La mañana llegaba como siempre a las mazmorras, fría, húmeda y verdosa debido a su posición en el colegio y efecto de la luz que entraba por el lago, lo cual no facilitaba diferenciar muy bien que hora del día podía ser, pero esta no era la razón por la cual Theodore aún se encontraba en la cama.
Como todos los días se había despertado a una hora prudente, lo suficientemente tarde para no considerar que madrugaba, pero lo suficiente temprano para poder estar listo sin prisas. Parpadeó medio inconciente aun perdido en esos preciosos momentos en que la realidad aun no toma posesión de nuestras mentes, cuando esta cruelmente lo golpeó -Maldición- masculló por la bajo a pesar de encontrarse solo. Desganado se levantó y preparó para el día que se avecinaba y dejaba verse sombrío. Sin descuidar ningún detalle acomodó su ropa y materiales y salió al Gran Comedor solo.
-Buenos días Theo- saludó Pansy haciéndole un lugar a su lado en la mesa del comedor.
Theo solo cabeceó en respuesta y se sentó a su lado sin decir nada, se sirvió un frugal desayuno y comenzó a comer con tranquilidad. El desayuno transcurría apacible cuando dos lechuzas llegaron parándose enfrente de él.
-Qué extraño, Theo desde hace mucho que no recibe correspondencia- comentó Crabbe a medio camino de la cucharada de cereal a su boca- Ouch- se quejó al recibir un coscorrón.
-Cállate- fue lo único que dijo Blaise por ese inoportuno comentario.
El pelinegro suspiró cansino a pesar de ser temprano, tomó ambas cartas y despidió a las lechuzas después de darles un poco de pan. Abandonó momentáneamente su desayuno para leer con detenimiento las misivas.
-¿Qué dicen?- pregunto Pansy sobre su hombro tratando de leer el contenido.
-No mucho, Snape me notifica la decisión que tomaron y me da instrucciones para llevar una bitácora del asunto- dijo.
-¿Y la otra?-formuló la chica, que era la única que exteriorizaba mejor su curiosidad.
Es de McGonagall, dice que debo ir a recoger a Longbottom terminado el desayuno para hacerme cargo de él, además adjunta un justificante que debo presentar a los profesores si llego a tener alguna complicación, pues ellos ya fueron notificados y están al tanto de la situación-comentó como si fuera del tiempo del que hablara.
Ninguno de ellos dijo nada, de por si la situación era demasiado inusual para terminar de asimilarla. Además ellos no estaban nada acostumbrados a cuidar a alguien aparte de así mismos (pues todos eran hijos únicos), menos aún tratar con un Gryffindor, y peor, con alguien afectado por pociones, así que no podían ofrecer ayuda en ese aspecto.
La perspectiva de la comida que aguardaba a terminar de ser digerida le dio nauseas, así que la apartó de su vista. Limpió con parsimonia los restos inexistentes de comida de su boca, para dar después un largo y silencioso suspiro. Estoico, se levantó para ir a cumplir su “servicio comunitario” como había decidido llamarlo, sonaba menos feo e injusto que “castigo”.
-Theo, aun no terminas de comer-dijo preocupada Pansy.
-Ya no tengo apetito Pans, es mejor que vaya de una vez- fue todo lo que dijo antes de alejarse de su mesa.
Ni bien había caminado cincuenta pasos lejos de la gran puerta cuando fue interceptado por una pelirroja molestia.
-Hey tú- escucho que le llamó, pero decidió ignorarla y seguir por su camino.
-Te estoy hablando- de nuevo esa molesta voz.
Siguió igual, hasta que sintió un tirón en su capa.
-Te estoy hablando ¿Qué no escuchas?- dijo Ginny visiblemente molesta de ser ignorada.
El Slytherin solo ajusto sus lentes y dijo tranquilo- Disculpa, es que como yo no soy “Hey tu” pensé que le hablabas a alguien más-
Ginny solo rechinó los dientes y bufó molesta, al igual que rodó sus ojos como pidiendo paciencia, pero no dijo nada con respecto a eso- ¿Te puedo llamar Theodore? Nott es demasiado formal- preguntó cruzando sus brazos.
La ceja del pelinegro se arqueó imperceptiblemente por el extraño cambio de actitud de la chica para con él, distaba mucho del que había tenido en la tarde-noche de ayer-¿A qué debo tanta familiaridad? -dijo fríamente.
Ginny solo se encogió de hombros –Te harás cargo de mi amigo a partir de hoy, por mucho que me moleste la decisión de los profesores no puedo hacer nada para cambiarla. Así que pensé en echarte una mano con esto, además que necesitarás que alguien te apoye cuando los demás amigos de Neville se enteren- dijo más tranquila.
-No necesito de tu ayuda Weasley, puedo solo-Dijo más por orgullo que por verdad. Claro que necesitaría ayuda, no tenía ni la más remota idea de cómo cuidar a una persona accidentada, pero no lo admitiría ante la mayormente culpable de su desgracia, pues si no fuera por el escándalo que ella armó esto no hubiera pasado, y ahora estaría tranquilamente sentado esperando a que dictaran la clase que le correspondía.
-Como quieras- Ginny se encogió de hombros despreocupadamente haciendo que a Theodore se le crisparan los nervios – Pero mi oferta sigue en pie. Solo te advierto algo, ni se te ocurra lastimar a Neville por tu testarudez- La pelirroja al ver que pasaba Luna cerca de ellos se despidió- Bueno, te veo después Theo-salió corriendo tras la rubia.
-Qué confianzas se toma. Theo, tsk, ni que fuéramos amigos- Pensó mientras llegaba a la enfermería.
Llegó a abrió la puerta con delicadeza, tal vez el león estaría dormido y podría deshacerse de él al menos por hoy.
Adelante señor Nott - Dijo la enfermera, que cargaba con una charola con trastos sucios en una mano - Lo estábamos esperando- con un movimiento de varita se deshizo de ella para tener las dos manos libres.
Renuente, el pelinegro entró hasta llegar adelante del biombo que lo separaba de su “servicio comunitario” y espero.
La enfermera corrió la mampara dejando ver al castaño que aun se encontraba en la cama y con el pijama puesto.
Irreal, era como se podía describir la imagen según Theo. El Gryffindor se veía mucho más pequeño de cómo lo recordaba que era a los trece. Éste miraba muy despierto con sus grandes y resplandecientes ojos castaños, mientras las suaves y largas orejas cafés se movieron un poco en un acto reflejo involuntario al compás de su cabello.
-Hola ¿Quién eres?- sonó la voz del Gry, al extremo inocente, infantil y dulce, haciendo que su corazón diera un brinquito extraño.
Un momento…recapitulando…
¡Una voz inocente, infantil y dulce!
Su mente trabajo a mil por segundo, por muy joven que pudiera haberse rejuvenecido el castaño (ni tanto, solo lo había hecho cuatro años) No era razón para que tuviera ese tono en la voz.
Había gato, o más bien dicho conejo encerrado.
Miro inquisidor a la enfermera que dijo- Al parecer, el señor Longbottom rejuveneció a desigual, mientras su cuerpo parece un púber, su mente es la de un niño de aproximadamente seis años.
-¿Y que se supone que haré con él?- Pensó. Todos sus planes se iban a la basura pues creía que se haría cargo de un adolescente completo, no de un con mentalidad de niño. La cabeza le palpitaba víctima de una migraña.
-Le recomiendo que se de prisa señor Nott, se le hará tarde para sus clases- dijo la enfermera después de dejarle a Neville un uniforme limpio.
Neville lo seguía mirando expectante con ese brillo inusual en su mirada, algo que desconcertó a Theo por como lo veía-¿Qué sucede?-preguntó. El león negó agitando su cabeza con energía, haciendo que las orejas bailaran descontroladas y luego agacho la mirada asustado.
-Apresúrate a cambiarte de ropa y nos vamos- ordenó.
Un ligero temblor se apoderó del castaño, ahora sus ojos lo miraban temeroso- Mi abuela dice que no debo irme con extraños- soltó.
-Así que es eso- pensó- Neville, no soy un extraño- le hablo por su nombre para crear confianza.- Soy amigo de tu abuela, ella me pidió que te cuidara- dijo sereno.
Ahora lo miraba mucho más asustado, los ojos de Neville se aguaron- La abuela me dejo-soltó una lagrimita
Debía tranquilizarlo rápido antes de que rompiera a llorar, de eso se daba perfectamente cuenta- No te abandonó, tuvo que salir de urgencia a arreglar un asunto, pronto regresara por ti-
-¿En serio?- dijo en hilito de voz el león.
-En serio- dijo con toda la seguridad que tenía, no quería que le descubriera la mentira-Ella dijo que debías portarte bien y obedecerme ¿Esta claro?-
Neville asintió con fuerza, claro que entendía, no quería hacer enojar a su abuela así que obedecería al señor grande.
-Bien, entonces cámbiate y nos vamos- volvió a ordenar el pelinegro.
El Gryffindor obedeció, así que se levantó de la cama y empezó a quitar la ropa de dormir para sustituirla con la que le había traído esa señora enojona pero buena. En su mente aun tenía seis años así que al ver que estaba muy grande, casi tan grande como el señor de lentes preguntó- ¿Por qué soy tan alto?- lo miró curioso.
¿Cómo iba a responder eso?-Bueno…veras… tu abuela…- respondió nervioso, no hallaba una respuesta lógica para eso.
-¡Ya sé! Como mi abuela quiere que me comporte como grande, me hizo crecer para que no diera problemas- dijo con toda la lógica de un niño.
-Sí, eso- asintió Theodore aliviado.
Así que eso era, entonces el sería un buen adulto. Feliz con su razonamiento procedió a ponerse el uniforme. Ni la camisa y los calcetines fueron problema, ah, pero el pantalón por más jalones que diera no terminaba de subir. Con su ceñito fruncido, luchó y luchó pero el condenado pantalón nada que cedía.
Theodore que estaba de frente a Neville, veía la lucha del Gryffindor con el pantalón impaciente. Extrañado, se acercó a ver que sucedía, tal vez la dichosa prenda estaba encajada en alguna esquina y por eso no podía subir. Al dar la vuelta quedó boquiabierto, claro que el pantalón estaba atorado pero no precisamente con una esquina: en medio del redondo trasero, sobresalía una esponjosa y muy blanca colita de conejo.
Un tic se apoderó de su ojo ¡Qué rayos! ¿Cómo iban a disimular esa protuberancia? Vio el pantalón inquisidor como si este tuviera la respuesta y vaya que la tenía: una pequeña abertura a la altura de donde se supone que quedaba la cola. Como no quería seguir retrasado, renuente tomó el pantalón y con su otra mano la colita, en un rápido movimiento hizo que embonaran y por fin, la maldita ropa quedara en su lugar.
Cuando alzó la mirada de la retaguardia del castaño, este le miraba muy sonrojado haciendo que se pusiera nervioso- Humm… ya está-
Buscando en que centrar su atención miró su reloj dándose cuenta de la hora. Había transcurrido demasiado tiempo, solo faltaban diez minutos para su primera clase y aun no se terminaba de vestir el león. Presto tomó la decisión, fajó la camisa en tres movimientos, acomodó el cinturón, le puso el chaleco (no sin ciertas complicaciones por las orejas), le colocó los zapatos y le hizo el lazo de la corbata -Listo- se alejó a observar su obra- Quedaste perfecto-
Neville se miró también, se veía muy formal, así que sintió en de acuerdo a las palabras del pelinegro. Agradecido le dedico una radiante sonrisa, el señor de lentes se veía muy serio pero era muy bueno.
La respiración del Slytherin se detuvo por breves momentos, no le dio importancia porque se percató que le quedaban escasos cinco minutos para llegar al aula de Aritmancia-Vamos-Dijo mientras se encaminaba y salía de la enfermería.
Neville corrió tras él alcanzándolo al poco tiempo. Agarró la mano del pelinegro, tal como los niños al caminar al lado de un adulto- ¿Cómo te llamas?-pregunto mientras sus ojos paseaban a través de los cuadros colgados en la paredes curioso y temeroso a la vez.
-Soy Theodore Nott-contesto mientras se apresuraba y sostenía la pequeña mano para que el castaño no se perdiera.
-¿A dónde vamos Theo?-preguntó.
-A clases- por alguna extraña razón, no se molestó cuando le llamo por el diminutivo de su nombre, no se oía tan mal en él a comparación de con la pelirroja.
¡A clases! El nunca había ido a clases, todo se lo enseñaban sus tíos abuelos o su abuela, seguro que sería divertido.
Bueno, sería divertido para él, pero para Theo sería un gran dolor de cabeza.