Capítulo 3 La nueva enfermera
-He venido a buscarte hermano- dice Yuki abrazando a Kaname.
-Mi querida Yuki, ya pronto terminará mi turno y nos iremos a casa- dice y se zafa del abrazo.
-Siempre dices eso y te quedas aquí, ¡eres un trabajólico!- exclama exasperada.
-Espérame entonces… debo terminar un asunto pendiente.
Yuki, algo enojada, se va arrastrando los pies hasta la salida.
Donde vuelve a toparse con aquel joven que salvó.
Ichiru se queda de una pieza. …ste era el último lugar en el mundo donde creyó encontrarla.
Se quedaron de pie, uno frente al otro, hasta que la castaña volvió a retomar su camino. Por unos segundos se había olvidado de su rabia.
Ichiru en cambio, notaba lo hermosa que era aquella muchacha.
Aquellos cabellos castaños, esos ojos cafés y su piel, debía ser tersa y muy suave.
Pero, todo eso, quedó en segundo plano, cuando su vista, volvió a achicarse. Si seguía así, quedaría igual que Zero. Ciego y dependiente.
Sin embargo, tenía que ir a trabajar. Así era su vida desde que sus padres le abandonaron. Trabajar y mantener la cuenta del hospital.
Por más que pensaba cuál era la razón de ese abandono tan repentino, no podía entenderlo. Si ellos, eran tan gentiles y buenos, ¿por qué de un momento a otro, se fueron?... eso era lo que más le dolía.
Desde ese entonces, pasaron tres meses y aquel médico vampiro, no volvió a visitar al paciente de la sala 210.
Zero todos los días, recibía la visita de su hermano y una nueva lectura a cuestas.
Parecía mentira todo lo que había ocurrido desde que ese médico le dijo la verdad. Después de prometerle, recuperar la vista, le abandonó, al igual que sus padres.
Sólo tenía a su hermano, Ichiru.
En nadie más podía confiar. A nadie más podía abrirle su corazón.
Pero, un día cualquiera, una voz femenina le llamó la atención.
Tenía el mismo olor que su médico. Casi podía adivinar que se parecían en cuanto a su verdadera naturaleza. Incluso, físicamente.
-¿Quién es usted?- pregunta, algo irritado.
-Soy Yuki Kuran, es un placer- responde la enfermera, quien comienza con su chequeo.
-¿Eres pariente de ese médico?- dice y le toma de la muñeca, alejándola.
-Soy su hermana menor- responde y vuelve a retomar el procedimiento de rutina.
-Sal de mi cuarto- dice y su voz era francamente, una orden sin réplicas.
-Es mi trabajo y siento causarte molestias- dice anotando en la ficha los datos más importantes- mi hermano volverá.
-Aunque regrese, no quiero que me trate.
-Lo hará- sonríe y abre la puerta. Al salir se topa con Ichiru.
Ambos quedan como hipnotizados el uno del otro y Yuki es la primera en marcharse.
No necesito promesas que no podrás cumplir. No necesitas mi sangre como pago. Y aunque es lo único que me queda, estoy seguro que la daría, con gusto, si con ello, puedo hacer realidad mi deseo.
Tal vez seamos insectos atrapados en una telaraña.
Entre el bien y el mal. Luchando, por un deseo que se ha convertido en la única razón para existir.
Después de pensar aquello, sólo pudo sentir que unos afilados colmillos se hundían en su cuello y podía imaginarse unos ojos rojos que poco a poco se iban endureciendo.
Si no puedo salvarte, entonces, esta es la única forma...
Ichiru al entrar a la habitación 210, sólo vio una cama vacía y una ventana abierta de par en par.
Miró al suelo y no había nada. Ni nadie. Y la misma enfermera, de cabellos castaños y ojos cafés, se fue del hospital.
Continuará…
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