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ENCUENTRO ACCIDENTADO. por Whisperyuki

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Notas del capitulo:

Hola, aquí traigo otro cap de este fic.

Es la segunda parte del capítulo anterior ¡Hay lemmon! Wiii, ojala les guste.

 

 

 

 

Por millonésima  vez Ron le dio un vistazo al reloj que se encontraba colgado sobre la puerta de la oficina  de Viktor, quien dijo - “Tratare de tardarme lo menos posible”-¡Hace más de dos horas! ¡Dos malditas horas! ¡¿Qué tanto podían estar haciendo allí adentro?! Torció la boca malhumorado y cruzados de brazos tratando de controlar su mal genio  ya que  la falta de alimento no le ayudaba a mejorar su estado anímico. 

 

La asistente del búlgaro obedeciendo las instrucciones de su jefe le había preparado un té, además de algunas pastas las que se zampó sin demora; también  le había pasado algunas revistas bastante tontas (esas donde explican las cien mejores dietas y  las tendencias de la temporada) las cuales había desechado ya hace un buen tiempo.

 

 No sabía que hacer para entretenerse, se había leído las dichosas revistas (a las que no presto real atención), había sacado su cuaderno y se puso a hacer parte de sus deberes, le había tratado de buscar plática a la  secretaria quien amablemente no cooperó con su conato de charla, para al final ponerse a jugar con su celular.  Vio como el personal abandonaba el recinto dando las ocho de la noche y como la chica echaba fugaces miradas al reloj minuto tras minuto; pacientemente Ron esperó hasta que el reloj   marcó las ocho y diez de la noche.

 

-¿Sucede algo?- pregunto fastidiado.

 

-No nada- La chica respingo por la repentina pregunta.

 

-¿Segura?- cuestionó Ron.

 

Millicent se mordió el labio nerviosa –Es que tengo una cita- confesó abochornada, confiando inexplicablemente en el novio de su jefe.

 

Ron enarcó una ceja, la mujer no era precisamente bonita, pero era ¿Elegante? Sí, eso era;  y por lo inquieta que estaba de seguro había esperado por esa cita un  buen tiempo -Y no quieres que se te haga tarde ¿Verdad?-

 

-Sí, pero tengo que esperar que el señor Krum ya no me necesite- dijo con pesar.

 

Ron se rascó la cabeza pensativo -Ve- dijo en uno de sus arranques de caballerosidad.

 

-¿Disculpe?-

 

-Le diré a Viktor que tenías una cita  con tu doctor, así no creo que se moleste - explicó –No creo que te necesite si en dos horas no te ha llamado- bufó lo último.

 

-Pero no puedo dejarlo solo, eso sería grosero-

 

-No me importa esperar solo- la trato de convencer- no haré ningún desmán, encontrarás tú oficina integra mañana-

 

La indecisión de la mujer lo estaba impacientando, él le planteaba una solución y si ella no la quería aprovechar pues muy su problema, se quedarían los dos a esperar al búlgaro hasta sabe Dios que horas.

 

El repentino sonar de la silla y el movimiento tras el escritorio lo volvió a la realidad.

 

-Gracias,  es usted muy amable en ayudarme- Millicent estaba poniéndose su chaqueta a toda prisa, tomó su bolso y se dirigió a la puerta.

 

-No hay de que-Ron  agitó su mano despidiéndose de la asistente quien le regresó el gesto ya dentro del elevador.

 

El repentino silencio inundó los sentidos de Ron; ya todos los empleados habían abandonado la oficina dejándolo en un mutismo sobrecogedor, solo quedaban Viktor, la “señorita” Klent y él ¿Qué hacia en ese lugar? Por lo visto su queridísimo novio ni siquiera recordaba que estaba allí. Las luces del edificio se apagaron dejándolo en penumbras-Genial, simplemente genial-  Gruño, se levantó dispuesto a salir del lugar cuando la vista de uno de los ventanales de la oficina le llamó la atención, era precioso como las luces de la ciudad se divisaban desde allí haciendo que extrañamente se tranquilizara –Cinco minutos- pensó- Esperaré que de señales de vida cinco minutos, sino me iré- y se quedó esperando parado contemplando el panorama.

 

Había perdido la noción del tiempo pero era seguro que habían sido más de cinco minutos los que estuvo allí  esperando. El sonido de la puerta llamó su atención, volteó solo  para ver como la dichosa señorita se le embarraba a Viktor según ella despidiéndose -Nos vemos querido, espero que no se vuelva a repetir el malentendido-oyó que le decía-Aunque agradezco que por eso pasamos un rato muuy agradable – a pesar de la oscuridad, alcanzo a ver gracias a la luz que entraba por la ventana como la tipa besaba muy cerca de la boca a Viktor.

 

Viktor se quedó estancado viendo como su clienta  le lanzaba un beso y le guiñeaba un ojo para desaparecer por el ascensor, suspiró aliviado de desembarazarse de su empalagosa cliente cuando cayó en cuenta que la oficina estaba desierta, frunció el ceño entre fastidiado y asustado ¿Y Ron? Escaneó la oficina para hallarlo de espaldas al ventanal.

 

-¿Terminaste?-

 

Viktor detectó el sarcasmo en la voz del pelirrojo, sin embargo lo ignoró, se quitó el saco y la corbata para relajarse después de tan arduo trabajo.

 

-Sí- fue acercándose poco a poco a Ron para ubicarse al frente suyo–Le dije a Millicent  que te atendiera, eso incluía no dejarte solo; mañana le llamaré la atención-

 

-Tenía una cita con el doctor y no podía cancelarla, además no es su obligación acompañarme- Ron se acordó del trato que tenía con la secretaria, ahora que lo pensaba, pobrecita de ella que tenía que aguantar al par de búlgaros cabezotas.

 

-Lo es porque es su trabajo- refutó.

 

-Entonces no me hubieras dejado solo- Ron dijo con toda su lógica.

 

-Tenía asuntos que arreglar- se excusó Viktor.

 

-¿Y esos asuntos te llevaron dos horas?- de nuevo ese tono de sarcasmo.

 

-Era un asunto delicado, tenía que tener mucho tacto o de lo contrario empeoraría-

 

-Aja, tan delicado que no diste señales de vida-

 

-Te pedí que me esperaras, no te obligue a nada- el búlgaro dijo.

 

-Te espere por dos malditas horas Viktor, lo mínimo que podías hacer era mandarme un mensaje- ahora si, salió el reclamo.

 

-Yo también te tengo que esperar cuando voy por ti Ron- Ops, grave error, el rostro de Ron enrojeció de furia.

 

-En ningún momento te he pedido que vayas por mi- bien, si el búlgaro quería pelea, Ron pelearía.

 

-Eso no es lo que quería decir Ronald- Dios ¿Qué acaso ese día no iba a poder tener paz?-

 

-Pues perdona entonces, me estoy volviendo sordo- Ron apretaba sus puños aguantándose las ganas de soltarle un sopapo al tarado que tenía enfrente.

 

-Si es por la espera, lo lamento, no pude hacer nada- dijo Viktor, cuando un clic sonó en su cabeza –Y no estaba haciendo nada malo ¿Es que no confías en mi? –

 

-Tanto como tu confías en mi, Krum-contestó Ron.

 

Y la pelea hubiera seguido si no fuera porque el celular del pelirrojo timbró. Ron viendo la oportunidad de darle una cucharada de su propia medicina a Viktor contestó dejando a medias la “civilizada discusión” con su novio.

 

-¿Sí diga?-

 

-¿Ron?- se escucho al otro lado de la línea,

 

-Sí ¿Quién habla?- Contestó malhumorado.

 

-Soy Blaise Zabini ¿Qué ya no reconoces mi voz?-

 

Viktor se quedó con la boca abierta al ver como era ignorado por el pelirrojo para que este centrara su atención en su móvil ¿Qué acaso no le había reclamado lo mismo en la tarde? La estupefacción paso a la furia al saber quien era quien llamaba.

 

-Señor Zabini, disculpe, no le reconocí – A Ron se le bajó un poco su enojo.

 

-Llámame Blaise, te lo pido- suplicó el italiano.

 

-Ehm, sí, claro ¿En que puedo servirle?- ahora se sentía apenado.

 

-Ah, ah, primero lo primero – negó Zabini.

 

-¿Hu?- Ron no entendía.

 

-Di mi nombre-

 

-Ehm, Blaise ¿En que puedo servirte?-

 

-Que bien suena mi nombre con tu voz, Ron- coqueteó el otro interlocutor.

 

-Gra- gracias- Ahora Ron estaba rojo pero de la vergüenza.

 

-Bueno, llamaba para saludar y….- Ron no pudo enterarse de que iba el asunto de la llamada ya que Viktor le había arrebatado el teléfono y colgado.

 

-¿A ti que te pasa?- Reclamó Ron tratando de quitarle el teléfono a Viktor, quien lo sostenía arriba de su cabeza.

 

-Estábamos en medio de una discusión- se la aplicó Viktor.

 

-Lo mismo que en la tarde, lo que no te impidió hacer lo mismo- ¡Como odiaba ser sobrepasado en fuerza y altura por el búlgaro!

 

En un arranque Viktor arrojó el aparato al suelo, que al estrellarse con tanta fuerza se rompió en pedazos.

 

Estupefacto, Ron abrió mucho los ojos ¡¿Qué demonios la pasaba?! Su reclamo no pudo ser dicho ya que Viktor tomo sus muñecas posicionándolas sobre su cabeza con una mano, con su otro brazo lo había atrapado por la cintura y capturado su boca en un beso feroz.

 

El pelirrojo luchaba con todas sus fuerzas para desembarazarse de ese asalto que no tenía nada de tierno, movía su cuerpo con desesperación  tratando de librarse, aunque sabía que su lucha era en vano ya que como siempre el búlgaro le aventajaba en fuerza. Le faltaba el aire, sus piernas las sintió temblar pues se sentía arrasado por la pasión de Viktor; poco a poco se abandonó al beso respondiendo tímidamente al principio para después contestar con la misma saña.

 

De nuevo esa sensación, ese torrencial calor que le nublaba los sentidos cuando se encontraba entre los fuertes brazos de Viktor que le impedían pensar con coherencia, todo lo que podía hacer en momentos como ese era dejar que su cuerpo hablara por él.

 

Viktor sentía como su minino forcejeaba;  pero lejos de eccharse  para atras, esto lo incitaba a más. No dejó de posesionar los rosados labios, ahora rojos por la furia de sus besos, sino que siguió tomándola como si esta fuera una fuente en donde saciaría su sed, que a su ver así era, todo el cuerpo de Ron era una fuente en donde su cuerpo se llenaba y se abandonaba a la complacencia. Relajó un poco su afiance cuando el cuerpo del menor se distendía, señal que ya no era rechazado y continúo besándolo.

 

Maldita la hora en que sus pulmones pedían oxigeno, sin embargo no dejaría las cosas así. Libero las manos del pelirrojo solo para poder quitarle la camiseta y la camisa, aprisionando de nuevo las blancas muñecas. Con su mano libre pugnó con los pantalones y la ropa interior del pelirrojo que al finalizar su lucha terminó arrumbada en el suelo junto con las zapatillas y calcetines.

 

Ron se dejaba hacer, como un títere e manos de su amo. Permitió que lo desnudaran, que las manos de Viktor se posaran por partes que nunca pensó que se erizarían si eran tocadas, deseosas de sentir más.

 

El moreno le dio vuelta dejando así a Ron con viendo de frente la ciudad por el ventanal con sus manos sobre este,  dándole la espalda teniendo como regalo una imagen sublime. Ansioso, desabrocho su propia camisa y solo abrió sus pantalones donde se pude divisar su hombría hambrienta. Deseaba profanar la entrada de Ron de una vez pero su lado afable le pidió que lo preparara. Tomó la virilidad de Ron masajeándola, provocándole placer para que así se olvidara de sus dedos que entraban y salían de su intimidad disponiéndola para algo mayor.

 

Los suaves gemidos de su minino le indicaban que era tiempo así que retiró sus dedos para suplantarlos con su miembro que se hundió de una sola vez en la cavidad arrancándole un gruñido complacido. Era tan cálido, tan estrecho y a la vez justo, no pudo soportarlo más y se empezó a mover con los ojos cerrados, concentrándose en el placer que envolvía su cuerpo.

 

Sus embates eran rítmicos a la par que con su manos movía las caderas del pelirrojo buscando mayor profundidad, con una de sus manos abrazaba y acariciaba el pecho de Ron mientras que la otra deambulaba entre sus caderas la hombría del pelirrojo.

 

-Aaahhh- Ron gimió como poseso al sentir como su próstata era tocada una y otra vez con maestría.

 

Viktor acomodó las caderas de Ron para buscar mayor contacto, quedando su pecho contra la nívea espalda, el cuello del minino quedó perfectamente al alcance de su boca, que se encargo de dejar marcas delimitando para otros la pertenencia de ese cuerpo.

 

 Alzó la vista y la imagen lo heló para después encenderlo con fiereza ¿Cómo podía ser Ron tan erótico? El vidrio de la ventana le devolvió la vista de la cara del chico sofocada de placer, con los ojos nublados de deseo, el cabello meciéndose por el efecto de sus embestidas y al fondo la ciudad de noche; sonrío con chulería, la cuidad era cómplice y testigo mudo de su amor.

 

 Sus bríos llegaron a límites insospechados,  su brazo cruzó el pecho de Ron para terminar tomándolo de un hombro, su otra mano  le prodigaba  caricias al miembro del pelirrojo mientras que él enloquecido entraba y salía desaforado del  pelirrojo.

 

-Ron, aagh Ron …te… te amo- gritó

 

-Vik…ohh Viktor….aaah, aaa –

 

Ambos llegaron al orgasmo derramando sus simientes, Viktor dentro de Ron, Ron en la ventana.

 

La calma llegó para ambos cuerpos; Viktor aún recargado  en Ron, quien después de llegar al éxtasis su cuerpo no lo sostuvo y termino hincado en el suelo, siendo seguido por Viktor que al contrario de Ron pudo sentarse en pose india, jaló a su minino y lo sentó en su regazo.

 

Viktor acarició  la mejilla de Ron regalándole un beso allí y otro en la sien, junto su frente con la de Ron –Perdóname Ron- susurró.

 

Ron estaba seguro que no le pedía disculpas por la reciente sesión de sexo, tampoco por el celular, ni siquiera por el pleito de “me dejaste esperando como idiota”; algo le decía que era sobre el tema del pasado de Viktor, aun así el recién instaurado dolor en su pecho no menguo.

 

  A muchos kilómetros de allí un hombre sentado en su oficina no dejaba de ver su celular.

 

-Así que estas con él-

 

Notas finales:

Ok, ¿les gustó la escena? Me esforce mucho, jeje.

un lector me dijo "Viktor se lleva mucho por su lado amable, me gustaría más rudeza de su parte" Espero haberlo complacido. 

Mi explicación es "a un gato primero le haces mimos para despues poder jalarle la cola" jeje, en fin.

 

Gracias por leer y aun muchisimas gracias por comentar, nos vemos, besoss ciaaoo.


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