Quiero que las horas vuelen, quiero que la madrugada llegue y con ella una nueva vida; sigo acostado en mi recamara. En la sala mi padre aún se encuentra hablando con mi madre acerca de la humillación que les hice pasar. No quiero saber mucho de ello pero soy el único culpable, en un momento, en algún segundo se me ocurrió que Yuki se enamoraría de mí ¡Que estúpido!
Aún mi teléfono suena, sé que es Tatsuha queriendo que lo acompañe a impedir la boda. En un momento pensé que la carta era señal de amor pero no creo, ahora entiendo que es lo que tanto agobió a Yuki para irse de esa manera, para dejarme en parado, para haberme humillado demasiado. Ahora mismo quisiera no haberle conocido y habernos ahorrado tanto dolor.
—Shuichi….
—Ryuichi es en serio, quiero estar solo.
— Yo no vengo a impedirlo, sólo que tú abuela quiere hablar contigo pero se siente un poco mareada por lo acontecido así que te espera en su cuarto.
No sé si era porque Ryuichi parecía estar de lado de Yuki o porque mi abuela me había reocupado pero salí de una manera poco apropiada, empujándolo contra unas flores. Mi abuela siempre me ha apoyado, desde que quise estudiar Letras, hasta el día de hoy. No imagino que me quiera decir pero, quiero que me abrace como cuando tenía cinco años y me caía. Dos toques bastaron para un ligero “pasa”
—Me dijo Ryuichi que me querías ver.
—Quería hablar contigo, hijo…Yuki… ¿lo amas?
—No. Todo fue como ello explicó. Fue un trato, sólo que no me atreví a decirles y ahora lamento haberte hecho sentir mal, y de haberlos ilusionado por una persona que toda su vida es un juego.
—Yuki no jugo este día, él fue sincero…desde que llegó.
—Abuela no lo conoces. Él se casara en una horas, y todos seremos los de antes. Quizás me quede un tiempo en casa, Ryuichi se irá con Tatsuha pero si regresa creo que lo intentaré con él nuevamente. Este mal trago prometo que no durará mucho, pronto se olvidarán que alguna vez un rubio plástico vino a casa a proponerme matrimonio.
—Entonces piolín nunca es agarrado por el gato.
—¿Qué?
—Cuéntame un cuento más original, con una excusa mejor y más creíble. Eso de que todo será mejor me suena a final de un programa de alcohólicos anónimos. Tú lo amas y él a ti. No se compliquen tanto y acepten lo que sienten el uno por el otro. Hijo, en serio no vengas con cuentos a quien sabe de historias.
—Abuela te juro que…
—Nada, dime la verdad.
En ese momento mi corazón por primera vez me sentí con ganas de llorar, sólo agache la cabeza y deje salir todo.
—¡Qué quieren que haga! Él se fue, y no puedo detenerlo. Lo amo, abuela en serio lo amo, nunca había sentido ese sentimiento por alguien en mi vida. Realmente qué más quisiera yo, irme agarrar un vuelo que me haga llegar rápido a su lado; llegar y arrastrar a la que se va quedar con él. Pero no abuela, lo has dicho, no estamos dentro de un cuento donde todo tiene que tener un bonito final. Entiendo a Yuki, sé el porqué de su actitud y abuela, no haré nada.
—No entiendo…si lo amas creo que debes luchar por él.
—¿Y qué tenemos? Nada, nada tenemos. Él aún depende de la editorial de su padre, yo depende igual de esa editorial o si no de mi padre. No tengo algo fijo, no tengo ahorros para poder ayudarle. Él se va porque su hermana menor tiene talasemia, es una enfermedad que debe tener muchos cuidados, que necesita terapia y que obviamente no tendremos para pagarla.
—Y ¿Por ello se detienen?, ¿Mi nieto se detiene ante eso?
—No es fácil abuela, suena a que somos unos cobardes… y lo somos pero créeme abuela que mientras más rápido pasen las cosas menos dolerán, en la carta me dice que me quiere pero… quizás sólo sea un poco de simpatía pero más no.
—Lo único que pasa es que ambos son cobardes. ¿Una enfermedad? No culpen a una inocente de su falta de valor, si ustedes se amaran hubieran luchado contra todo, pero como el otro no dijo algo, también te quedaste callado ¿dejaran que el amor se quede ahí? No Shuichi, ese no eres tú. Te contaré algo que quizás sólo tu padre y yo conocemos. Cuando tenía la edad de quince años me enamoré de un profesor de música, él tenía veinticinco años y casi no me miraba; yo pensaba que era porque las demás alumnas tenían mejor todo, más busto, más cuerpo, y sobre todo más edad. Yo sólo era una niña que quería tocar bien música y debía aprovechar bien esa oportunidad ya que mis padres eran humildes. Pero mi amor fue creciendo hasta que le prepuse que saliéramos a dar una vuelta, y fue cuando lo entendí estaba cometiendo una imprudencia ya que podrían correrlo pero cuando me quise retirar el me dijo “ Sí” . Después de esa cita hubieron más, hasta que cinco meses después estaba embarazada, y a él estaban a punto de expulsarle y a mí mi madre me decía que debía sacarlo de mi cuerpo. Quizás muchas cosas se oponían pero yo le amaba y yo a él así que un día nos fugamos con poco dinero y muchas esperanzas, llegamos a una cabaña y ahí hicimos nuestra pequeña casa, Akashi era un excelente trabajador.
—Akashi…como mi abuelo.
—Shuichi no seas idiota, estoy hablando justo de tu abuelo y yo, de la cabaña nació este imperio y de ese amor nació tu padre, dime si nosotros lo hicimos sin el apoyo de nadie, que no lo hagas con nuestro apoyo.
—Será el tuyo, el de mí padre no creo que sea.
—Sí hijo, también el mío y el de tu madre.
Voltee y mire a mis padres de pie en la puerta de la habitación. Yuki espérame…Yuki pronto iré.