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Secretos de un alumno y un profesor… por Masterred

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NowakixHiroki "Secretos de un alumno y un profesor..."


*-*-*-*-*-*

Hiroki abrió la computadora sobre sus rodillas, luego de sentarse en el sofá de la sala de profesores. Sobre la pequeña mesilla descansaba el almuerzo que Nowaki había preparado para él y un par de paquetes de cigarros que Miyagui había dejado olvidados.

El castaño sudaba tratando de encontrar una idea que le permitiera seguir con la historia, continuarla. Ya comenzaba a preocuparse porque ése fin de semana debía reunirse con Akikawa para controlar lo que había escrito… y la verdad era que no había escrito ni dos palabras pese a los miles de intentos…

¿Cómo se libraba un profesor de literatura de un grupo de bandidos sin armas, trucos o alguna intervención mágica…? (Porque había decidido no utilizar éste último recurso)

_ Hola corazoncito… ¿Estabas triste sin mi…? _saludó Miyagui desde la puerta y se sentó junto a él.

Hiroki se apresuró a cerrar el documento antes de que lo viera. Miyagui lo abrazó, con ánimo de molestarlo y hacerlo enojar:

_ ¿No estás feliz de verme?

_ Acabo de verlo hace veinte minutos… _gruñó_ ¡Suélteme de una vez ya le he dicho que no quiero que me abrace!!!

_ Yo siento como si hubieran sido años desde que no te tengo cerca… ¡El día se me hace eterno cuando no puedo admirar tu bello rostro! _recitó_ Ni tu extraordinario almuerzo…

_ Ni siquiera lo piense… _Hiroki tomó la bandejita que contenía la comida y empezó a comer delante del otro profesor, para torturarlo.

_ ¡O por favor Kamijou…! ¿No me convidas aunque sea con el arroz…?

_ No.

_ ¿Compartirás el postre conmigo?

_ Déjeme en paz.

_ Vamos, ¡por favor! Es mucha comida Kamijou, sabes que si comes de más te vas a poner gordito… _bromeó_ ¿Me lo cambias por mi ensalada de repollo?

_ ¿Te refieres a esa cosa mal cocinada…? No lo creo…

_ Ufff… Me rindo… _Miyagui se desplomó en el sillón y encendió un cigarrillo.

Luego de unos minutos en silencio, a Hiroki se le ocurrió una idea…

_ Sin embargo, usted podría ayudarme… Y yo podría darle una porción de mi almuerzo… _dijo.

_ ¿Humm? ¿De qué se trata?

_ Supongamos que alguien va por el bosque… Y otra persona mandó a tres bandidos para matarlo… ¿Cómo esperaría que se librara de los bandidos y llegara a salvo a su destino?

_ ¿Es un acertijo?

_ No exactamente… Pero si usted lo estuviera leyendo en un libro, ¿qué sospecharía que fuese a pasar?

_ Pues… ¿La persona a la que van a buscar los bandidos está armada?

_ No.

_ ¿Es peligrosa?

_ Cuando la hacen enojar… _comenzó a decir Hiroki_ Pero no es el caso…

_ O sea que estamos hablando de alguien inofensivo…

_ Más o menos…

_ Mmmm… ¿Qué tal si toma un camino diferente al que pensaba tomar al principio? Así despistaría a sus perseguidores…

_ No sé… La verdad es que no sabe que lo persiguen… Sería demasiada casualidad que tomara otro camino por su cuenta…

_ ¿Y esa persona es lindo/a?

_ ¿Qué? ¿Y eso qué tiene que ver?

_ Mucho, porque si estamos hablando de algo así como una doncella lo ideal es que su príncipe la rescate y la saque del problema…

_ Oh… Serviría pero… Su príncipe no puede rescatarla de momento…

_ ¿Y qué tal la ayuda de un nuevo personaje? Un amigo o un desconocido, da igual…

_ ¡Sí! ¡Eso podría funcionar!!! _se entusiasmó el castaño. En su mente las imágenes comenzaban a tomar forma rápidamente, una detrás de otra, en una secuencia que al fin encajaba.

_ ¿Soy brillante verdad? Anda, di que soy brillante… _sonrió Miyagui estirándose.

_ Ni lo sueñe… _rió Hiroki_ Pero gracias por su ayuda…

_ No olvides nuestra parte del trato…

Hiroki le cedió una parte de su almuerzo;

_ Ahora váyase, tengo que trabajar…

_ ¿Estás escribiendo una historia?

_ No… _gruñó_ Y qué le importa…

_ Anda Kamijou admítelo, estás trabajando en una historia, lo sé…

_ ¿Cómo está tan seguro de lo que dice? _Hiroki lo miró con el seño fruncido_ Más le vale que no me esté espiando…

_ No es eso pero, siempre que paso por aquí a la hora del almuerzo estás ahí sentado con la computadora en las piernas, mirando la pantalla y con el seño fruncido, igual que los escritores cuando no se les ocurre nada. ¿Es una historia de amor?

_ ¡Váyase de una vez! O le contaré a ese niño con el que sale sobre sus declaraciones de amor hacia mí…

_ ¿Cu-cuál niño? _se hizo el tonto Miyagui_ ¿De qué hablas Kamijou?

_ Usted no es el único aquí que puede espiar, Profesor… _le advirtió Hiroki.



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*-*-*-*-*-*

“Los tres hombres que Tsumori había enviado alcanzaron el carruaje donde viajaba Hiroki rápidamente. El conductor del carruaje era cómplice así que encontraron al profesor exactamente en el camino que habían acordado…

Cuando los bandidos le dieron alcance al carruaje los caballos que lo tiraban se asustaron y frenaron el paso, haciendo que la carreta se balanceara violentamente.

Uno de los hombres le dio una patada a la puerta y sacó al profesor, pese a que éste pataleaba y gritaba. Lo subió a su caballo y emprendió el recorrido a toda velocidad.

Los otros dos le dieron alcance minutos más tarde…

*-*-*-*-*-*-



_ ¿Había algo de valor en el carruaje? _preguntó uno de los hombres de Tsumori.

_ Nada, sólo libros… _respondió su compañero_ Veamos si él tiene algo…

_ ¡Suéltenme! ¡Aléjense de mí! _Hiroki se retorcía y le daba codazos al hombre que lo sujetaba, que tenía todo el rostro arañado.

_ ¡Apresúrense, no puedo tenerlo mucho tiempo quieto! _les advirtió.

Revisaron las ropas de Hiroki y hallaron el reloj plateado que Nowaki le había obsequiado:

_ Pero qué tenemos aquí… _el bandido observó el reloj en la luz_ Esto valdrá sus buenas monedas…

_ ¡No! _Hiroki vió cómo guardaba entre sus ropas el único objeto que le quedaba de Nowaki_ ¡Devuélvamelo! ¡Por favor! ¡Les daré cualquier otra cosa! _ofreció desesperadamente.

El hombre que lo sujetaba vio agotada su paciencia y lo golpeó en la cabeza, cerca de la nuca. Hiroki se desplomó a sus pies con un quejido.

_ ¿Y ahora qué sigue? _preguntó el que tenía el reloj, observando al profesor.

_ Debemos acabar el trabajo… _dijo el bandido que tenía el rostro lastimado_ ¡El dinero que nos prometieron no vale la pena sólo por matarlo! ¡No llevaba nada de valor más que ese reloj y repartido entre los tres es muy poco dinero!

_ Sin mencionar que te arañó todo el rostro y que casi te arranca una oreja…

_ Yo conozco un lugar en donde podríamos venderlo… _propuso el que tenía el reloj_ Nos pagarían bien por él; y además tendríamos también el dinero por matarlo…

_ ¿No es un poco viejo ya para que a alguien le interese comprarlo como esclavo…?

_ No creo que importe… Mira ése cabello. Y su piel… Es buena mercancía… _dijo_ Además es imposible salir de ésos lugares una vez que se entra, nadie nos descubriría…

Los tres concordaron en que era un excelente negocio vender el indefenso profesor. El que había tenido la idea sería el encargado de llevarse a Hiroki, y los otros dos de ir a cobrar a Tsumori por su trabajo no realizado.

Luego de acordar en dónde reunirse se marcharon cada uno por su lado…

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Hiroki abrió los ojos lentamente. Estaba sentado contra un árbol, a un lado del camino. El dolor en su cabeza a causa del golpe y las manos atadas detrás de la espalda lo hicieron consiente de que aún estaba a merced de los ladrones; y lo invadió el miedo…

Con algo de esfuerzo logró ponerse en pie apoyando la espalda contra el árbol. De pronto oyó una voz;

_ Ahh… Veo que despertaste… _Hiroki reconoció la voz del bandido que le había quitado el reloj de Nowaki. Se acercaba a él llevando a su caballo de tiro_ Paramos un minuto para que mi caballo bebiera agua y te dejé un rato solo…

_ ¿A… a dónde me lleva…? _preguntó el castaño sintiendo el sudor frío en su espalda. El ladrón lo miraba de una forma nada tranquilizadora y lo que era peor, se estaba acercando a él…

_ No querrás saber… _repuso el ladrón mientras se quitaba la capucha gris. Le tomó el mentón con una mano y observó su lindo rostro asustado_ Vaya… Sí que eres lindo…

_ ¡Suélteme! ¡Aléjese de mí! _estalló el profesor, preso del pánico.

El hombre lo tomó con rudeza entre sus brazos y lo pegó a él;

_ Creo que voy a divertirme un poco contigo antes de venderte… _murmuró contra su cuello de cisne. Hiroki sintió su lengua acariciándole debajo de la oreja y sollozó de desesperación_ Oh sí…

Hiroki se retorcía violentamente, gritaba pidiendo ayuda mientras el ladrón lo mantenía preso y lo tocaba por todas partes. Cuando comenzó a tironear su ropa sollozó y las lágrimas acudieron a sus ojos:

_ No… Por favor…

Trató de patearlo en una rodilla, pero el hombre sólo se rió. Era mucho más grande y fuerte que él; cuando trató de empujarlo el ladrón se rió nuevamente. Era una risa cruel...

“Por favor, por favor que alguien me ayude…” pensó.

Como si su deseo se cumpliera mágicamente, el hombre se quedó quieto un momento y luego cayó muerto a sus pies.

¿Muerto…? ¡No!

Había alguien parado detrás del ladrón, sosteniendo una pesada enciclopedia en alto.

_ ¿Se encuentra usted bien? Oí sus gritos de auxilio… _dijo.

Era alto y parecía algo mayor que Hiroki. Iba vestido muy elegante, tenía el cabello negro y los ojos color café.

Hiroki demoró un poco en reponerse del susto, por lo que sólo atinó a asentir lentamente con la cabeza. Su salvador procedió a desatarle las cuerdas y el castaño se frotó las muñecas, lastimadas de tanto forcejear:

_ Gracias… por salvarme… _dijo. Miró al ladrón_ ¿Cómo se acercó sin que lo oyera…?

_ Bueno, es que estaba tan concentrado en lo que hacía que no se hubiera dado cuenta aunque me hubiese acercado a caballo… No sabe ni qué lo golpeó…

_ Oh… _Hiroki miró el pesado libro usado como arma y sonrió_ Muchas gracias de nuevo…

_ ¿No está muerto verdad…?

_ Eso no me importa para nada… _Hiroki se inclinó junto al ladrón y tanteó su ropa hasta dar con el reloj. Se lo quitó y lo apretó contra su pecho, sonriendo.

“…ste reloj es lo único que me queda…” pensó triste y a la vez aliviado de haberlo recuperado.

_ Por cierto, soy Miyagui… _el hombre que lo había rescatado extendió su mano.

Hiroki se la estrechó:

_ Kamijou Hiroki…

_ ¿Adónde se dirige usted Kamijou…? _preguntó.

_ ¿Yo? Pues… Asaltaron el carruaje donde yo viajaba… _se lamentó Hiroki, tratando de no contar el verdadero motivo de su viaje.

_ ¿Qué? ¿Eran más de uno?

_ Eran tres ladrones. No sé qué pasó con los otros dos… _dijo_ Lo peor de todo es que me robaron todos mis libros… _se quejó.

_ Hay muchos libros adonde yo me dirijo… _propuso Miyagui y el castaño lo miró intrigado_ Voy a un pequeño pueblo cerca de aquí, me ofrecieron trabajo como profesor en una escuela… Y me dijeron que tienen una biblioteca bastante grande…

_ ¿Cree que tengan trabajo para mí? ¡También soy profesor!

_ Pues, hay que averiguarlo ¿no cree…? _le respondió con una sonrisa_ Venga conmigo, me aburro viajando solo aunque… ¿No se dirigía ya a un lugar antes de que le robaran?

_ No importa, en serio… Vámonos…

Hiroki tomó “prestado” el caballo del bandido que aún yacía inconsciente el suelo y acompañó a Miyagui; sintiendo que al fin desde que había abandonado a Nowaki sentía un poco de consuelo... había encontrado un amigo…”

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Cuando terminó de trabajar y regresó por fin a su casa, Kamijuou Hiroki se sentía exhausto pero de alguna forma con un peso menos encima. La mayor parte del capítulo ya estaba medio cocinada…

Como de costumbre caminaba hasta el departamento que compartía con Nowaki, a paso rápido y constante y llevando su pesado portafolios en una mano.

Ahora sólo le quedaba relatar brevemente los años que el Kamijou Hiroki de la historia pasaría junto a Miyagui, enseñando en una pequeña y humilde escuela hasta que…

“Vaya… No tengo idea de cómo seguiré después…” pensó “¿Deberían reencontrarse alguna vez…? Le preguntaré a Akikawa cuando me reúna con ella…”.

El castaño llegó a las puertas del departamento y buscó las llaves en su bolsillo:

_ ¡Hiro-san! _lo recibió alegremente Nowaki.

_ Hola… Veo que llegaste antes que yo… _Hiroki cerró la puerta tras él. En la casa se escuchaba una suave música de fondo_ Huele rico…

_ Sí, hoy terminé un poco más temprano. Estaba esperando a Hiro-san para empezar a comer… _repuso el ojiazul_ ¿Quieres ducharte primero? Yo guardaré esto… _propuso tomando el portafolio entre sus grandes manos.

_ ¡Ten cuidado! Traigo mi computadora ahí dentro…

El ojiazul lo miró con el seño fruncido:

_ ¿Otra vez trajiste trabajo a casa Hiro-san? _preguntó.

_ ¿Acaso tiene algo de malo…?

_ Es que… Últimamente me preocupo… _confesó el más alto_ Hiro-san trabajas mucho aquí en casa, escribes y escribes documentos y pareces muy estresado estos últimos días…

_ ¿Eh…? Bueno, yo… No me había dado cuenta de que trabajaba tanto…

La verdad era que Nowaki estaba en lo cierto, en las últimas noches había tratado de escribir hasta muy tarde, luego lo intentaba en los almuerzos y en cualquier otro tiempo libre… Se había concentrado mucho en cumplir con Akihiko, quizá demasiado…

_ Lo siento, Nowaki… Pero ya no trabajaré más de ese modo, ya solucioné lo del documento… _dijo.

_ ¿En serio Hiro-san? _sonrió Nowaki.

_ Sí, en serio… _resopló el castaño_ ¿Estás dispuesto a esperar que me de una ducha antes de comer…?

_ Sí, claro.

_ Bien… _Hiroki ya iba a irse al cuarto de baño_ Esto… Gracias por preocuparte así por mí… _carraspeó.

Nowaki sonrió aún más ampliamente y ya iba a dejarlo marchar cuando lo tomó de la mano y lo detuvo;

_ ¿Qué pasa…?

_ Hiro-san, ¿yo podría darte un beso de bienvenida…? _preguntó poniendo ojos de cachorrito brillantes.

_ ¿Qué? _Hiroki se puso rojo_ ¡No empecieses con cursilerías! ¡No quiero un beso de bienvenida!

_ Pero sólo uno chiquito… _pidió tironeando del brazo del castaño.

_ ¡No! ¡Quítate de encima mocoso! _Hiroki trató de soltarse_ ¡¿Por qué eres tan pegajoso?!

_ Porque te quiero mucho, Hiro-san… _sonrió el más alto aprisionándolo contra el y sin darle tiempo a más quejas juntó las bocas de ambos con un dulce beso.

_ Nhhh… _Hiroki refunfuñó un poco dentro de la boca de Nowaki pero luego las mejillas se le tiñeron de un suave rubor y su cuerpo tenso por el día de trabajo se estiró entre los cómodos brazos del más alto.

La música que pasaban por la radio cambió como por arte de magia a una balada de amor y el castaño suspiró dándose por vencido y ladeando la cabeza para que su Nowaki pudiese besarlo mejor…

Sus caras se apartaron lentamente luego de unos segundos:

_ Ya está… ¿No fue tan doloroso verdad Hiro-san…? _le preguntó el más alto sonriéndole dulcemente.

Hiroki se puso rojo;

_ Eres un descarado… _gruñó.

_ Eso en el idioma de Hiro-san significa “dame otro beso”… _propuso picaronamente

Nowaki.

_ Idiota… _suspiró Hiro mientras apoyaba el mentón sobre el hombro de Nowaki y cerraba los ojos.

El ojiazul lo estrechó amorosamente y de repente se sintió más relajado y a gusto que nunca entre sus brazos. Comenzaba a sentir algo de sueño…

_ No te pongas demasiado cariñoso o se quemará la comida… _le advirtió.

_ ¡Es verdad la comida!!! _Nowaki salió disparado hacia la cocina.

Hiroki sonrió y se abstuvo de reírse. Dejó la computadora sobre el sofá y se fue al cuarto de baño…





Minutos después…

Hiroki salió del cuarto de baño envuelto en una bata esponjosa y gigantesca. El cabello le goteaba agua. Sabía que salir así del baño y preguntarle algo a Nowaki era como “jugar con fuego”; el más alto siempre encontraba provocativo verlo con esa bata porque quería averiguar si Hiro-san llevaba algo debajo…

Pero no había toallas en el baño y de verdad necesitaba saber en dónde estaba el secador de cabello:

_ ¿Nowaki no has visto por casualidad el secador de…? _Hiroki se quedó de piedra con la escena que tenía enfrente.

Nowaki había abierto su computador portátil y estaba muy entretenido leyendo uno de los documentos. ¡El de la historia de Akihiko!!!

El ojiazul levantó la cabeza y lo miró, sorprendido al ser descubierto con las manos en la masa:

_ ¡Hiro-san!!! _exclamó con la voz de un niño al que acaban de pillar haciendo travesuras.

_ ¡¿QU… DEMONIOS ESTÁS HACIENDOOOOOO?!

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