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Ni mías, ni tuyos, sino nuestros por Paz

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Notas del capitulo:

Aquí esta el primer capítulo... el que el lunes pasado subi antes que la introducción... hubo algunas chicas que lo leyeron entonces....

Ni mías, ni tuyos, sino nuestros

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo I: Reencuentro

 

-Rumiko.... -avisó a su hija mayor, quien a sus trece años era muy responsable- Me voy -acabó de recoger la documentación que iba a presentar con su nuevo proyecto, ante un nuevo grupo que se decía que de aceptar les sacaría del bache en que habían caído debido a la recesión económica sufrida a nivel nacional.

La niña que sabía lo mucho que había trabajado su padre le hizo un gesto de victoria.

-Gracias, cariño -dijo besándola en la punta de la cabeza, sus hijas se habían alineado para despedirle, se inclinó para besarlas, solo su hijo medio se escondió tras una de sus hermanas. Sonrió, Yuu empezaba a considerarse un hombrecito y los besos ya no eran parte del ritual- Cuida de tus hermanas -le recomendó posando su mano sobre su hombro cariñoso.

-Lo haré... no dejaré que nadie las lastime.

-Se que lo harás.

Rumiko le mostró una tira de tela, no le gustaba llevar corbata, sentía como si se ahogara, por ello siempre se olvidaba de ponérsela y era su hija quien se lo recordaba. Resignado se agachó para quedar a su altura, también eso era como un ritual, como si su esposa supiera que ella no iba a estar para llevar a cabo esa tarea, le enseñó a la   pequeña Rumiko a ejecutar el nudo, cuando su ausencia se hizo insoportable, sentir los deditos de su hija junto a su cuello le hacia sentir que su esposa guiaba sus dedos agiles anudando la corbata, una vez concluido, acomodó el cuello de la camisa y miró su efecto.

-Ahora si... -se incorporó, recogió su maletín y salió a la calle, su casa estaba ubicada en un barrio de clase media, era parecida a muchas otras construidas al mismo tiempo, solo que al cabo de los años, con el deterioro propio de cada una, comenzaron a tener diversas reformas y ahora pocas de ellas conservaban el diseño original.

Subió al automóvil y antes de arrancar, dirigió una cariñosa mirada al ramillete de rostros que junto al jardín le despedían, él alzó la mano a modo de despedida y partió.

Cuando el coche de su padre giró la esquina, todos se volvieron al interior de la casita, en aquel instante ninguna de ellos podía saber que en poco tiempo, sus vidas iban a sobrellevar una inesperada alteración, porque esa reunión provocó un maremágnum de cambios en sus jóvenes vidas.

************************

-¿Sabrá la hora que es? -se preguntó Steve, fijándose que su padre continuaba ensimismado en su despacho, fijándose sin ver los papeles que tenía delante suyo.

-Parece enamorado... -dijo Harry.

-Yo no quiero otra mamá -protestó Mike.

-No digas tonterías... -intervino James que era muy reposado- Papá nos prometió que nunca nos daría una madrastra.

-Solo son especulaciones sin sentido. -dijo Steve.

De pronto, escucharon un alboroto en el despacho de su padre, un rápido movimiento de papeles, la silla que era movida con brusquedad y los apresurados pasos de su padre les hicieron saber que su padre tenía prisa.

-Ha vuelto a ser....

-Por que no me habéis avisado? Tengo una importante reunión.... voy a llegar tarde. Se apresuró a acomodarse la corbata cuyo nudo estaba torcido, se pasó la mano por los cabellos atusándolos, tomó de manos de Mike su pesado maletín y que su hijo llevaba con esfuerzo con sus dos manos.

-Gracias, Mike. Portaros bien, no quiero escuchar otra queja de los vecinos -les hizo saber dirigiéndose a la salida del apartamento.

Bajo las escaleras de los cuatro pisos, solo si iba en exceso cargado utilizaba el ascensor, en caso contrario, subía y bajaba a pie. Ese ejercicio constante le ayudaba a mantenerse en forma y esa mañana aunque iba llegar tarde, no cambio su costumbre, cruzo un par de calles hasta encontrar donde había dejado aparcado su coche, dejo el maletín apoyado en el asiento del copiloto y lo puso en marcha, esa mañana todo le estaba saliendo mal, primero se queda dormido, después vió un falló en su trabajo y tuvo que rehacer todo ese proyecto y por si no fuera suficientes sus fallos, olvidaba que a las ocho le esperaban. Miró su reloj, faltaban diez minutos y el tráfico estaba congestionado. Se sentiría aliviado si la parte contraria también estuviera en mitad del atasco.

Pasaban de quince minutos cuando llegó hasta el despacho de su jefe.

-La reunión ha empezado sin usted, Rukawa-sama -dijo respetuosamente la secretaria tras responder a su saludo matinal- Están en la sala de juntas. -le avisó.

-Gracias.

Cinco minutos después, se detuvo frente a la puerta, se acomodó la chaqueta estirándola, paso la punta de sus zapatos por sus pantalones para darles brillo, enredo sus dedos por sus cabellos para presentar mejor aspecto, solo entonces abrió despacio la puerta con la clara intención de pasar desapercibida su llegada.

Ocho pares de ojos se posaron en él.

-Adelante, Rukawa-sama -dijo su jefe.

-Lamento mi tardanza, les pido disculpas -dijo inclinándose hacia el resto de los asistentes, fue entonces que su mirada se cruzó con una color miel, y en ella vió una sonrisa traviesa, durante un segundo se molestó, luego su mirada vió una llameante cabellera rojiza, volvió a mirar hacia el rostro del hombre y reconoció en él a uno de sus ex compañeros durante su adolescencia- Sakuragi...

-Rukawa... -enseguida apartado su mirada de él, dirigiéndola al resto de sus interlocutores ignorándole.

-¿Se conocen? -preguntó Yamamoto-san.

-Si... -dijo Sakuragi.

-Hace mucho de eso... -dijo Rukawa yendo a sentarse en la silla que estaba vacía, sin saberlo se había perdido la impresionante exposición de Sakuragi.

El permaneció ensimismado, como si el pasado volviera una vez más a pasar por delante de sus ojos, sin embargo, no estaba tan distraído como para dejar de escuchar la exposición de lo que deseaban sus clientes. En una reunión anterior, habían declarado lo que deseaban y él ya tenía esbozado los planos de las viviendas.

Sakuragi calló y miró hacia los presentes, como esperando sus preguntas acerca del proyecto que deseaban realizar.

-Si me permiten un momento... -intervino Rukawa, abriendo la carpeta donde guardaba sus planos- He realizado unos diseños, en base a lo que se habló en la reunión anterior -le constaba que Sakuragi no estaba presente, porque si no el hubiera llegado antes para no causar una mala impresión.

Avanzó hacia el atril donde Sakuragi tenía las cartulinas con el proyecto en líneas generales.

-Puedes apartarte... -dijo mirándole al rostro con fijeza- Gracias. -Ubicó sobre el atril todo su trabajo cuidando que los extremos no se doblaran- Cuando hace tres días acudieron a nosotros, tomé nota de lo que se dijo, he preparado tres diseños diferentes, sus variaciones son notables y se perciben apenas vean los diseños, otros cambios no son estructurales, pero ahí están -comentó dejando a la vista el primero de ellos

Su voz se dejo oír clara, explicó con lucidez y brillantez sus propios diseños consiguiendo atraerlos hacia todos sus diseños.

Al concluir su exposición Rukawa miró hacia la delegación de visitantes esperando que dieran su parecer, mientras explicaba los diseños había visto gesto de asentimiento, sabía que tenía que gustarles.

-Ha realizado unos diseños my completos, Rukawa-san -comentó el portavoz del grupo- le quedamos agradecidos por el tiempo que ha ocupado en ellos, considerando que han transcurridos pocos días desde el día que le explicamos nuestras exigencias. Sakuragi-san -miró hacia él- cuenta con nuestro apoyo sin restricciones -Shiraiwa-san lo dijo dirigiéndose a Yamamoto-san- su opinión a cualquiera de esos diseños cuenta con nuestra aprobación.

-Realmente me satisface la rapidez de trabajo de Rukawa-san -dijo Sakuragi- porque este proyecto es muy importante, por ese motivo, no quisiera apresurarme a elegir uno de ellos, sin conocer más de las características que componen el conjunto.

-Por supuesto. -se apresuró a decir Yamamoto-san- Rukawa-san se pondrá a su entera disposición. Cualquier duda o inconveniente que vea él la resolverá.

-Le quedo agradecido -se apresuró a decir al ver el gesto de sorpresa de Rukawa para no darle opción a plantear negativas- ¿Habría inconveniente en que utilizáramos esta mesa? -preguntó.

-Ninguno, pueden utilizar esta sala todo el tiempo que considere necesario. -aceptó Yamamoto-san.

Media hora después la reunión se dio por concluida.

Rukawa permanecía de pie junto a sus diseños. Sakuragi sentado parecía abstraído, cuando la puerta se cerró tras el último hombre dijo

-No tengo mucho tiempo..., puedes extender sobre la mesa tus diseños, me gustaría verlos más de cerca.

Rukawa le presentó el primero de ellos, un tanto sorprendido por su profesionalidad, casi estaba esperando que saliera con alguna de sus risotadas, haciéndole alguna broma fuera de lugar. En cambio, Sakuragi estudio en profundidad cada uno de sus diseños, haciéndole preguntas sobre lo que veía y poniendo los reparos justos, si alguna cosa parecía no satisfacerle.

Le veía caminar por delante de los tres diseños, avaluándolos. Finalmente le vió detenerse ante uno de ellos, posando su mano sobre su firma.

-Este... -luego se dirigió a su maletín, recogió sus papeles guardándolos en él- ¿Cuando tendrás las planos individuales del complejo.

-Unos quince días -pensó si sus hijos no interferían en su trabajo.

-Me gustaría ver tu avance.

-Puedo llevar a tu oficina lo que hago a diario... -esa no era su manera de trabajar, pero el cliente era excepcional y su jefe le había dejado bien claro que quedaba a disposición de Sakuragi.

Sakuragi sacó del maletín una cartulina.

-Aquí puedes encontrarme...

Al recibir la tarjeta, le dirigió una mirada, le sorprendió al ver que no figuraba el nombre de la empresa.

-Trabajo en casa... -dijo al ver su mirada- ¿Es demasiado pronto si te espero mañana?

-Algo tendré.

-Gracias. Nos vemos mañana.

Rukawa quedo perplejo por su rápida salida.

-Ha sido un placer volver a verte. -Hanamichi volvió sobre sus pasos apenas salió.

Rukawa quedó unos segundos con la mirada fija en la puerta, como si esperara verle aparecer otra vez.

************************

Descendió del coche, llevando consigo su carpeta con los planos, miró alrededor con curiosidad, confirmando que no había se equivocado con la dirección de la tarjeta. Era correcta.

Cruzó la cancela del jardín y se acercó hasta la puerta llamando con los nudillos al no ver ningún timbre.

Mientras esperaba miro a su alrededor, el jardín aunque pequeño estaba muy bien cuidado, se notaba en el una mano femenina, pensando que debía de tratarse de la esposa de Sakuragi, no sabía porque pero no podía imaginárselo solo. Recordaba que estaba enamorado de una chiquilla, seguramente que se había casado con ella.

-No queremos comprar nada...

Se volvió, junta a la puerta abierta estaba un chiquillo, de una edad parecida a su Mike.

-No soy vendedor. ¿Vive aquí Sakuragi-san? -quiso asegurarse.

-Mi padre esta trabajando..., no puedo molestarle.

-Dile que Rukawa ha venido. Me esta esperando.

La puerta se cerró en sus narices. Sonrió al oírle gritar.

-¡¡Papá un desconocido quiere verte!!

Cuando la puerta volvió a ser abierta, era Sakuragi quien estaba al otro lado.

-Disculpa a mi hijo..., siempre le digo que no abra la puerta a desconocidos, pero tiene la costumbre de abrir primero, averiguar que quieren y luego cerrar.

-No hay problema...  -no iba a decirle que a veces deseaba que sus hijos fueran todos parecidos a James.

-Es por aquí... -le guió hacia el interior de la casa.

A su paso, observó que la vivienda era pequeña y en ella reinaba el orden, a simple vista todo aparecía recogido, nada fuera de lugar, afianzándose en su primera idea, una mujer se ocupaba de mantener todo en perfecto estado. Aun así pequeños detalles le daban a entender que tenía hijos en edad escolar, además del niño que había conocido.

Si el resto de la casa resplandecía por el orden, no era así en el despacho, donde le llevó Sakuragi, al cabo de un rato, le hizo sitió en una mesa alargada y desocupó una silla.

Apoyó su carpeta sobre la mesa y la abrió, extendiendo sobre ella el esbozo del plano en el que había estado trabajando hasta primeras horas del nuevo día.

Sakuragi puso al alcance de su mano todo lo necesario para trabajar, regla, escuadra, lápices, compas, por lo que veía y escuchaba, comprendió que Sakuragi sabía mucho más que un delineador, las láminas que cubrían las paredes mostraban una técnica depurada, algunos eran unos dibujos increíbles, otros retratos de niñas, fueron estos los que miró con mayor curiosidad, porque mostraban a las niñas en diversas situaciones y que llamaron poderosamente su atención sus rostros como si le resultaran familiares.

Habían estado trabajando, juntos gran parte de la mañana, cuando advirtió que se había distraído mirando con creciente interés los retratos que había echó de sus hijas cuando aún vivía su esposa, después su trabajo y la dedicación exclusiva hacia el cuidado de sus hijas le dejaron poco tiempo libre para seguir su verdadera vocación: el retrato.

-Te has acordado de tu pobre padre, que desfallece de hambre -dijo Hanamichi al ver aparecer a Etsuko llevando bebida y comida abundante para un refrigerio, se levantó para hacerse cargo de la bandeja.

-No exageres, papá... -dijo agradecida al verse libre del peso.

La niña dirigió una mirada hacia el hombre que acompañaba a su padre, cruzando con la suya que también la miraba con interés.

-Gracias, cariño. -al ver el reconocimiento en su mirada añadió- Mi hija pequeña Etsuko, él es...

-Tu compañero de basquetball... -dijo la niña mirándole con admiración.

Rukawa sorprendido, miró a Sakuragi, quien hizo un gesto despreocupado.  

-Etsuko-chan juega al basquetball en su escuela, por ese motivo conoce los nombres de todos los jugadores.- Lleva unos días en casa debido a un resfriado, y esta ansiosa de volver a sus clases y a sus practicas.

-Es un placer conocerla, Sakuragi-chan y un honor que conozca mi nombre.

-Es placer es mío, cuando regresó veía por la televisión sus partidos y era su más ferviente admiradora, sentí mucho cuando tuvo que dejarlo. -exclamó y como si comprendiera que había hablado de más, miró apenada a su padre, sabía que le producía tristeza hablar de ese deporte por lo mucho que había significado para él.

-Ve a ver que hace tu hermano.

Etsuko se despidió con una inclinación.

-Tomemos él té antes que se enfríe o lo prefieres así.

-Caliente está bien

Comieron y bebieron en silencio durante los primeros momentos, luego más relajados comenzaron a hablar.

-¿Tienes relación con algunos de nuestros compañeros? -la niña le hizo recordar aquellos chicos con los que jugó durante su adolescencia y con los que no volvió a relacionarse, reencontrarse con Sakuragi fue una inesperada sorpresa.

 -¿Con alguno? -Preguntó con una sonrisa- Los veo a todos, no tan seguido como antes, pero si, nuestra amistad se mantiene a través de la distancia. Gori se trasladó a Aimori, se casó y tiene dos chicos, suele venir a ver a su hermana, quien se casó y enviudo al poco tiempo, su marido no llegó a saber que estaba embarazada. ¿Recuerdas a Cuatro Ojos y Mitsuito? -ante su gesto de asentimiento prosiguió- llevan viviendo juntos desde entonces, son pareja, y una de las mas estables que conozco, más que cualquier otra pareja heterosexual, cuyos matrimonios se diluyen como el humo, han adoptado una niña que es su mayor tesoro, la adoran y les comprendo bien, las niñas son encantadores, tranquilas, no levantan la voz y sobre todo obedientes. -sonrió al decirlo, pensando que Rumiko iba a enojarse con él de oírle decir eso- Ayako, la manager, se casó con... -se quedó pensativo un instante.

-¿Ryota? -preguntó extrañado que hubiera olvidado su nombre.

-No..., él continúa soltero, no ha sido capaz de olvidar ese amor, confía que algún día Ayako se de cuenta que sigue esperándola. Es triste..., un amor no correspondido.

-¿Y tú?

-Te casaste? -le preguntó directamente.

-Podría preguntarte lo mismo...

-No hay mucho que decir de mi, me case y tuve hijos. Cuatro chicos.

-Tu esposa debe sentirse triste con esa definición de tu matrimonio.

-Al contrario, abandonarme fue una liberación no solo para ella.

-Lo siento..., he hablado sin pensar.

-Si yo no lo lamento, no se porque lo harás tú. -de pronto sintió la necesidad de hablarlo con alguien, y su ex compañero le había dado pie para exteriorizar sus propios akumas-. Gladys era una chica caprichosa y apenas conocerme pensó que yo era el esposo ideal para ella. Se puede decir que me persiguió sin descanso, me sentí halagado, no puedo negarlo, ella era la hija del dueño del equipo con el que me contrataron cuando marché a América, por lo que pensé que mi futuro en el basquetball quedaba asegurado durante todo el tiempo que yo siguiera jugando. Me propuse llegar a la cima.

-Oí decir que lo conseguiste. ¿Acaso no fue así? -preguntó llevado por la curiosidad, sobre todo porque recordaba lo poco que le gustaba hablar de si mismo.

-Si, durante diez años puede decirse que consigue ser el jugador que me había propuesto, solo cometí un error.

-¿Cuál? -inquirió.

-Casarme.

-Pero entonces no tendrías a tus hijos.

-Cierto..., ellos han sido lo mejor de mi vida. Steve es un líder nato, su inteligencia esta muy por encima de la media -dijo con orgullo- Harry destaca en pintura, James me recuerda a mi mismo y Mike es demasiado maduro para su edad, todos tienen sus mas y sus menos, pero yo no podría pasar sin ellos. Tuve que regresar para evitar que me los quitaran.

-¿Cómo es eso posible? -no podía creer que pudiera pasar algo así.

-Mis suegros intentaron entrometerse en nuestras vidas, no lo hicieron cuando su hija se despreocupó de sus hijos, ni tampoco cuando desparecía durante semanas enteras, cuando mi esposa me abandonó me acusaron de mal padre. -Sonrió con tristeza- Mi contrato con el equipo había terminado y nunca me lo renovaron, consideraban que siendo de la familia, jugaba por deporte. No creas que jugaba por amor al juego, me pagaban bien, mi suegro pensaba creía que así me sentiría obligado a él.

-Se equivocó.

-Por supuesto, me puse en contacto con mi agente en Japón y le pedí que indagara si le interesaba a algún equipo. No me importaba la categoría del mismo, yo necesitaba regresar de inmediato.

-Y que dijo tu suegro cuando se entero?

-No lo se..., dispongo de Jet privado, con lo que arregle todo para sacarlos del país y me embarque rumbo a casa y aquí estoy.

-Enhorabuena... -era consciente que Rukawa necesitaba desahogarse.

-Gracias. ¿Y tú?

-Me case al concluir mis estudios universitarios, la conocí durante el segundo curso, fue un flechazo por parte de ambos, supe que ella era la definitiva y así fue.

-Me alegro por ti..., recuerdo que no tenías mucha suerte con las chicas.

-Fue hermoso mientras duro, podría decirse que soy padre soltero, mi esposa murió, un conductor la arrolló, falleció en la ambulancia que la llevaba al hospital. El impacto la destrozó por dentro, yo no pude llorarla, las nenas eran tan chiquitas que no podía dejarme llevar por el dolor.

Rukawa se quedo callado, incapaz de encontrar palabras de consuelo.

-En julio se cumplen cinco años de su fallecimiento.

-Que coincidencia, mi esposa me abandonó por entonces.

-Si, que coincidencia, es como si lleváramos vidas paralelas.

Continúa en  el próximo capítulo...

Paz

Notas finales:

Glosario

Akumas: demonios.

 


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