En el estacionamiento de la Universidad Viktor estaba esperando a su novio recargado en la cajuela del auto, viendo las nubes en su lenta marcha por la bóveda celeste. El aire venteaba fresco llenándolo de una momentánea paz; cerró los ojos para sentir la frescura de la brisa e inhaló fuerte llenando sus pulmones del aroma a césped recién cortado que traía el viento.
Olor a césped, los recuerdos de su natal Bulgaria lo volvieron a invadir. Era extraño como a últimas fechas las memorias que creía enterradas tornaron a partir de todo el circo que se estaba montando. Una opresión se formaba en su pecho y se negaba a abandonarlo haciendo que se preocupara ¿Esa era la paz antes de la tormenta? Abrió los ojos molesto, una mueca de fastidio se apodero de sus labios y su mano viajó por su cabello como tratando de desechar los malos pensamientos que le atormentaban.
Y para no perder la costumbre como ocurría últimamente cada vez que algo lo abrumaba sacó su celular para ver la imagen del protector de pantalla que guardaba como un tesoro: La imagen de su minino pelirrojo profundamente dormido en posición fetal, con sus cabellos rojo fuego enmarcando sus facciones, sus manos a la altura de sus labios y la boca levemente entreabierta le daban un toque angelical. Generalmente Ronald (como le gustaba hacerlo rabiar al llamarlo así, solo para ver su gesto molesto como la primera vez que lo vio) dormía de una manera revoltosa, pero esa vez después de una sesión particularmente fogosa de sexo pareciera que había terminando tan cansado que ni en sueños se revolvió, regalándole de esa manera esa preciosa imagen.
-¿Qué haces?- La voz del pelirrojo le llego a su costado provocándole que diera un respingo, rápidamente cerró el móvil y lo guardo en su bolsillo. Estaba seguro que la curiosidad Ron era tan grande que si permanecía con el celular fuera este trataría de averiguar que lo tenía tan ensimismado y sí por asomo descubría la imagen armaría un escándalo y no quería tentar a la suerte.
-Nada ¿Nos vamos?- respondió escuetamente.
Ron asintió viendo como Viktor daba la vuelta para sentarse frente al volante, lo imitó sentándose al lado de copiloto y salieron.
-¿A dónde te gustaría ir Ron?- pregunto sin perder de vista el camino.
-No sé, a donde sea esta bien –Ron contestó
-¿Cómo te ha ido?-
-Pues bien, ya sabes como se pone Hermione con el trabajo-Ron rodó los ojos por el recuerdo de su obsesiva amiga- A parte ma’ me hablo ayer. Según ella si no lo hace mucho me hubiera perdido la pista; con eso de que tengo tanto trabajo que ni tiempo tengo de contactarlos. – Se acomodó mejor en el asiento – Me estuvo interrogando que sí como bien, que si duermo lo suficiente, que si no le pongo lata a Harry y de cómo esta él; en fin, hablamos de lo que solo ma’ se preocuparía-
Viktor soltó una risilla, por lo visto su suegra era una matriarca a toda regla, que no suficiente con sus hijos también se preocupaba por los amigos de su novio ¿A él lo aceptaría así de fácil? Se mordió la lengua para no soltar la pregunta que luchaba por salir de su boca, a cambio, soltó otra que no tenía nada que ver con la que se moría por soltar.
-Pues así son todas las madres ¿No?-
-Pues no sé, supongo; no conozco a la mamá de Hermione, a Neville lo crió su abuela y la tía de Harry es horrible y nosotros como vivíamos algo apartados del pueblo no convivíamos mucho con niños y sus mamás – Ron se frotó la quijada meditabundo-A todo esto ¿Cómo son tus padres?-
¡Boom! Viktor estuvo a punto de darse de cabezazos por su idiotez ¿Cómo una simple preguntita había derivado en eso? Lo peor es que no sabía como evadir el tema ya que estando los dos en el auto no había posibilidades de escape.
Y como si de verdad Dios lo quisiera oportunamente su celular vibró y presto contestó la llamada dándole un poco de tiempo para buscar una salida.
Ron vio a Viktor sin perder detalle de las reacciones del mismo. Agacho un poco la mirada revolviéndose en su asiento tratando de permanecer tranquilo ante la manera alocada de conducir de su pareja a la par de no empezar a bombardearlo con preguntas. Podía parecer que no le importaba, pero a de un tiempo al presente le incomodaba una parte de esa relación (ya de por si incómoda) y era la falta de comunicación.
No es que no platicaran, eso lo hacían cada vez que salían. Sus platicas eran amenas e inclusive divertidas después que empezaran a conocerse mejor; pero había perdido la cuenta de las veces que al mencionar algo sobre la familia o vida pasada del búlgaro este solo le daba largas esquivando el tema y eso lo tenía loco ¿A qué se debía tanto hermetismo?¿Qué no confiaba en él? Para él, esto solo era una muestra de que el búlgaro solo buscaba un pasatiempo.
-Sí, sí Millicent, lo sé. Mándale un ramo de flores como disculpa de mi parte – Viktor estaba sumergido en la plática con su secretaria. –Dile que no fue nuestra intención que se viera involucrada-
Ron enarcó una ceja -¿Involucrada?- Ok, Viktor tenía que tratar a sus clientas con respeto ¿Pero mandarle flores de disculpa? ¿Cuántos asesores de imagen hacían eso? No que fuera experto en el tema ¿Pero no se acostumbraba a mandar cartas de disculpa?
-Ya lo sé, dile a la señorita Klent que personalmente iré a disculparme- dijo echándole más leña al fuego al ya de por sí enojado Ron.
Vikor cortó la comunicación después de ultimar los detalles con su asistente, así que era momento continuar con la plática que había dejado inconclusa, rápidamente le dio un vistazo a su acompañante dejándolo un poco descolocado.
-¿Sucede algo?- pregunto tentativo.
Ron estaba disgustado, cruzado de brazos y mirando a través de vidrio.
-Nada- internamente estaba contando hasta cien para no explotar.
-¿Seguro?-
Ron se enojo aún más por la insistencia –Es solo de mala educación dejar a la mitad una plática para comenzar otra, Viktor; sobre todo si quien te acompaña es tu pareja-
Viktor se sorprendió ¿Por eso estaba enojado? Era una nimiedad. -Era del trabajo- Trato de disculparse, porque pensándolo bien en parte tenía razón.
-Aja, y concertar una visita con la señorita Klent también es trabajo ¿Verdad?– Dijo irónico.
-¿Estas celoso?- le picó sin esperar el grito de Ron.
-¡Yo no estoy celoso!- Aunque el sonrojo en sus mejillas lo denegaba. Ron termino de enfurruñarse aún más y el resto del camino se sumió en un mutismo airado.
Viktor iba feliz ignorando un poco el mal humor de Ron ¡Tenía celos! ¡Ron lo estaba celando! Pues por mucho que lo negara su reacción se debía a partir de la llamada ¿O era por negarse a contestar sobre su madre? Neee, le gustaba más la primera opción.
Su celular volvió a vibrar; aprovechando que estaban en un semáforo le dio una rápida revisión al mensaje que le pedía ir a la oficina. Suspiró abatido, su tarde de convivencia con Ron se le estaba yendo de las manos.
-Tengo que ir a la oficina ¿Me acompañas?-
-Como sea-
Llegaron en poco tiempo al edificio, se dirigieron al piso en donde tenían sede el trabajo de Viktor y entraron. Las miradas de los ocupantes de las mismas se clavaron en ellos pero principalmente en Ron quien casi salía corriendo del lugar pues se sentía en otro mundo.
Las oficinas eran espaciosas, con detalles minimalistas y una excelente iluminación natural que se hubiera puesto a revisar sino fuera por lo incomodo que se sentía en ese ambiente. No iba en fachas, llevaba la camiseta azul con el águila de emblema sobre una camisa blanca (regalo de Viktor) además de sus jeans y deportivas limpios y perfectamente planchados (ayuda de Harry) pero desentonaba con el aire formal en que estaba sumido el lugar.
Siguió a Viktor a su oficina tratando de pasar lo más desapercibido posible, llegaron a la antesala que daba a la oficina del Viktor cuando se percato de la figura que estaba sentada en el sofá.
Era una mujer bastante voluptuosa vestida impecablemente, no pudo seguir detallándola pues esta prácticamente se le abalanzó a su novio, provocándole retortijones.
-Viktor querido, cuanto tiempo sin verte- le dijo en medio de su abrazo.
-Un gusto también verle, señorita Klent- Viktor se desembarazo del abrazo.
-Courtney, querido ¿Cuántas veces te lo tengo que decir?- esta hizo morritos ofendida por el trato formal que estaba recibiendo. Reparó en Ron, hizo una mueca y le señalo-¿Quién es él?-
-Es mi novio y su nombre es Ronald Weasley- Viktor lo tomó de la mano presentándolo a su clienta. Había notado el tono un tanto despectivo que usará y no le gustó.
-Oh, vaya ¿Y donde encontraste al chico? ¿En las calles de Londres?-
Las orejas de Ron se enrojecieron por la furia, por muy “señorita” que fuera no tenía derecho a verlo por encima del hombro, además que le estaba coqueteando a Viktor descaradamente.
-No es de su incumbencia mi vida personal, además que le pido respeto, por favor-
La “señorita” asintió no sin cierta aversión fulminando con la mirada a Ron que no se amedrento, al contrario, le regreso la mirada –Si no fuera mujer-
-Si me puedes esperar aquí- Viktor tomó de los hombros a Ron sentándolo en el sillón más amplio- Tengo que arreglar unos asuntos pendientes, tratare de tardarme lo menos posible- Ron asintió.
-Millicent, por favor, tráele algo de beber y que se encuentre lo más cómodo posible ¿Entendido?- ordeno a su secretaria que mudamente veía la escena y recibía las instrucciones de su jefe.
Viktor se dirigió a la mujer que jugueteaba con sus dedos esperando ser atendida.-Por aquí – le abrió la puerta esperando a que cruzara y entró después de ella.
Ron los vio desaparecer tras la puerta y espero.
Continuará…