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un nuevo cuento de hadas por Fallon Kristerson

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Notas del capitulo:

Lemon *¬* argh, me compliqué tanto para hacer esto TT_TT y ahora me desvié de la idea que había tenido originalmente y me veo obligada a cambiar algunas cosas que tenía planeadas para capítulos futuros -.-U

en fin! Noveno capítulo, quien lo diría, este fic aún vive XD Espero que les guste, en especial el lemon *pervert mode on* :D

Capítulo 9: Paraíso

Algo que no se debería encontrar en la tierra...

Un pesado suspiro escapó de los labios del príncipe. Dejaba que las manos del dragón lo recorrieran tranquilamente. De vez en cuando parecía que recobraba la cordura y comenzaba a patalear, solo para ser calmado al instante por el fuerte agarre de Yuushi. "¿Qué demonios pasa con este niño? ¿Doble personalidad o qué?" se preguntaba confundido y también muy irritado el peliazul mientras dejaba su aliento quemarle la piel al menor. "De un momento al otro está todo dócil, pero luego se defiende. Que bipolar..."

"¿Qué hago? ¡Tengo que detenerlo!" pasaba por la cabeza de Gakuto. Una parte le gritaba que detuviese aquella locura, sí, locura, pero su cuerpo le rogaba al peliazul que lo hiciera suyo. Y es que todo eso, las sensaciones que despertaba el dragón en él y su pequeño y (aún) virginal cuerpo, eran totalmente nuevas para él, algo que le gustaba cada vez más. "Entonces a esto se referían las monjas... No puedo creer que pretendan que me abstenga de esto." Un suspiro más se hizo oír y Yuushi sonrió satisfecho.

-Veo que te gusta y mucho –se susurró pesadamente en su oído y mordisqueó suvemente el lóbulo del príncipe.

-Cierra la boca –siseó sonrojado el quinceañero, tratando de taparse la cara con las manos. El peliazul se las quitó para poder ver ese maravilloso color escarlata que cubría las mejillas del menor. Como le encantaba verlo así: con la guardia baja, las barreras totalmente destruídas, a su merced, totalmente violable. "Y ningún hermano sobreprotector a la vista. Perfecto..." pensó contento el dragón, mientras se se incorporó y admiró lo que tenía debajo. Gakuto respiraba con dificultad y su pecho subía y bajaba con fuerza.

-Idiota –murmuró apenado el príncipe y reanudó su intento de huída.

-¿A dónde crees que vas? ¿O debería decir, "intentas"? –un bufido por parte del pelicereza le dio la respuesta.

-Suéltame –exigió el chico, pero su voz se quebró, y lo que se suponía de debía oírse como una orden, solo dio la impresión de ser un ruego lloroso. El dragón lo miró y luego meneó la cabeza.

-Vamos, cerecita, no te voy a hacer daño –le susurró bajito y con ternura al principito.

El adolescente lo miró dudoso y más que nada confuso, y una cuantas palabras tranquilizadoras más por parte del dragón siguieron. El peliazul acarició su cabeza y sintió como si tratase con un pequeño animal herido y asustado. Y el mismo sentimiento tuvo Gakuto.

-No tengo miedo –afirmó sin mirar a Yuushi.

El dragón sonrió y besó el cuello del chico, lamiendo la poca sangre que aún emanaba de las heridas que le había causado. No era muy fanático de la sangre humana, pero la de ese niño le sabía como una droga exquisita de la que cada vez quería más. "Espero que no abunden los vampiros por aquí" pensó de mal humor, volviendo hacia arriba para besar los labios del pelicereza. Este lo rodeó con los brazos, decidiéndose por fin por dejarse arrasar por el deseo. Las dos heridas que habían formado los colmillos del dragón le ardían y le nublaron la mente, y por un momento no supo qué sucedía. Yuushi lo desprendió del resto de sus prendas, hasta que estuvo completamente desnudo, tiritando al no tener nada encima. Pero al sentir el aliento del dragón sobre su piel, esta se erizó, no por el frío, sino por el fuego que lo cubrió.

-Yuushi... –susurró en voz baja, acariciando el extraño cabello azul de su amante y enredando sus dedos en él.

El aludido le sonrió pícaramente, soplando sobre el pecho del príncipe y una marca roja se dejo ver luego de un par de segundos. Y después de otro rato, una fuerte cachetada aterrizó sobre su mejilla.

-¡Deja de hacer eso! El que luego tiene quemaduras no eres tú –protestó molesto Gakuto, sacándole una risita al peliazul, ante el repentino cambio de actitud.

-Está bien, no lo volveré a hacer... –accedió-. Pero de mis mordidas no te libras.

Gakuto puso los ojos en blanco, aún así, no logró evitar que Yuushi viera su sonrojo. Los labios del dragón siguieron bajando por el pecho del menor, quien siguió jugando nervioso con los cabellos azules. Pero pronto comenzaron a hacerse oír los gemidos por parte del menor, quien terminó aferrándose a la espalda del dragón. Las manos de Yuushi tocaron todo lo que había para tocar, atrapando a Gakuto cada vez más contra la cabecera de la cama. Ninguno se percató de ello, hasta que Gakuto se golpeó la cabeza, pero, ignorando el leve dolor, que era superado con creces por el de las mordeduras, el príncipe se retorció al sentir las manos de Yuushi posarse sobre su cadera y subir por su delgada cintura. El chico se sentía un poco perdido entre tantas sensaciones nuevas y acciones nunca vividas, que solo se quedó quieto por un momento, sintiendo como si su cuerpo se electrocutara ante el contacto con el dragón. Pero entonces Yuushi se detuvo, separándose un poco del príncpie para observarlo desde arriba. Y entonces sonrió.

-Dime, Gaku –susurró en un tono tan morboso que el pelicereza casi sintió que tenía encima a otra persona y no al dragón forastero-. ¿no quieres terminar de desnudarme?

Luego de un par de segundos de silencio, Yuushi extendió la mano, pasó un dedo sobre la mejilla del menor, bajando por su mandíbula, hasta quedar bajo el mentón y entonces cerrarle la boca. Gakuto ni si quiera se había dado cuenta que la había abierto.

-¿Qué pasa? –murmuró Yuushi, incorporándose por completo y luego jaló al chico para que se levantara también.

Este no sabía qué hacer, por lo que el dragón tomó sus manos y las llevó a los botones de su camisa. Gakuto alzó una ultima vez la mirada, observando eso ojos azules que no delataban nada, y luego se volvió otra vez a la camisa de su amante, desabrochando paulatinamente y con manos temblorosas los pequeños botones plateados. Una vez abierta la camisa, el dragón se sacudió y la hizo desaparecer tal como había hecho con la ropa de Gakuto. Este mantuvo la mirada fija, tratando de vencer la tentación de embobarse con el pecho desnudo del dragón, quien sonrió con soberbia al notar los esfuerzos del adolescente. Etonces, volvió a tomar la manos del menor y la llevó un poco por debajo de su cuello. Gakuto separó su mano del agarre y la bajó lentamente por el centro del pecho, sintiendo como se le quemaba la mano, mas no pudo despegarla. La piel del dragón ardía como mil demonios. Y entonces lo sintió. O mejor dicho: los sintió. Eran rápidos y casi se asemejaban a un zumbido, pero a la vez, daban la impresión de estar tan calmados como el mismo dragón lograba aparentar. No quitó la mano. Gakuto sentía como si hubiera encontrado algo, algo que ya andaba buscando. Y por eso no se movió por un buen rató, solo sintiendo los latidos de aquel extraño corazón.

-¿Qué sucede, creíste que no tendría corazón? –fue la burlesca pregunta que lo sacó de sus cavilaciones. Alzó la mriada y dio con la soberbia del dragón, mas no dijo nada. Extrañamente sonrió, lo cual por un moento confundió al peliazul.

-Milagroamente no, no lo pensé...

Pero antes de que pudiera decir algo más, Yuushi ya lo estaba besando otra vez. Ya sin oponerse, el príncipe dejó que aquellas manos volviesen a explorarlo, pero una vez más, el dragón se separó de el, solo que esta vez, para termianr de desvestirse. Besó el cuello del príncipe, quien suspiró al sentirlo otra vez tan de cerca. Sintió como su miembro ya despierto comenzaba poco a poco volverse un verdadero problema, doloroso más que nada. El dragón notó esto, y con una sonrisa y un leve empujocito lo tumbó sobre la cama. Acto seguido se agachó a la altura de la erección del menor, quien se volvió a arquear al sentir como esta era atendida. Se aferró con fuerza a la cabellera azul, cosa que no pareció molestar mucho al dragón, quien solo seguía con su labor de aliviar al príncipe de ese molesto dolor, hasta que presintió que el chico estaba por venirse y se separó de él, sin pasarle desapercibido el bufido que soltó el chico. Con una sonrisa acercó nuevamente su rostro al del menor, apoyándose sobre sus rodillad y sus manos, y lo volvió a besar, esta vez con un poco más de ternura, delineando son su lengua con cuidado los delgados labios del Gakuto. Este volvió a perder su mano en su cabello.

-¿Tanto te gusta mi pelo? –susurró el dragón en su oído, causando un estremecimiento en el príncipe. Gakuto rió nervioso e hizo movimientos inentendibles con su cabeza, como si asintiese y luego negase.

Yuushi se volvió a separar de él, para esta vez separar sus piernas y acomodarse entre ellas. Llevó dos dedos a la boca del menor y volvió a contornear sus labios. Sin embargo Gakuto lo miró sin comprender.

-Lámelos –fue lo único que dijo Yuushi.

Estaba igual de exitado que el príncipe, aunque sabía mucho mejor cómo manejar la situación. Tímidamente el chico tomó la mano del dragón entre las suyas y sacó la lengua, primero lamiendo los dedos como una paleta, para luego metérselos a la boca. El peliazul sonrió contento. "Sus manos son tan pequeñas" pensó mientras que con la mano libre acariciaba el blanco abdomen del menor. Sacó sus dedos de la boca y los llevó ahora a la entrada de Gakuto, quien se tensó al tener unavaga idea de lo que estaba por hacer.

-Relájate –musitó el dragó, tratando de calmar al chico, quien solo se mordió el labio inferior-. Si no lo haces, te va a doler y no hay nada que yo pueda realmente hacer.

Aquello pareció tener el efecto deseado, dado que Gakuto relajó sus músculos y dejó de morderse el labio. El dragón introdució un primer dedo, cosa que se sintio extraña y un tanto incómoda, mas no le causó dolor al príncipe. Luego siguió un segundo dedo y un tercero, cosa que sí comenzó a dolerle al chico. El dragón se volvió a inclinar hacia adelante y le susurraba palabras tanto tranquilizadoras como morbosas en el oído, cosa que ayudó más de lo que esperaba. Terminó dfe dilatar al chico, para luego penetrarlo él mismo. En ese momento, el pelicereza sintió un terrible dolor recorrerle la espina dorsal, arqueándose entre el dolor y el extraño placer que lo invadía como una calidez sofocante que le hacía desear más y más. Reponiendose, se aferró a la espalda del mayor, quien esperó un rato para luego comenzar con las embestidas, tocando ese punto dentro del príncipe que sabía que lo enloquecería a más no poder. El príncipe sentía nuevamente como algo se quemaba dentro de el, como todo ardía. Era como si se quemara por dentro. No duró mucho la verdad, pero fue suficiente para satisfacer a ambos. Gakuto respiraba con dificultad, jadeando desesperado por aire. Yuushi le dedicó una pequeña sonrisa de satisfacción, aunque todavía esperaba oír algo específico.

-Yuushi –jadeó por fin Gakuto, captando toda la atención del dragón.

-Sí, dime –canturreó calmado el peliazul y Gakuto se volvió a sonrojar.

-Yo...creo que... te amo...

Bueno, era un avance.


Cuando abrió los ojos, lo primero que sintió fue un calor chamuscarle por dentro, pero se sentía tan bien que deseó que nunca se detuviese. Se acurrucó aún más en el pecho sobre el cual estaba durmiendo, el cual estaba igual de caliente que aquel extraño calor que el príncipe sentía. Tan agradable. Parpadeó confundido y luego recordó todo. Pero misteriosamente no se alteró, sino que sonrió débilmente. Su pequeña mano acarició con delicadeza la superficie caliente sobre la cual descansaba su cabeza, mientras que oído ese gracioso zumbido que provenía desde en el interior de ese pecho. Se incorporó un poco, descubriendo que el dragón seguía durmiendo. Ladeó el rostro y luego lo acercó al del mayor. Y entonces lo besó.

-Error, mi príncipe, al dragón no se le despierta con el "beso del verdadero amor" –rió divertido Yuushi, asustando a Gakuto.

Automáticamente se separó del epliazu y este abrió los ojos, clavándolos en el más pequeño.

-Mmh, buenos día, cerecita –musitó con tranquilidad el dragón y Gakuto se relamió los labios, mordiendose luego el labio inferior-. ¿Sucede algo?

Gakuto volvió a inclinar la cabeza hacia un lado, observando a su amante, y luego sonrió con picardía.

-Mi hermano me va a amtar por no llegar virgen al amtrimonio –rió y se tumbó al lado del dragón, sin oponer resistencia cuando este lo abrazó y lo volvió a besar.

-Entonces cásate conmigo...

Notas finales:

ajajaja el fial me sorprendió hasta a mí XD no sean malos y dejen review! >.<


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