El recorrido del tren iba a terminar al cabo de una hora, pero Edward estaba muy cansado, después de permanecer toda la noche despierto, y de cada rato cabeceaba.
-No puede ser que este tan cansado- dijo apoyando su cabeza en la palma de su mano.
-Un simple recuerdo no me pudo mantener totalmente somnoliento toda la noche, si pudiera pensar en otra cosa, sería diferente; pero si solo es algo que ya pasó ¿Por qué siento que aun sigue presente, que aun sigue pasando? -miró hacia la ventana hasta que su vista se nubló y sus ojos se cerraron, finalmente logró conciliar el sueño.
Se podía observar que los rayos del sol se asomaban por el horizonte, iluminaban las mesetas del paisaje, dándoles un efecto más luminoso. La calma y el silencio posibilitaron que el pequeño rubio pudiera dormir tranquilamente, sin interrupciones ni ruidos.
//////////////////////////////////////////////////////////Conciencia de Ed/////////////////////////////////////////////////////////////////////
Tan solo recordarlo me da miedo, siento que solo fue una horrible pesadilla, pero me engaño a mí mismo, eso sí paso de verdad, hace una semana… en una noche tranquila para mí; aunque nunca me imagine, que ese hecho pasaría.
Mientras yo estaba en los cuarteles del Oeste, muchos otros estaban de festejo debido a la ascensión de un Teniente al puesto de Coronel Mayor. Yo me encontraba en las escaleras pero un ruido en la recepción, me llenó de curiosidad y baje a ver lo que era. El ruido había sido el golpe de la puerta por parte de algunos militares, que recién entraban. Al ver su apariencia: se tambaleaban, apenas podían mantener el paso firme y se tropezaban entre ellos mismos; mi conclusión fue que estaban ebrios. No les tome mucha importancia y me dirigí hacia las escaleras, pero en ese momento escuche que uno de ellos me llamaba. Intente no escucharlos y seguí subiendo hasta que sentí que alguien estaba detrás de mí. M e di vuelta repentinamente y lo vi. Uno de ellos estaba enfrente de mí, me corrí hacia un costado para dejarlo pasar, pero este me agarró y me susurró al oído: -Tú me perteneces.
Yo, un poco asustado, baje (retrocedí a espaldas) rápido las escaleras para alejarme de él, pero esa decisión no fue la correcta. Los otros parecían que me estaban esperando porque estaban en los primeros escalones. Quería pasar entre ellos, pero se opusieron y me empujaron hacia donde estaba el otro. Intente evitar que me sujetara pero fue difícil soltarme de él. Los otros se acercaban, pero yo de una patada, los tire a todos. Sentí que debía salir de ese lugar, pero uno de ellos se levantó y me atacó cuando yo estaba de espaldas. Caí al piso, inconsciente y mi cuerpo se paralizó; lo último que llegue a ver fue que los cuatro se levantaron y se acercaban a mí, en sus caras se notaba una sonrisa malévola.
Cuando reaccione estaba recostado en una cama (aun estaba vestido U¬¬); lo primero que pensé fue que todo era un mal sueño, producto de mi cansada mente que últimamente me estaba jugando alucinaciones, pero de repente me di cuenta que no era así; todo en realidad había pasado. No estaba en mi habitación sino en otra. Me levante y lo vi, era el mismo hombre que antes me había agarrado. Desesperado intente llegar a la puerta, pero este me detuvo.
El era un hombre joven esbelto, de piel blanca y cabellos castaños; era un simple teniente que Ed conocía desde hace tiempo, pero nunca se había imaginado que el fuera de ese modo. Se llamaba Javcob Fusther (no aparece nunca en FMA en ninguna de sus versiones, solo lo puse por poner. -^^-)
El básicamente solo tenía puesto su blanca camisa y algo que se le podría llamar bóxer, pero igual, para mi estaba casi sin ropa; me acorraló y me puso contra la puerta. Se acercó a mi oído y me susurró – Tú eres mío, tú me perteneces y esta noche serás todo mío.
Yo, para defenderme, usé la alquimia en mi automail transformándola en una cuchilla. Javcob solo se rió cuando yo lo amenace de matarlo si me llegaba a tocar. Le puse la cuchilla en su cuello, pero igual solo se reía. Hasta que me dijo – Si tú me matas o me lastimas puedo utilizarlo en tu contra, diciendo a mis superiores que un pequeño alquimista no quiso obedecer mis órdenes. Así que tú decides que hacer ¿Resistirte o dejarte llevar? Es una decisión muy fácil de pensar, porque si no me haces caso, te podrían llevar a juicio, incluso te podrían matar o destituir de tu cargo de alquimista y encerrarte para siempre… sin poder ver a nadie incluyendo a tu hermano.
No tenía escapatoria no podía dejar que eso ocurriera, aun necesitaba ser un alquimista para poder estudiar más sobre la alquimia y descubrir cómo recuperar mi brazo y mi pierna, sin pensar baje mi cabeza y transmute mi cuchilla a su estado original, mi brazo mecánico.
El tomo mi mentón y me besó. Esa sensación era extraña, pero eso se debía a que nunca había besado a nadie. Después del beso, acarició mi pelo y lo dejó suelto. Me agarró de los brazos y me recostó en la cama.
Yo intente levantarme para quitármelo de encima, pero eso no funcionó, me empujó y a su vez, metió sus manos frías dentro de mi camisa blanca, y me empezó a acariciar el abdomen; yo sentía escalofríos.
De repente el me intentó sacar la camisa, pero yo lo detuve, por un segundo, porque me besó de nuevo y aprovechó ese instante, para sacármela. Se acerco mas y me empezó a lamer todo mi pecho, delineando mis músculos (es un decir) y, luego con una de sus manos, empezó a masajear mi miembro por encima de la ropa y yo no pudo más que soltar un gemido, intente apretar mis labios para evitarlo, pero no pude, esa sensación me gano.
El se terminó de sacarse su camisa y me acercó a su tibio pecho; su corazón se oía agitado. Silenciosamente me desabrochó el pantalón y lo bajó rápidamente quedándome solo con mi celeste bóxer. Me sonroje y alcé mi mirada hacia él.
-Tú eres único y ahora me perteneces – me susurro mientras acariciaba mi cabello.
Me aleje hacia una de las esquinas de la cama, cuando él se sacó su bóxer y quedó desnudo. Luego, se aproximó y yo lo empuje, golpeándolo con mi automail. El estaba dispuesto a sacarme el bóxer a toda costa, debido a que él forcejeo conmigo, pero rápidamente me pegó en la clavícula y me dejo casi inconsciente (de nuevo). No podía moverme, eso era lo que más me preocupaba; por lo tanto, él aprovechó mi situación para sacarme la última prenda que tenía puesta. Me recostó en la cama, y comenzó a lamer la punta de mi miembro para ver mi reacción. Yo apreté mis labios y arrugue las sabanas para evitar gemir; quería demostrarle que no sentía nada.
-Por favor detente, hare cualquier cosa que me pidas, menos esta – es lo único que pude decir, mi garganta estaba seca y eso me dificultaba poder hablar.
Pero él no se detuvo y continuo, por el cual, un sonoro gemido salió de mi boca. Intente pensar en cualquier cosa, pero todo fue en vano, yo me había excitado, sin querer hacerlo. Así pues siguió y lo engullo todo de una sola vez, subía y bajaba lentamente y luego rápido alternando las velocidades, me estremecí y me quise correr hacia un costado pero él me siguió estimulando con la mano mientras me agarró la cabeza y me besó más apasionadamente.
Un líquido blanquecino se hizo visible, después de que él me excitara tanto. Se acercó y lo probó.
-De ten te ya – intente decir, mi respiración se dificultaba y sentía que mi corazón se estremecía porque no podía hacer nada para detenerlo; yo era tan débil en ese momento.
Ensalivó un dedo y me lo mostró en mi cara; empecé a ver todo borroso y a su vez mis ojos se cerraron; pude sentir que lo introdujo en mi cavidad y a su vez acariciaba mi cara, solo podía sentir el dolor. Siguió un rato haciendo círculos con su dedo hasta que sintió que se había ensanchado lo suficiente, me alzó desde la espalda y seguido a eso, una sensación extraña me dominó: su miembro estaba dentro de mí, empezó a moverse lentamente por unos minutos hasta que sentí que se corrió.
Se acercó torpemente a mi oído y me susurro: -Tú eres solo mío porque hoy te lo demostré.
Yo me quede tirado en la cama por unas dos horas aproximadamente; una suave y delgada sabana me cubría todo el cuerpo.
Cuando reaccione, alce mi vista para ver si aun estaba ahí, pero no, según lo que parecía, ya se había ido. Con furia agarre el resto de la sabana y me cubrí totalmente la cara. Unas pequeñas lágrimas empezaron a cubrir mis mejillas. Permanecí en ese estado hasta que los cálidos rayos del sol, que entraban por el ventanal de mi costado, dejaron de llegar a mi espalda.
Aun siento esa horrible sensación, pude haberlo evitado… pero fui tan débil y tan incapaz de arriesgar mi titulo de alquimista para salvar algo de mayor importancia.
Ese pensamiento me atormenta y me hace sentir que todo fue una pesadilla que se volvió realidad.
//////////////////////////////////////////////////////////////////////Fin del sueño///////////////////////////////////////////////////////////////
-Señor Edward Elric, despierte – dijo un militar que se acercó al rubio, que aun permanecía dormido.
-¿Qué sucede? – es lo que pudo decir mientras abría sus ojos y se estiraba.
-Ya hemos llegado a Central, Acero. – con firmeza y postura.
-Si, ya veo - miró a través de la ventana y agarró su pesada valija – pensé que nunca llegaría, el viaje fue muy largo.
-Eso depende de cada uno, siete horas para recordar los recuerdos, para jugar, para leer, para dormir, para todo. – dijo sarcásticamente el militar.
-Depende de cada uno – dijo pensativamente mientras bajaba del tren.
La estación estaba repleta de personas como de costumbre; la teniente Hawkeye lo esperaba, acompañada de Armstrong (sus brillitos de emoción se podían ver desde lo lejos).
Una pequeña sonrisa apareció, de repente, en su mirada.
No había nubes en el cielo, eso demostraba que un día a puro sol, iba a ser.
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