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Abrí mis ojos pesadamente, me duelen. Vi la TV hecha trisas, e intente incorporarme un poco, pero solo logre lastimarme las manos al recargarlas en el piso para ponerme de pie; están moradas y con sangre seca, moverlas me duele. Pero es dolor no se compara al que siente en el pecho, como si algo me estuviera atravesando el corazón.
Cuando logre ponerme de pie, fui a limpiarme un poco; no cambie de ropa, además de que no podía hacerlo por las heridas de mis manos ¿para qué cambiarme? Ya nada importa.
Después de un rato intentándolo, logre poner el radio en una estación de noticias; ocupo comprobar que lo que paso ayer es verdad. Escuche con atención cuando empezaron a hablar del tiroteo que hubo ayer, en el que vi morir a Matt…. No pude evitar que salieran lágrimas al pensar en eso.
-Debemos informarles que no hemos capturado a los secuestradores del cadáver del hombre que intento matar a nuestro….- ¿Podrían decir lo que quiero escuchar de una puta y jodida vez? - Pero la guardia costera ha encontrado un cuerpo incinerado, dentro de una caja de madera, en un río afuera de la ciudad. Al parecer los restos son de un joven no mayor de edad; pelirrojo según parece, por unos mechones rojo natural sobre las cenizas encontradas en la caja- Sentí una enorme punzada en el pecho, pero seguí escuchando -Las autoridades aun no lo confirman, pero parecer ser que es del mismo chico que fue acribillado ayer por la tarde- Matt… las lagrimas brotaron por mis ojos nuevamente.
Matt… si te mataron… lo siento… pero… no creo poder soportarlo… no quiero seguir llorando de esta manera por ti... no quiero sufrir más por ti… te acompañare a donde vallas, aun si eso significa tener que morir para lograrlo.
Busque la caja de chocolates que me regalo, el radio y mi rosario que deje sobre la cama. Salí del lugar sin dirección al estacionamiento donde me detuve al ver una motocicleta negra, con casco y una nota en este; me acerque a ella y tome la nota. Decía así:
Querido Mello:
Este es un regalo del Sr. Haru para ti, ya que dice que has hecho un muy buen trabajo con nosotros.
Yo sé que esto no justifica que me haya ido y te dejara solo, pero compréndeme, es mi trabajo; además recuerda que te dije que volveré, no importa lo que pase, yo volveré ¿ok?
Por favor, no hagas una locura en mi ausencia.
Te ama y adora, tu pelirrojo Matt…
Sonreí de lado a lado al terminar de leerla y la guarde en el bolsillo de mi pantalón; me subí a la moto, me coloque el casco y la encendí.
Di vueltas por toda la ciudad sin cuidado alguno, pensando en la mejor manera de suicidarme; aunque suena mejor decir que ´murió atropellado por un auto cuando conducía su motocicleta´ sinceramente yo quiero que digan ´Murió por amor; fue decisión suya´. Después de unas cuantas horas sin rumbo alguno, solo vagando por la ciudad, encontré la mejor manera de suicidarme (según mis preferencias…).
Di una vuelta ilegal en U y me dirigí hacia el edificio de reuniones de la mafia, a toda la velocidad, pasándome semáforos, sin ceder el paso, inclusive fui en sentido contrario y por la acera de peatones…
Al llegar al lugar entre al estacionamiento, y estacione la motocicleta con cuidado. Baje de ella, me quite el casco, y observe el lugar. Se ve más solo ahora que antes…
Camine hasta las escaleras a paso lento, escuchando el eco de mis pisadas. Este lugar sí que es lúgubre, perfecto para un suicidio; pero no pienso morir en el estacionamiento. Subí las escaleras un poco rápido, trotando hacia arriba. Quiero llegar lo más pronto que se pueda a la azote para así perder acabar con mi sufrimiento de no tenerlo aquí conmigo.
Al llegar a la azotea abrí la puerta para poder salir. Esta no tenia seguro, me pareció algo raro, pero no le di importancia en el momento.
Observe todo el lugar, intentando imaginarme hace unos días, sentado en el piso con Matt, platicando sobre las promesas que nos hicimos: el me prometió que volvería el día después de mañana, es decir, hoy; yo le prometí que no haría una locura… pero las promesas ya no importan cuando la persona que mas amas en esta vida se fue, rompiendo así su promesa ¿verdad?
Me senté donde, según yo, me había sentado ese día. Cerré los ojos para concéntrame en recordar la escena; lo primero que me llego a la mente fue ¨te lo prometo; pero tu prométeme que no harás ninguna locura, por favor…¨, las palabras con las que me pidió indirectamente que lo esperara…
Tome la caja de chocolates que lleve conmigo todo el camino, y la observe unos instantes. Abrí con cuidado la envoltura, para no romperla, y no lastimarme mis aun dolidas manos, y tome un chocolate; lentamente le quita esa envoltura dorada, tome con dificultad el chocolate con los dedos induce y pulgar, y lo admire.
Lo probé con la lengua, dando una lamida lenta. Extrañamente, este chocolate sabe empalagosamente dulce, pero a la vez tan amargo…. Lo mordí, dejando la mitad entre mis dedos. Trague lo que tenía en la boca y me acabe el otro trocito de chocolate.
Me quede quieto unos segundos, intentando recordar con el sabor del chocolate los bellos ojos de Matt, tan llenos de alegría, y con un brillo especial… no se que tienen… corrijo… tenían sus ojos, que me volvían loco…
Saque la nota que halle en la motocicleta de mi bolsillo y la releí, sonriendo ante las palabras del amo de mí corazón; tome cuidadosamente la cruz de mi rosario y la envolví con la nota, llenando ambas con un poco de chocolate que no limpie de mi mano. Cerré los ojos y apreté con poca fuerza la cruz, intentando darme fuerzas.
Me puse de pie y me dirigí a la barda de la azotea; deje la caja con chocolates sobre esta. Recargue mis codos en la misma, y apoye mi cabeza en mis lastimadas manos, haciendo que me dolieran, pero no le di mucha importancia. Observe todo lo que pude de la ciudad, intentando memorizarla, ya que con cada local que veía, decía su nombre.
Suspire y sonreí.
-Matt, pronto estaré contigo, no desesperes- Susurre.
No estoy asustado ni nada parecido, la emoción que ciento en este momento es neutra; no es felicidad, ya no es del todo tristeza, pues pronto estaré con la persona que amo. No estoy ni emocionado, ni impaciente. Estoy relativamente tranquilo, pese al hecho de que es la primera (y ultima vez) que haré una locura por amo: suicidarme.
Volví a suspirar y me senté en la barda. Me acomode de manera que tenía un pie colgando por los aires y el otro levemente flexionado, recargando mi brazo en este. No observe ningún punto especifico, estaba viendo la ciudad solamente, pero sin prestarle atención; desde el día de la explosión es la mirada que mas uso. Una leve brisa llego y revolvió un poco mi cabello. Cerré los ojos para disfrutar de mi posiblemente última brisa de mi joven vida.
Suspire aun más profundo que las veces anteriores.
-Bueno, creo que no ahí que retardad esto mas ¿verdad, Matt?- Dije en vos alta, mientras me ponía de pie viendo hacia el despejado cielo, como si Matt pudiera escucharme y verme.
-Antes de ir donde tu estas, quiero decirte algo que tenga vida- Dije, ya que pronto todo lo que le diré será en otra vida -Mail Jeevas, te amo y nunca dejare de hacerlo-
Me acomode de modo que veía hacia el frente, dándole la espalda a la puerta por la que entre. Sonreí con dificultad y unas cuantas lágrimas brotaron de mis ojos; Matt, tú me haces hacer locuras por amor, pero haré lo que sea para poder estar contigo siempre.
- ¿Por qué…? ¿Por qué cuando encuentro al fin la felicidad esta se va tan pronto…? ¿Por qué? Siempre odie esa pregunta- Extendí mis brazos y junte las piernas, para quedar en una posición donde parecía estar crucificado.
Una brisa volvió a soplar, y sentí un cálido sentimiento en el pecho, justo en el corazón…. Sonreí. La felicidad de estar juntos…
[Versión narrador]
El rubio dio un paso al frente, quedando en la orilla de la barda, miro hacia abajo y suspiro.
-¡¡MELLO, NO LO HAGAS!!- Gritaron desde la puerta de la azotea.
El mencionado abrió mucho los ojos y se quedo estático.
-“Esa voz… yo la conozco…”- Pensó. Volteo hacia atrás lentamente y muy confundido.
Ahí estaba el; un pelirrojo con unos googles, completamente sin aire, camisa a rayas, pantalones azules y botas. No podía comprobarlo, pero según lo que Mello vio, tenía las mejillas sonrojadas y algo húmedas.
Al rubio los ojos se le humedecieron al ver la imagen de ese chico. Bajo de un brinco la barda, cayendo torpemente de rodillas, apoyándose en sus manos, lastimándolas más, pero el dolor no le importo y corrió donde el pelirrojo y lo abrazo.
Lo abrazo con toda la fuerza que tenia, perdiéndola así en sus piernas. El otro chico correspondió al abrazo con igual fuerza, pero logro evitar que el rubio cayera al piso; recargo la cabeza del rubio en su pecho y coloco la propia sobre la de él, acariciando su cabello mientras ambos sollozaban.
-Creí que habías muerto, imbécil- Dijo entre sollozos, dejando caer así las ultimas lagrimas amargas que quedaban en su ser, para ser remplazadas por unas de total felicidad.
-Te dije que volvería el día después de mañana, te lo prometí.... pero tu….- Sollozo, dejando caer unas lagrimas de horror sobre la cabellera rubia del otro -…por poco rompes tu promesa de no hacer una locura, idiota…- Lo apretó mas fuerte con sus brazos, pegándolo más a su cuerpo.
Se quedaron abrazados unos minutos, sin decir más palabras, sollozando hasta quedar secos. Matt acariciaba el suave cabello de Mello, quien solo se aferraba como podía a la camiseta del pelirrojo.
-Matt…- Susurro -¿Cómo se que no estoy soñando?-
-Porque en un sueño, la realidad no tiene fronteras, y las fronteras, no tiene realidad- Susurro.
-No digas eso….- Sus ojos se humedecieron -Me haces pensar que es un sueño…- Matt lo abrazo más fuerte.
-Perdón…- Susurro -Perdón por dejarte solo; perdón por no decirte a donde iba; perdón por hacerte sufrir con lo de mi muerte; perdón por ser yo el culpable de que tuvieras ganas y necesidad de quitarte la vida…- Sollozó.
-Matt… eso ya no importa…. Tú estas aquí conmigo, estamos juntos, eso es lo que importa- Alzo la vista y acaricio la mejilla del pelirrojo, quitando así unas lagrimas que corrían por esta -Pero dime, hay algo que aun lo acabo de entender. Si yo te vi morir…- Sintió una punzada en el pecho -¿Cómo es que estas vivo, si tu cuerpo estaba incinerado… y en una caja en el río…?- Unas lagrimas se escaparon de sus ojos.
-Yo nunca morí; la persona que vieron era una copia barata de mí; era un tipo que le debía dinero a Haru, y este lo cobro con su vida-
-Pero se parecía tanto a ti…- Sus ojos se volvieron a humedecer al recordarlo.
-Se parecía, mas no era yo- Lo consoló y beso su frente.
-Matt… te amo… y nunca dejare de amarte…- Sonrió.
-Mello…- Susurro -Ni la muerte podrá impedir que te ame…-
Los dos chicos dejaron salir todos sus sentimientos de felicidad en un cálido y tierno beso. Ambos sabían que las palabras del pelirrojo tenían toda la razón:
Ni la muerte puede separar a dos corazones que se aman y harían todo por estar juntos; si para eso hay que llegar al suicidio, que así sea.
Amén.