Tres meses después…
En el colegio de noche, la oscuridad caía como plomo y solo era cortada por las antorchas que iluminaban escasamente los pasillos de la escuela; sin embargo esta no era la razón por la que Ronald Weasley se sentía inquieto.
Era demasiado tarde para que alumnos regulares anduvieran vagando por allí, no así para el pelirrojo prefecto que caminaba apresurado, deteniéndose de vez en vez para echar vistazos alrededor suyo y tras las esquinas. Su corazón latía con fuerza, su ritmo cardíaco al límite, no se sentiría tranquilo sino hasta llegar a su sala común y por ende a territorio seguro.
Divisó las escaleras que daban a su casa, ya casi, solo un poco más.
-¡Te encontré!- Dio un brinco asustado mientras era apresado entre unos fuertes brazos y pecho.
-Tsk, cachorro de león malo ¿Tratabas de huir de mi?- Esa era la voz de Blaise Zabini, Slytherin hasta la medula y ahora novio del infructuoso fugitivo.
-Suéltame Blaise, quiero descansar- rogó Ron, aunque de antemano sabía que era caso perdido.
-No. Y ahora tendré que castigarte por querer huir de mí –Blaise empezó a arrastrar al pelirrojo lentamente caminando de espaldas, como es que no se caía era un misterio.
Ron se irguió cuan alto era, puso en su rostro una expresión de seriedad poco común en él y justo cuando iba a plantarle cara a la desconsiderada serpiente que se decía su pareja…chilló agudamente al ser tocado en cierta parte de su anatomía, mandando al demonio todo su despliegue seguridad.
-¡Blaise! ¡He dicho que no quiero!- poco le importó sonar como nena (según él). Se dio la vuelta para quedar frente a frente a su novio, a la par de buscar una vía de escape -¿Por qué nunca recuerdo pedirle prestada la capa de invisibilidad a Harry?- pensó.
-¡Oh, vamos!-Blaise acorralo a Ron entre una pared y su cuerpo –Ron junior no dice lo mismo- estás palabras las acompaño con un leve apretón en la entrepierna del Gryffindor.
-He dicho que no ¡Parecemos conejos! En todo el tiempo que hemos salido hemos…ejem…tu sabes…-
-Tenido sexo desenfrenado-Dijo el moreno mientras mordisqueaba la oreja del pelirrojo; sintió como este se tensaba ante la declaración y sonrió. A pesar del tiempo que había transcurrido, Ron aun le daba pena admitir que se “expresaban su amor” mucho, demasiado mejor dicho.
-Por favor Blaise, necesito dormir como Merlín manda ¡Me he quedado dormido en la clase de McGonagall! Y las pociones energetizantes que me da Mione no funcionan – Suplicó Ron desesperado, ya había intentado hablar con Blaise, amenazarlos e inclusive golpearlo, pero nada convencía a la serpiente tozuda de dejarlo dormir –Maldita serpiente, solo piensa en él -
Ante esas palabras Blaise dejó de atosigar la oreja de Ron para verlo al rostro, sonrió lascivo ¡ Ron era tan irresistible con ese sonrojo en sus mejillas! Le daban ganas de, ejem, mejor no entraba en detalles, era mejor hacerlo que pensarlo. Estaba a punto de empezar con la faena cuando se percato de los semicírculos que adornaban por debajo los hermosos ojos azules del león, muestra inequívoca que no estaba descansando bien.
Bajó las manos, cerró los ojos y suspiró derrotado; por el bien de Ron tendría que dejarlo ir, no quería que en medio de la sesión éste se desmayara; aunque…abrió los ojos de golpe, ¿Por qué no se había acordado? Era su última carta, se aseguraría de jugarla bien.
-Está bien- Vio la cara sorprendida de Ron –Tsk, ¿Acaso cree que no puedo ser amable? – Pensó- Es una lástima que no puedas acompañarme, yo tenía la solución perfecta a tu cansancio Ronie- y allí estaba, la cara de curiosidad de Ron.
Una parte del subconsciente del pelirrojo le urgía por levantarse las faldas de la túnica y salir pitando de allí, no fuera ser que a su novio se le ocurriera retractarse y remolcarlo otra noche de agitada actividad; pero su parte Gryffindor le decía que tenía que descubrir la tan maravillosa solución a su problema, no pudiendo evitar que la pregunta se formulara en su cabeza y saliera al viento-¿Qué es?-
-Es una vieja táctica, mi madre la usa cuando está agotada-dijo Blaise despreocupadamente- pero creo que tendré que enseñártela otro día, ya que tienes tanto sueño- y se dio la vuelta –Nos vemos mañana- se despidió –Cuatro, tres, dos, uno-
-¡Espera!- Ron lo tomó de la manga para impedirle que siguiera caminando -¿Cómo es?-
-Bueno, no puedo enseñártela aquí, tendríamos que ir a mi habitación- Jeje, Ron había mordido el anzuelo, extendió su mano en mudo pedido.
El Gry agarró la mano y empezó a caminar junto a su pareja -¿Al menos me podrías decir que es?-
-Claro, es magia Tántrica*- contestó Blaise como si nada.
Ron frunció el ceño, recordaba vagamente la palabra, pero no podía precisar dónde -¿Y cómo funciona?-
-Ya lo verás- Blaise apretó con fuerza la mano de Ron para evitar así una posible huida.
Esa noche Ronald Weasley aprendió que debía poner más atención en clases, no fuera ser que su ignorancia lo llevara a su perdición. No es que se quejará, pero su trasero ya le reclamaba a gritos tanto ejercicio.
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En una habitación perdida en el castillo se encontraban un castaño y un pelinegro juntos.
-Theo…Theoo- decía el castaño que se encontraba encima del mencionado chico, subiendo y bajando a un ritmo frenético, su desnudez solo interrumpida por una camisa (más grande que su talla) abierta.
Theodore no contestó, su reacción ante la imagen de su pareja fue atraer su boca para fundirse en un apasionado beso, a la vez que su brazo libre rodeaba la cintura del Gryffindor para unirse más profundamente, provocando así la culminación de ambos. Terminaron exhaustos, acurrucándose muy juntos, esperando se normalizaran sus respiraciones y la calma llegara a sus cuerpos.
Neville se encontraba aun encima de Theodore, le encantaba sentirse entre los brazos de su serpiente y que le hiciera mimos, más que nada porque solo él conocía esa faceta del Slytherin.
Theodore acariciaba el cabello de Neville, obnubilado por las reminiscencias del orgasmo y la fragancia que invadía la habitación, el olor que se desprendía del cuerpo de Neville y el aroma a sexo. Cuando su mente se había despejado lo suficiente recordó el contenido que traía en el bolso de su túnica.
-Neville…-
-Uuhmm- ronroneó éste, demasiado a gusto en la pose en la que estaba.
-Tengo un regalo para ti- Esto hizo que el Gryffindor se incorporará.
-¿Sí?- pregunto con inocente curiosidad.
-Sí- afirmó Theo- Esta en el bolsillo de mi túnica, sácalo-Tomó de las caderas a Neville, no fuera a ser que se cayera al maniobrar por alcanzar la ropa, además de acariciar con sus pulgares la suave piel de la cadera.
Neville miro curioso el envoltorio que había encontrado -¿Qué es?-
-Ábrelo y lo descubrirás-
EL castaño desenvolvió el paquete que parecía no tener fin, capa tras capa de papeles fueron retiradas para al final encontrar -¿Una llave?- dijo ladeando su cabeza sin acabar de comprender el obsequio.
-Ehh, tu sabes, ya tenemos tiempo de ser pareja y ahora que terminemos el colegio…- El Slytherin se sonrojó ¿Por qué le era tan difícil decirle eso a Neville?- Eeh… pensé que tal vez te gustaría vivir conmigo, claro si tu quieres- termino su disertación, que estaba bien lejos de ser como la había previsto. Se sorprendió cuando fue asaltado con un beso de un feliz castaño.
-Sí, sí, sí, sí quiero- Neville levantó la llave como si esta fuera el Santo Grial a la vez que daba tumbos sobre la cadera de Theodore feliz de la vida sin saber que estaba provocando una gran reacción en su novio.
-Aaauhh-
El gemido del pelinegro lo asusto –Lo siento Theo, ¿Estás bien? ¿Te lastimé? Estaba tan feliz que no me di cuenta que te lastimaba, perdóname- en su candidez coló sus manos a la parte agraviada haciendo que esta se levantara erguida.
-Estoy bien ¿Qué te parece si lo celebramos?- Theodore le dio vuelta a su novio para que este terminara recostado en la cama, provocando que se sonrojara asintiendo quedamente a la proposición.
El resto de la noche se la pasaron celebrando su futura independencia.
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Era temprano, demasiado temprano pensó Draco recargado en el marco de la puerta del Gran Comedor, tenía sueño pero eso no importaba porque tenía que arreglar cierto asunto con su hermosa hada de ojos verdes.
Sonrió socarrón por el sobrenombre, que le había ganado más de una mirada enfurecida de por parte de su novio; aunque este no era el motivo de que se encontrara allí a las horas de la madrugada esperando a su amado.
Y es que habían tenido una discusión por una niñería, según el Slytherin. Y es que un alma caritativa le había hecho llegar a Harry fotos de cuando Draco amenazaba a un pretendiente del león para que no se le acercará. Cuando el pelinegro lo confronto y le pidió explicaciones de tal comportamiento, Draco muy quitado de la pena lo admitió sin reparos provocando la furia incomprensible (para él) de Harry.
Se hubiera jalado del los pelos desesperado tratando de comprender las razones de la furia de Harry, sino fuera que esto era demasiado vulgar. Y es que no entendía el porqué de semejante reacción, simplemente termino echándole la culpa a la mentalidad Gryffindor de Harry.
Ni un alma pasaba, vamos que ni una planta rodadora pasaba por el solitario pasillo provocando que bufara molesto, quedando el suspiro a mitad del camino cuando vio a Harry que venía caminando lentamente junto a uno de sus compañeros de casa (si mal no recordaba era Thomas) platicando alegremente. Se quedo embobado por la frágil y delicada figura del Gryffindor, la cual en su interior guardaba un gran poder, justo como las hadas, de allí el por qué del apelativo.
No tuvo tiempo de seguir perdido en sus pensamientos, pues cuando Harry había reparado en él había salido corriendo para no encontrárselo. ¡Pero que ni creyera que con eso se daría por vencido! Así que se aboco a perseguirlo dejando atrás a un estupefacto Gryffindor detrás, que solo rió por tal despliegue de infantilismo por parte de la pareja.
¡Aaaaah! Como odiaba que Harry tomará ventaja de sus conocimientos del castillo (fruto de sus múltiples escapadas nocturnas) Estaba en un solitario pasillo y ni rastros de él,
-Quiero encontrar a Harry- pensó triste. Quería arreglar el mal entendido, quería que lo perdonará, quería…quería que Harry estuviera con él.
Y de la nada apareció una puerta frente a él como si alguien hubiera escuchado sus plegarias. Dudoso tomo la perilla para encontrarse con un laberinto ¿Qué hacia un laberinto dentro de Hogwarts? Pensó al principio, aunque después se aventuró dentro de él sin dudarlo; si algo distinguía a los de su casa era que obtenían lo que querían sin importar el método o las dificultades.
En el pasaje viró a la izquierda, a la derecha y luego en círculos; se estaba mareando de tanto dar vueltas pero no se rendiría. Cuando estaba delante de una pared cavilando si debía ir a un lado o al otro escucho un pequeño sollozó.
Aguzó su oído y se dejo guiar por el débil lamento para por fin encontrar a Harry sentado en el piso, con sus rodillas recogidas en su pecho y con la actitud más desolada que recordaba haberle visto. Se acerco cauteloso no fuera a ser que al león le diera por volver a salir corriendo, se acuclilló frente a él y preguntó-¿Qué tienes Harry?-
Harry levanto la vista sorprendido-¿Qué haces aquí?-
-Qué ha de ser, siguiéndote-
-¿Cómo me encontraste?-
-No me la has puesto fácil, mira que meterte a un laberinto ¿Te perdiste?-
-Eso no fue lo que te pregunte-
-Pues fue extraño, cuando llegué al pasillo no había nada- dijo con un dedo sobre su barbilla, algo dentro de si le decía que conocía ese lugar - Pero pensé en ti y la puerta apareció, cuando entre estaba esta cosa dentro y pues, conociéndote pensé que habías entrado a esta cosa sin pensar y era mi deber encontrarte- Draco dijo orgulloso.
-Idiota- musito Harry
-¡¿Por qué me llamas idiota?!- Por mucho que lo quisiera y le tolerara muchas cosas al león, la que nunca soportaba era que lo insultara (medio en broma, medio enserio). Le hacía recordar sus viejos tiempos. No esperó que Harry se le echara encima sollozando.
-¿Por qué tienes que actuar así, primero como un idiota y luego como un príncipe de cuento de hadas?-
-¿Eh?- estaba realmente perdido, no que le molestara ser comparado con un príncipe pero no entendía nada de nada.
-¿Es que no confías en mi? ¿Crees que te dejaría?- dijo Harry ahogado en llanto, ocultando su rostro en los pliegues del pecho la túnica de Draco; refiriéndose a el origen de su discusión pasada.
-Disculpa, pero no entiendo- Draco separó a Harry de su cuerpo para cuestionarlo.
-¿Por eso amenazas a todo el que se me acerca? ¿Por qué no confías enmí?-
Y la luz iluminó a Draco, tendría que tragarse su orgullo y confesar.
-No es por eso-
-¿Entonces?-
Draco desvió la mirada –Es porque temo que encuentras a alguien mejor que yo-
-¿Uh?-
Un furioso sonrojó se apodero de Draco -¡No quiero que nadie se te acerque para que no te des cuenta que soy un asco!-abrazó a Harry casi asfixiándolo – Que te mereces a alguien mejor que yo y me abandones- casi se le salió una lágrima, pero la contuvo – Si fuera una mejor persona, te dejaría ir, pero no puedo ¡No quiero que me dejes!-
-Lo dicho, eres un idiota-
Los nervios de Draco se crisparon ¡El que abría su corazón y lo llamaban idiota! Aparto a Harry y verlo a la cara, pero todo reproche murió al ver en los ojos verdes amor y total entrega, provocando que ahora si llorara de felicidad.
-Para mi eres y serás lo mejor- confesó Harry mientras lo empujaba al suelo quedando ambos recostados. Empezaron a besarse desesperadamente, cuando los ánimos de estaban caldeando el rugido de sus estómagos los trajo de vuelta a la realidad.
-Creo que esto lo dejamos para después- propuso Harry.
Draco de mala gana asintió, él quería continuar pero era mejor complacer a Harry.
-Bueno, hay que buscar la salida. Solo espero que salgamos de esto antes de que se acabe el desayuno- dijo Draco, sorprendiéndose cuando las paredes del laberinto desaparecieron, dejándolo mudo.
-Listo- Harry haló al rubio a la salida.
-¿Pero cómo?-
-Eso es un secreto-
Draco hizo un puchero disconforme, lo que provoco la risa de Harry, quien le dio un beso mariposa a su novio –Luego te lo diré, pero ahora tengo hambre-
Iban tomados de la mano cuando fueron interceptados por un nervioso Neville.
-Harry, Hermione quiere hablar con nosotros, vámos- dijo el castaño.
-¿De qué se trata?- Al pelinegro se le hizo extraña tanta urgencia.
-No sé- admitió Neville.
Llegaron a la mesa de Gryffindor, donde en la orilla se encontraban Nott, Zabini y Ron, este ultimo tratando de desembarazarse del moreno.
-Hola- saludó. Luego que se convirtieran en pareja de serpientes era común verlos comer en la mesa del contrario, no sin el asombro del colegio entero, el cual ya se había acostumbrado a verlos departir sin hechizos de por medio.
Nott cabeceó en saludo, igual que Zabini, Ron ni contesto por estar entretenido peleándose con las manos traviesas de su novio.
-¿Para qué creen que nos quiera Hermione?- preguntó Harry al aire mientras se servía tostadas de desayunar.
-No creo que la Granger tenga otra sorpresa como la que dio la otra vez- Contestó Draco mientras colocaba más comida en el plato del chico de ojos verdes, debía comer mejor.
La sorpresa que se refería Draco era cuando Pansy, su amiga, apareció tomada de la mano de la leona; ambas muy quitadas de la pena gritando a los cuatro vientos que eran pareja desde hace mucho tiempo, ante la incredulidad de sus amigos y compañeros.
-A lo mejor nos quiere decir que se van a casar- dijo Neville inocente.
-Naaa, no lo creo, además que si es eso tendría que ser después de nuestra ceremonia- dijo Zabini.
-¿Eh?- reacción multiplicada por cinco.
-¿A qué ceremonia te refieres?- pregunto Ron empezando a cabrearse.
-Pues a la nuestra- dijo quitado de la pena.
-¿Y cuando acepte casarme contigo?- la vena en la sien de Ron amenazaba con romperse en cualquier momento.
-Fue anoche cuando mi &%$# estaba junto a tu /&$=@ y gritabas con esa voz tan erótica mientras…-
-¡Suficiente maldito pervertido!- Ron le estampó una manzana en la boca a Blaise, muerto de la vergüenza.
-¡Buenos días!- La voz de Hermione atrajo la atención de los presentes que estaban muy entretenidos viendo como Ron zangoloteaba a Blaise mientras le gritaba.
-Buenos días- contestaron todos.
-Hermione ¿Qué traes en esa caja?- pregunto Neville, tratando de alejar sus malos presentimientos.
-Pues veras mi querido león de peluche- esa era Parkinon quien se ganó una mirada envenenada de Theodore y que venía atrás de su novia- Esto es…-guardo silencio creando expectación mientras revolvía el interior de la caja – Tadaaaaa ¿A que es mono?-
Una corriente fría pasó entre los cuerpos congelados de los chicos.
-Mione…eso…eso…- dijo Harry con un tic en su ojo, mientras apuntaba la ropa que resultaba ser un traje de azafata.
-Un disfraz de aeromoza- Dijo Hermione ante lo obvio.
-¿Y qué se supone que harás con eso?- Pregunto Ron después de que cerrara la boca en un fuerte tecleo.
-Pues estaba pensando, ya que el café fue un éxito (dentro de lo que cabía) podríamos hacer otra edición-
-¡Ni loco vuelvo a hacerlo!- Gruño Ron recordando su vergüenza, siendo el único que se quejara, pues sus amigos estaban en un shock demasiado profundo para siquiera hablar.
-Creo que no puedes oponerte Ron-
-¿A sí?- Ron encaro a Hermione, no dispuesto a dar su brazo a torcer.
-De alguna manera deben compensar haber extraviado los trajes pasados-
Ron se puso blanco como la cera, aun recordaba la furia de Hermione cuando misteriosamente el traje de los tres habían desaparecido. No podía aun mirarla a la cara sin recordar que su vestido había acabado hecho jirones y manchado de ¡Oh Merlín!
-¿No hay otra manera de solucionarlo?- pregunto tentativo, aunque dando la pelea perdida, ya que cuando una idea surgía en la cabeza de la castaña difícilmente la abandonaba.
-Eso está fuera de discusión. De hecho, solo les estoy avisando-
Harry salió de su estupefacción para mirar esperanzado a su novio pidiéndole apoyo, aunque este estaba perdido en un lejano lugar de sus pensamientos.
Draco tenía sus brazos cruzados, una de sus manos en su barbilla. Su imaginación trabajando a mil por hora imaginando a Harry vestido con el conjunto de dos piezas color verde oscuro, con una charola en su mano y sonriéndole mientras le ofrecía café.
-Ejem ¿Granger?-carraspeó. Los ojos de Harry se iluminaron de esperanza.
-¿Sí Malfoy?-
-¿Necesitas que te ayude a comprar la ropa? – pregunto mientras sus amigos asentían en aprobación por la idea, ellos también dispuestos a cooperar.
Hemione sonrió esplendorosa ¡Tendría financiamiento externo! –Pues he estado pensando en comprar diferentes disfraces y…-
-¡Nooooooooooo!- fue el grito horrorizado de los tres pobres leones ante la complacencia de sus novios, que apoyaban semejante idea.
Pansy sonrío divertida y no dijo nada ¿Tal vez debería hacer membrecías para el Café Cosplay de su novia?
FIN.