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Casi real por chibiichigo

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Notas del capitulo:

Espero que les guste. 

 

 

Capítulo 1. Monotonía

 

En ocasiones se preguntaba si ese extraño espectro donde se movía día con día era la realidad. Se sentía tan alejado de ella que ya ni le tomaba la mínima importancia. Casi como un sueño matizado en gris donde todo se revolvía.

No estaba seguro de nada, ni siquiera de aquello que percibía. Podía ser fantasía o el producto de un sueño de algún ser.

Salió de su casa más temprano de lo habitual. No deseaba mantener otra insustancial plática con su hermano sobre la empresa, o de los saludos y buenos recuerdos que le dejaba su padre. Era sólo una cháchara inútil y completamente prescindible, en la cual no le interesaba ahondar. Además, aquello de mandar buenos deseos a un hijo que había mandado lejos tan pronto se volvió a casar, le parecía el desplante más brutal de hipocresía por su parte. Faramalla que se podría ahorrar si no temiera mancillar su imagen pública…

Caminó sin un rumbo fijo, procurando hacer tiempo para llegar a la escuela y meterse directamente a su clase. Tampoco deseaba escuchar las agudas risillas ni los murmullos de las chicas que sólo sabían hablar de cosas triviales e irrelevantes, ni a los hombres de su clase o de grados superiores, hacer burlas sobre su poco interés por, básicamente, todo. No. En definitiva no sentía siquiera la más mínima y acuciante necesidad de ir al colegio sólo para calentar una banca durante las horas hábiles, ser objeto de burlas o soportar que las chicas rieran a costa suya.

Pero, recapacitó muy a su pesar, tenía que ir. No podía darse el lujo de faltar nuevamente a la institución si deseaba llegar a graduarse, y mucho menos si quería  evitar otra monótona y aburrida charla con el asesor del colegio sobre su pobre desempeño. Así que debía asistir… tristemente.

 

 

Llegó al edificio, cuya bulla habitual se hacía presente. Los alumnos charlaban en pequeños grupos de cosas tan burdas que llegaba a dudar de su irrigación sanguínea al cerebro, y los profesores convivían entre portafolios y papeles dentro de sus reducidos cubículos. Pero, contrario a él, todos y cada uno de esos seres parecía tener a alguien con quien estar. Con quien sentirse un poco menos irreales dentro del inútil imaginativo colectivo.

—Trivialidades—bufó, al tiempo que se desplazaba hasta su banca.

—Hola— escuchó que lo saludaban. Volteó sin entusiasmo.

—Hola.

— ¿Por qué siempre parece que estás triste? — preguntó su interlocutor, sin caer en cuenta que el pelirrojo no tenía muchas ganas de conversar con él.

Así era Naruto Uzumaki. Atolondrado y parlanchín, casi como si buscara su amistad con desesperación.

—No estoy triste—  concedió tras unos momentos. Quizás el rubio no fuese la persona más inteligente o perceptiva que hubiese conocido – es más, le quedaba absolutamente claro que no lo era – pero, por lo menos, era cordial con él.

Una mueca de incomprensión surcó el rostro de rasgos zorrunos, pidiéndole en silencio que se explicara.

—Sólo pensaba.

Terminó la lacónica conversación en ese momento, regresando a su postura inicial. No era del tipo que daba explicaciones de lo que hacía o dejaba de hacer, y mucho menos a desconocidos, así que encontraba fundamentalmente inútil explicar su deducción filosófica con un chico que apenas había aprendido a atar sus zapatos.

— ¿En qué pensabas? — volvió a interrogar, haciéndose el entendido. Los ojos turquesas rodaron indiscretos antes de devolver parte de su atención al otro. Decididamente, el Uzumaki no tenía la más vaga idea de lo que significaba ‘privacidad’.

—Cosas. Nada importante.

La ambigüedad siempre ayudaba en aquellos casos. Zanjaba como nada las conversaciones.

— ¿Sabes? Creo que piensas que soy estúpido. Pocas veces hablas y si lo haces, es sólo para demostrarle a la gente que los consideras inferiores— bufó discretamente irritado.

—No creo que seas estúpido. Sólo no me interesa hablar de ello— consideró agregar contigo, pero aquello le habría sonado demasiado tajante e innecesario. Finalmente, el chico jamás había procedido de forma grosera con él. Sólo era estúpido y, aquello debía ser obra de la irrealidad…

Su intento de conversación tuvo que ser suspendido por la llegada del profesor, que comenzaba ya a pasar lista.

Para Gaara, aquello había sido extraño. Muchas otras veces el trigueño había intentado hablar con él, infiriendo para sus adentros una relación semejante a la amistad que, por lo menos para él, no existía. Sólo comprendía un intento desesperado por socializar, cuando no había nada por compartir.

Sin embargo, siempre intentaba – con más y más ahínco – agradarle. Como si su vida pendiese de esa frágil relación que pudiese desarrollar con insustanciales pláticas todas las mañanas. Un chico curioso, Naruto Uzumaki…

 

 

Subió a la azotea del colegio durante el receso, dispuesto a ver a Haku para desayunar. El castaño era la única persona cuya presencia no sentía forzada, e incluso disfrutaba. Jamás hacía preguntas, sino que se atenía a lo que el pelirrojo desease compartir con él, y tampoco lo juzgaba o aconsejaba si no era requerido expresamente – y eso, dicho sea de paso, jamás ocurría –. Sencillamente, su extraño intento de amistad con él, se debía a que no era necesario conocerlo ni que el pequeño conociese su vida privada.

—Buenos días. ¿Qué tal tus clases? — preguntó el chico, con la misma sonrisa cordial que le caracterizaba.

—Aburridas. Y Uzumaki sigue con la idea de que me importa hablar con él.

—Veo. Quizás deberías intentarlo— se encogió de hombros, midiendo la reacción a sus palabras antes de proseguir—, digo, parece un buen chico. Además, es bien parecido.

— Pareciera que te gusta— comentó sardónico el pelirrojo.

Ante aquellas palabras, un discreto colorete se asomó por las pálidas mejillas del andrógino, dejándolo en solemne evidencia. El pelirrojo bufó antes de posar su mirada en las montañas que rodeaban la ciudad, cavilando si era prudente abrir la boca.

— No es algo que me importe mucho, ¿sabes? Es normal. Deberías intentar algo con él.

En definitiva, dentro de sus precarias aptitudes para la conversación, no figuraba la de aconsejar. Le faltaba empatía. Mucha.

— Por favor, no le digas a nadie— tal vez Haku se refería al álgido tema de su homosexualidad, del cual sólo Gaara era conocedor, o quizás se inclinaba más al caso particular de Naruto Uzumaki. Como fuese, no era asunto suyo.

Gruñó suavemente. No había necesidad de decir más al respecto del tema.

 

 

El día pasaba lento,  como si el tiempo estuviera jugando con su paciencia de forma cínica y descarada. Todavía le faltaba una clase antes de poder emprender la retirada hasta su hogar y perderse en algún libro, o tomar su cámara y dedicarse a mirar su existir desde la lente de la misma.

Pasaron unos minutos, donde la algarabía inundó el salón de clases. Las voces de “vámonos” o las esperanzas de suspensión de clases empezaron a recorrer, como pasto para las llamas, a todos los estudiantes.

— ¿Qué harás hoy, Sabaku? — indagó el rubio, sentado detrás de él, en la fila de al lado.

—No mucho…— contestó monocorde.

— Pues, no pareces muy entusiasmado por la ausencia de la profesora— devolvió con la evidente intención de seguir con su diálogo.

— No me interesa realmente…

— Eres demasiado raro, ¿te lo habían dicho? — sonrió Uzumaki desfachatado.

— Eso tampoco me interesa.

Comenzó a guardar sus cosas tan pronto vio cómo sus otros compañeros salían por la puerta. La idea de salir temprano no le entusiasmaba mucho por lo que representaba, sino por el mero hecho de que le generaba la oportunidad de pasar menos tiempo apoltronado en la incómoda banca fingiendo que aprendía, y que le interesaban, cosas que ya sabía – y que, en definitiva, no le generaban siquiera un mínimo de atención –.  

No bien se había levantado, cuando los demás estudiantes volvieron, con cara de inmensa frustración y se sentaron en sus sitios. Tomó asiento nuevamente.

Un hombre de cabellos negros comenzó a escribir con rápidos golpeteos de tiza en el pizarrón.

—Mi nombre es Sasuke Uchiha. Seré su profesor de ahora en más y su asesor estudiantil de grupo.

— ¿Qué ocurrió con el profesor Sarutobi?—cuestionó un chico de la primera fila, al tiempo que las féminas analizaban con descaro al hombre que estaba frente a ellas.

— No lo sé. Sólo me pidieron que tomara el cargo. Ahora, abran sus…

Decidido a que ni aquel extraño sujeto ni su monótona clase le interesaban, el taheño tomó un libro de su mochila. Si tenía que pasar otra hora entre esas cuatro paredes, no se encontraba entre sus decoros limitarse de leer El Extranjero de Camus.

 

—Profesor, yo pienso que deberíamos presentarnos primero— alzó la mano Sakura, la primera de la clase— ¿Tiene novia?

  El bermejo apenas y ponía atención, decidido como estaba a enfocarse en su libro favorito.

—Yo pienso lo mismo— coreó otra chica, entusiasmada por conocer al joven que se paraba frente a él— ¿Es casado?, ¿qué edad tiene?

“Tontas niñas. Sólo lo atienden por su físico” — pensó, decidiendo que su teoría primigenia sobre la media de la población adolescente del colegio sufría distrofia cerebral.

—Abran su libro en la página…— parecía irritado por aquella falta de atención a sus palabras.

— Preséntese por favor, profesor— otra joven, de voz muy suave acompañó la de sus compañeras. Ella, sin embargo, no se mostraba interesada en él, sino que rogaba porque se hiciera el silencio y pudiese atender la clase con propiedad.

—Bien. Soy el profesor Sasuke Uchiha y no me interesa en absoluto lo que hagan, piensen, digan o consideren. Ustedes me son irrelevantes como personas, pero me contrataron para meter información en sus vacías cabezas. Ahora, abran el libro en la página 64.

 Gaara enarcó una ceja y cerró a Camus. Sin duda, la actitud de aquel nuevo profesor era, por mucho, la cosa  más interesante que había presenciado en mucho tiempo. 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado el primer capítulo formal de la historia. Aclaro que esto, por más filosofía barata que pueda parecer en ocasiones no va orientado a eso. 

c.

 

¡ADVERTENCIA!: Cada vez que no dejas review Sasuke folla con alguien que no es Gaara. Es más, se vuelve un poco más heterosexual. 


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