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El león solitario por Bakura Apeiron

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P-chan corría despavorido mientras una muchedumbre lo perseguía pues habían visto en él el plato fuerte de ese día, en su camino al dojo Tendo había tenido la mala suerte de ser mojado por agua fría por una viejecita mientras barría la calle. Los humanos casi lo alcanzaban y P-chan había volteado a ver qué tan cerca estaban sus persecutores y no se fijó al frente chocando con un niño que iba caminando, por fin el niño lo tomó y se dirigió a los demás -Saben que dentro del santuario está prohibido lastimar animales- los demás hombres lo reconocieron como el monje budista más joven del monasterio de su aldea, así que no les quedó más remedio que ceder, haciendo reverencias y disculpándose del pequeño monje se retiraron para el alivio de P-chan.

El monje llevó al monasterio al cerdito negro y le ofreció agua y alimento, mientras el cerdito negro bebía, el monje niño le comenzó a hablar -¿Cómo es posible que una pequeña criatura como tú sea en realidad un humano como nosotros?- P-chan se quedó mirando impactado al niño como había descubierto su secreto, era que tenía alguna clase de poderes o acaso lo había visto convertirse, de cualquier forma esperaba entonces que supiera cómo convertirlo en hombre de nuevo. Después de buscar por el lugar encontró a un monje que preparaba té, aprovecho para verter el agua caliente sobre él y recuperar su forma para asombro de los monjes, explicó su situación y dio gracias al pequeño monje por salvarlo, le ofrecieron comida humana y mientras Ryoga comía charlaba con el pequeño monje.

-Aún cuando has recuperado tu forma humana sigues encadenado Ryoga-

-¿A qué te refieres?- Preguntó Ryoga mientras devoraba una hogaza de pan.

-Sigues siendo esclavo de tus deseos, si eligieras deshacerte entre la maldición de Yusenkio y la de tu deseo para ser libre, la mejor opción sería la de tu deseo- al ver que su huésped no comprendía prosiguió -Para que el corazón humano sea libre tiene que estar despejado de dudas, limpio de opresión y sin mancha; pero tú amor no correspondido de ata y no te permite evolucionar-

Ryoga se sorprendió por la sabiduría del pequeño niño y le contó todo sobre Akane y como su rival Ranma siempre lo saboteaba. El monje medito en silencio unos minutos mientras Ryoga terminaba su comida y continuó.

-Ya veo, te engañas a ti mismo, pero tu deseo es tan fuerte que incluso cuando es inconsciente te sigue moviendo desde dentro-

-¿De qué está hablando? Estoy completamente seguro de mis sentimientos por Akane-

-Debes de hacer un esfuerzo y recordar, meditar ¿Por qué siempre regresas y continúas peleando con él? ¿Acaso no lo podrías considerar como un amigo? ¿Por qué lo ayudas y salvas y después peleas? ¿Qué es lo que quieres demostrar, a él y a ti mismo?-

En ese momento Ryoga no comprendía la lógica del pequeño y de cualquier forma tenía que seguir con su camino, agradeció nuevamente la hospitalidad y le prometió que meditaría sobre lo que le había dicho, a la vez que recibió un rosario budista como recordatorio y para mejorar su suerte, y así se despidió y continuó con su viaje.

Cinco meses, tal vez más, Ryoga nunca se había perdido de esta forma antes, incluso hasta había naufragado. Parecía ser que su amuleto le traía mala suerte en lugar de buena, además de las pesadillas, porque era como Ryoga las llamaba, había estado teniendo desde entonces. Siempre comenzaban con él derrotando a Ranma y después Akane corría a sus brazos y por fin podían salir en una cita, cuando al fin se animaba a decir lo que sentía por ella, cerraba los ojos y al abrirlos era a Ranko a quien se le declaraba; después los sueños empeoraron de modo que era a Ranma hombre al que se le declaraba y salían a flote recuerdos del incidente con la caña del amor, hasta que finalmente terminó besándolo en su sueño.

Se encontraba consternado, no sabía que significaban esos sueños y apenas anoche había soñado con el beso, enojado arrojo el rosario budista al suelo, que no lo había hecho por respeto al recuerdo, no tenía idea de donde estaba, aunque el pasaje se le hacía algo familiar. Pensaba mientras caminaba en círculos decidiendo que hacer -¿Qué demonios me estará pasando, por qué tendré estos sueños? ¿Será algún maleficio?- Se detuvo frente al amuleto y lo vio con desconfianza -No, imposible. Aunque tal vez sea mejor que busque la ayuda de alguien, tal vez la abuela de Xian Po pueda ayudarme-

Mientras estaba callado sin decir nada frente a aquel amuleto sin recogerlo varias personas pasaron de lado, al ver al chico les llamó la atención y voltearon a ver que veía -¿Has visto madre?- Pregunto una joven a su anciana madre -Sí, parece ser el Mala de la verdad- Ryoga intrigado y curioso después de tomar su rosario preguntó -¿De qué habla señora, conoce este objeto?- y fue respondido por otro que los acompañaba -¿Es tuyo muchacho? ¿Sabes el valor que tiene?- Ryoga contestó -Sí es mío- Al notar que ignoraba lo que era el hombre continuó -Ese rosario budista es especial, ayuda a alcanzar la iluminación mostrándonos la verdad, pensábamos que era sólo una leyenda, pero es inconfundible, ese es- Ryoga aún confuso preguntó -¿Muestra la verdad?-

Ryoga había sido explicado sobre toda la leyenda que existía alrededor de dicho objeto y si era cierta entonces sus sueños significaban mucho más de lo que temía, mientras caminaba sin rumbo pensaba -¿Entonces estoy enamorado de Ranma? Imposible, yo sólo quiero vengarme por lo que me hizo... Aunque la verdad, fue un accidente como con todos los demás... Pero él además falto a nuestra pelea... ¿A quién engaño?... Bien, sí es cierto que no lo odio, pero eso no signifique que lo ame- Luego recordó todas las veces que lo había ayudado, salvado y arriesgado su vida por él, incluso el propio Ranma lo reconocía como un amigo, y apareció una imagen del rival sonriéndole, una de las muchas que guardaba en sus memoria -¡NO! ¡Yo amo a Akane Tendo!... Y sin embargo sueno más como si tratará de convencerme a mí mismo... No- Agitando la cabeza violentamente        -La amo. Y él es lo único que se interpone entre ella y yo... Siempre que tengo una oportunidad con Akane él está ahí para interponerse y eso que ni siquiera la ama de verdad, como paso con la caña de pescar de amor... Aunque esa vez fue mi culpa- Ryoga empezaba a repasar las cuentas del rosario budista por el nerviosismo que le provocaban sus pensamientos y hacia donde lo estaban llevando -Además de que he tenido otras oportunidades, incluso Ukyo, Xian Po y el mismo Ranma me han ayudado pero nunca se lo puedo confesar ¡Maldición! ¡¿Por qué?! ¿Qué es lo que me impide decírselo?- Ryoga iba tan ensimismado en sus pensamientos que no se fijó que caminaba directo a un precipicio, cayendo inevitablemente quedando inconsciente en el fondo.

Ryoga yacía tirado de espaldas en un paraje solitario e indómito, tal vez con una costilla rota, nada por lo que no hubiera pasado antes, escucho la voz de un niño preguntándole si se encontraba bien, él sólo afirmó pero cuando abrió los ojos y vio quien era su sorpresa fue mayúscula.

Frente a sus ojos estaba él mismo de unos 5 o 6 años -¿Qué demonios?- pensaba.

El niño le preguntó -¿Qué era lo que querías saber?-

-¿Uh?-

-Hace rato te preguntabas por qué, ¿De qué hablabas?-

-Creo que esta vez me golpee muy fuerte la cabeza- Penso Ryoga sin contestar.

-¡Tonto!- le gritó el niño -¿No reconoces ni tu mundo interno?-

Ryoga observó a su alrededor parecía su ciudad natal, pero con el dojo Tendo extrañamente cerrado con cadenas, candados y otros sellos -¿Entonces tú eres...?-

-Eso no importa ahora ¿Qué era lo que querías saber? ¿Era sobre esa chica Akane?-

-Lo que pasa es que no sé por qué nunca he podido declarármele-

-Y no has pensado que en realidad no es lo que quieres- Sugirió el pequeño Ryoga.

-Por supuesto que lo deseo, si no ¿Por qué otra razón seguiría regresando a su ciudad y buscándola?-

-Por Ranma- Dijo el pequeño tranquilo, con naturalidad dicho de cierto modo que rozaba en la obviedad.

-¿De qué estás hablando?... OK. Tal vez en parte regresé por Ranma, pero y mis sentimientos por Akane, si bien nunca los he expresado propiamente siempre la he protegido y la he apartado de ese maldito de Ranma, no permitiré que estén juntos, no es la persona adecuada para el... ¡Oh por Dios!-

-Tan sólo evitas que se acerque a él de una forma que te justifique ¿No es así?-

-Pero y las otras ¿Por qué no hago lo mismo entonces?-

-¿Es necesario?-

Ryoga se volteó a ver al resto de las casas, negándose a escuchar más a su alter ego, y vio la suya, pero estaba aún más fortificada que el dojo -Por cierto ¿Por qué están todos los lugares cerrados?-

-Son prohibidos- dijo ahora un asustado Ryoga niño -No querrás ver lo que hay dentro-

Ryoga se llenó de curiosidad y sin notar el miedo de su subconsciente se lanzó hacia su casa e intentó abrirla -Maldición, es más difícil de lo que pensaba, bueno, nada que el truco de la explosión no pueda resolver-

Con lo que rompió todos los cierres de la casa, mientras Ryoga pequeño le gritaba desesperado que se detuviera, pero no pudo evitarlo y las puertas se abrieron. En ese momento revivió los golpes, la humillación y la soledad que había vivido en su casa, a pesar de que le gritaba a su padre que se detuviera no pudo hacer nada más que observar pues a final de cuentas sólo eran recuerdos, finalmente cayó arrodillándose, las lagrimas comenzaban a escurrir por su mejilla y el pequeño Ryoga había desaparecido. Pero otro pequeño le había acariciado tiernamente la cabeza diciéndole que no llorara, Ryoga volteó a verlo y era Ranma, fue cuando entonces recordó todo lo que había pasado y comprendió. Pensaba -Ya veo, entonces es por esto que siempre estuve detrás de él y siempre regresaba y no me daba por vencido, ahora comprendo todo... Akane, Ranma perdónenme-

Ryoga despertó y caminó, esta vez sí que se había perdido finalmente había reconocido el lugar se encontraba a las afueras de los pozos de Yusenkio, se preguntaba cómo había parado ahí, aunque si echaba un vistazo al pasado en realidad no resultaba raro que terminará aleatoriamente en cualquier lugar del planeta, después de todo ya había aparecido en Rusia, Egipto, Francia y otras partes de China, sólo que está vez había tenido mucha suerte o tal vez era el destino.

Había pasado un par de semanas, Ryoga finalmente se había decidido por regresar a Nerima, llevaba consigo agua de Yusenkio para volver a todos a la normalidad, sorprendentemente llegó sin mayor dificultad a la ciudad, al parecer a la par de descubrir la verdad había encontrado su sentido de la orientación, pero Ryoga que aún estaba muy afectado por lo que había pasado pensaba -Vaya, tanto quería a Ranma que incluso en mi afán subconsciente de protegerlo me perdía a mismo por temporadas y evitaba enfrentarme con él, aunque también no podía aguantar mucho sin verlo, supongo que eso es lo que significa ser un amigo de verdad-, desafortunadamente la inocencia, o mejor dicho ingenuidad de Ryoga era algo que no lo había abandonado, así tampoco como su mala suerte como estaba por darse cuenta.

 


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