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Sñegurochka por octavaluna

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2. Envuelto en dolor sobre un escenario con telón azul y amarillo. (capítulo de Fye)



Mordí lo más fuertemente que pude la manta, tratando de evitar que cualquier sonido se escapara de mi boca. Pero cansado del interminable, irritante ruido del despertador lo tiré contra la pared con todas mis fuerzas, al instante que sentía cómo mi corazón se rompía y quedaba dispersado en diferentes partes igual que el inocente artefacto. No aguanté y rompí en lágrimas. Oí unos pasos precipitados al otro lado de la puerta, pero no me importaba. Eso ya era el colmo, lo único que quería era acercarme algo más a él, pero conseguí todo lo contrario. Dijo que le daba asco, que era una basura… Esa era la verdad que yo ya sabía, pero que no quería creer. Desde que le conocí sentí que una luz de esperanza nacía dentro de mi alma torturada, curando mis males. Cuándo estaba cerca suyo, conseguía olvidarlo todo, todo lo que tanto me dolía, todo el pasado que odiaba, creía que estando con él podría incluso quemar los puentes, deshacerme de todos los terribles recuerdos que me acechaban cada noche. Con él todo era tan divertido, todo parecía tan fácil… Al principio sólo quería jugar, a lo mejor me divertía un poco y todo, pero acabé cruzando la línea. Y esas eran las consecuencias. El dolor me quemaba por dentro, peor que si hubiera llegado la primavera. Lo único que me mantenía cuerdo era que ya sabía que algo asía pasaría, pero por muy preparado mentalmente que estuviera, al corazón ardía por las ganas de pararse dentro de mi pecho y lo latir nunca más. Era la primara vez en mi vida que ya no me importaba mi pasado. El presente dolía más.

Salí cuidadosamente de su habitación y me metí en la puerta que estaba justo en frente. Me tiré en la cama y pasé llorando no sé cuánto tiempo más. Cuando ya no quedaban más lágrimas dentro de mí traté de enderezarme. Aquello había sido el rechazo definitivo. La respuesta a la pregunta que formulé hace un mes. Pero todavía tenía algo por lo que luchar, un sueño efímero al que agarrarme, El motivo por el que seguía vivo hasta entonces, con el fin de cumplirlo emprendí aquel viaje. Y debía de terminarlo, aunque todo en mi interior se retorciera de dolor y amargura debía de seguir actuando, como hasta ahora.
Cogí un librito de mi mesita de noche. Ahora me daba cuenta; mi vida era una constante obra de teatro, pero siempre acababa metiéndome demasiado en el papel que debía interpretar. Estando con él, con los niños, con Mokona, con tanta gente interesante y agradable que conocimos, había momentos tan felices en que esa máscara que siempre estaba obligado a llevar para mi constante salida en escena se fundía con mi cara y alcanzaba mi corazón. Sí, hubieron instantes en que mi sonrisa fue verdadera… Pero de nuevo, como en una pieza absurda de la vida, me veía completamente metido en mi papel. ¿Me acabaría derritiendo también al llegar la primavera?

Miré por la ventana. En la nevada ciudad estaba amaneciendo. La nieve brillaba con una intensidad cegadora. Unos cuantos niños pequeños hacían un muñeco en la acera, unos estudiantes se reían y corrían mientras se tiraban unos encima se otros. No tenían demasiada prisa por ir al colegio. Un par de amas de casa cotilleaban sobre un banco mientras una abuelita cerca suyo les tiraba comida a unos pajarillos. Que ambiente más feliz, está claro que yo no pinto nada allí. Quizá debería quedarme hoy en casa… No. –Apreté más el librito que llevaba en las manos- si me quedaba sólo conseguiría concentrarme más en mi sufrimiento. El trabajo me distraería. Y pondría a prueba mi habilidad como actor. Después de todo, es lo único que hacía bien.

Entré al comedor. Los demás ya se habían ido aunque Shaoran seguramente dormía en su cuarto. Sakura era camarera en un restaurante y el chico vigilante de un museo. Fui hasta el baño y me limpié bien la cara, asegurándome que no quedara ni la más mínima señal de lágrimas. Mi mirada se desvió hacía un rincón y sonreí amargamente, sólo por costumbre. La toalla de Kurogane. La cogí y me abracé a ella. Estaba todavía húmeda. Volvía a sentir cómo mis ojos también se humedecían. Los sequé y besé el suave tejido antes de colgarlo en la percha. Ya estaba bien de ñoñerías. El reloj señalaba las 9 de la mañana. Debería de estar ya en el trabajo.

El frío enseguida venció la frágil protección de mis ropas y tuve que apresurar el paso para no congelarme camino a la estación. Por si fuera poco en el autobús, que por cierto tardó lo suyo en llegar, no funcionaba la calefacción. Pero lo peor fue la bronca que me echó mi jefe. Nunca creí pudiera tener tan mala leche en este.

-¿Qué te crees que haces? Sabes muy bien que no podemos empezar sin ti ¡Ya casi no nos queda tiempo para practicar, comenzamos con lo serio la semana que viene!

-Lo siento mucho Karen-san, pero tuve problemas en mi casa.

-¡¡¡Eso no es excusa!!! Te acepté aquí sin tener ninguna recomendación, sólo por tus asombrosas cualidades y por tu cara bonita, y te di una oportunidad con la que tus compañeras no podían ni soñar. Así que no me importa ni si tu madre se pone a bailar ballet sobre el pico de una iglesia ni si pasa un meteorito y se te quema la cocina. ¡¡No me importa!! A las 9 en punto te quiero aquí cambiado y preparado. ¿Entendido?

-S…sí. Le aseguro que no volveré a llegar tarde nunca más.

-Así me gusta, y ahora vete a cambiar y enséñame lo que vales.

-Sí señora.

Realmente el trabajo me distrajo. Hasta el mediodía, la hora de la pausa para comer, no me paré a pensar en mi situación. Pero en cuanto oí el “Buen trabajo, descansad hasta las dos y volvemos a la carga” mi corazón se inundó de pena y mi mente de pensamientos nada positivos.

-¿Fye ocurre algo?

-¿Eh? No, para nada, ¿Por qué lo preguntas Oksana-san?

-No, nada, es sólo que me parecía que estabas algo triste… ¿mal de amores?

-No. Tranquila no me pasa nada. Sólo estaba nervioso por lo de la semana que viene. –Vaya, me había descubierto… pero no tenía ganas de hablar con nadie en aquel momento.

-Mentira… Puedo ver que hoy estás mucho peor de lo habitual. Tu corazón está muy herido.

Me quedé mirándola perplejo. Esta mujer se había dado cuanta desde el principio de que yo sólo aparentaba estar feliz.

-Sabes Fye, eres un excelente actor, uno muy bueno. Pero a mí no me engañas. Puedo ver el corazón de la gente. Siempre he tenido ese don. Tu ahora estás muy dolido, ¿verdad? Si lo hablas con alguien seguro que te sentirás mejor. No se lo contaré a nadie, con soy cotillera. Fui sicóloga, y no me preguntes como acabé aquí.

-Te agradezco tu preocupación, pero soy el tipo de persona que prefiere guardarse sus problemas para sí misma.

-Ya veo, en este caso no insistiré. Pero…

-¿sí?

-Nunca te rindas, el futuro siempre puede ser cambiado. Y contra el destino se puede luchar, e incluso ganar. –Ella se levantó y se fue hasta el otro lado de la sala - No importa lo que aquella mujer diga.

No tuve tiempo de sorprenderme cuando oí un tremendo ruido. El suelo bajo mis pies tembló sentí un profundo dolor en diferentes partes de mi cuerpo. Y después… nada.





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bueno, ¿qué tal os han parecido estos dos capitulos?
¿Qué le habrá pasado a Fye?



como podeis ver el narrador se va canviando...

este fic es muy loco, aunque de momento no lo parezca... je je je


espero que os haya gustado.
acepto criticas, felicitaciones, ideas, respuestas a las preguntas, maldiciones... todo exepto proposiciones de matrimonio XD




gracias por leer !! ^^

para ti solo son unas palabras, para mi, una inmensa alegria, por favor, deja un review y estrecha los lazos del mundo de las fangirls ^0^

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