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Sólo una Oportunidad por Kmmy Lee

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Notas del capitulo:

Hola :')

Awww, al fin actualizando ^-^. No vengo con muchas ganas de extenderme (aunque siempre digo lo mismo y a la larga me extiendo igual e_eU), porque ando media desanimada. Y no, no hablaré de ello D: es demasiado patético como para siquiera mencionarlo xD

De todo corazón espero les guste este décimo capítulo, increíblemente intenso, si puedo presumir. OK, más bien esstá jodidamente triste (creo), me costó su poquito escribirlo. Y, les... ehm... ¿Advierto?, ¿recomiendo?, ¿sugiero?, que disfruten a Keith bebé *w*, pues será la última vez que lo vean así. ¡Sí!, a partir del cap siguiente (spoilers e_e) nuestro nene hermoso se mostrará mass grande o.O. Bien, todos olvidaremos que dije eso xD

Sin mass que añadir, ya los dejo con lo que (espero :$) realmente les importa n.n

¡A leer!

Capítulo 10: Inesperada Decisión.

Verdes, profundos e intensos, sus ojos se hallaban fijos en un punto indescifrable, manteniendo una expresión por completo serena en sus juveniles y finas facciones, a pesar de estarse librando en su interior una fatigante guerra. En sus brazos, totalmente ajeno a cualquier suceso o situación que pudiese llegar a perturbarle, el angelical ser de su hermoso hijo dormía apacible, envuelto en algodonadas ropas de abrigo. Y, a unos cuantos metros de distancia, en la boletería, la altiva y adónica figura de su prometido se encontraba obteniendo los tres pasajes que requerían para viajar con destino incierto, fuera del país… Muy lejos de él.

Y, aunque pasaban ya de las diez de la noche, bastantes personas yacían, como ellos, esperando abordar y abandonar cuanto antes aquel bien diseñado aeropuerto, aguardando en las pistas varios aviones dispuestos a emprender despegue en cualquier momento.

Con un enternecedor bostezo, Keith arrancó a su, aún, inexperto “padre” de su aparente ensimismamiento, regalándole, al enlazarse sus miradas, un adormilado vistazo, robándole al pelirrojo una absorta sonrisa.

- Él no te merece… No merece que seas parte de su vida.- Susurró triste, acariciando con sutil encanto los dorados y lacios cabellos, al tiempo que, por auto reflejo, le aferraba más hacia sí, sintiendo el agarre travieso del bebé en su mano.- Alejarnos será lo mejor.

El menor tan sólo le observó con sus ojitos azules llenos de adorable inocencia, balbuceando todavía soñoliento, soltando otro cándido bostezo y acomodándose con tierna pereza entre los acogedores brazos del mayor.

Segundos después Light se les acercó, sosteniendo los boletos en su mano.

- Todo listo.- Informó en tono suave, sentándose en la silla junto a Matt, regalándole una mirada cargada de afecto.- Nuestro vuelo sale en quince minutos.

Él asintió, recibiendo con dulzura el casto beso que el castaño depositó en sus labios segundos luego, tiñéndose sus mejillas de leve rubor.

- Podemos abordar ahora, si así lo quieres.- Señaló en medio de una sonrisa encantadora, besando con paterno cuidado la frente del pequeño, quien le miraba risueño y con sus ojitos azul zafiro todavía adormilados.- Está comenzando a hacer frío, el niño podría resfriarse.

- De acuerdo…- Accedió el pelirrojo, extrayendo de un bolso azul una afelpada manta color celeste, permitiendo que su novio abrigase más al menor con ella, sonriendo sincero ante las tiernas consideraciones que este le entregaba.

Y al cabo de varios minutos, tras haber sometido a la típica inspección su escaso equipaje, el cual constaba en su mayoría de cosas para el bebé, subieron a su avión, ya a muy poco de despegar.

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Cuando Emily abrió la puerta y se adentró en la acogedora casa que compartía con su hermano, pudo advertir enseguida el abismal silencio que, aunque quiera negarse, le presagió la llegada de un desfavorable futuro. Mass, en cuanto llegó al descanso de las escaleras y echó un ligero vistazo al piso superior, donde se hallaba la habitación de Matt, asumió que, sin lugar a dudas, algo no andaba para nada bien. Y es que, contrario a como debiese ser, en vez de encontrarse el menor en la estancia, las luces a lo largo de la planta estaban apagadas, brindándole al sitio un tinte de soledad absoluta.

Entrecerró con pesadez sus ojos, intentando enfriar su mente y desechar cualquier vislumbre de pensamientos negativos. Ansiaba, con todas sus fuerzas, creer que Light hubiese invitado al pelirrojo a alguna parte, siendo su aparente desaparición no más que algo temporal. Sin embargo, su intuición no hacía otra cosa que clamar a gritos la total seguridad de estar ocurriendo algo malo, apremiándosele de dolor, incertidumbre y temor el pecho.

- ¿Dónde están?- Inquirió al vacío de un cuarto completamente desierto, habiendo ya marcado incontables veces el número del menor sin recibir respuesta alguna, no hallándose en ninguna parte él, su cuñado o su pequeño sobrino.- ¿Dónde te los llevaste, Light?

Porque, a pesar de querérselo negar millones de veces, la obviedad era demasiado tangible. Por más que pretendiese evadir esa insistente voz que le entregaba la debastadora respuesta de manera casi cruel, eran las señales suficientemente evidentes para hacerse valer por si solas.

Sea donde fuere que se hubiesen ido, no habría retorno alguno. Daba igual si ella lo aceptaba, si estaba o no de acuerdo.

Pues, habiéndole cedido hace apenas algunas semanas la custodia legal de Matt, Light al fin había logrado llevárselos lejos de allí.

Reprimiendo un sollozo, se dejó caer contra el mullido colchón que poseía la cama de su hermano, cubriéndose con ambas manos el rostro. Percibía como la impotencia se adueñaba de cada ínfima partícula en su ser, recriminándole todo en su fuero interno lo tardío de su actuar. Se sentía terrible, consciente de lo idiota que había sido al dejar ir cada una de las oportunidades de hablar con Mail, sólo a causa de su maldito temor a estarse inmiscuyendo demás en algo que no le concernía.

Pero ahora, observando con el corazón encogido la vacía cuna del pequeño Keith, no hacía otra cosa mass que ahogarse en exasperación y desesperanza. Segura que ya no existiría oportunidad para instar a rectificar a su hermano, en un, al parecer, vano intento por guiarlo hacia el camino correcto a seguir.

Mello no tendría la oportunidad de volver a verlo y hablar con él, para poder explicarle de una vez por todas por qué se había ido sin dejar rastro alguno la noche en que fue concebido Keith.

Y es que, estaba segura, su hermano difícilmente regresaría…

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En el piso seis de uno de los edificios departamentales más prestigiosos de la ciudad, un pálido chico, de cabellos tan negros como el cielo nocturno en decadencia de estrellas, escrutaba atento a su joven hermano, mordiendo, sin llegar a fragmentarla, la uña de su dedo pulgar. De frente, un impulsivo oji-azul relataba su reciente encuentro con la hermana mayor de su ex novio, mostrándose bastante satisfecho ante los resultados que ello había traído.

- Y ahora sólo falta que Matt acceda a verme.- Concluyó, denotando evidente desánimo en su voz.

- Cosa bastante improbable, cabe agregar.- El azabache enfatizó serio, no evadiendo el mirarle con involuntario reproche.

- Gracias por los ánimos, hermano.- Ironizó Mello, resoplando fastidiado.

Elle sólo se limitó a encogerse de hombros, frunciendo el ceño ante la, a su parecer, ilusa actitud del rubio.

- Estoy siendo objetivo, Mihael.- Puntualizó en voz neutra, sorbiendo un poco de su té excesivamente azucarado.- Fueron dos años completos en los que no diste señales de vida…- Volvió a sorber, degustando el dulce sabor del oscuro líquido, sin minimizar en absoluto su seriedad.- Dos años en los que a él le tocó pasar por experiencias lo bastante duras  para culparte de todo y odiarte por eso.- Suspiró, volviéndose a llevar, pensativo, el dedo a la boca, vislumbrando triste el miserable tinte que sombreó, ante sus palabras, los ojos de Mello.- Debes estar preparado para todo y lo sabes.

- Lo sé, Elle… ¡Lo sé!- La voz se le invadió de desesperación, golpeando sus puños con fuerza la mesa.- Pero también sé que no lo hice por las razones que él cree…- Incontenibles, varias lágrimas de impotente frustración se agolparon en sus azules orbes, dificultándole la respiración y anudando con dureza su garganta.- No me fui de aquí por gusto y eso tú lo sabes perfectamente.

- Lo sé.- El mayor asintió, percibiendo un familiar apremio arremetiendo contra su pecho, sintiéndose asaltado por emociones que, si no reprimía, no harían más que impedirle ser racional para poder orientar, aunque fuera con palabras, a su hermano.

Sin embargo, antes de que cualquiera de los dos pretendiese retomar la palabra, el celular del adicto al chocolate resonó con insistencia, bajándolo de su opresora nube de recuerdos.

- ¿Emily?- Inquirió desconcertado, luego de recibir un leve shock tras verificar la proveniencia del llamado.- ¿Qué sucede?

Más, durante varios segundos, no se oyó otra cosa que un abrumador silencio, el cual sumió al rubio en una incertidumbre casi insostenible. Mientras que el pelinegro, por su parte, podía ya intuir que algo para nada alentador estaba ocurriendo.

- No están…- Al fin habló, al parecer reprimiendo sus ganas de llorar.- No están…

- ¿Quiénes?- A Mello una desesperación pocas veces experimentada comenzaba a oprimirle el pecho, sintiéndose extrañamente recorrido por una opresión demasiado despiadada y familiar.- ¡Emily, ¿Quiénes no están?!

- ¡Matt y Keith!- La chica gritó, rompiendo en llanto.- Light… Light… Se los llevó…

El móvil se estrelló bruscamente contra el cerámico y duro suelo, cortando la llamada como consecuencia. Y Elle, habiendo oído claramente la causa de tal reacción por parte de su hermano, no pudo más que precipitarse contra él, en un exitoso intento por impedirle el comenzar a destruirlo todo a su alrededor.

- ¡Suéltame!- Los sollozos y los gritos se entremezclaban en un mismo forcejeo, brotando, incontrolables, gruesas lágrimas desde los azules ojos.- ¡Suéltame, Elle!

- No, hasta que te calmes.- Éste hacía todo por inmovilizarlo, apreciando cada vez más aguda la dolorosa punzada en su pecho, al ver al menor en aquel estado tan fatal y lamentable.

- ¡Cómo demonios quieres que me calme!- Su voz sonaba deshecha, aún sus fuerzas empeñadas en librarse del potente aferre que el mayor ejercía sobre su cuerpo.- ¡¿Cómo? Si ése maldito los alejó de mí!- Las alcalinas gotas viajaban resueltas por todo su rostro, quebrándole a cada instante más la voz.- ¿Cómo quieres que me calme, Elle? Si no le pude explicar por qué mierda tuve que irme así esa noche…- Los sollozos se hacían cada vez más recurrentes, causando que su cuerpo se convulsionara, haciéndole ver tan frágil como en los tiempos en que era un niño.- No pude decirle que aún lo amo, Elle… Ése maldito infeliz se lo llevó antes…

- No, Mello.- El azabache musitó serio, sintiéndose cada vez peor.- Si Light Yagami consiguió alejarlos de ti, no fue a la fuerza.- Soltó un poco su agarre, seguro ya de que Mihael no tendría la voluntad necesaria como para atentar contra lo que fuese que se le pusiese enfrente.- Si esto sucedió es porque Mail así lo quiso.

El oji-azul negó ferviente con la cabeza, enjugándose los ojos con el dorso de su izquierda y enfrentando determinado la neutral mirada de su hermano mayor.

- No.- Espetó.- Si Matt se fue con él, es porque se le hizo mass sencillo evadirme.- Sonrió triste, trazando en su gesto una mueca mordaz.- Pero, ¿sabes?, no podrá. Porque, aunque tenga que buscarlo bajo cada maldita piedra de este asqueroso mundo… Aunque me tome toda una vida, lo encontraré y tendrá que escucharme.

Elle le miró atónito, impresionándose por enésima vez ante la extraordinaria determinación que poseía.

Te encontraré…- Repitió en su mente, enajenándose en la digital fotografía de su precioso hijo. Lo juro…

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Cuando las manecillas del reloj marcaron las diez de la noche y treinta minutos, el vuelo setecientos trece, con destino a Japón, inició su célebre despegue, dejando atrás la magnífica ciudad de California y perdiéndose de vista en los grises cielos de una estrellada noche.

Orientando de manera errada el camino de un joven pelirrojo que, a causa de una infame sucesión de pésimas jugadas por parte de un destino demasiado caprichoso, lo único que ansiaba era alejarse lo más posible del lugar donde tantos momentos había vivido, cegado por el miedo a enfrentar su realidad.

Notas finales:

¡No me odien! La verdad he pensado muchísimo en los posibles finales para el fic, sin mencionar con quién dejaré a Matt. Créanme, Light me trae demasiado mal actualmente xD, así que aún no hay nada dicho.

¡Bien, ya me voy! Una vez mass espero les gustase el capi ^_^

¡Mil, mil, mil, mil y mil millones de gracias por todos y cada uno de sus preciosos reviews! Son mi motivación para continuar n,n No tienen idea de como me pongo al saber que les va gustando. Créanme, por cada review que me dejan es un electroshock de ánimo para escribir >D. ¡Muchas gracias!

Las Quiero ♥


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