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Los días han pasado y siento que mi amor hacia ti crece cada vez que te veo, aunque no puedo demostrártelo como te lo merecer, intento compensártelo llevándote pequeños regalos como flores o cartitas con lindas palabras; sé que eso parecería para una chica, pero tu igual los aceptas y eres feliz al recibirlos, pues sabes que es para demostrarte cuanto te amo.
Pero también sé que esto está mal, independientemente de lo que tú y yo creamos, el resto del mundo lo sigue viendo raro, como algo anormal; además de que cronológicamente sea mayor que tu por 16 años, sabes que me convertí en marioneta a los 15, por lo tanto mi apariencia es la de un adolescente, pero tu apenas tienes 19 años, casi un niños con las hormonas a flote…
¿Será que tu amor hacia mí es verdadero y no solo deseo…? No puedo confírmalo, pues no sé lo que piensas. Çme encantaría hacer el amor contigo; tocarte, acariciarte, besarte aunque yo no pueda sentirlo, con solo hacerte disfrutar me conformo, yo seré feliz.
Pero ante la vista de los demás, en especial de Konan, no me atrevo ni a mirarte, y sé que tu lo has notado, pero comprendes. Todo es distinto cuando estamos solos; puedo abrazarte, mimarte, apapacharte y demostrarte que te quiero más que a nada, mientras tú te sonrojas, te avergüenzas y te alegras con la más mínima de mis acciones, ronroneando como un gatito. Y es que lo eres; eres mi gatito rubio, soy tu dueño y tu el mío, aunque eres libre de hacer lo que quieras, yo no te lo impido…
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Hoy por fin ha llegado la noche; me parece contradictorio lo que he hecho en varias ocasiones cuando no podemos estar solos en el día, pues salgo de mi habitación y entro a la tuya, para pasar tiempo, juntos como tú quieres.
Como muchas veces estás acostado en tu cama, dándole la espalda a la puerta y cubierto completamente con las cobijas; yo me acerco a ti, para despertarte con dulzura. Primero parecer desconcertado porque interrumpí tu sueño, pero al reconocerme me saludas con un beso, y me invitas a acostarme; obedezco sin objeciones.
Por inercia vuelvo a arroparte, y te abrazo por la cintura, acercándote más a mi cuerpo; no siento tu calor, pero parece que tú sientes el mío, pues te acurrucas más en mi pecho. Te abrace con más fuerza, como si quisiera que nos fundiéramos y convirtiéramos en una sola persona.
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El tiempo pasó volando y no sé cómo es que llegamos aquí; de un momento a otro tú dormías plácidamente y ahora estoy sobre tu cuerpo completamente excitado, besándote con deseo de saciar mi sed eterna de ti. Mis manos recorren tu cuerpo, repartiendo caricias por donde pasan, haciéndote estremecer porque mis piel e fría a comparación de la tuya. Empiezo a propasarme, tocándote por debajo de la ropa, pero no me detienes, sino, suspiras ante cada roce.
Con un fuerte empujón logras separarme de tus labios, pues había olvidado que necesitas respirar, no como yo.
-¿Estás bien? ¿Quieres que me detenga?- Pregunte preocupado, pues no quería obligarte a nada y mucho menos incomodarte o espantarte.
-Si…- Te sonrojaste con violencia y desvías la mirada, desconcertándome un poco. Luego entendí que decías “si” a mis dos preguntas…
Sigo tocando tu cuerpo por debajo de la ropa, pero ahora mis labios se posan sobre tu cuello para intentar inútilmente saborearlo; te escucho gemir, señal de que lo estas disfrutando. Levante la vista por un momento para susurrarte “no grites, podrían escucharnos”; luego seguí con lo que hacía.
De un momento a otro la parte superior de tu pijama desaparece y me deja contemplar tu bello torso; me deleito con solo verte, no necesito tocarte, pero tu si necesitas que te toque, pues estas temblando por las ansias de mis caricias. Mis labios aprisionan uno de tus pezones, tú casi gritas ante el contacto; yo me estremezco, nunca pensé que algún día te vería así. No sé precisamente lo que hago, puesto que cuando era humano, nunca experimente algo así, [N/A: Palabras simples: Sasori es VIRGEN!! / *-* EJEM… yo se lo quitaría… ¬/////¬] pero tu pareces disfrutarlo demasiado, eso me alegra.
Sigo bajando, después de unos minutos; llegue a tu ombligo, donde empecé a meter mi lengua, haciendo que suspires. Baje un poco mi vista, notando el bulto entre tus piernas, estas demasiado excitado. No te hago esperar más, me deshago del resto de tu ropa, dejándote completamente desnudo frente a mis ojos; tú te avergüenzas, e intentas cubrirte, pero yo te detengo.
-Así eres hermoso- Te dije, luego bese tu frente. –Me gusta ser yo el que provoque estas reacciones en ti…- Bese tu pecho. –Te excitas por mis acciones- Tome tu miembro y empecé a masajearlo, haciendo que te retorcieras de placer. Sonreí para mí. –Te amo- No sé por qué, pero lo metí por completo en mi boca, haciendo que reprimieras un grito.
…
Tú escancia llenó mi boca después de unos minutos, lo sé porque te retorciste y me lo advertiste, pero yo seguí moviendo la cabeza de arriba hacia abajo, así que todos fue mi culpa, no lo niego; desde un inicio mi intención fue esa, que llegaras al orgasmo gracias a mi, y solo a mí. Como no pude tragarlo, -por razones conocidas- lo escupí.
-Sasori…- Llamaste mi atención, e hiciste que te observara a los ojos. –Hazme tuyo…- No pude creer lo que salió de tu boca, así que por unos segundos, me quede inmóvil.
-¿Qué?- Salió casi mecánicamente de mis labios, pero no te deje contestar. –Sabes que yo no soy humano; no puedo sentirte…- Dije un poco cohibido, pero tú no parecías pensar lo mismo que yo.
-No me importa, um…- Tomaste mi rostro, y lo acercaste al tuyo. –Quieres ser uno contigo…-
-No es necesario “eso” para que seamos uno- Intente hacer que comprendieras que no necesitábamos eso.
-…Dame ese gusto- Pediste casi rogándome, desconcertándome nuevamente. Tú eres la persona de la que me enamore, y ahora amo.
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Después de preparar tu cuerpo para la penetración, y haberme quitado igualmente la ropa, me acomode entre tus piernas, alzándolas un poco para darme más acceso.
-Va a doler…- Te advertí, pues no hay que ser un genio para saberlo. Tu asentirte, y cerraste los ojos con fuerza.
Entre en ti, sin vacilaciones. Tú te retorciste, gemiste, casi gritas de dolor, pero no me pediste que saliera. Consolé tu cuerpo, acareándote con ternura y besando cada parte de tu cara.
Después de que te acostumbraste a la invasión, empecé a moverme lento, para no lastimarte. No te sentí en ningún momento, pero tú me sentías dentro; yo sabía que estaba ahí, pero tú lo confirmabas; sabia que lo estabas disfrutando, y tú no lo negabas.
A cada momento, tú pedias más, y yo como un esclavo te obedecí, sin poder sentirte como me sentías.
Al cabo de un tiempo, no lo aguantaste mas, terminaste entre nuestros vientres.
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-…Deidara- Susurre tu nombre después de unos minutos de absoluto silencio.
-¿Uh?- Fue lo único que oí, mas no inmutaste nuestras posiciones.
-….- Dude unos segundos en decirte, pues me parecía una pregunta un poco precipitada.
-¿Sasori?- Te giraste un poco para verme por sobre tu hombro, ya que ambos estamos recostados en su cama, y yo te estaba abrazando por detrás. Llevábamos así un tiempo, después de eso…
-…Escapemos juntos- Te dije completamente perdido en tus ojos azules.
-¿Qué, un?- En tus labios se dibujo una sonrisa. -¿Bromeas?-
-…No- Te sonreí. –Escapemos juntos- Repetí.