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Secretos de un alumno y un profesor… por Masterred

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Notas del capitulo:

Ahhh ésas letras sólo aparecen cuando previsualizo el fic jeje...

****

 

Horas después…

 

“Así que se perdió después de todo…” pensó Nowaki mientras buscaba al castaño en las habitaciones de la casa.

Había preguntado a un par de sirvientes por él hacía unos minutos y nadie supo decirle dónde estaba. Al parecer nadie había visto a Hiroki desde hacía un par de horas…

Pensó fugazmente en la posibilidad de que Hiroki se hubiera escapado, pero la desechó. Él aún tenía el título en su poder para retenerlo allí…

Abrió otra puerta que daba a una segunda sala. Miró en un lado del jardín. Nada…

Se detuvo un momento para pensar con más claridad. ¿Por qué había cedido al impulso de secuestrar así a Hiroki? Porque, tenía que admitirlo, en ningún momento lo planeó.

Sólo deseaba obtener las respuestas que necesitaba. Pero aunque lo tuviera encerrado 1000 años, si el castaño se encaprichaba con no decirle la verdad, entonces no se la diría. Sobre todo ahora que estaba tan enfadado con él por haberlo llevado a su casa a la fuerza…

“Pero yo también tengo derecho a estar enfadado…” reflexionó mientras caminaba por el pasillo en dirección al otro lado del jardín. “Se fue sin darme explicación alguna… Me abandonó. Quizá cuado más necesitaba de él…”.

Habían pasado tantas cosas desde ese día en que supo que Hiroki había muerto…

Sin querer recordó todo el dolor por el que había pasado. Cuando le trajeron todas sus cosas, todos sus libros. Los días que había pasado postrado en la cama, cuando no comía, no dormía, cuando sólo deseaba morir para poder ir tras su amado profesor.

Y las noches en vela tocando el piano, dedicándole canciones, solo en la biblioteca, como un fantasma...

Pensar que casi lo había hecho. Faltó poco para que se dejara morir pero…

Nowaki salió al jardín y caminó hacia una de las estatuas con forma de ángel. Cortó una flor que crecía solitaria en un cantero y la dejó a los pies de ésta.

“Tú me necesitabas…” pensó observando la estatua cuyos ojos de piedra a su vez lo observaban a él. “Por eso me quedé aquí. Gracias a ti volví a ver a Hiro-san… Ahora tengo la oportunidad de aclarar las cosas con él…”.

El viento sopló fuerte y despeinó el cabello del ojiazul. La estatua que había dedicado a su esposa proyectó una sombra sobre él a medida que el sol se ocultaba.

De pronto se le ocurrió en dónde podría haberse metido el profesor y se dio un golpecito en la cabeza;

_ ¡Que tonto soy…! _se quejó.

Se puso de pie y corrió hacia la casa. La verdad es que era obvio, ¿a dónde más podría querer estar un apasionado por la lectura como él? ¡En la biblioteca!

Ni siquiera lo había considerado, puesto que nadie entraba en la biblioteca para nada desde hacía bastante tiempo… solo las encargadas de la limpieza y nadie más.

Hasta él se había abstenido de entrar para no provocar de más a sus recuerdos, que tanto lo atormentaban; cuando quería leer algo sólo decía el título del libro y se lo llevaban a su habitación. Incluso Himeko tenía sus propios libros con muchos dibujos en una sección aparte.

Hiroki se horrorizaría si supiera que nadie en esa casa entraba a la biblioteca…

Nowaki empujó la puerta correspondiente y entró en la habitación. Los estantes gigantes repletos de libros empezaban a proyectar sombras puesto que ya estaba atardeciendo:

_ ¿Hiroki…? _lo llamó.

Silencio. El ojiazul se vio obligado a entrar a la biblioteca y al hacerlo escuchó ronquidos…

_ Hiroki… _dijo al verlo durmiendo sobre uno de los sillones.

El profesor estaba recostado en el respaldo, con un libro abierto y boca abajo en una pierna. Su cabeza se balanceaba sobre un hombro. Si se lo miraba de espaldas, hasta parecía que seguía despierto:

_ ¿Cómo puede dormir en ésa posición…? _se preguntó el más alto acercándose a él_ Hiroki, despierta… Te dolerá el cuerpo si duermes así… _se inclinó frente a él_ Hiroki…

Reparó en la taza de té que había sobre la mesa. La tomó y acercándosela a los labios la olió. Aquello no era un té solo… Ya entendía por qué dormía tan profundamente.

Dejó la taza en la mesa y volvió a inclinarse sobre el castaño. Tomó el libro que descansaba sobre su pierna y lo cerró para dejarlo en la pila que había junto al profesor. Luego lo cargó en sus brazos.

Hiroki no hizo ningún movimiento de resistencia, y siguió durmiendo como si nada mientras Nowaki atravesaba la casa y lo llevaba en brazos hasta su habitación.

El más alto lo depositó sobre la cama sin esfuerzo. Luego le quitó los zapatos y los dejó a un lado.

“Tal vez debería quitarle el saco y arroparlo…” pensó distraídamente y luego sacudió la cabeza. Ni que Hiroki fuera un niño para andar cuidándolo de esa forma, con cargarlo hasta la habitación ya había sido más que suficiente.

Nowaki se sentó en el borde de la cama y lo observó largo rato. Los años parecían no haber pasado para el profesor. Casi nada había cambiado en él, excepto el cabello que estaba bastante más largo aunque tan sedoso como siempre.

Pero el tono dorado de su piel, las largas pestañas, y la expresión angelical en su rostro dormido… todo era tal cual lo recordaba.

Su mirada se detuvo en los labios entreabiertos del profesor, luego descendió por su cuello de cisne… hasta donde la ropa le permitió observar.

Sorprendido, se encontró preguntándose si alguien más había tenido la oportunidad de contemplar a Hiroki mientras dormía... y los celos se apoderaron de él.

¿Alguien más se había atrevido a tocarlo? ¿Lo habría arropado, peinado sus cabellos con los dedos, habría besado su cuello o sus labios…?

Un mechón de cabello resbaló sobre la frente de Hiroki cuando éste se movió un poco en la cama. El ojiazul lo apartó con los dedos y ya no pudo parar de tocar todo su pelo.

Mientras las hebras castañas se deslizaban entre sus largos dedos, su mente daba mil vueltas a la misma idea: ¿Hiroki pudo haberse marchado para estar con “alguien”?

¿Pero quién? ¿Quién podría haber apartado al profesor de su lado y logrado con tanto éxito llevarlo lejos?

Si algún día lo conocía, le partiría la cara. ¡Hiro era suyo, nadie podría tocarlo nunca! Había estado muchos más años con él como su profesor y nadie tenía derecho a llevárselo porque… porque…

_ Pero en qué estoy pensando… _sacudió la cabeza tratando de apartar esos pensamientos, aunque con poco éxito.

Cuando regresaba la vista hacia el rostro dormido de Hiroki, se apoderaban de él los mismos celos. No soportaba la idea de que alguien le hubiese puesto las manos encima a su Hiro-san.

“Mejor me marcho y lo dejo descansar…”  pensó aunque le costó retirar su mano y dejar en paz los cabellos del profesor.

Ya se había levantado y se disponía a salir cuando lo escuchó:

_ Nowaki… _sollozó el profesor con los ojos cerrados_ Nowaki…

El más alto volvió a sentarse junto a él.

Está… Llorando dormido…”  observó inclinándose sobre su rostro.

Apartó las lágrimas que resbalaban por su cara con los pulgares y luego acarició su mejilla con la palma de su mano; un gesto que pareció calmar los sueños del profesor sean cuales fueran:

_ Hiro-san… _susurró sin poder quitarle la mirada de encima_ Yo sé qué hacer para que dejes de llorar… 

El ojiazul bajó su rostro hasta que los labios de los dos se fundieron en un suave beso, que capturó un suspiro que escapaba de la boca de Hiroki. Nowaki se entretuvo en besarlo delicadamente, acariciando la suave textura de los labios del castaño.

Sin embargo no fue lo suficientemente suave el contacto ya que los ojos del profesor temblaron y se abrieron lentamente. Al ver al más alto sobre él profirió un grito:

_ ¡Nowaki! _exclamó apartándolo de un empujón y con las mejillas encendidas_ ¿Qué crees que haces?

El más alto lo observó levantarse de un salto y acomodarse la ropa y el pelo frenéticamente;

_ Estabas llorando dormido y pensé que podía aliviarte… _explicó con toda la calma del mundo.

_ ¿Cómo te atreves…? _Hiroki se tocó los labios, donde todavía sentía la calidez de los labios del ojiazul_ ¡N-no es tu problema si yo lloro dormido!

_ Lo es si te quedas dormido en cualquier lado, en cualquier posición y más si tengo que cargarte hasta tu cuarto…

El castaño sintió que rojo de las mejillas se pasaba también a sus orejas al imaginarse siendo transportado por los brazos de Nowaki;

_ ¡Podrías haber intentado despertarme! _protestó.

_ Lo intenté como 3 veces, pero creo habías tomado demasiado “té”… _le respondió el más alto con una clara nota de sarcasmo.

Hiroki deseó ser tragado por la tierra;

_ Yo… Bueno, yo… _tartamudeó_ Sólo hago eso cuando estoy demasiado nervioso… _explicó, avergonzado de que Nowaki conociera su secreto.

Durante unos minutos los dos hicieron silencio. Nowaki se miró las manos, y se decidió a hablar:

_ Hiro-san… _empezó.

_ Trata de no llamarme así… _le recordó el profesor.

_ Bien, Hiroki… _comenzó de nuevo_ Las razones que me diste allá en esa escuela, no me parecieron suficientes… Estuve pensando y creo que hay algo más que no me quieres decir…

Hiroki lo miró fijamente:

_ ¿A qué te refieres?

_ ¿Acaso hay alguien más para ti…? _le preguntó Nowaki.

El profesor frunció el seño:

_ No es de tu incumbencia… _le dijo.

_ ¡Dime si sí o no…! _insistió el ojiazul apretando los puños.

_ ¡Te digo que no es de tu incumbencia!!!

Nowaki se levantó de la cama y caminó hasta él de forma amenazadora:

_ ¿Quién es él? _repitió asiendo a Hiroki por los brazos.

_ ¡Nowaki, suéltame! ¡Me haces daño! _el castaño se debatió tratando de librarse de su agarre_ ¡No es asunto tuyo si he estado con alguien o no en éste tiempo!

_ ¡Sí que lo es! _Nowaki lo sacudió un poco_ ¡Hiroki quiero saber por qué te despediste así de mi esa noche y luego te fuiste sin ninguna explicación!

_ ¡Ya te lo expliqué todo! _protestó el profesor_ ¡Y estoy harto de decirte que te dejé una carta! ¡Tsumori me dio su palabra de que te la daría cuando yo me fuera!

El más alto arrastró a Hiroki a la cama y lo empujó sobre ésta:

_ Deberías dejar de meter a Tsumori en tus excusas… _amenazó.

_ ¿No entiendes que él tiene la culpa de que me creyeras muerto? ¿Por qué no crees nada de lo que te digo? _el profesor se recuperó de su brusco aterrizaje en el colchón y se enderezó_ ¡Tú deberías de confiar en mí, Nowaki!  

_ ¿¡Y por qué habría de confiar en ti, Hiroki!? ¡Todos se fueron de mi lado menos él! _exclamó el ojiazul, gritando como nunca_ ¡Fue el único que se quedó conmigo en los momentos difíciles!

Dicho esto, salió de la habitación a grandes zancadas y cerró con un portazo.

Hiroki se desplomó sobre las sábanas. ¿Qué quería decir Nowaki con: “¡Todos se fueron de mi lado menos él!”?

De verdad que no comprendo a Nowaki…” suspiró mentalmente. “Me obliga a venir aquí, me trata con frialdad todo el tiempo y cuando menos me lo espero lo encuentro besándome… Y después trata de razonar conmigo a los gritos…”.

¿Qué haría? No podía decirle a Nowaki que se había alejado por temor a que lo que ambos sentían arruinara su vida. Eso sería decirle la verdad…

“Tonto… ¿Cómo crees que podría existir alguien más para mí?”

Pero si no le decía la verdad –o una mentira bastante convincente- Nowaki seguiría reteniéndole allí...

_ ¿Qué haré…? _suspiró ocultando la cara en su almohada.

 

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Notas finales:

(Comiendo cacao a cucharadas) Apuesto a que están picadas por saber quién fué la misteriosa y difunta esposa de Nowaki eh?

Disculpen si les resulta molesto que haya cortado en pedacitos así el fic pero es que al mismo tiempo que subo el fic aquí también lo subo en Mundo Yaoi, y a veces tengo problemas para subir los caps cuando son muy largos...

 

Bien hasta la próxima!!! Las quiero a todas y gracias por leer!!!


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