Ese día Seguchi decidío que era bueno despertarse a las 6 de la mañana [de la madrugada diría yo] y tomar un largo baño, arreglarse con su mejor traje y zapatos de diseñador (muy sui generis) que escogió detenidamente después de haber asaltado violentamente su armario [imagínense a una chica histérica que “no tiene nada que ponerse”, yo lo he hecho] y perfumarse con la loción mas costosa que tenia. Deseaba dar la mejor impresión de si, no es que tuviera nada que ver con la reunión a mediodía con su primo se repetía mentalmente frente al espejo (Enoooorme) de su habitación individual mientras terminaba de arreglarse y peinarse.
-NO, no estoy haciendo deferencia por él- pensó- Es el mismo trato que le doy a todas las personas con las que tengo asuntos de trabajo- [ajaa, sí como no]Todas, absolutamente todas eran tratadas igual. Bajo a las 8 al comedor dejando su habitación como si un huracán paso por ahí (al fin de cuentas para eso les pagaba a los del servicio, total que se pusieran a limpiar)
Desayuno ligero ya que su estómago se había revelado ese día, no soportaba más que su café y fruta -Realmente NO estoy nervioso- se volvió a repetir mientras llevaba la fina taza a sus labios ¡Por Dios¡ …l no se ponía nervioso dando un concierto ni cerrando un negocio, menos se iba a poner nervioso frente a un adolescente que ni recordaba como era. Tenia más o menos una leve idea, recordaba que tenia el cabello verde, los ojos cafés y una linda sonrisa cuando peque- No, no, no, de seguro tiene acné, usa lentes de fondo de botella, frenos y es desaliñado- Se auto convenció por enésima vez, respiro profundo, ya más tranquilo después de la batalla perdida con su desayuno salió de su mansión sin despedirse de nadie [ya saben a quien me refiero] y arribo a su trabajo en su carísimo auto a las nueve de la mañana, entro con todo su esplendor a su oficina; nadie notaba que en su actitud algo no encajaba, para los demás era el mismo de siempre, se sentó en su escritorio e intento concentrarse en los papeles que tenía enfrente por mas de tres horas, miraba con nervios el reloj de pulsera, en ese instante entro un hombre con un conejo rosa azotando la puerta y se le lanzo encima.
-¡Toumaa chan¡ ¡ Kumagoro y yo te extrañamos, na no da¡- le decía mientras lo ahogaba en un abrazo de oso[o de conejo].
-Tranquilo Ryuichi san, yo también te extrañe- le respondió mientras trataba de respirar atrapado entre su silla y un conejo en la cara, la puerta se volvió a azotar dejando ver a una presurosa secretaria.
-Lo lamento Seguchi sama, pero el señor no me dejo anunciarle- se disculpo la pobre mujer, viendo la escena de su jefe siendo asfixiado por un peluche rosa asesino.
–No te preocupes, sal por favor- le ordeno seriamente acomodándose su corbata y el traje después de desembarazarse de su amigo que yacía en el suelo. Ella hizo una reverencia y obedeció en el acto, no la fuera a despedir.
-¡Buaaaa¡ ¡Tou chan ya no me quiere, sniff¡- sollozo Ryuichi desde el suelo.
–No es eso Ryu san, es solo que no me dejabas respirar- le tendió una mano al lloroso Ryuichi que lo miraba con lágrimas en sus ojitos que brillaron felices al ver la sonrisa de su amigo, sin más se le volvió a lanzar y rió contento cuado no fue rechazado esa vez.
-¿Y? ¿Qué te trae por aquí?- le pregunto Touma cuando se separaron, le ofreció asiento a su amigo, abrió un cajón de donde saco una caja de chocolates (carísimos) y le convido a su compañero de banda sentado frente de él. Volvió a sus papeles (de los cuales no había avanzado nada) después de que la caja había salido prácticamente volando de su mano.
-La verdad solo quería verte y saber como esta- respondió Ryuichi atiborrándose feliz de chocolates y de paso al conejo. Paro un instante botando la caja a un lado para dedicarle una mirada curiosa a su amigo; le notaba extraño, su autosuficiencia perenne parecía que se fue a las Bahamas de paseo, miraba distraídamente sus papeles (aunque a la visto de cualquier otro les daba su mayor concentración)se llevaba una mano al cabello arreglando un inexistente mechón latoso y hacia esa leve mueca con la ceja cuando le preocupaba algo y miraba fugazmente su reloj. Cosas sin importancia para los demás pero no para el que lo conocía de tanto tiempo. Usando toda su energía en pensar [hasta se oían los engranes del cerebro] concluyo en una sola idea que materializo al preguntar:
-Touma chan ¿A quién esperas?- curioso lo miro apoyando la barbilla sobre la cabeza de Kumagoro que abrazaba en su regazo, ladeando su cabeza observo como levantaba la mirada de los papeles y lo miraba, la leve sorpresa que se vislumbro en el rostro del Presidente y que desapareció tan rápido como llego, le señalo que había dado al clavo, sonrió satisfecho a la espera de la respuesta.
Esa pregunta era lo que menos se esperaba por parte de su amigo, para alguien mas estaba actuado perfectamente normal, planto su cara mas seria, le dedico una de sus sonrisas patentadas y simplemente contesto
–No se de que hablas, son solo cosas de la empresa y estoy cansado, nada más- estúpida respuesta, hasta el mismo se dio cuenta de lo idiota de ella. Era verdad que Ryuichi se comportaba como niño pero de eso a que no entendiera y no se diera cuenta que le estaba mintiendo había un mar de diferencia y estuvo a punto de patearse cuando la sonrisa en el rostro del otro se amplio mas dándole a entender que no le creía. Retomo a sus papeles y estaba a punto de decir otra cosa para salvar la situación cuando la oportuna intervención de su secretaria acabo por hundirlo en su mentira.
-Señor, le espera el joven Suguru Fujisaki que tenia una cita concertada con usted a mediodía.- le comunicó por el altavoz del intercomunicador la mujer aún asustada por lo ocurrido hace solo escasos minutos.
-Dígale que en un momento le atiendo, solo deje terminar de hablar con la persona que estoy atendiendo, yo le aviso cuando lo deja pasar-termino derrotado. Miró de reojo a su amigo que le dedicaba una mirada de triunfo y espero lo inevitable.
-¡Ves, ves¡ tenia razón Tou-chan¡ ¡¿Quién es?¡ ¡¿Lo conozco?¡ ¡Moouuu, no, es seguro que no lo conozco¡ ¡Tu no eres así con tus clientes que conozco¡ ¡Kumagoro y yo lo queremos conocer¡ ¡¿Nos lo presentas?¡Ándale sí, di que sí, porfiplis , ándale sííííí¡ ¡Debe ser alguien importante para que estés así de nervioso¡-decía como desquiciado Ryuichi dando botes por todos lados.
-¡No, mejor no¡ ¡De seguro quieres hablar con él a solas¡- paró de repente miro a Kumagoro a los ojos y le dijo en tono confidencial pero audible para Touma.
-Mmmm, será mejor que nos vayamos, otro día vendremos a visitar a Touma chan, na no da.- se acerco a Touma que lo había seguido con la mirada desde su asiento.
- Nos vamos, vendremos a visitarte luego, necesitamos que nos cuentes toooooodo lo que pase y si tienes una foto del joven y de esos chocolates seria mejor. Byee, nos vemos después.- lo abrazó y salió de la oficina tal como llego dejando a un boquiabierto rubio atrás.
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