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Secretos de un alumno y un profesor… por Masterred

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Notas del capitulo:

Publicando a toda velocidad porque mi papá y mi hermana andan cercaaaa!!!!! jajajaja

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


 


Hiroki volvió  a casa muy tarde ésa noche. Estaba exhausto física y mentalmente… y hambriento… Lo que era un poco desalentador ya que a esa hora lo mejor que podía encontrar para alimentarse era una rebanada de pan y café.


Cuando entró en el departamento se quitó el abrigo y observó que, aunque reinaba un profundo silencio, no todas las luces estaban apagadas. La cocina aún estaba iluminada.


Pronto comprendió el motivo: Nowaki había dejado comida preparada para él sobre la mesa…


Sonrió mientras se sentaba a la mesa. Después de todo a esa hora podía sonreír tranquilamente, nadie lo estaba observando.


Extrañaba a Nowaki. Apenas sí había cruzado palabra con él en esos últimos tres días. Al más alto lo habían tenido bastante ocupado las exigencias del hospital y el mismo había estado ayudando más de la cuenta a Miyagui. Seguramente porque inconscientemente deseaba estar ocupado para no tener que escribir. Ya estaba harto de tener que pensar tantas cosas vergonzosas para la historia…


Luego de apilar los platos para lavarlos en la mañana se dirigió a la habitación, donde Nowaki dormía profundamente acurrucado sobre su lado de la cama. El profesor se desvistió, se puso la vieja playera blanca que usaba como ropa de cama y apartó las sábanas.


Apagó la luz y ya iba a recostarse cuando escuchó la voz del más alto:


_ ¿Hiro-san…? _preguntó con voz dormida y giró el cuerpo para quedar cara a cara.


_ Nowaki… ¿Te desperté? _Hiroki se recostó también.


_ No, yo me desperté solo… _Nowaki le sonrió con una sonrisa perezosa_ Quería esperar a Hiro-san, pero he tenido un día muy duro en el hospital y…


_ No te disculpes por eso… _lo atajó el castaño_ Necesitas dormir bien, has estado trabajando mucho…


_ Gracias, Hiro-san… _el más alto se acurrucó más junto a él y apoyó la cabeza en su pecho_ ¿Puedo recostarme aquí…?


_ Eeer… Sí, claro… _Hiroki se sonrojó ante el pedido pero pronto cedió a la tentación de rodear a Nowaki con los brazos y acunarlo como si fuese un bebé. Un bebé extremadamente grande…


El ojiazul bostezó, muy a gusto escuchando los latidos del corazón de su Hiro-san.


_ ¿Encontraste la comida que dejé para ti…? _preguntó cerrando los ojos.


_ Sí, gracias… Estaba delicioso… _susurró Hiroki. El cabello oscuro de Nowaki le hacía cosquillas en los labios.


_ Leí la continuación de la historia que imprimiste para Akikawa… _comentó_ Me gustó mucho…


_ ¿Ah sí…? Pues, qué bueno…  _”Nowaki se había hecho un tiempo para leer las tonterías de Akihiko y cocinarme la cena…” pensó el profesor, conmovido_ Aunque creo que modificaré la parte en la que Nowaki se siente atraído por Hiroki, estando éste disfrazado…


_ ¿Por qué…?


_ Me parece demasiada casualidad, algo muy de telenovela… _respondió el castaño_ Hiroki está demasiado bien disfrazado como para que lo reconozcan, es muy tonto…


_ No es tonto… _insistió Nowaki_ Si aquel que amas está siempre cerca y no te das cuenta, ¿no serías realmente estúpido…?


El ojiazul sonrió complacido al escuchar cómo el corazón de Hiroki se aceleraba.


_ Sí, creo que tienes razón… _murmuró el profesor con el rubor otra vez en sus mejillas_ Dejaré el capítulo tal como está…


_ Te he extrañado mucho éstos días, Hiro-san… _susurró Nowaki.


Hiroki lo estrechó en sus brazos:


_ T-también yo…  _confesó_ Buenas noches, Nowaki…


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


 


El la mañana…


 


_ ¡De ninguna manera voy a hacer eso! _protestó Hiroki al escuchar la instrucción siguiente de la historia.


Akikawa frunció los labios, no esperaba semejante negativa por parte de Hiroki;


_ Pero señor Kamijou, pensé que se sentiría aliviado, ya no tendrá que pensar más escenas románticas para la historia… Al menos de momento…


Estaban en la sala del departamento, Nowaki había insistido para que Akikawa pasara por allí a controlar la continuación de la Historia. El más alto seguía creyendo que era muy simpática…


Más Hiroki no estaba dispuesto a considerar lo simpática o no que fuese Akikawa; no seguiría la siguiente instrucción de Akihiko:


_ Pero Nowaki no puede obligar al Hiroki de la historia a vivir con él otra vez… _siguió protestando_ ¿Al final se alejó de él para hacerle la vida más fácil, y ahora lo va a “obligar” a vivir con él? ¡Si yo fuera el Hiroki de la historia no lo permitiría!


Nowaki servía té discretamente y observaba a ambos discutir:


_ ¿Y qué tal si Nowaki le hiciera una propuesta que no pueda rechazar…? _propuso Akikawa_ Algo que…


_ No pueden obligar a nada a Hiroki… ¡Es demasiado orgulloso como para que alguien lo obligue a algo…! _siguió negándose el profesor_ ¡No lo escribiré de esa forma! Cultivé demasiado bien la personalidad orgullosa de Hiroki para que ahora desaparezca como por arte de magia… ¿No podría ser que Nowaki sólo lo visite ahora que sabe que está vivo?


_ El Nowaki de la Historia cree que ya estuvieron suficiente tiempo separados… _repuso la pelirroja_ Quiere a Hiroki devuelta con él, pero no sabe cómo retenerlo a su lado…


_ ¡Pues que Akihiko piense otra manera! _Hiroki se puso de pie_ ¡A menos que Nowaki lo chantajee, el Hiroki de la historia no va obligado a ninguna parte!


El profesor se alejó y dio un portazo al salir de la sala de estar. Nowaki le sonrió amistosamente a Akikawa:


_ Disculpe a Hiro-san, ya se le pasará… Quizá deba hablar con Akihiko y ver si no hay otra opción…


_ Sí, tal vez… _suspiró Akikawa_ Bueno, volveré a probar más adelante… _dejó la hoja con las instrucciones sobre la mesa y estrechó la mano del más alto_ Nos vemos pronto, Nowaki. Eres encantador…


Nowaki la acompañó hasta la salida y la despidió. Cuando volvió a entrar al departamento observó la hoja de papel abandonada sobre la mesita del living. La tomó y releyó la instrucción varias veces…


Sí, la verdad que el Hiroki de la historia se parecía cada vez más a su Hiro-san, orgullosos los dos. Su Hiro no dejaría que nada ni nadie lo obligaran a nada, el orgullo no lo dejaba bajar la cabeza ni en la más tonta de las discusiones. ¿Pero cómo haría Nowaki para que Hiroki regresara a vivir con él…?


Veamos… Hubo algunas ocasiones en que Hiroki Kamijou había cedido a lo que él quería, recordó, pero tuvo que hacer un par de cosas malas para lograrlo. Como cuando lo conoció, tuvo que robarle la llave de su departamento, entre otras cosas…    


Y para que fuera su profesor; eso sólo ocurrió cuando le evitó un accidente y Hiro-san le “debió una” irremediablemente. Después de todo, ¿hubiera podido hacer progresos con Hiroki de no ser por ésas pequeñas maldades…?


Quizá el amor a veces implica hacer algunas cosas malas…”  pensó el ojiazul, reparando en la computadora portátil de Hiro que descansaba sobre la mesa. “Tal vez el Nowaki de la Historia deba hacer que Hiroki “le deba una”, como yo hice con Hiro-san…”.


Sin pensar en las consecuencias, Nowaki tomó la computadora portátil y comenzó a escribir…


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“Esa mañana Hiroki dictaba la clase como lo había hecho ya miles de veces antes. La única diferencia estaba en que los alumnos se librarían de los estudios más temprano ésos días ya que la última hora de la mañana estaba destinada al profesor Miyagui y éste… bueno… se había fugado con el hijo menor del Rey hacía ya más de una semana…


Era increíble lo rápido que el escándalo se había extendido… El encantador y joven príncipe Shinobu, desaparecido junto con un extraño, un enemigo sin rostro que le había arrebatado a los Reyes su hijo más pequeño antes de que pudieran hacer algo siquiera. Al menos así lo comentaban en el pueblo…


No era cierto, obviamente. Hiroki debía morderse la lengua cada vez que escuchaba la versión distorsionada de la historia, de cómo un pervertido había secuestrado al indefenso príncipe. Eso era lo que pasaba con la verdad cuando los chismes son el pasatiempo favorito de un pueblucho…


Hiroki conocía la verdadera historia… Al final sólo era una historia de amor más entre tantas… Tal vez algún día alguien pudiera escribir sobre eso…


Hasta entonces, él debió explicar la ausencia de Miyagui con la excusa de que había recibido un telegrama diciendo que un familiar que poseía unas tierras muy importantes estaba a punto de morir a causa de una enfermedad. Había salido de viaje a toda prisa, puesto que quería estar presente en el momento de la repartición de la jugosa herencia y… bien, más adelante llegaría a sus manos cierta “carta” diciendo que Miyagui se había quedado a vivir en su pueblo natal disfrutando del dinero y tierras legados.


“Soy un mentiroso brillante…” pensó Hiroki cuando la clase acabó y los alumnos se retiraron uno por uno del salón; “pero cómo extraño a ése idiota de Miyagui…”.


Sobre su escritorio humeaba una taza de té, se la llevó a los labios pensando en que era totalmente imposible que consideraran a Miyagui, un profesor pobre y mediocre como él, como posible sospechoso del escándalo con el príncipe. Sí, Miyagui estaba a salvo…


Con un gesto de complicidad, el castaño abrió un pequeño cajón de su escritorio y extrajo una discreta botella de licor. Vertió un poco en su taza de té y la regresó a su escondite…


Se odiaba por tener que recurrir a un truco tan vulgar como el licor en el té para calmar su ansiedad, pero es que desde la fiesta de disfraces que tenía los nervios destrozados. Sorbió el té repitiéndose mentalmente que no había nada que temer, que Miyagui estaba a salvo, que su mentira era perfecta para la ocasión, nunca se sabría la verdad de nada…


Pero en el fondo, lo que agitaba el corazón dentro de su pecho no era el temor por su amigo, era…


Nowaki…” suspiró en su mente. Aún era increíble que lo hubiese vuelto a ver. Y estaba tan guapo, tan alto, tan… tan adulto…


Ya había pasado un tiempo desde esa fiesta, ¿por qué aún de pensar en ése reencuentro el estómago se le llenaba de mariposas? Mariposas que desaparecían al recordar lo que el más alto le había dicho: “pensé que estabas muerto…”.


La carta… ¿Por qué Nowaki no la había recibido? Aunque aún así lo habría creído muerto ya que encontraron todas sus cosas y su ropa y su…


Y el anillo que Nowaki me había obsequiado…” pensó y enseguida dio un brinco “Tsumori… Él lo tenía, se lo di junto con la carta…”.


¿Realmente era posible que Tsumori le hubiera hecho creer algo semejante a Nowaki…? ¿O el rubio también lo había creído muerto? Pero entonces por qué le había dado a Nowaki el anillo como prueba de su muerte…


Había muchas cosas que no encajaban en la historia. Se encogió de hombros y se recostó en su silla. De todas formas no importaba, Nowaki ya sabía que él estaba con vida, sano y salvo. Aunque…


“Si no me hubiese creído muerto… ¿Qué hubiese pasado? ¿Nowaki… habría salido a buscarme…? Además, dijo que estaba feliz de verme…” pensó ruborizándose.


¡No, no, y no! No debía dejarse seducir por pensamientos como ésos, ¡no!


Seguramente el ojiazul había vuelto a su casa, con su esposa y sus hijos, habría comentado el episodio, luego se habría encogido de hombros y seguido con su vida. Sí, eso debió de haber pasado, si no, lo habría vuelto a ver como Nowaki le había dicho…


_ ¿Profesor…? _un alumno asomó la cabeza por la puerta entreabierta.


_ ¿Nunca te enseñaron a golpear la puerta antes de entrar? _gruñó el castaño llevándose la taza a los labios.


_ Lo siento, pero hay una persona que lo está buscando… _se excusó el jovencito.


_ Dile que no estoy para nadie, las clases ya acabaron así que…


_ Es un vendedor de libros viejos, me ha dicho que tiene unos títulos muy interesantes y que necesita el dinero para alimentar a su familia…


La expresión de Hiroki se suavizó al ver que podía hacer su buena acción del día y a la vez hacerse con unos cuantos libros. Se levantó:


_ De acuerdo, hazlo pasar… _le dijo a su alumno.


Aguardó unos momentos, apuró su taza de té y repasó mentalmente el dinero del que disponía. Al escuchar una puerta que se abría y algunos pasos se volteó hacia la puerta:


_ ¡Nowaki! _exclamó.


El más alto lo observaba parado en la puerta. Se adentró en la sala:


_ Buenas tardes, Hiro-san… _saludó, aunque no sonreía_ Te dije que volveríamos a vernos…


Hiroki estaba atónito. Pestañeó rápidamente tratando de recuperarse de su aplomo;


_ ¿C-cómo diste conmigo…? _murmuró.


El más alto se encogió de hombros;


_ Sólo tuve que considerar los pueblos más pequeños, buscar escuelas, profesores, y hacerme pasar por un pobre vendedor de libros viejos… _explicó_ No fue tan difícil encontrarte, ahora que tenía la certeza de que no estabas muerto…


“Otra vez con eso…” pensó Hiroki.


_ De verdad me parece algo increíble que… que pensaras que estaba muerto… _le dijo a Nowaki.


El ojiazul lo miró frunciendo el ceño:


_ A mí no me pareció tan difícil de creer. No te hagas el tonto. _le reclamó al castaño_ Vine aquí porque merezco algunas explicaciones y no me iré hasta que las tenga…


Hiroki tragó saliva ante el tono de voz de Nowaki. Pero luego la ira se avivó dentro de él, ¡no tenía la culpa de que Nowaki se creyera todo lo que le decían!


_ ¡Yo no puedo explicarte nada! _exclamó_ Sólo sé que me fui, unos ladrones me asaltaron y me robaron todo lo que tenía. Por pura suerte conseguí librarme de ellos y terminé aquí, es todo…


Nowaki permaneció callado unos momentos, pero no cambió su expresión;


_ Ya no soy un niño, para andar creyéndome historias. Dime la verdad, Hiro-san…


_ ¡Ésa es toda la verdad!


_ No hagas que se agote mi paciencia… _le advirtió.


_ ¿Ah…? ¡¿Pero quién te crees que eres para venir aquí a echarme en cara lo que otros te hicieron creer todos estos años?! ¡Y encima me llamas mentiroso! _Hiroki tomó un libro y con expresión ofendida atravesó la sala en dirección a la puerta_ ¡Se acabó, me largo, no puedo desperdiciar contigo toda la mañana!


Como era de esperarse, Nowaki lo atrapó y tironeó de su brazo para hacer que se volviera:


_ ¿A qué te refieres con “lo que otros te hicieron creer”…? ¿A quién quieres culpar ahora?


_ ¡Suéltame! ¡De todos modos parece que no estás dispuesto a creerme nada!


_ ¡Hiro-san!


Hiroki soltó el libro que traía en la mano, y éste cayó justo sobre el pie del más alto. Nowaki lo soltó y el castaño se escabulló y salió de la sala.


Atravesó el pasillo a paso rápido. Nowaki fue tras él;


_ ¡No me sigas! _el profesor entró en la biblioteca y quiso cerrarle la puerta en las narices pero Nowaki se lo impidió.


_ ¡Hiro-san, tenemos que hablar! _empujó la puerta y entró el también en la biblioteca_ ¡No puedes pasarte la vida huyendo de mí!


_ ¡Quítate de encima! _rugió Hiroki pateando y tirando golpes en todas direcciones cuando vio que Nowaki se acercaba a él otra vez_ ¡No te atrevas a tocarme! ¡No!


El más alto finalmente lo atrapó entre sus brazos y lo inmovilizó. Hiroki quedó con la espalda pegada al pecho de Nowaki, pateando el aire y maldiciendo.


_ Por favor, habla conmigo Hiro-san… _le pidió.


_ ¿Para que me llames mentiroso con cada cosa que te digo? _gruñó el profesor retorciéndose entre sus brazos.


_ Perdona, no debí hablarte así… _se disculpó el ojiazul, suavizando el tono en su voz_ Estaba molesto. Todavía estoy molesto. Pero entiende mi situación…


Lo obligó a girar entre sus brazos y quedaron cara a cara:


_ Llevo años sin saber nada de ti, creyendo que estabas muerto. Y de repente te encuentro sano y salvo en el lugar menos pensado… _dijo_ Para que desaparezcas otra vez…


Hiroki bajó la cabeza, incapaz de sostener su mirada azul;


_ ¿Realmente me crees capaz de hacerte algo así…? _gimió_ ¿De hacerte creer algo tan horrible?


La expresión de Nowaki cambió, en sus ojos azules había ahora una profunda tristeza:


_ Fuiste capaz de marcharte sin dejarme ninguna explicación… _le reprochó.


_ Pero yo te dejé una carta… _protestó el castaño.


_ No encontré ninguna carta y menos tuya.


_ Sin embargo yo te escribí, y puse el anillo que tú me obsequiaste en ella. Te expliqué por qué me marchaba… _afirmó el profesor_ Tsumori me prometió que te la daría cuando yo me fuera…


Nowaki lo observó en silencio unos segundos, luego lo soltó y le dio la espalda.


Hiroki suspiró tristemente;


_ ¿No me crees, verdad…?


Nowaki se pasó una mano por los ojos. Era algo imposible de creer para él que Tsumori, su amigo de la infancia y compañero, le hiciera algo como eso.


¿Realmente se deshizo de la carta que supuestamente Hiroki había escrito para él? ¿Se quedó sólo con el anillo? ¿Por qué? Hasta donde él sabía, el rubio no tendría motivos para hacer algo tan cruel…      


Definitivamente la versión de Hiroki era imposible de creer. De pronto recordó que el profesor estaba detrás de él aguardando una respuesta;


_ No es eso… _mintió_ Es sólo que… ¿Qué decía la carta? ¿Por qué te fuiste, Hiro-san?


El castaño se cruzó de brazos y cerró los ojos. No era tan fácil hablar de ello para profesor, aún después de tantos años, aún sentía una punzada de dolor al recordar la noche en que hizo sus maletas y se despidió de su alumno para siempre.


_ Por lo de siempre… _dijo, tratando de sonar indiferente_ Ya no me necesitabas más como tu profesor, no quería ser una carga para ti…


_ Tú no eras una carga para mí… _afirmó Nowaki.


_ No tenía nada que hacer allá, estaba de más… _le recordó el profesor.


_ ¡¿Y sólo por eso tomaste una decisión tan drástica?! _el tono de voz de Nowaki volvió a cambiar_ ¡Podrías haber hablado o consultado conmigo!


El profesor lo miró con el seño fruncido;


_ Creo que ya estaba lo bastante mayorcito como para tomar mis propias decisiones solo. _le respondió_ Además, no podía consultarlo contigo de ninguna manera…


_ ¿Por qué no? ¿Porque era demasiado joven como para entender nada?


_ ¡No! ¡Porque no parecías muy dispuesto a dejarme marchar!


_ ¡Porque estaba enamorado de ti!!! _gritó el ojiazul.


Hiroki dio un respingo al oírlo gritar esas palabras. Nowaki apretó los puños, odiándose por no poder controlarse y haber gritado así esas palabras que tanto significado tenían para él. Se miró los pies;


_ Y tú le diste la espalda a mi amor, Hiro-san… _le recordó en voz baja pero firme_ Cómo pudiste hacerlo…


El profesor no respondió nada, dejando que el silencio flotara entre los dos.


Quisiera decirle, que él también lo había amado… Es más, aún lo amaba a pesar del tiempo que había pasado. Sus heridas, aquellas que se abrieron en su corazón la noche de la despedida, aún estaban abiertas.


Sólo había querido hacerle un bien a Nowaki, no se merecía que éste lo tratase de esa forma, cuando lo único que había hecho era actuar obedeciendo a su corazón. No, no se lo merecía; así que Nowaki se quedaría sin saber la verdad, porque se había atrevido a llamarlo “mentiroso” y había preferido creerle a Tsumori.


¡A Tsumori que seguramente era el responsable de los engaños y de hacerle creer a Nowaki que había muerto!!!


No lo había dicho en voz alta pero Hiroki lo supo con sólo verle la cara, no había querido creerle a él sino al rubio. Carraspeó un poco tratando de aclararse la voz;


_ Qué importa de todos modos. Ha pasado tanto tiempo… _dijo_ Quisiera dejar todo atrás de una vez y seguir con nuestras vidas…


La respuesta del más alto lo sorprendió:


_ Yo no. No lo dejaré atrás hasta que lo vea todo claro Hiro-san… _le respondió_ Ven conmigo, a mi casa. Tengo que ponerte al tanto de muchas cosas…


_ ¿Qué dices, a tu casa…? _Hiroki abrió muy grandes los ojos_ ¿Por cuánto tiempo?


_ El que sea necesario… _decidió el ojiazul simplemente.


_ Me temo que no puedo ausentarme por demasiado tiempo, trabajo aquí Nowaki. _le recordó_ Tengo responsabilidades, como atender mis clases y…


_ No te lo estaba pidiendo Hiro-san… _lo interrumpió el más alto_ Era una orden. Ven conmigo, te daré tiempo para que empaques tus cosas…


La furia se encendió otra vez el profesor, que le dirigió una mirada colérica a Nowaki:


_ ¡¿Con quién te crees que estas tratando?! _exclamó_ No puedes obligarme, y si intentas secuestrarme gritaré tan fuerte que el pueblo entero me escuchará.


Nowaki apenas alzó las cejas ante la amenaza;


_ Ven conmigo ahora, o encontraré el modo de obligarte… _aseguró calmadamente.


Si había un momento para que a Hiroki le empezara a salir humo de las orejas, ése era el instante preciso:


_ ¿¡Cómo puedes decir eso?! ¿Cuándo te volviste tan obstinado eh? _rugió_ ¡Aunque no lo creas yo tenía vida propia antes de que te aparecieras de nuevo y no voy a…!!!


Unos golpes en la puerta detuvieron momentáneamente la discusión. Hiroki bajó el puño que agitaba en el aire y volvió el rostro hacia la puerta;


_ Vuelvo enseguida… _gruñó y salió de la biblioteca.


Estaba todo jadeante y agitado por la discusión, y pensó que debía de tener un aspecto terrible. ¿Qué se creía Nowaki? ¿El dueño del universo? ¡No podía ser que se atreviera a ordenarle algo así!!!


“Ven conmigo. A mi casa…” Había dicho.  Era algo imposible siquiera de considerar. ¿Y su esposa sabría del invitado sorpresa? Qué tontería, ¡lo hacía enojar tanto!!!


En todo esto pensaba Hiroki cuando salió al encuentro con la persona que golpeaba la puerta.


Resultó ser una señora, bastante mayor, que sostenía entre las manos una libreta;


_ Buenas tardes, lamento interrumpir. _dijo.


_ ¿Qué desea? _preguntó el profesor tratando de no sonar demasiado grosero. Quería acabar con esa visita lo más pronto posible para poder volver con Nowaki a aclarar las cosas.


_ Miyagui You… ¿Sabe cómo puedo localizarlo? Oí que salió del pueblo…


_ Oh, sí, es verdad. No sé cuándo regresará de su viaje… Pero me dejó a cargo de todos sus asuntos.


_ Muy bien, siendo así… _la mujer abrió la libreta_ Vengo a buscar algunas cosas que le presté hace unos días, veamos… Dos trajes de gala, una peluca de pelo natural, antifaces, un carruaje…


_ ¡Ah! Claro… Espere aquí un momento. _Hiroki regresó a la biblioteca.


Pasó delante de Nowaki sin dirigirle siquiera una palabra y abrió el baúl que estaba junto a la ventana para sacar el traje verde que usó en la fiesta de disfraces del Rey.


Nowaki reconoció la prenda al instante y no pudo evitar un comentario:


_ Ése traje se te veía muy bien… _dijo con sinceridad.


Hiroki sintió que la sangre se le agolpaba en la cara al recordar lo estúpido que se veía usando el disfraz verde.


Se enderezó con la prenda en brazos y cerró el baúl;


_ No digas tonterías… _murmuró.


_ No es una tontería. Es una pena que debas devolverlo…


_ Ocúpate de tus propios asuntos, Nowaki. _Hiroki se molestó un poco al ver que el ojiazul estaba escuchando toda la conversación.


Dispuesto a hacer todo lo opuesto a lo que el castaño le decía, caminó detrás del profesor cuando éste fue de nuevo al encuentro con la desconocida. Hiroki se dio cuenta pero no dijo nada para no hacer una escena frente a la señora.


Le entregó el traje, la peluca, el antifaz y los zapatos. Y le indicó en dónde estaba oculto el carruaje para que pudiera buscarlo. La señora tachó todo en su libreta:


_ Muy bien, muy bien… _murmuraba_ ¡Momento! Aquí falta un traje de fiesta…


_ Sí, me temo que ése traje se arruinó y no podemos devolvérselo… _Hiroki ya había preparado una mentira para la ocasión, ya que Miyagui se había fugado con el traje puesto_ Cuando Miyagui regrese de su viaje podrá arreglarlo con él, supongo…


La mujer lo observó unos segundos con el seño fruncido;


_ Vaya, es una lástima… _dijo la señora_ Si no me devuelve el traje yo no podré devolverle lo que me dio como garantía al alquilarme todas las prendas… _comentó.


_ ¿Qué le entregó como garantía…?


La señora sacó un papel de la libreta:


_ El título de propiedad de ésta escuela. _dijo.


_ ¿¡Qué!? _de pronto la cara de Hiroki estaba blanca como el papel_ ¿C-cómo obtuvo eso Miyagui?? ¡No es p-posible!


_ Cuando me pague el traje que falta se lo devolveré… _repuso la mujer alzando las cejas ante la reacción del profesor. No sabía que Miyagui nunca regresaría del supuesto “viaje”.


_ ¡Pero ése es un documento importantísimo!!! _un hilo de sudor le recorría la espalda al castaño_ ¡Y-yo le pagaré lo que falta!! _exclamó.


_ Me temo que alquilar y vender ésa prenda son dos cosas muy diferentes. Era un traje de primera calidad, muy costoso… _explicó enseñándole la libreta_ Vea por usted mismo…


_ Esto no puede ser… _las manos le temblaban cuando tomó la libreta. Le llevaría un buen tiempo –y muchos sueldos- reunir el dinero que correspondía_ Tardaré un poco en reunir el dinero, pero su usted me da el documento yo…


_ Yo pagaré el traje. _anunció Nowaki con voz decidida.


La señora y Hiroki lo observaron boquiabiertos. Nowaki sacó un puñado de monedas doradas y sin contarlas siquiera se las entregó a la señora:


_ ¿Es suficiente con esa cantidad? _preguntó como si nada.


_ ¡Oh, sí lo es!!! _la señora guardó las monedas y le entregó el título de propiedad a Nowaki.


Hiroki no podía creer lo que veía:


_ ¿¡Qué crees que estás haciendo!? _le gritó a Nowaki_ ¡Oiga! ¡El no tiene nada que ver en esto! _le reprochó a la señora.


_ No me importa quién me pague, mientras que lo hagan. _le contestó la mujer.


_ También estoy interesado en ése hermoso traje verde… _dijo el ojiazul_ ¿A cuánto me lo vende?


_ Bueno, no lo sé… Es que es una prenda muy fina y alquilarla tal vez me daría más dinero… _titubeó la mujer, pero un segundo puñado de monedas doradas la hizo cambiar de opinión_ ¡Vendido! ¡Un placer hacer negocios con ustedes caballeros!


La mujer se despidió y se marchó por donde vino. El profesor la observó alejarse con los nervios crispados:


_ ¿A qué crees que juegas, Nowaki…? _le preguntó con el seño fruncido_ ¡Tardaré años en devolverte todo el dinero que acabas de gastar!


_ No quiero tu dinero… _repuso el ojiazul.


_ ¡Qué noble de tu parte! _dijo sarcásticamente el profesor. Cuando alargó la mano para tomar el documento, Nowaki lo puso fuera de su alcance_ ¿Pero qué…? ¿Vas a dármelo o no?


_ No.


_ ¡¿No?!


_ Dije que encontraría el modo de obligarte a venir conmigo. No me creíste… _explicó el ojiazul_ Ahora empaca tus cosas y ven conmigo. Te espero afuera…


Hiroki palideció;


_ ¿H-hablas en serio…? _gimió.


_ Nunca he hablado más en serio…


_ ¡No serías capaz de algo así!


_ ¿Eso crees? ¿Quieres apostar Hiro-san…? _le preguntó Nowaki_ Yo soy el dueño de éste lugar ahora, si no haces lo que digo cerraré la escuela. Muchos profesores se quedarán sin empleo…


El castaño no tuvo más palabras contra él. Bajó la cabeza y apretó los puños, maldiciendo para sus adentros. ¡Cómo era posible que Nowaki lo hiciera eso!


_ En verdad que has cambiado… _murmuró.


_ Te esperaré afuera… _anunció el más alto. Luego caminó hacia la salida.


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