y de la venganza se levantarán pronto y Saori necesita toda la ayuda posible.
-¿Me estás diciendo que busca una alianza?
-Sí. Para eso vino hasta aquí.
Hades esbozó un gran gesto de contrariedad y se levantó de un salto de la cama.
-Hablaré con ella ahora mismo.
-¿La ayudarás? – preguntó Shun con cierta duda, mientras también comenzaba a buscar sus ropas.
-Te prometo pensarlo… pero sólo eso, Shun. ¡No me gusta saber que están aquí!
Shun tomó la mano de Hades con firmeza y luego le respondió.
-Lo que no te gusta es que Hyoga esté aquí, pero estoy seguro de que no volverá a molestar después de la paliza que le diste.
-Ya veré, Shun. La escucharé y lo pensaré, pero por ahora sólo eso.
Hades besó a Shun y lo dejó a solas, para poco después recibir a Astrea que entró con una sonrisa de particular alegría.
-Parece que estamos de muy buen humor – dijo Shun, contagiándose de la alegría de la joven.
-Sí, su alteza. ¿Necesita algo?
-Quiero que lleves a Isis y Alexander al comedor para darles el desayuno. Y por favor, dile a Radamanthis que busque a Ikki y lo lleve también al comedor.
-Enseguida, alteza.
Astrea abandonó la habitación y Shun terminó de arreglarse antes de hacerlo a su vez.
* * *
Ikki se encontraba en su habitación cuando llamaron a la puerta y entraron sin esperar respuesta. El primer juez de los Infiernos se plantó frente al Fénix para decir sin ningún matiz en su voz.
-El príncipe desea desayunar con usted. Lo espera en el comedor – finalizada la frase Radamanthis abandonó la habitación dejando a un Ikki perplejo que se encaminó tras el espectro en un dos por tres.
Estaba nervioso y a medida que se acercaba a la hermética puerta cerrada del comedor, su nerviosismo aumentaba hasta que esa puerta se abrió y él se encontró de frente a Shun y a otras dos pequeñas figuritas que acababan de desayunar.
-Shun – murmuró el Fénix rompiendo el silencio que se había colado tras su ingreso.
El peliverde levantó la mirada de los pequeños y sus esmeraldas se posaron en los ojos de su hermano, llenándose de recuerdos buenos y malos de su infancia, de su entrenamiento, de sus reencuentros, hasta que lo bueno dominó y el menor sonrió.
-Isis, Alexander… saluden a su tío Ikki.
Los dos pequeños vieron caer a un sorprendido Fénix a su lado y los dos sonrieron hasta que la sonrisa se contagió al mayor y se las devolvió.
-Ella… es muy parecida a ti… y a mamá – murmuró Ikki con la voz quebrada – Shun… lo siento… te juro que yo… no sabía nada… nada…
-Te creo – Shun sonrió y abrazó con fuerza a su hermano – creo que una parte de mí siempre lo pensó pero… el dolor fue muy grande.
-Lo lamento. Hyoga iba a decírmelo… y al final… pasó lo que viste. …l tampoco…
-No quiero hablar de Hyoga, no aún. Después… tal vez.
Ikki asintió y besó con fuerza la mejilla de su hermano, arrancando una carcajada de los niños.
-¿Mellizos?
-Sí. Dentro de poco cumplirán años –Shun sonrió – soy muy feliz aquí, Ikki. ¡Muy feliz!
-Pero habrá guerra dentro de poco… necesitaremos a Hades. Lamento que tu felicidad se ponga en riesgo.
Shun negó con la cabeza.
-Saldremos adelante suceda lo que suceda, Ikki. Siempre ha sido así. Quizás parezca débil, pero sé muy bien qué es lo que se espera de mí ante la idea de una guerra y de una ausencia prolongada de Hades. Además… por ellos – Shun sonrió a sus pequeños – hay que mantenerse firmes y unidos. Hades me dijo que pensaría lo de la alianza y terminará aceptándola si es por el bienestar de ellos, por lo menos eso espero.
-Sé que fue a hablar con Saori – murmuró Ikki.
-Sí. Espero que todo salga bien.
-No sabía que Hades había regresado – recordó Ikki repentinamente.
-Regresó anoche justo para el escándalo.
-¿Qué escándalo?
-¿No lo sabías? Cuando entré a mi habitación anoche Hyoga estaba allí y tuvimos un cruce de palabras que terminó con una paliza que Hades le dio.
-¡Hyoga es un idiota! ¿Te lastimó?
-No. Claro que no. El que terminó medio muerto fue él.
-¡Hades podría haberlo matado y Saori no tendría argumento para oponérsele!
Shun asintió y la charla de los dos hermanos siguió su desarrollo durante un largo rato, en una puesta al día bastante atrasada.
Mientras tanto, en otra parte de Giudecca, una enorme puerta se abría para dar paso a Saori a una estancia amplia y tapizada en tonos oscuros, con muebles de sólida madera y con Hades esperándola en uno de los sillones.
-Shun me dijo que necesitas la ayuda del Inframundo – comentó Hades para iniciar la charla – explícame las razones.
Y así la joven de cabellos lilas se sentó enfrente a Hades y una charla importante dio inicio.

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