Había transcurrido un mes desde que todos los integrantes, de la mafia del norte y la del sur, se mudaron de su respectivo escondite debido que la policía estuvo merodeando en las bases. Sin embargo, no era nada tan grave, Fuji y Yukimura tenían dos guaridas de emergencias que se ubicaban en el monte Fuji y cerca de Osaka, respectivamente.
El mes pasó tranquilo sin ninguna presión ni nada parecido; sin embargo los dos policías encargados de aquella misión no podían estar tranquilos con ellos mismos por lo ocurrido, porque ninguno de los dos había dado alguna información, ni siquiera del escondite y de los crimines que han cometido los mafiosos bajo las órdenes de sus jefes. Por ese motivo, les pareció muy extraño que otros de sus compañeros hayan aparecido por aquellos rumbos y los dos encargados de la misión no descansarían hasta saber la razón de la policía allí.
Esa mañana, en la base de la mafia localizada cerca del monte Fuji, Tezuka se encontraba trabajando con un mapa de la ciudad, marcando todos los puntos de compra-venta de las armas y drogas que se traficaban en las ciudades de Tokio y Kioto. El seguía muy concentrado en su labor cuando de repente sintió que alguien lo abrazaba por la espalda, además de aprovechar de tocar los pezones del chico de lentes, quien no puedo evitar soltar un mini gemido, al cual el joven de ojos azules sonrió complacido y soltó al ojicafe quien estaba sonrojado por aquella lujuriosa caricia.
- ¿Estás muy ocupado?- pregunta Fuji con su típica sonrisa falsa frente a él.
- Aa - dice Tezuka sin salir de su asombro.
- Bueno, entonces deja de lado todo eso, porque te encargaré una nueva misión- dice el ojiazul ocultando su sonrisa con una mueca de seriedad.
- Hn- el de lentes miro con sorpresa y luego asintió con una mirada llena de
seriedad.
- Tu misión será vigilar de muy cerca, al tenista Echizen Ryoma, tanto de día como de noche hasta que lo veas abrir una caja fuerte, cuando lo haga debes aprenderte de memoria la clave y cuando este jugador salga de su casa debes abrir la caja y robarle todo el dinero que encuentres- dice el castaño en forma de orden y a la vez que sonríe con maldad, el rubio no dice nada solo mira a su jefe con seriedad.
- Bien, aquí tienes la dirección y no estás solo en la misión, un compañero de otra base estará esperándote en ese lugar y ten cuidado, esa casa es una trampa para todo tipo de ladrones- dice Fuji pasándole una tarjeta de presentación a Tezuka en donde estaba escrita aquella dirección, para después decirle lo ultimo con un toque de seriedad.
- Aa - dice el de lentes tomando la tarjeta entre sus manos a la vez que agradece con la mirada de la advertencia de prevención dada por su jefe.
- Bien ahora vete y no regreses con las manos vacías- dice el ojiazul en forma de orden a la vez que se va a sentar a su escritorio sin quitarle los ojos de encima a su mano izquierda.
El joven rubio sólo saca de su cajón un arma, para ajustarla en el cinturón de sus pantalones, luego sale de la base para subir al auto negro y dirigirse al lugar mencionado donde se encontraría con el otro mafioso para llevar a cabo la misión impuesta por su jefe y amante. Mientras tanto, en la base de la mafia ubicada cerca de Osaka, Sanada se encontraba registrando todas las armas, para poder ver cuales vender y las restantes dejarlas para otros efectos.
Tan concentrado en su labor que no se dio cuenta cuando entró Yukimura a la sala de pruebas donde se encontraba, si hasta que el peliazul respirara cerca de su oreja y mordérsela de una forma sensual. Aquel estímulo hizo que el pelinegro botara un pequeño pero fuerte gemido el cual hizo que el ojiazul sonriera satisfactoriamente y se alejó del más alto sin quitar esa sonrisa de su rostro.
- ¿Terminaste? - pregunta Yukimura aun sonriendo y con curiosidad.
- No - dice Sanada en forma cortante, a un sonrojado por lo que acababa de pasar.
- Deja eso, luego lo terminas, ahora te necesito para una misión muy importante - dice el peliazul con un tono de orden a la vez que cambia su rostro sonriente por uno serio.
- ¿Qué quiere que haga? - pregunta el pelinegro confundido y desconfiado a un cien porciento ante la nueva misión.
- Debes ir a esta dirección, donde te encontraras con otro mafioso que es de otra base y con el deberán vigilar al famoso tenista Echizen Ryoma, quien posee una caja fuerte con muchísimo dinero, cuando este chiquillo salga de su casa, deben abrir esa caja fuerte y robarle todo el dinero que hay en ella- dice el ojiazul entregándole una hoja con la dirección de dicho tenista, para después alejarse un poco mas de el.
- ¿Algo más? - pregunta Sanada con intriga mientras posa si vista en el papel que tiene en sus manos.
- No, pero ojo esa casa esta llena de trampas - dice Yukimura con un tono de voz sacado de una película de miedo.
- Descuide, no nos atraparan -dice el pelinegro en forma de héroe mirando hacia el cielo.
- Bien, entonces vete. Están esperando por ti -. Dice el peliazul seriamente a la vez que le da la espalda al otro chico quien no dice nada solo en sale de la sala.
Sanada sale hacia el estacionamiento, donde se subió en auto, el cual comenzó a conducir hasta que llegó al lugar acordado, bajó del auto y caminó hacia el otro joven que lo esperaba, toca el hombro de aquella persona y casi se cae de la impresión al ver que el otro mafioso era Tezuka, quien también se sorprendió al ver chico de pelo negro, ninguno de los dos pensó que se reencontraran con vida después de la difícil y traumática misión que se les había impuesto la policía.
- Ha pasado mucho tiempo que no te veía -dice Tezuka con una mini sonrisa a la vez que le estira su mano a su amigo.
- Lo mismo digo -dice Sanada imitando los gestos del chico de lentes.
- ¿Te ha sido difícil? - pregunta el rubio con preocupación y seriedad.
- No mucho -dice el pelinegro con una sonrisa tranquilizadora luego de a ver visto la angustia en los ojos de su compañero.
- Me alegro -dice el de lentes suspirando con alivio ante la respuesta escuchada.
- ¿Tú llamaste al jefe? - pregunta el de la gorra cambiando su sonrisa por una mueca de seriedad.
- No, ¿Por qué? - dice Tezuka en forma cortante para después preguntar con curiosidad.
- Porque la policía estuvo caminando por el lugar donde estaba la base de los mafiosos y por ese motivo tuvimos que huir de ahí y escondernos en otro sitio - dice Sanada en forma de explicación de cómo sucedieron las cosas pero en forma resumida.
- Comprendo, donde yo estoy ocurrió lo mismo - dice el rubio cruzándose de brazos a la vez que bota un mini suspiro.
- Me pregunto quién habrá dado los datos - dice el de la gorra preguntándose a si mismo pero sin querer lo hace en voz alta.
- Ni idea - dice el joven de lentes en forma cortante y a la vez de respuesta.
- Será mejor que nos olvidemos del tema y comencemos a vigilar - dice el muchacho de pelo negro comenzando a caminar mientras que busca con la mirada un lugar para ocultarse.
- Aa - Tezuka solo asiente y lo sigue de muy de cerca para no caer en algunas de las trampas que podrían estar fuera de la casa.
Así mismo, los dos se esconden detrás de unos arboles y comienzan a vigilar al tenista, lo que ellos no sabían era que estaban siendo vigilados por sus jefes los cuales estaban sentados estaban sentados en sus autos. Ambos se sorprendieron al ver que sus manos izquierdas se hablaran con tanta libertad de expresión por la acción cometida con entre ellos y las sonrisas dadas al volver a verse.
Cuando eso pasó, Fuji miró con furia aquella escena, su mirada se centro en el pelinegro, el cual ocultaba gran parte de su rostro con una gorra negra; sus ojos se tiñeron de pronto de un rojo sangre y comenzó mover los dientes de un lado a otro con enojo y resentimiento. Mientras que Yukimura miró la escena con cierta tristeza, si bien sabía que Sanada era sólo su mano izquierda y su amante, su corazón decía otra cosa; sus ojos se nublaron por unos segundos. Por primera vez, en años sintió pena, tristeza y melancolía.
Por otro lado, los dos ojicafe no tuvieron que esperar mucho, ya que sólo una hora después, el jugador profesional salió de su casa y se subió a un auto junto a dos mujeres con destino hacia una fiesta. Luego que desapareciera por la calle, las dos manos izquierdas de la mafia entraron en la casa con mucha cautela, según informes, la casa contenía trampas alta calidad para atrapar a cualquier clase de criminal.
Primero, tuvieron que pasar sin tocar los rayos laser que estaban entre la puerta de la casa y la sala de estar, lo cual no fue gran impedimento; debido a sus lentes especiales, podían ver y pasar sobre los rayos hasta llegar a la sala de estar. En esa misma sala, estaba la caja fuerte escondida detrás de un cuadro de hermoso paisaje de la capital francesa.
Los dos chicos sacaron el cuadro, abrieron la caja lo que no fue muy difícil, ya que el tenista se había olvidado poner la clave antes de su salida; en una bolsa que traían echaron todo el dinero y con el botín en sus manos, dejaron todo como estaba y salieron de la casa.
Pero a la salida, los esperaban sus jefes sonriendo falsamente y con unas miradas que se pudiesen matar matarían a toda la humanidad, ninguno de los dos más altos mencionó palabra. Tezuka entregó el dinero a su jefe, quien repartió el dinero en partes iguales para Yukimura, quien, con dinero en mano, subió a su auto junto con Sanada y se fueron a su base, a lo que después imitaron los de la base cerca del monte Fuji.
Al llegar a la guarida, el de lentes fue hacia su escritorio para continuar con su trabajo, pero el ojiazul le puso cuchillo en el cuello ya que este se encontraba molesto y bastante celoso por lo ocurrido antes del cometido robo.
- ¿Qué relación tienes tú con ese otro tipo? -pregunta Fuji enojado mientras acerca cada vez mas el cuchillo al cuello de Tezuka.
- Somos amigos de la infancia - dice el chico de lentes nervioso, a la vez que comienza a temer por su vida.
- ¿En serio? - pregunta el castaño con demasiada desconfianza.
- Si -dice el rubio a la vez que traga duramente su propia saliva.
- ¿Tú crees que soy idiota? - consulta Fuji mas molesto que antes a la vez que le tira el pelo al de joven de lentes.
- No - dice Tezuka aguantando el dolor por la tirada de su cabello y el miedo de tener ese objeto filoso tan cerca de su cuello.
- Bien, entonces respóndeme algo, quiero que me respondas con la verdad si no quieres morir aquí mismo -dice el ojiazul con una voz sádica sacada de una película de ultratumba.
- Aa -contesta el de muchacho de lentes en forma de reflejo ya que con el miedo en cima de el, le cuesta mucho pensar con claridad.
- ¿Eres un policía encubierto? -pregunta el castaño con desconfianza e intriga a la vez que le suelta el pelo a Tezuka para que este pudiese contestar.
En ese minuto, Tezuka se queda callado, no sabe qué contestar; si mentía, morirá y se decía la verdad, era un traidor contra sus valores policiales. Se sentía entre la espada y la pared.
Continuara