Capitulo 2: Dudas. La despedida, mis sentimientos hacia ti.
Estaba recostado en su cama ese día no tenia ganas de hacer absolutamente nada, tenia los ojos cerrados y solo se limitaba a escuchar los leves golpes que el viento le daba al gran ventanal de su habitación.
<< Es tan extraño, ¿Por qué no ha venido a la escuela? Se supone que no se enferma tan seguido y cuando se enferma al menos me llama o llama a cualquiera de los otros para avisar pero esta vez ni un mensaje he recibido departe de él… me preocupa… >> Inmediatamente de que pensó eso se levanto de golpe con un “¿Qué estoy pensando?” Tatuado en la cara, cerro los ojos fuertemente y sacudió bruscamente su cabeza para alejar todos esos pensamientos que al final nunca se fueron, miro hacia la ventana suspirando y volvió a cerrar sus iris azules. << ¿Qué es esto que siento cuando estoy con Jiroh? ¿Por qué me pone tan enojado el que este con otras personas? ¿Sera que…? Imposible…>> sonrió irónicamente << Atobe Keigo no está enamorado… Ahh… en verdad ya ni se que me pasa, ósea (N/A: xDD así habla mi odiosa prima) desde que Oshitari me dijo eso me di cuenta de que tenia razón… ese niño esta tomando mucha influencia en mí>>
FLASH BACK
-Ne Atobe… ¿puedo decirte algo?-
-¿Qué quieres?- le pregunto cortante y fríamente, ese día no estaba de buen humor porque según él, en esos momentos una personita de nombre Gakuto Mukahi estaba muy cerca de aquel castaño que en las últimas dos noches le había quitado el sueño y no precisamente por sueños donde todo eran flores, jardines, castillos… nooo nada que ver con lo que había soñado no hace muchas horas, de tan solo acordarse su cuerpo se volvía a encender al instante. Esos sueños no eran buenos para su salud mental.
-Te noto algo diferente y créeme que no soy el único- hablo seriamente el peli-azul mientras miraba a la misma dirección que el líder.
-¿De qué hablas?- pregunto sin apartar la mirada del bello durmiente quien ahora se disponía a jugar un partido amistoso contra Gakuto.
-Seré directo… creo que en estos últimos días has sido muy “dócil” por decirlo así, con el pequeño Jiroh y creemos que algo se traen entre manos…- inmediatamente el de cabello azul puso una cara así: ¬u¬ (N/A: la verdad no sé como describirla xDD)- mira que andar detrás de los huesitos del dormilón… bien escondidito te lo tenias pillín- el de gafas comenzó a picarle la mejilla al egocéntrico chico repitiendo una y otra vez “Pillín” sin saber que la bomba “Demonio Atobe 2000” estaba a punto de explotar. Y así la cuenta regresiva comenzaba <<5…>>
-También te has portado más calmado…- seguía picándole la mejilla a Atobe <<4>>
-Ya no das tanto miedo, bueno al menos eso dijeron los novatos…- <<3>>
-Pero ¿no crees que Sakaki-sensei se enoje por tu actitud?- <<2>>
-Cuando lo descubra… uhh que jaleo se armara jajaja- <<1…>>
-De seguro te hecha del equipo… ¿Atobe?- <>
-Oshitari…- una rara aura comenzó a rodear al ricachón – ¡¡¡ESTAS MUERTO!!! ¿¡COMO SE TE OCURRE DECIR TANTA ESTUPIDEZ!? MIRA, DESAPARECE DE MI VISTA ANTES DE QUE TE ROMPA LA CARA- Y ni tardo ni perezoso el de gafas salió como alma que lleva el diablo del lugar. Todo el mundo volteo hacía el capitán que después de haber contado mentalmente hasta diez se tranquilizo un poco, volteo encontrándose con todas aquellas miradas sobre él.
-¿¡Y ustedes que miran!? ¡Sigan entrenando!- Y sin decir una palabra más se retiro hacia los vestidores. Y gracias a Oshitari, durante todo el día Atobe se la paso como “Mírame y no me toques” hasta que un suceso le hizo quitarse semejante actitud.
-Atobe ¿Qué tienes?- un lindo e inocente castaño se colocó justo al frente de Atobe el cual se encontraba ya terminando de guardar sus cosas para irse a casa.
-Nada Jiroh… nada- dijo sin siquiera mirarle.
-Estas mintiendo, no seas así…-
-No insistas… debo irme…-
-¡Ash! ¿Por qué eres tan orgulloso? ¿Por qué no puedes por primera vez en tu vida ser una persona común y corriente? ¡Tu arrogancia te está convirtiendo en algo que no me gusta y no quiero!- Inmediatamente el menor se tapo la boca con las manos y se quedo mirando a su capitán que seguía con la cabeza baja sin mirarle. –Perdón... yo… yo no quise-
No pudo terminar la frase, el de cabellos grisáceos le tomo del brazo y lo jalo con fuerza para estrellarlo contra los casilleros y golpeo fuertemente el metal que se encontraba al lado de la cabeza castaña asustando al menor que ante la acción abrió los ojos de par en par.
-A-atobe… lo… lo siento…-
-¡Calla!- El menor cerró los ojos por reflejo y no los abrió hasta que sintió el cálido respirar del mayor en su oído, mientras este se perdía en sus pensamientos, aspirando el dulce aroma a fresas que emanaba del cuerpo frente a él, aquella fragancia lo embriagaba de arriba abajo.
-A-Atobe… ¿Qué te… sucede?
-¡Tu cállate y escucha!- El silencio reino en el lugar, el castaño solo se quedo estático atento a los movimientos del otro, agudizo sus sentidos y podría jurar que escuchaba el rápido palpitar del corazón del mayor.
-¿Qué me has hecho? ¿Cómo hiciste que mi atención se viera enfocada solamente en ti?
-¿Eh?...- Aquellas palabras le dejaron pasmado ¿Qué intentaba decirle?
-Ni siquiera se que es lo que siento… confiesa… ¿Qué me hiciste?- El mayor se separo un poco del castaño para poder verlo directamente a los ojos.
-¿De que estas hablando?- le cuestiono el menor sin despegar su mirada de la del otro.
<< ¡Que demo…! ¡¿Qué estoy haciendo?! El mayor se dio cuenta de sus acciones, dio dos pasos hacia atrás dejando a un Jiroh completamente estático, sin embargo en ningún momento dejaron de verse a los ojos.
Por alguna extraña razón ambos sabían que de aquel brillo especial en sus ojos emanaba un extraña pero cálido sentimiento, no sabían que era exactamente, lo único que sabían era que les gustaba esa sensación, era como si siempre hubieran necesitado de ella.
-Olvídalo… debo irme- le susurro para después rápidamente tomar sus cosas y salir prácticamente corriendo de los vestidores.
-¡Espera! ¡Keigo!- El menor había reaccionado ya muy tarde, Atobe ya no estaba -¿Qué fue eso…?-
FIN FLASH BACK
*****
Extraño… Muy extraño esa era la única palabra que rondaba por la mente del líder del Hyoutei, dos días sin aparecer, en verdad que ahora si le empezaba a preocupar y no solamente a él también a los demás miembros del equipo, ese día el entrenamiento termino más temprano de lo normal ya que únicamente se dedicaron a jugar partidos de dobles y a perfeccionar una que otra formación.
Una vez ya duchados y listos para clases los chicos salieron de los vestidores para dirigirse a sus respectivos salones sin embargo en el camino debían pasar por la dirección del plantel y justo en el momento en que pasaban frente a la puerta de la gran oficina, de esta salió un Jiroh completamente serio, cabizbajo y con un toque de tristeza en su mirar y detrás de este su madre con un folder en la mano, el castaño miro a sus compañeros que se habían quedado ahí, quietos sin hacer nada.
-Chicos…- su voz se oía algo apagada, sin embargo les mostro a los demás una sonrisa sincera.
-Jiroh…- el capitán hablo y se acerco al castaño - ¿Qué te ha sucedido? ¿Por qué no has venido a la escuela desde hace dos días? ¿Y tú uniforme?- comenzó con aquella lluvia de preguntas y es que el de castaños cabellos llevaba puesta ropa informal.
-¿Podemos hablar en la hora del almuerzo? Es algo muy importante- el chico hablo sin titubear y hasta en cierto modo fríamente, el peligris asintió con la cabeza y junto a los demás se alejaron para dirigirse a sus clases, Jiroh, simplemente se voltio hacia su madre y se retiraron por el lado contario del pasillo.
*****
¿Qué será lo que el bello durmiente quería decirle al gran capitán del Hyoutei? En cierto modo aquello le preocupaba, no solo porque le haya dicho que era muy importante si no por el modo en que se lo había dicho, nunca le había hablado tan seriamente; un escalofrió recorrió su espalda ¿Qué tal si era algo verdaderamente malo? En esos momentos la curiosidad era más fuerte que nada, tenía ganas de salir corriendo de esa aburrida clase y hablar inmediatamente con aquel castaño que aunque no lo quisiera admitir comenzaba a atraerle de alguna manera. No tuvo más remedio que esperar hasta que el timbre de la escuela anunciara la hora del almuerzo.
Salió rápidamente del salón olvidándose por completo de los demás, esquivo como pudo a cada uno de los estorbos que se interponían en su camino y bajo hasta la primera planta; pero ahora que lo recordaba Jiroh no le había dicho donde se encontrarían, sin embargo por alguna razón sentía que el de ojos avellana se encontraba en los vestidores, así que sin contratiempos se dirigió a ese lugar. Cuando estuvo a unos cuantos metros de su objetivo disminuyo su velocidad para retomar un caminar elegante y sin prisas al mismo tiempo de que controlaba su respiración. Tomo el pomo de la puerta y lo giro para abrir lentamente esta; por primera vez en su vida encontró a Jiroh despierto sentado en la banca que se encontraba bajo la ventana con la mirada perdida en la nada, entro y cerró la puerta tras de sí.
-Jiroh- le llamo y el castaño se volteo para mirarlo a los ojos - ¿De qué querías hablar?- el mayor se dirigió hacía la banca y tomo asiento a un lado del chico.
-Atobe… lo que sucede es que… bueno es…- se estaba poniendo muy nervioso y eso se notaba a leguas – la verdad es que, dejare el equipo y la escuela.
-…-
-…-
-¿Q-Que?- el mayor se veía demasiado desconcertado -¿¡Por qué!?- por su tono de voz, cualquiera pensaría que se había alterado.
-Bueno, es una historia muy larga…
-No me interesa, para eso estoy aquí, para escuchar todo lo que tengas que decir… no me puedes hacer esto ¿De dónde piensas que sacare a un jugador como tú? Dime que es lo que te llevo a tomar semejante decisión.
-Me voy a casar- estas palabras le cayeron como un balde de agua fría al egocéntrico chico ¿Casarse? Eso era imposible ¿Por qué? ¿Con quién? ¿Cuándo?
-C-Casarte… ¿por…que?
-Por el bien de mi familia…- el chico poso su mano sobre la del de azulados ojos y observo estos fijamente.
-Explícate…- Atobe se notaba demasiado confundido quería que Jiroh le contara de Fa a Fu lo sucedido
-Es así de simple…- comenzó el menor- la empresa de mi padre está a punto de irse a la ruina y si no contraigo matrimonio con el hijo de el socio de mi padre, toda mi familia podría quedar en la calle.
-¿Solo es por eso? Me lo hubieras dicho y yo hubiera ayudado a tu padre a como dé lugar ¿Por qué no me dijiste antes?- el mayor le tomo de los hombros bruscamente, sin embargo al acercar al menor mas a él logro visualizar aquel golpe que tenía en su labio inferior -¿Qué te sucedió?- el menor se dio cuenta de lo que estaba hablando al instante.
-Eso es lo de menos… ¿Cómo querías que te lo dijera si hace dos días me entere que en solo unos cuantos meses más me casó? El trato ya estaba hecho, ya no hay vuelta atrás…
-Dios…
-Atobe… en verdad yo vine a decirte algo más importante, algo que he ocultado desde el día en que te conocí…- el menor tomo el rostro del mayor que había desviado la mirada de aquellos ojos color avellana – Yo nunca me atreví a decírtelo por miedo… miedo a tu rechazo… miedo a que me dijeras cosas hirientes… y ahora que he tomado una decisión muy difícil para mí…- no pudo seguir un gran nudo se formo en su garganta evitando que su voz saliera, sus ojos se inundaron de lagrimas y que pronto comenzaron a rodar por aquellas mejillas.
Atobe estático, trataba de procesar aquellas palabras, en ese preciso momento lo único que deseaba era cancelar aquel estúpido trato, quería ir a ver a aquel chico que seguramente había atado a Jiroh a la fuerza, quería moler su rostro a golpes, aunque eso implicaba que debía manchar sus bellos nudillos, pero… ¿Qué importaban sus nudillos? Lo único que en verdad importaba era su Jiroh… << ¿Eh?... ¿Qué? >> De pronto oyó que algo dentro de su cabeza le gritaban “¡Basta! ¡Ya es hora de que admitas que ese hermoso castaño te gusta y mucho!¡No puedes permitir que te lo arrebaten!” En ese momento le dio toda la razón a aquella vocecita.
-Te amo Keigo…- esta simple frase lo saco de golpe de sus pensamientos, y es que se había perdido en aquellas avellanas pensando en una y mil formas de arreglar semejante problema en el cual de seguro el mas perjudicado es Jiroh. –Te amo… y no sabes… cuanto…- el llanto del más pequeño se hizo más fuerte, aquellos cristalinos ojos que siempre tenían un brillo de felicidad le partieron el corazón y sin poder soportarlo más, tomo el rostro del castaño entre sus manos y junto sus labios en un tierno y suave beso de amor.
- Y yo… a ti…- una vez mas juntaron sus labios – te prometo que… hare algo al respecto… luchare para tenerte a mi lado…- Se abrazaron, el mas pequeño simplemente se disponía a desahogar toda su pena sobre el pecho de Atobe mientras que este acariciaba tiernamente los castaños cabellos. Pero el celular de Jiroh (ahora maldecido por Atobe) sonó interrumpiendo el agradable momento, Jiroh lo tomo entre sus manos y miro quien le llamaba en esos momentos. Era su madre. Se limpio rápidamente las lágrimas y contesto, no quería preocupar a su madre.
-¿H-Hola?
-Jiroh, amor, es hora de irnos debes arreglarte para “esa” persona- le dijo su madre en un tono amable desde el otro lado del teléfono.
-Si, ahora salgo, ¿estas en la entrada cierto?...Ok- colgó y miro una vez mas a Atobe – Es una promesa, ¿verdad?...
-Así es… una promesa- y así sellaron aquella promesa con un beso más apasionado que los anteriores y el pequeño castaño, tuvo que abandonar aquel lugar en donde tantas veces había dormido sin ser molestado y lo más doloroso, dejar solo a la persona que siempre admiro y amo con toda su alma. A su egocéntrico capitán.