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El ascenso por Seiken

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Capitulo 12: Telaraña.

Optimus atravesó el puente con bastante seguridad, unas cuantas rocas cayeron al vacío pero no ocurrió nada que le hiciera preocuparse.

Dynamo lo siguió, caminando demasiado rápido, observando con cierta fascinación morbosa las rocas cayendo con cada paso que daba, la imposible altura de ese puente, preguntándose si acaso un maximal o un predacon podrían sobrevivir esa altura.

No tendría que preguntárselo más tiempo, ya que fue ese el momento que Inferno decidió utilizar para disiparle a ese puente, Optimus pudo ver al predacon antes de que disparara y comenzó a correr en dirección del joven predacon retirándolo de la trayectoria del misil apenas lo suficiente para que no lo dañaran, pero sin lograr evitar que dicho misil destruyera el puente que ellos estaban cruzando desencadenando un derrumbe que los ensordeció momentáneamente.

Megatron al ver el estallido grito el nombre de Dynamo e intento llegar a él, siendo detenido por cientos de rocas de Energon que parecían estar a punto de estallar. — ¡Dynamo!

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El estallido alerto a las semillas de Unicron, una en especial que se encontraba en las sombras, sus ojos eran de color amarillo y estos habían estado observando aquella escena con un extraño interés.

Esta semilla de semblante casi humano vio como Inferno actuaba por primera vez en contra de las órdenes de Megatron, el interesante intento de Primitivo por rescatar a otro clon de Dinobot, pero sobre todo, sus ojos amarillos estaban posados en Cheetor.

No era el adolecente que se perdió en la tierra, el cheetah al escapar de sus garras había logrado crecer lo suficiente para volverse un joven guerrero, seguía apoyando ciegamente las decisiones de Optimus y su belleza le hacía preguntarse cuál era la orientación sexual de este atractivo guerrero.

Aunque en realidad era irrelevante su consentimiento para los planes que tenía para él, aun no decidía si después de jugar con el seguiría vivo o bebería su dulce elixir vital.

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Megatron parecía enloquecido, el líder predacon en vez de buscar a quien fuera el culpable por el sorpresivo ataque o intentar guarecerse de la explosión que estaba a punto de ocurrir comenzó a golpear las rocas de Energon con las manos desnudas.

Moviendo las pequeñas rocas con la delicada forma humana, dañando la cobertura de sus dedos, de la cual brotaba un líquido de color celeste, muy diferente al color rojo de la sangre de los humanos.

Megatron trataba de abrirse paso, sorprendiendo a Cheetor, quien jamás creyó que la obsesión del líder predacon fuera tan grande, aunque bien sabía que si Dynamo se interponía en su camino para sus planes de conquista de Cybertron lo destruiría sin pensarlo.

Pero en este momento Megatron aun en su forma humana trataba de remover las rocas, pronunciando el nombre de Dynamo como en una letanía, tratando de llegar a él aunque bien sabia que el resultado de aquella explosión era más que obvia, ningún Cybertoniano podría sobrevivir a ella.

Cheetor se acerco al líder predacon e intento alejarlo de las rocas, recibiendo un fuerte golpe del predacon, quien se levanto, sacudió su ropa y le dio la espalda a las piedras, la furia que sentía gravada en sus facciones.

— Tenemos que salir de aquí. — Pronuncio como si no hubiera sido él quien perdió de momento los estribos. — Dynamo encontrara la forma de llegar a mí.

— Sí es que decide regresar a ti, Megatron. — Cheetor no pudo controlar su lengua a pesar de decirle a Nightscream que eso era lo mejor.

Megatron apretó los dientes y respondió con un golpe en su quijada, sus ojos podrían brillar de color rojo si no fueran humanos y si no tuviera planes para usarlos a su favor seguramente también le habría disparado.

— Este es diferente al traidor, sin mí no existe un mundo para él…

Nightscream intento intervenir pero fue detenido por Cheetor, quien se levanto del suelo sobando su quijada.

— Sera mejor que Optimus lo comprenda, sí.

— ¡Eres un monstruo! — Pronuncio Cheetor apretando los dientes.

— Tal vez, para los simples estándares maximales, sí… lo soy, pero eso en este momento es irrelevante para proteger el futuro de nuestras razas, mi futuro dominio de Cybertron.

Ese era el Megatron que conocía, con quien estaba acostumbrado a tratar, no al que vio tratando de salvar la vida de su creación, el que parecía por unos momentos fuera de sí.

— ¿Por qué deberíamos creerte?— Pregunto Cheetor comenzando a alejarse del radio que seguramente tendría el Energon al estallar. — ¿Cómo sabemos que este golpe no fue provocado por ti?

Megatron corría a su lado, al igual que Nightscream, quien también se preguntaba lo mismo, aun desconfiando de las decisiones de Optimus Primitivo.

— No pondría en peligro mi gloria por la de mi antecesor, el tuvo su oportunidad y perdió y eso es todo lo que tienen que saber. — Les informo con cierto dejo de desprecio.

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Optimus fue el primero en despertar algunas horas después, la oscuridad apenas le permitía ver sus alrededores aun con sus ojos mecánicos, sacudiendo su cabeza comenzó a recordar los sucesos que ocurrieron antes de perder el sentido.

Inferno los había seguido y les había disparado, no, solo disparo en dirección de Dynamo lo que significaba que estaba actuando a las espaldas de Megatron.

— ¡Dinobot!

Pronuncio y comenzó a buscar al joven predacon, el que yacía debajo de varias rocas, aun inconsciente.

— ¡Por Primus!

Exclamo cargándolo en sus brazos esperando que sus daños no fueran graves, depositándolo lejos de los escombros que cayeron sobre ambos, los que no le dañaron por su gran tamaño a diferencia de Dynamo, el que parecía haber sufrido mucho daño.

Con demasiada preocupación y hasta cierta desesperación comenzó a revisar su cuerpo, palpándolo con sus manos, buscando alguna parte en donde su cuerpo hubiera sido dañado de gravedad.

Dynamo despertó sintiendo las manos de Optimus sobre su cuerpo, apenas recordaba la explosión y como el líder maximal parecía haberle quitado del camino para que no fuera dañado.

Aun así las palabras de Megatron aun resonaban en su mente, no podía confiar en él, no debía hacerlo y sin más intento alejarse del maximal, sin embargo, sus sistemas seguían tratando de reparar su cuerpo quitándole la mayor parte de su energía.

— Quítame las manos de encima. — Pronuncio al darse cuenta que no podía alejarse físicamente del maximal.

— Sólo estaba revisando que tus daños no fueran graves. — Trato de explicarse Optimus, apartando las manos de su cuerpo.

Dynamo cerró los ojos sintiendo como si fuera a desvanecerse, notando como una ola de calor se apoderaba de su cuerpo ante la cercanía de Optimus primitivo.

— No lo son…

Optimus volvió a tocar la punta de las manos de Dynamo con delicadeza, ese ligero rose era más de lo que había soñado con tener, sin embargo, de un momento a otro el joven predacon estaba a punto de rechazarlo.

— Tenemos que seguir adelante. — Pronuncio tratando de levantarse del suelo, sujetando su costado del cual comenzaron a brotar unas cuantas chispas.

Optimus se apresuro a recostarlo en el suelo, preocupado al ver aquellas chispas de color rojizo, una señal de un daño grave en su anatomía, uno que tardaría un poco en repararse con sus sistemas internos.

— Tienes que descansar.

Dynamo se quejo, al tocar su costado, le molestaba admitirlo pero Optimus tenía razón primero tenía que reparar su propio daño interno antes de poder seguir adelante, su señor estaba solo.

— ¿Y quedarme en este lugar mientras que tú te adelantas con tus soldados?

Replico el joven predacon quejándose en esta ocasión cuando Optimus rozo su costado con delicadeza, su preocupación estaba apoderándose de sus decisiones.

— Me quedare contigo, no te dejare solo.

Dynamo abrió los ojos ligeramente, enfocando su vista en el rostro de Optimus, buscando cualquier signo de mentira en sus facciones.

— ¿Cómo si eso me hiciera sentir mejor?

Optimus sonrió sentándose en el suelo, este predacon era casi tan necio como su primera encarnación.

— No tiene porque hacerte sentir mejor Dynamo, se que ahora estamos en diferentes bandos.

Dynamo era inteligente y comprendió el mensaje implícito en sus palabras, sus labios se torcieron en una sonrisa burlona.

— No abandonare a Megatron por un maximal sin honor.

Así que Megatron ahora le permitía usar la palabra con H, pero aun así no importaban sus mentiras, confiaba en que Dynamo pudiera ver la verdad detrás de las mentiras del tiránico líder predacon.

— Es gracioso que digas eso, porque tú ya lo hiciste una vez.

— Solo porque tú me engañaste en ese planeta primitivo.

Optimus ignoro aquellas hirientes palabras y recargándose en una de las rocas cercanas, con sus ojos aun posados en el cuerpo de Dynamo trato de conciliar las dos personalidades del guerrero predacon.

Dinobot era mucho más suspicaz, pero aun así logro confiar en él lo suficiente para permitirle tener una noche perfecta, este joven guerrero parecía querer engañarle con una actitud ruda pero sabía que en el fondo estaba asustado, como cualquiera lo estaría si tuviera que transitar un camino desconocido con los ojos cerrados.

— Yo comencé mi viaje como un explorador y puedo asegurarte que siempre es bueno conocer algo nuevo.

Dynamo le observo de reojo y nuevamente intento levantarse, las chispas volvieron a salir de su costado, una clara muestra del daño que había recibido, haciéndole preguntarse en qué momento lo alcanzo la ráfaga de fuego.

— ¿Quién me disparo?

Optimus estaba seguro que Dynamo no creería sus palabras, aunque tampoco estaba dispuesto a mentir para proteger a los predacon y si se parecía un poco al osco guerrero, y este era su clon, sabría que le estaba mintiendo.

— Fue Inferno, reconocería sus ojos en donde fuera.

Dynamo asintió, el también reconocería el fuego de su cañón donde fuera, era desconocido por Megatron pero ellos habían tenido hasta la fecha más de un enfrentamiento, en el último de ellos casi logra desconectarlo.

— Ese demente ha intentado matarme en más de una ocasión.

Aunque parecía que no había ninguna razón para dudarlo, pensó Optimus rascando su barbilla preguntándose si Megatron sabía acerca de ese extraño comportamiento o simplemente lo ignoraba.

— ¿Megatron lo sabe?

Dynamo sonrió, esa era una mueca de disgusto, aparentemente había una forma de llegar a él después de todo, Inferno era leal a Megatron, nunca había visto a nadie tan leal como él y era difícil que su líder no supiera de sus constantes intentos por destruir a la competencia.

— No lo creo…

— Aunque con Megatron es difícil saberlo. — Esperaba recibir una réplica por hablar en contra de su líder, pero ni siquiera este fiel soldado podía contradecirlo.

Dynamo sabía que no podía confiar en este maximal, él no haría más que engañarlo y torcer sus palabras, sin embargo, a pesar de que su mente sabía que no podía creerle sus instintos le decían que no era lo que se imaginaba.

— ¿Cómo era Dinobot? — Antes de que pudiera controlarse Dynamo pronuncio aquella duda que se había apoderado de sus sistemas mucho antes de conocer a Optimus Primitivo.

— ¿Dinobot?

Esa pregunta lo sorprendió demasiado, nunca hubiera pensado que Dynamo querría saber de sí mismo.

— Sí, tengo que saber bajo que expectativas tengo que vivir.

De repente Dynamo parecía demasiado centrado, muy diferente al joven perdido que había conocido hasta el momento, aunque bien podría ser una falsa esperanza y su viejo ser aun seguía dormido en sus memorias.

— Dinobot es muy difícil de describir…

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Cheetor al ver que fueron separados del gran gorila tomo la dirección del grupo maximal casi inmediatamente, quería encontrar a Optimus pero sabía que era mucho más importante proteger el pasado para que tuvieran un futuro.

Nightscream no había dicho más palabras contra Megatron, aunque de vez en cuando le miraba de reojo, desconfiando de cada uno de sus movimientos.

Aunque para el joven felino eso era aun peor, porque el joven maximal se comportaría como una olla de presión y terminaría estallando al final, mucho antes de terminar la misión.

Cheetor sabía que estaba controlándose tanto como podía, recordándole una época en la cual el mismo era como su joven amigo, demasiado impetuoso, una época en la cual buscaba la aprobación de los demás.

Cuando el mismo cayó en la tela de la araña, de una forma literal, arriesgando su vida solo para probarle a Dinobot que tan rápido podía correr durante una tormenta, ignorando las órdenes de Optimus Primitivo.

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Tarántulas tenía demasiadas cámaras deambulando dentro de los túneles, la mayor parte de ellas no localizaban nada importante, pero esto era lo que había estado esperando todos esos años que estuvo atrapado en ese planeta detestable.

Perdió la cuenta del tiempo transcurrido y fue modificando su apariencia por una parecida a las razas que poblaban el planeta hasta que cierto día, decidió utilizar la de sus enemigos, usar una forma humana.

El científico predacon aprendió mucho de esos patéticos simios, ellos como ninguna otra raza le mostraron imaginativas formas de utilizar a tus enemigos, no eran parecidos a lo que decían en sus archivos de historia, no, ellos eran crueles, tan parecidos a un decepticon que los autobots cayeron bajo su embrujo casi desde un principio.

Y ahora después de todo ese tiempo, de toda esa diversión el mocoso que logro huir de su red caminaba en la oscuridad de sus dominios, sin siquiera sospechar que él estaba vivo, que le observaba fijamente.

No, ese muchacho podía haber crecido físicamente, pero en su experiencia no lo había hecho, no lo suficiente porque ningún demente creería que podría controlar a Megatron con la ayuda de un muchacho afeminado.

Uno que se veía ligeramente apetitoso, casi como un bocadillo para cuando terminara de jugar con su víctima.

Muchas veces repensó sus movimientos descuidados al tenerlo a su merced, su prisa por alimentarse, no era que necesitara su líquido vital, como se lo dijo antes solo disfrutaba la sensación pero se imaginaba que poseer más de una vez su dulce y pura chispa sería mucho más placentero aun.

Tal vez podría reprogramar su mente si lograba capturarle, como ocurrió con esa bruja traidora solo que esta vez sí se apoderaba de los brillantes planos de Megatron para controlar al clon de la lagartija podría serle leal por siempre.

— Aunque su lealtad sería tan aburrida. — Pronuncio quitándose los lentes de color amarillo, pasando una mano por su cabello de color verde chillón.

— Cuando obligarle a obedecerme será por mucho más entretenido. — Dijo antes de reírse a carcajadas delirantes.

Sus planes estaban hechos, solo era cuestión de tejer la telaraña y el muchacho caería en ella para poder complacerlo.

Tarántulas abandono su puesto frente a la computadora, detrás de el había más de los suyos, quienes yacían hincados, esperando sus órdenes.

Estas llegaron pronto, pero no fueron las que suponían, en vez de eso el demente genio detrás de los planes para resucitar a Unicron deseaba realizar la cacería el solo.

— Sigan con lo que están haciendo.

Repentinamente varios soldados se miraron entre sí, sumamente asombrados.

— La araña ha atrapado una mosca.

Y sin más volvió a reír de una forma que no por primera vez les hizo comprender la magnitud de su locura.

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Cheetor observo por el rabillo de su ojo izquierdo una pequeña luz verde, la primera señal de la presencia de la cual les había hablado Megatron algunos días antes, pero no era nada parecido a lo que esperaba.

El joven guerrero camino en su dirección sorprendido, la cámara pareció descubrirlo, como si tuviera una primitiva mente propia e intento alejarse, sin embargo, el cheetah con su forma humana aun era demasiado ágil y logro capturarla, sosteniéndola en su mano con cierta precaución.

Esta lucecita era una cámara espía, una especie de esfera que se transportaba por ocho patas mecánicas, parecidas a las de una araña de cueva, enorme y asquerosa.

La cual le hizo pensar en otra araña, una que casi lograba destruir una parte de su chispa cuando se creyó demasiado fuerte para poder correr en una tormenta.

Megatron no le prestó atención y siguió adelante, Nightscream al ver como se detenía arqueo una ceja, estaba a punto de preguntar qué estaba pasando cuando repentinamente la cámara comenzó a realizar alguna especie de cuenta regresiva.

De pronto descubrieron que no era una de ellas, sino decenas, tal vez cientos, todas realizando la misma cuenta, era como si fueran bombas de tiempo preparándose a estallar.

Cheetor trato de aventar la bomba pero esta encajo sus patas en su mano, dañándolo ligeramente emitiendo una descarga de energía verdosa, la cual se unió a la que era emitida por las demás extrañas arañas mecánicas creando una especie de esfera de energía.

Nightscream grito su nombre e intento correr detrás de él siendo detenido por el líder predacon, quien en vez de permitir que el maximal ingresara a la esfera de rayos de color verde lo alejo de ella entrecerrando los ojos.

El joven maximal cayó de rodillas y perdió el conocimiento, apenas escuchando una risa demente a lo lejos, así como el grito desesperado de Nightscream pronunciar su nombre.

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Cheetor se había dejado llevar por las palabras de Dinobot, quien le reto a correr durante la tormenta y debía admitir ahora que colgaba en una tela de araña de energía que ese fue su primer error, permitir que las palabras del guerrero lo orillaran a desobedecer las órdenes de Optimus.

Su segundo error fue permitir que lo capturaran, y el tercero, bueno, aun no sabía cuál era el tercer error que cometió, solo que estaba seguro que no sobreviviría a ese encuentro para saberlo.

Tarántulas parecía sumamente orgulloso de sí mismo, su risa demente lo delataba, o eso pensó Cheetor retorciéndose entre esos hilos que lo sostenían elevado, drenando su energía.

— Parece que la araña ha pescado una deliciosa y dulce mosca. — Pronuncio el científico acercándose a él con lentitud.

Su voz siempre le había causado miedo, pero ahora que estaba indefenso no podía más que retorcerse en la telaraña esperando poder liberarse de ella.

— ¡No soy una mosca! — Le espeto en el momento en que el científico predacon se detuvo a su lado. — ¡Mugrosa Araña sobre alimentada!

Tarántulas se rio al escuchar su insulto y sujetando su barbilla reviso su rostro con aprecio.

— Tienes razón, nunca he visto moscas tan apetecibles.

Cheetor se petrifico al escuchar sus palabras, no podía estar hablando en serio, ellos no necesitaban alimentarse de esa forma, ni siquiera tenían sangre que pudiera ser succionada.

— No puedes hablar en serio.

Tarántulas acerco su rostro aun más al de Cheetor y sonriendo, por lo menos eso creyó que hacia el joven maximal, recorrió parte de su cuello con una de sus tenazas.

— Pero estoy hablando en serio, de verdad lo hago pequeño.

Cheetor sintió que la garra de Tarántulas cambiaba de lugar, situándose justo donde estaría la cámara de su chispa.

— Pero antes jugare contigo un poco…

Tarántulas presiono la cámara de su chispa con fuerza, sin lograr abrirla, solo logrando que Cheetor se retorciera en la red, tratando de alejarse de ese predacon, quien ignorando su terror se alejo momentáneamente para poder admirar su cuerpo.

— Casi me da pena tener que alimentarme de ti.

Cheetor al ver que Tarántulas regresaba con un arpón eléctrico trato de soltarse, detenerlo de hacer lo que se proponía, sin embargo, repentinamente la energía que expedía esa arma lo dejo casi inconsciente.

— No te acerques… — Le advirtió con los sensores ópticos casi cerrados.

— Me encanta cuando suplican. — Pronuncio Tarántulas al escuchar sus palabras.

Quien volvió a reírse tratando de abrir la cámara de su chispa por la fuerza, disfrutando de su miedo y de sus inútiles intentos por alejarse de sus tenazas, las que lentamente estaban logrando su objetivo.

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Cheetor abrió los ojos con lentitud, estaba semiconsciente y sintió que su cuerpo era transportado por más de esas arañas luminosas, las que habían sostenido su cuerpo con una serie de cuerdas de Energon demasiado apretadas para evitar que pudiera moverse.

A su lado podía escuchar que una criatura caminaba acompañando a las arañas, que sin ninguna clase de cuenta regresiva volvieron a brillar, sumiéndolo nuevamente en la inconsciencia.

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Megatron no estaba del todo seguro de por qué había hecho eso, no entendía que le orillo a salvar la vida de un maximal, mucho más este maximal que trataba de derribarlo con sus patéticas fuerzas.

Nightscream estaba atacándolo, sus ondas sonoras eran mucho más poderosas pero sus movimientos eran inútiles contra un guerrero experimentado.

Parecían olvidar que antes de ser el líder de su raza fue un gran soldado, no era un pusilánime explorador como Optimus Primitivo, el lucho en combate, aprendió de los mejores y derroto a los mejores.

Ningún niño podría derrotarlo con patéticos movimientos maximales, los que fueron detenidos con rapidez, cuando logro lanzarlo en contra de una de las rocas y sostenerlo colocando sus brazos alrededor de su cuello.

No quería cargar con un peso muerto pero sabía que el mocoso no se detendría, no le dejaba otra opción más que dormirlo algunos momentos y sin más le propino un golpe lo suficientemente fuerte para noquearlo.

Una vez que el maximal estaba controlado lo cargo sobre su hombro y siguió su camino, sin pensar por un instante que sería mucho más fácil para el dejarlo en esa cueva.

De esta forma las semillas de Unicron podrían disponer de su cuerpo y ya no tendría que preocuparse por la ventaja numérica que tenia Optimus a su ventaja.

Sin embargo, decidió llevarlo consigo sorprendiéndose de la ligereza del cuerpo de Nightscream, al cual comparo momentáneamente con Dynamo, quien había muerto o yacía en las garras de Optimus Primitivo y su lengua mentirosa.

A quien le sería sumamente fácil tratar de engañar su joven mente como en el pasado, convencerlo de seguir su ideal, el cual era tan absurdo como las creencias maximales del honor que de alguna forma seguían implantándose como un virus en el sistema de su creación.

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Optimus medito por algunos momentos cual sería su respuesta, rasco su barbilla y decidió no hablar de Megatron, ni de su amor incondicional por el guerrero sino de una de sus mejores cualidades.

— Dinobot era un guerrero honorable…


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