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El ascenso por Seiken

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Capitulo 2: Dynamo.

Megatron espero pacientemente cerca de una ventana, donde podía ver la luz del sol comenzar a percibirse a través del horizonte, la llegada de Dynamo, para ver con sus propios ojos la grandeza de su guerrero, Dynamo debía estar cerca si acaso había sobrevivido y si conocía un poco a su creación, no le fallaría.

Un sonido rompió el reverencial silencio de su habitación, era el sonido de unos pasos acercándose por su espalda, al abrirse las puertas mecánicas, no era otro más que Dynamo – ¿Lo conseguiste?

Dynamo hincándose en el suelo respondió ofreciendo la cabeza del escarabajo – Ramhorn se negó a tener una muerte honorable… sin embargo, no tuvo ninguna ocasión para llamar a su guardia o avisarle a los demás miembros del consejo Tripredacus, mi señor.

Megatron volteo en su dirección con una sonrisa satisfecha, Dynamo esperaba la respuesta de su emperador sin mirarlo directamente a los ojos, aceptando la cabeza como el regalo que era le dijo – Sí… lo has hecho bien Dynamo, muy bien… sí…

Después comenzó a caminar en dirección de un cuarto contiguo en donde coloco la primer cabeza del consejo Tripredacus, en un pedestal fabricado para ese momento, para demostrarle a los Predacon y a los Maximales quien sería su líder – Mañana me traerás la cabeza de Cicadacon y después, juntos iremos por la ultima cabeza de mi colección, Seaclamp. Con los tres muertos no habrá quien pueda negarse a mi dominio.

- Y para ese momento, los Maximales apenas comenzaran a preguntarse qué fue lo que les paso, sí, será demasiado tarde para que puedan hacer algo en contra nuestra.

- ¿Cicadacon no sospechara nada? – pregunto Dynamo, siguiéndolo de cerca.

- Esos tontos incompetentes, no, son demasiado vanidosos para darse cuenta que han muerto – le respondió Megatron, cerrando el cuarto donde guardo la primer cabeza –
sígueme, Dynamo… - le ordeno caminando en dirección de la salida, Dynamo asintió, dudando que Cicadacon y Seaclamp fueran tan estúpidos como para dejarse asesinar.

Megatron camino en silencio, escuchando las pisadas de Dynamo, manteniendo sus brazos detrás dela espalda de manera pensativa. La destrucción del consejo Tripredacus era sólo el inicio de un plan mucho más grande, que llevarían a cabo juntos, justo como debió ser con los discos dorados.

Dynamo se preguntaba en silencio para que deseaba Megatron que lo siguiera, que era exactamente aquello que deseaba mostrarle, ya que reconocía esa expresión en su rostro como aquella que utilizaba siempre que tenía algo importante que decirle.

Megatron se detuvo fuera de la base, mostrándole las llamas de la base Tripredacus, exactamente donde residía Ramhorn, preguntándole - ¿Qué es lo que ves, Dynamo?

Dynamo guardo silencio, estaba el humo, el fuego resplandeciendo y los Predacon tratando de apagarlo, sin embargo, eso no era lo que debía ver. Estaba seguro que Megatron hablaba de algo mucho más filosófico, algo que no estaba allí realmente. – El futuro.

Megatron esbozó una sonrisa peligrosa – Sí… Un futuro que compartiremos - le comento observándolo fijamente – juntos gobernaremos Cybertron – caminando en su dirección – el universo temblara bajo nuestro puño de hierro – sujetando su barbilla entre su dedo índice y pulgar – nos amaran y temerán – acercando su rostro al de su guerrero revivido – yo seré su dios y tu, mi querido Dynamo, mi consorte – finalizo capturando aquellos labios metálicos que lo habían vuelto loco desde que poso sus censores ópticos en ellos.

Dynamo escucho las palabras de Megatron atentamente y cuando sus labios se unieron en uno, permitió que fuera él quien llevara el compás de aquel baile, sintiendo desagrado cuando debería sentir gozo. Una parte en su interior, si fuera un filósofo diría que su chispa, se negaba a disfrutar de lo que podría ser una declaración de amor eterno por parte de su líder. Su mente se negaba a escuchar la voz interior de su alma, permitiendo que aquella danza continuara y, hasta correspondiendo a las caricias del futuro emperador de Cybertron.

Al separarse, Dynamo en vez de perderse en los censores ópticos de Megatron, volteo hacia otra dirección tratando de acallar la molesta vocecita que le decía que permitir aquellas caricias no era correcto, encontrándose con una cámara espía maximal.

Megatron le ordeno simple y llanamente, furioso por lo que se imagino era una clase de rechazo – no me niegues el placer de ver tu rostro, Dynamo.

Dynamo le respondió señalando la cámara espía, el pequeño robot maximal sobrevolando su guarida, esquivando la orden fácilmente – nos han estado observando, maximales.

- Destrúyelos – fue la orden tranquila de Megatron, quien comenzó a internarse en su nave, varada y escondida debajo de un inocente holograma de un cementerio de naves.

- Cómo tu órdenes… Megatron – respondió Dynamo, transformándose a su modo bestia, para comenzar a correr en dirección de la cámara espía.

La primera cámara no duro demasiado en ser aplastada por un Velociraptor tecno-orgánico, pero una segunda cámara, que fue descubierta por el rabillo del ojo de Dynamo, intento alejarse, elevándose a una altura imposible de alcanzar por el guerrero.

Dynamo observo sus alrededores buscando una forma de alcanzarle sin llamar demasiado la atención de los Predacones que habían puesto un alto precio por sus cabezas. Recordaba que alguna vez le habían dicho que se familiarizara con sus alrededores, que buscara respuestas en la simpleza de su entorno, no sabía por que pensaba que todo tenía que ver con una flor y una piedra, probablemente había sido Megatron quien le dijo eso.

La cámara comenzó a elevarse, siguiendo una ruta que pasaba cerca de unas rocas elevadas, si llegaba a ellas probablemente pudiera alcanzarlas de un salto. Así que comenzó a correr tan rápido como se lo permitían sus piernas, cazando a la molesta esfera mecánica, observando cómo esta lo filmaba.

Dynamo se desvió del camino hacia lo que conocía como un atajo, saltando de roca en roca hasta llegar al paso natural formado por la lava de milenios de erupciones volcánicas. Esperando la llegada de la cámara espía que giraba en todas direcciones tratando de encontrarlo, sin embargo, cuando lo hizo el Velociraptor había saltado en su dirección preparando sus garras para perforarle con ellas.

Dynamo alzo la primera esfera con una de sus garras, observándola fijamente, preguntándose que hacia ese armatoste tan cerca de sus territorios, percatándose que aun estaba enviando información y que probablemente así lograrían saber quien los había estado espiando, aunque sería muy arriesgado. – Dynamo a Megatron.

- ¿Qué ocurre, Dynamo?

- Tengo las cámaras, una de ellas aun funciona… – le informo Dynamo, pensando a pesar del riesgo que valía la pena saber quien había puesto las cámaras en sus territorios y que tanto sabían de la muerte de Ramhorn.

- Tráela… debemos saber que tanto han visto, sí – fue la orden recibida.

Dynamo le obedeció, como lo había hecho desde que despertara en una sala oscura en donde Megatron le dijo había sido su renacimiento después de ser traicionado por un maximal en especial, uno que se llamaba Optimus Primal, un maximal especialmente torcido, un mentiroso nato que fue capaz de sacrificar su vida por su propia meta, un maximal que intentaría engañarlo como en el pasado para guiarlo a su trampa, un maximal del que no podía fiarse.

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Optimus desde que las cámaras fueron destruidas por Dynamo, había permanecido a solas, tratando de calmar la furia que amenazaba con hacerlo estallar. Ahora comprendía por que Megatron parecía estar obsesionado con el honorable guerrero, no eran sus habilidades o su traición en si, era el hecho de que habían sido amantes lo que lo llevaba a comportarse de aquella manera tan absurda.

Megatron era un demente, obsesionado con el pasado y con Dinobot, se preguntaba como era posible que un guerrero honorable, como lo fue y estaba seguro en estos momentos era Dynamo, hubiera aceptado unir su chispa con la de un monstruo sin honor como la bestia roja.

Por que no admitirlo, sentía celos de que Megatron lo hubiera conocido antes, de que se hubiera rendido a sus pies, entregando su chispa al tiránico Predacon, pero eso no era nada comparado con la furia que sentía al saber que solo estaba utilizando al guerrero a su favor, manejando su mente confundida para hacerlo creer en su causa, conociéndolo, debía para ese momento haberlo persuadido que lo mejor era seguirlo fielmente. Todo por el honor y la causa Predacon, aunque debía decir, que en realidad era su propia causa.

- ¡Maldito seas, Megatron! – pronuncio furioso.

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Habían pasado varias horas desde que regreso a su base y dentro de poco partirían en busca del segundo Tripredacus, Cicadacon. La vieja cigarra no comprendería lo que le paso y cuando Megatron les acompañara por Seaclamp tendrían el poder en sus manos. Dynamo tendría la suerte de ser el segundo de Megatron, su consorte como lo había dicho, debería estar contento, disfrutar de su éxito ¿Por qué no lo estaba?

Dynamo se adentro en la sala del trono de Megatron, estaba meditando recargado en una de sus manos, al verlo le pregunto – ¿Qué haces aquí? – parecía estar especialmente molesto.

- Vine a reportar mi salida, nuestra salida, Megatron.

- Como un fiel soldado… – le comentaron detrás de su espalda, sin más, Megatron había abandonado su trono y se había colocado detrás de él - eso me gusta de ti, Dynamo.

Dynamo sintió los enormes brazos rodear su cintura, recorrer su fuselaje en dirección de su chispa, preguntándose qué ocurría volteo entrecerrando un poco sus sensores ópticos – ¿esto tiene algo que ver con la cámara espía?

Megatron beso su cuello, introduciendo ligeramente un dedo en la minúscula esfera de energía, respondiéndole – No quiero que te tardes, Dynamo… - su guerrero gimió sintiendo que sus piernas repentinamente eran muy frágiles para sostener su cuerpo – confió en ti – pronuncio alejándose de él, controlando las ganas absolutas de apoderarse de su chispa, pero, sus planes debían seguir a toda costa – no me falles.

Dynamo tardo algunos minutos en recuperarse de aquella reunión, preguntándose qué clase de reacción había sido esa y que la había provocado – no lo hare, Megatron.
Megatron respondió sonriendo de aquella forma tan atractiva que siempre lo había caracterizado – lo sé, Dynamo, lo sé.

Dynamo salió entonces en busca de los "voluntarios" para ese suicidio, Inferno, Quickstrike y Avispaneitor le acompañarían en un convoy en busca del Tripredacus. Con mucha suerte podrían irrumpir en la cámara de Cicadacon y antes de que se dieran cuenta, por culpa de la confusión que la muerte de Ramhorn había provocado, eliminarlo.

En esta ocasión abordaron un convoy de tierra, al mismo tiempo que otro grupo rebelde dirigido por Strika y Obsidian atacaba de frente. Esos rebeldes cansados de esperar el gran retorno de los Predacon decidieron traicionar al consejo, buscando un líder con mucho más carácter, que iniciara la ofensiva necesaria para tirar a los maximales de su trono.

Una explosión le despertó de su meditación, habían llegado y el otro grupo había comenzado con su parte de la ofensiva. Bajó de un salto acompañado por Inferno, Quickstrike y Avispaneitor, ordenándoles – Avispaneitor y Quickstrike protejan el túnel, Inferno, tu vendrás conmigo –

La maquina subterránea estaba protegida de los radares, tenía un blindaje de capas de Energon puro y un cañón laser que se abría paso en el manto de roca. Con ella, ingresaron a las cámaras subterráneas que eran el refugio de Cicadacon, se suponía si sus espías estaban en lo correcto que estaban a unos cien metros de la cámara principal.

La cámara de Cicadacon estaba curiosamente desprotegida, justo como la de Ramhorn, casi como si fuera una invitación a infiltrarse en ella o se sintieran tan seguros en su posición que pensaban que nadie intentaría un ataque directo – ¿confiar en un maximal? – Dynamo escucho como decían.

- Tengo fuertes razones para pensar que Megatron está vivo, Cicadacon – pronunciaba una voz tranquila, tratando de advertirle sobre su destino.

- ¡Megatron!.. Megatron es solo un recuerdo de las eras oscuras de Cybertron, muerto como su ambición de gobernarnos… - le respondían fieramente, con un tono de voz que dejaba ver cuanto desprecio sentía por el maximal.

- No parece muy difícil de creer con Ramhorn muerto, según nuestras fuentes – respondió Optimus, tratando de alertar a los Predacon acerca del golpe de estado que estaba llevando a cabo Megatron, ese era el segundo día que atacaría, el tercero se mostraría en persona.

Optimus comenzaba a desesperarse, con la muerte de uno de los miembros del consejo dentro de poco habría guerra, al saber que Megatron había sido el culpable del primer golpe supuso que sería cuestión de tiempo que atacaran a los otros dos miembros, Seaclamp fue tan necio como Cicadacon, sólo por ser un maximal desconfiaban de su información y lo peor era que no podía explicarles de donde le habían obtenido. - ¡No me interesa quiénes son tus fuentes ¡Traidores todos ellos y como tales deben sufrir un castigo! –

Dynamo al escuchar la discusión supo quien envió las cámaras espías a sus territorios, aparentemente también descubrieron sus planes, no obstante, como Megatron le dijo, el consejo Tripredacus era demasiado vanidoso para darse cuenta que habían perdido el poder hacía mucho tiempo.

- cúbreme las espaldas Inferno, que nadie entre o salga mientras que yo este dentro – susurro, desenvainando su espada.

Inferno asintió utilizando una postura militar, apuntando en dirección de la oscuridad a cualquier cosa que pudiera sorprenderlo escurriéndose en ella.

Dynamo dio varios pasos oculto en las sombras proyectadas por las maquinas y estalactitas que conformaban la guarida de otro de los Tripredacus, como toda una alimaña le gustaba la penumbra, el aire enrarecido y las rocas.

En la pantalla se encontraba un maximal, al juzgar por su rostro y sus ademanes comenzaba a desesperarse por culpa de la cigarra – ¿Dices que un rebelde ahora mismo puede encontrarse en mi base a punto de matarme? – le pregunto irónico, riéndose por la simple perspectiva.

Optimus al ver como Dynamo salía de las sombras a la espalda de Cicadacon diciéndole – parece que ese maximal no esta del todo en un error – supo que era demasiado tarde.

Cicadacon volteo furioso para encontrarse a un Velociraptor tecno-orgánico mirándolo fijamente, su rostro duro no mostraba ninguno de sus pensamientos y su espada con la forma de varios huesos sobrepuestos estaba preparada para atacarlo – ¿Quién eres tú? –

- ¡Dinobot! – pronuncio el maximal en la pantalla, distrayéndolo momentáneamente, dándole oportunidad a Cicadacon de atacar primero, derribándolo al suelo con varios golpes certeros.

Dynamo se maldijo por dejar que un maximal lo distrajera e inmediatamente contra ataco disparando dos rayos láser de sus censores ópticos, derribando al Tripredacus. Retomando su modo bestia, con el cual salto en su dirección con sus garras preparadas, recibiendo otro golpe certero que lo lanzo cerca de la pantalla.

El Predacon rebelde sacudió su cabeza soltando una maldición, para después esquivar un misil que se impacto contra el suelo donde había estado recostado momentos antes – ¡Eres demasiado débil y demasiado joven para derrotarme, muchacho!… ¿Por qué arriesgar tu vida por un demente? –

- Sí estas tan seguro de eso ¿Por qué tiemblas? – pregunto Dynamo, detrás de una de las estalagmitas.

- … - Cicadacon se quedo sin respuesta, una vez el proclamado Megatron estuvo a punto de conquistar el universo, no deseaba que volviera a ocurrir, debía convencer al muchacho de servirles a ellos y abandonar a su amo – ¿Por qué luchas por él¿Por qué arriesgar tu vida? –

Dynamo desconocía el verdadero motivo por el cual se arriesgaba por Megatron, aunque Cicadacon no tenía por qué saberlo, cuando realmente no recordaba el supuesto pasado que habían compartido – ¿Sabes la respuesta a mis preguntas? –

Cicadacon esperaba que Dinobot, como le había nombrado el maximal respondiera a su pregunta y así supiera en donde estaba escondido, para poder eliminarlo – ¿tienes miedo a contestar o desconoces el motivo? –

- no te debo ninguna explicación – fue la respuesta proveniente a su izquierda.

Cicadacon disparo toda la munición que tenía, escuchando como el maximal volvía a pronunciar el nombre del rebelde, seguro de que lo había destrozado se acerco a los restos del Velociraptor, preguntándole – ¿ha sido suficiente? –

- no – le respondieron desde las sombras.

Con varias heridas en su cuerpo y la espada firme en su mano, el Velociraptor comenzó a caminar en su dirección.

Cicadacon jamás había visto tanta resistencia y coraje en un solo guerrero – ¿Cómo? – pregunto demasiado sorprendido al ver como el rebelde estaba escurriendo algo parecido al aceite y aun caminaba en su dirección.

- tengo mi honor y un guerrero da la vida por su señor – respondió Dynamo, cortando la cabeza de Cicadacon de un tajo.

Dynamo se recargo en una de las estalagmitas pronunciando – modo bestia…

Regresando a ser un Velociraptor tecno-orgánico, recogió la cabeza del Tripredacus y estaba a punto de irse cuando preguntaron a través del monitor – ¿Dinobot?... Dinobot, espera –

Dynamo retrocedió y camino en dirección de la pantalla, observando a lo que debía ser alguna clase de dirigente maximal – mi nombre no es Dinobot… maximal – pronuncio respirando hondo – mi nombre es Dynamo – finalizo, dándole la espalda y desapareciendo entre las sombras antes de que Optimus pudiera asegurarle que todo aquello salido de los labios de Megatron eran mentiras.

No dio tres pasos fuera de la cámara de Cicadacon y ya había perdido la conciencia, derrumbándose con la cabeza de la cigarra en sus manos, la cual giro en dirección de Inferno, quien al verlo pronuncio – a la reina no le gustara esto…

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Megatron esperaba la llegada de su fiel sirviente sentado en su trono, pensando en los posibles motivos que llevarían a Optimus a espiar su creación, estaba seguro de que era él, reconocía el lugar en donde su némesis residía.

- Parece que una vez más tenemos algo en común Optimus Primitivo... sí – pronuncio rascándose la barbilla, encontrando la única razón que llevaría a un maximal o a un Predacon a hacer algo tan arriesgado.

Podría ser posible que Optimus estuviera interesado en Dynamo cuando estuvo sirviendo bajo su mando. Probablemente sí, lo que significaba que tenía una razón más para querer verlo muerto.

- ¡Mi reina ¡Inferno reportándose! – escucho que la hormiga roja le decía a través de uno de los comunicadores, sobresaltándolo un poco.

La imagen de inferno se proyectaba en una de las esferas que flotaban en su sala del trono, eran cámaras o pantallas de video y si era necesario potentes armas con las cuales freír al enemigo que fuera lo suficientemente tonto para adentrarse en su guarida. - ¿Qué quieres, Inferno? –

Inferno le mostro entonces la cabeza de Cicadacon respondiéndole – hemos cumplido la misión, su majestad, pero sufrimos una baja – le anuncio temeroso.

Detrás suyo Avispaneitor balbuceaba – Avispaneitor no tuvo la culpa, Avispaneitor hizo su trabajo…

- ¿Dónde está Dynamo? – pregunto al darse cuenta que no era él quien se reportaba victorioso.

- Dynamo sufrió heridas graves, se encuentra con los médicos Predacones… - intentaron informarle, cuando Megatron había partido en dirección de la enfermería.

Al llegar vio las heridas en el cuerpo del Raptor y como varios médicos intentaban repararlo, uno de ellos se acerco temeroso reportándole – las heridas no son graves, Megatron, se recuperara en algunas horas – el tirano lo ignoro adentrándose en la sala medica, rosando con las puntas de sus dedos el rostro metálico.

Megatron había presenciado varias heridas en guerreros fuertes, la mitad provocadas por sus armas y las que Dynamo tenía en su cuerpo, las primeras de ellas, eran causadas por un descuido – Megatron…

El tirano volteo en dirección del herido, quien lo miraba de reojo recostado en la cama – Dime que ocurrió.

Dynamo sujeto la mano de Megatron, tratando de ignorar el dolor provocado por las heridas de su cuerpo y la confusión de haber sido llamado por otro nombre que recordaba en sus sueños – había un… maximal discutiendo con Cicadacon… no sé cómo se llamaba, pero, era uno de sus líderes… es quien mando las cámaras y quien ha estado espiándonos… lo ignore al principio dispuesto a seguir con mi misión, pero después… cuando me llamo Dinobot… me distraje apenas un momento… Cicadacon se aprovecho de eso y comenzamos a pelear, con ese maximal viéndonos y… llamándome Dinobot, como si me conociera de hace tiempo… ¿Quién es él, Megatron? ¿Por qué me conoce? – finalizo Dynamo, gimiendo a causa de una última reparación en uno de sus circuitos vitales.

- El es Optimus Primitivo, de quien ya te he hablado – respondió Megatron, acariciando la cabeza de Dynamo con algo parecido a verdadero afecto.

- Deje que me utilizara… al escucharlo y permitir que me distrajera de mi misión – se quejo Dynamo.

- Optimus es un mentiroso, no es la primera vez que logra confundirte Dynamo, ni será la última vez que lo intente – le advirtió.

- Debo tener cuidado entonces.

- Duerme, Dynamo, descansa y después discutiremos todas tus inquietudes…

- ¿Cicadacon está muerto? – pregunto Dynamo, en realidad más dormido que despierto.

- Lo está, hiciste un buen trabajo.

- ¿Cuando iremos en busca de Seaclamp?, Megatron… - volvió a preguntar Dynamo.

- En cuanto despiertes, los dos iremos por él y completaremos la primera parte de mi plan… sí – le respondió.

- Pero… - intento pronunciar Dynamo.

- pero no me sirves de nada herido, descansa y cuando te hayas recuperado partiremos en busca de nuestra tercera cabeza… – Megatron comenzaba desesperarse por la necedad de su creación, le agradaba sus ansias guerreras, pero no que discutiera sus órdenes.

- Y Cybertron descubrirá porque te llamas Megatron… – le comento Dynamo, cerrando los ojos para intentar recuperarse para el día de mañana, cuando con la cabeza de Seaclamp en sus manos podrían poner en marcha la siguiente fase para recuperar el control de Cybertron.


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