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Secretos de un alumno y un profesor… por Masterred

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Notas del capitulo: Hola a todas!! =)
Publicando otro cap mientras tengo la compu para mí sola! Gracias a todas por sus review y por leer!!!
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“Años después…
Miyagui entró en la amplia biblioteca de aquella escuela. Era mediodía y la luz entraba a raudales por las ventanas gigantescas.
“…ste es un sitio ideal para leer…” pensó el profesor mientras caminaba, “tal vez sea el mejor sitio que hay en ésta escuela, el resto se cae de a pedazos…”.
Como si el edificio le hubiera leído la mente, un pedazo descascarado del techo se desprendió y le cayó sobre el hombro, llenando su impecable ropa de un blanco polvillo.
_ ¡Maldición! _murmuró_ ¡…ste lugar se está cayendo! _le comentó a Hiroki que se hallaba inclinado sobre un escritorio, leyendo.
El castaño no levantó la vista del libro que leía;
_ Ya se estaba cayendo hace seis años, cuando vinimos a dar clases aquí por primera vez… _le respondió_ Y nunca te habías quejado…
_ Antes era diferente, cuando me ofrecieron trabajo aquí pensé que irían mejorando la escuela con el tiempo… _dijo sacudiéndose los últimos rastros de polvillo_ Pero está tan abandonada…
El castaño ya no le respondió. Sólo cambió de página en su libro:
_ Debe ser genial darle clases al hijo de algún noble… _suspiró Miyagui, sonriendo_ O hasta a uno de los hijos del Rey…
_ Bah. Se necesitan muchas recomendaciones… _gruñó Hiroki.
_ Aún así debe valer la pena… Serías tan respetado, y tendrías privilegios y lujos como por ejemplo una cama decente… _enumeró_ No como nosotros que dormimos aquí mismo, en esta escuela tan humilde y con una paga miserable…
_ Eso es porque somos profesores humildes, de una escuela humilde ubicada en las afueras de un pueblucho… _le recordó Hiroki_ Pero al menos la biblioteca es estupenda…
Miyagui suspiró:
_ Para mí una biblioteca amplia y con el techo cayéndose no es ningún consuelo… _dijo_ Por mucho que me guste leer poesía…
_ Como digas… _dijo Hiroki volviendo a su libro.
Se quedaron en silencio unos momentos. Miyagui mirando por la ventana a la gente que iba y venía. Pensaba en lo mucho que había crecido ése pueblo…
Cuando él y Hiroki llegaron, hacía seis años, era sólo un puñado de casas. Pero desde que el Rey había organizado un torneo de caballeros cerca de allí por la mano de su hija mayor, la princesa Risako; el pueblo había crecido como nunca, tenía su propio mercado, algunos nobles habían escogido los hermosos bosques que había alrededor de la ciudad para construir sus propiedades y vivir allí con sus familias y sirvientes… ¡Incluso el Rey en persona iba allí por asuntos de negocios de vez en cuando!
_ ¿Cómo se siente ser el profesor del hijo de un noble? _le preguntó de repente a Hiroki_ ¿Tenías muchos lujos cuando eras profesor de Nowaki?
Hiroki se sobresaltó:
_ Yoo… err… Bueno, pues… _carraspeó_ Supongo que sí… Pero ya ha pasado tanto tiempo que no recuerdo, pero puedo decirte que mi paga era mucho más alta…
_ Entiendo… _Miyagui lo miró de reojo_ Pero de todas formas tu mayor satisfacción no era la paga, era estar junto a Nowaki ¿verdad?
Una sombra de tristeza cruzó por el rostro del profesor. Hiroki inclinó la cabeza hacia adelante y una cortina de cabello le cubrió los ojos.
Por unos segundos se odió en silencio por haberle contado a Miyagui sobre Nowaki;
_ Creí haberte pedido que no tocaras ése tema… _dijo en voz baja_ Cuando te lo conté al llegar aquí no lo hice con la intención de que lo mencionaras en cada conversación que tenemos…
_ Lo lamento… _se disculpó Miyagui_ Pero no es verdad eso que dices, no lo mencionamos en cada conversación que tenemos… Apenas si hablas de él…
_ Te lo conté porque somos amigos, ya no hace falta volver a mencionártelo. Dejé todo en el pasado, como debía… _afirmó_ ¿Por qué tú no puedes hacer lo mismo?
_ Porque soy tu amigo, Hiroki. Y estoy preocupado por ti…
_ ¿Preocupado por qué? _el castaño cerró el libro y se puso de pie.
Miyagui se demoró en responderle;
_ Siempre cuando duermes, mencionas el nombre de tu antiguo alumno en sueños… _le contó_ Y lloras dormido…
Hiroki se quedó de piedra;
_ ¿C-cuánto tiempo llevo haciendo eso…? _susurró, temblando.
_ Lo haces todo el tiempo… _Miyagui se le acercó_ No había dicho nada al respecto porque pensé que te avergonzaría, pero es obvio que no te es fácil superar lo que pasó… ¿Verdad, Hiroki?
Hiroki trató de evitar las lágrimas, pero éstas se agolpaban en sus ojos sin tregua. Toda la angustia que había intentado ocultar estalló al mismo tiempo, y se cubrió la cara con las manos. Todo era cierto, Nowaki aún estaba en sus sueños. Pensaba en él a cada momento, mientras miraba el reloj de plata que aún conservaba como recuerdo…
Miyagui no dijo una sola palabra. Se le acercó y lo abrazó, luego le pasó un pañuelo para que se secara las lágrimas;
_ ¿Por qué no puedo hacer las cosas bien, Miyagui…? _sollozó mientras los espasmos del llanto lo estremecían_ Me alejé de él porque era lo correcto, y aquí estoy llorando como un idiota…
_ No eres un idiota…
_ ¡Sí que lo soy! No dejo de repetirme las razones por las que me marché de su lado y se que hice lo correcto… ¡No entiendo por qué lo extraño tanto! ¡Aún luego de seis… snif… seis años no puedo olvidarme de él!!!
Miyagui le dio palmaditas en la espalda:
_ Hiroki, compartiste muchos años de tu vida con él… ¿Cómo no ibas a extrañarlo…?
El castaño lloraba y lloraba sin poder contenerse. Ocultó más la cara en el pecho de Miyagui:
_ No está bien que yo lo extrañe, Miyagui… _dijo secándose las lágrimas con el pañuelo_ El tiempo me ha demostrado que hice bien las cosas, porque lo último que supe de él es que estaba casado y tenía hijos… ¿Crees que hubiese podido tener algo de eso si yo me quedaba con él…?
Miyagui no respondió por un rato. Pensaba en lo valiente que había sido Hiroki al decidir marcharse, sólo por el bien de una persona amada. Renunciar a los lujos y a la paga tan buena como profesor e irse a enseñar con él a esa escuela era lo de menos para el castaño… Sí, de verdad que era fuerte y valiente…
_ Ya, Hiroki… _lo consoló_ El dolor se te pasará algún día, te lo prometo…
_ Ojala tengas razón… _Hiroki se apartó, ya más calmado pero aún temblaba por los espasmos del llanto.
La verdad era que él no creía que el dolor fuera a pasársele nunca. “Tú quisiste esto…” le reprochó una pequeña voz interior “cuando te despediste de Nowaki aquella noche, elegiste abrir una herida que sabías no cerraría nunca, idiota…”
_ Parece que te dio hipo… _se rió Miyagui.
_ No te burles de mí, estúpido… _le advirtió Hiroki con su habitual carácter. Pero sonreía.
_ Salgamos un momento, ya no tenemos que dar más clases por hoy… _propuso el de pelo negro_ ¿Quieres venir al mercado conmigo? Compraré algo de comer…
_ Luego te alcanzo… _Hiroki volvió a tomar el libro que leía_ Quiero estar un rato a solas y terminar éste libro…
Miyagui no buscó discutirle y salió de la biblioteca pensando en cómo se sentiría estar enamorado…
A él nunca le había pasado nada similar a lo que leía en tantas poesías, jamás había sentido ése sentimiento tan especial por el que Hiroki ahora sufría.
Sin embargo, pese a haber escuchado ya la triste historia de amor de su amigo, aún deseaba saber cómo se sentía…
Un sentimiento que era capaz de hacerte abandonar todo por ésa persona, de sacrificarte por amor, de hacerte hacer locuras…
“El amor debe ser un sufrimiento delicioso…” pensó mientras salía a la calle.
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_ ¡Hiro-san! ¡Hiro-san! _exclamó Nowaki desde la habitación.
Hiroki paró de escribir un momento y dejó la computadora a un lado:
_ ¿Qué pasa…? _preguntó estriándose en el sofá.
Afuera, la lluvia seguía cayendo. La ola de calor había acabado por fin y ahora llovía. Las gotitas golpeaban en los cristales de las ventanas.
“Aún no se me ocurre cómo reencontraré a los personajes de la historia…” pensó “veamos… una casualidad romántica… ¿Qué podría ser…?”
El castaño le dio un sorbo a su té verde con miel. El descenso brusco de temperatura y la combinación de los constantes gritos a sus alumnos –era época de exámenes- le habían provocado un poco de dolor de garganta.
Nowaki entró en el living con una sonrisa de oreja a oreja:
_ ¡Mira lo que hallé, Hiro-san…! _El ojiazul le enseñó lo que traía.
Al principio Hiroki no reconoció el objeto, pero luego…
_ ¿Es mi máscara para dormir? _el castaño tomó el antifaz entre sus manos y lo examinó de cerca_ ¡No puedo creer que aún exista! Debe tener un montón de años…
El antifaz de dormir había sido amarillo con detalles en naranja, pero el paso de los años había desteñido los colores.
Nowaki se sentó junto a él en el sofá:
_ Recuerdo que la compraste para mí… _dijo Hiroki tratando de sonar indiferente.
El ojiazul asintió:
_ La encontré en el fondo del armario, mientras buscaba algo de abrigo para esta tarde… _le contó y luego sonrió_ Hiro-san… ¿Te acuerdas que tenías puesta esta máscara cuando nos dimos nuestro primer beso?
Las mejillas del profesor se tiñeron de rubor;
_ Corrección, tú me robaste un beso mientras yo dormía, que no es lo mismo… _carraspeó.
Nowaki se encogió de hombros y se recostó contra él;
_ Aún así… Fue muy romántico ¿no crees Hiro-san?
Hiroki se ruborizó aún más:
_ Sí… L-lo fue… _confesó_ ¡Pero no empieces a decir “te acuerdas de esto” o “te acuerdas de aquello” porque me hace sentir viejo!! _le advirtió tratando de parecer enojado.
_ ¿Por qué no te la pruebas? _propuso Nowaki con una sonrisa.
_ No creo que me quede… _Hiroki examinó el antifaz_ El elástico se estiró demasiado y ya no me ajusta… _miró a Nowaki_ Seguro que a ti te queda bien, porque tienes la cabeza grande…
_ ¿Crees que mi cabeza es grande…? _se quejó Nowaki pero dejó que el castaño le colocara el antifaz.
_ Ya está… _Hiroki se lo acomodó correctamente para que le tapara los ojos_ Te quedó perfecta…
_ ¡No veo nada, Hiro-san…! _se rió el más alto.
_ Eres un crío… _le reprochó el profesor entre risas.
_ Hiro-san… _Nowaki lo abrazó_ ¿Qué tal si recreamos nuestro primer beso? Pero al revés…
Hiroki paró de reír;
_ ¿D-de qué hablas? ¡No empieces con cosas cursis, estoy trabajando en la historia…! _le advirtió.
_ Sólo ponte encima de mí y bésame… _propuso el ojiazul sin oír sus protestas_ Será divertido, Hiro-san. Quién sabe, tal vez te inspires…
_ ¡No! ¡No voy a hacer eso nunca! _protestó pero Nowaki ya había atrapado su cintura y lo jalaba para ubicarlo sobre él_ ¡Nowaki, déjame ir mocoso!
El más alto se recostó con Hiroki sobre su pecho. Lo abrazó:
_ Por favor, Hiro-san… _se subió el antifaz para descubrir sus ojos azules_ Sólo será un minuto…
_ ¿Y luego me dejarás en paz? _gruñó el profesor. Nowaki asintió_ Bien…
El castaño le acomodó el antifaz, no quería que Nowaki viese el color que había subido a sus mejillas. Se inclinó sobre el más alto, que ya estaba recostado en el sofá.
El cabello lacio le cayó a los lados de la cara y Nowaki soltó una risita:
_ ¿Qué pasa?
_ Tu pelo me hace cosquillas, Hiro-san…
_ Idiota, quédate quieto se supone que estás dormido…
_ Lo siento…
Hiroki al fin unió sus labios con los de Nowaki y lo besó suavemente. Se reprendió mentalmente por estar temblando tanto…
“¡No debo ponerme nervioso! ¡He hecho esto muchas veces!!” se repetía.
El ojiazul separó sus labios y correspondió el beso. Levantó sus manos y le acarició la cadera, su lengua se encontró con los labios de su uke y los lamió con suave deleite.
Al final Hiroki se relajó sobre el amplio pecho del más alto y acabó besándolo más tiempo del que planeaba, tocándole el cabello con sus dedos, oyendo su respiración suave…
Cuando el profesor se dio cuenta de que llevaba besándolo un buen rato, se apartó un poco y le descorrió el antifaz a Nowaki:
_ Mmmm… _Nowaki se saboreó_ Hiro-san, tus labios saben a miel…
Hiroki se sonrojó otra vez, recordando el té que había tomado hacía unos minutos. Ocultó la cara en el cuello de Nowaki;
_ Esto es tan vergonzoso… _se quejó y sus dedos estrujaron la camisa del ojiazul.
_ ¿Por qué Hiro-san? _Nowaki le acarició la espalda.
_ Porque… Ahora tengo ganas de… de seguir besándote… _confesó, rojo hasta las orejas.
El más alto sonrió, infinitamente feliz porque Hiro-san le había dicho esas palabras. Le tomó el rostro entre las manos y le sonrió;
_ Puedes besarme todo lo que quieras, mi dulce Hiro-san… _dijo_ Me hace muy feliz que me digas cosas como ésas... Sé lo mucho que le cuesta a tu parte orgullosa…
El castaño volvió a ponerle el antifaz correctamente y luego se recostó sobre su pecho. Nowaki lo abrazó y le besó la frente;
_ Cuando menos me lo espero, Hiro-san hace algo muy dulce por mí… _susurró.
Pronto, Hiroki y Nowaki se estaban besando otra vez. Era agradable poder besarse y acariciarse, sin necesidad de ir más allá… Sólo querían estar un rato juntos, tocarse, sentir que se querían. No siempre se trataba de ir a la cama, y eso era algo que Hiroki amaba de su pareja, aunque nunca se le cruzara por la cabeza admitirlo…
Nowaki le acariciaba el cabello con una de sus manos grandes, tan cálidas. Luego bajó por su espalda y le rodeó la cintura, lo giró y lo colocó bajo él para acunarlo mejor.
Hiroki ya iba a retirar la máscara para dormir del rostro de Nowaki, pensando en lo irresponsable que era dejar la historia de Akihiko para ponerse “cariñoso” con su pareja, cuando se le ocurrió algo…
_ ¿Qué ocurre, Hiro-san? _preguntó Nowaki al ver que el castaño miraba fijamente el antifaz en su mano.
_ Creo que me has dado una idea… _dijo_ ¡Ya sé cómo van a reencontrarse los personajes de la historia!
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