-¡Mi señor! ¿Qué le ha pasado?- El anciano sirviente se horrorizó al ver los restos de tierra y césped sobre la antes inmaculada ropa de su joven amo.
-Nada Antón, solo me caí. Vamos a presentarme a la dirección-
-Permítame primero, no está presentable para ello, recuerde que la primera impresión es la más importante- el mayordomo sacó su varita.
-Aja-
-Servido mi señor- con el hechizo pertinente dejó la vestimenta reluciente-Si tan solo se quitara ese…ese piercing.-
-Gracias- masculló bobamente.
Al pobre anciano casi le da un infarto ¡Su señor no era así! Generalmente hubiera gruñido en respuesta a su pregunta y a su sugerencia; y ni que decir de hechizarlo porque el no podía usar su magia, ya hubiera hecho un berrinche monumental gritando a los cuatro vientos la injusticia de haberle restringido la magia por lo que llamaba una niñería ¿Tan rápido había surtido efecto el colegio sobre su persona? Descartó esa idea, claro que era un colegio mágico, pero ningún lugar de enseñanza surtía esos efectos en los alumnos, mucho menos en alguien como el joven amo.
-Mmm- angostó sus marchitos ojos llevo su mano cerrada a la barbilla, minuciosamente detalló al adolescente. Fuera de la ropa no había notado nada extraño, pero ahora que miraba bien, esos ojos acerados brillaban ¿Por qué?
-Antón, no te quedes allí como estatua y vamonos, me haré igual de viejo que tú sí seguimos aquí parados-
No pudo evitar dejar caer sus hombros y suspirar con desaliento, había precipitado su juicio, aunque estaba más acostumbrado a tratar a este señor –Sí joven Joshua, es por aquí- señaló el camino que debían tomar, según las instrucciones de los amos.
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Neville llevaba sus orejitas gachas mientras caminaba detrás de Theodore, quien le sostenía la mano con firmeza para evitar que se escapara, dirigiéndose a las escaleras del Gran Comedor en donde presumía se encontrarían aun los que se suponía le estaban ayudando encontrar a Neville.
El castaño hipó triste, el no había querido asustar a Theo ni a sus amigos, pero había logrado todo lo contrario ¡Todo por seguir una mariposa! Además había lastimado a ese muchacho cuando le cayó encima ¡Era un niño malo!
-¡Oh Neville! Estaba tan angustiada- Fue recibido por un abrazo asfixiante de parte de Pansy, provocando que se soltara de Theo- Oh cariño ¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal?- preguntó ésta al ver los cristalinos ojos marrones a punto de verter lágrimas- ¡Theo! ¡No era necesario que le regañaras! ¡Es un niño inocente que no se da cuenta de lo que hace!-
-Yo no lo regañe Pansy- se defendió Theodore ¿Por qué todos creían que el era el malo?
-Entonces explícame porque quiere llorar- exigió la pelinegra.
-Es porque se cayó- intervino Hermione.
-Ah Granger, no sabía que tuvieras dotes de vidente- se burló Pansy.
-No creo en esa tontería Parkinson. Pero si te fijas bien Nev tiene la ropa arrugada y manchada de verde pasto en las rodillas y puños –
Pansy se mordió la lengua por un par de razones, una para evitar decir un comentario mordaz y dos, la que le horrorizó, fue para evitar darle la razón a la leona, ya que efectivamente Neville se encontraba sucio donde mencionara. Por instinto le soltó y dio un paso atrás para evitar ensuciar su prolija ropa.
-Ven Neville- Hermione extendió su mano para que la acompañara, Neville volteó pidiéndole mudo permiso al Slytherin quien asintió en permiso. Tomó la delicada mano de la chica y se sentó junto a ella en la escalera.
- ¿Te duele algo Nev?-pregunto solicita Hermione, recibiendo una negativa- Neville, no vuelvas a hacer eso, cuando quieras ir a explorar debes pedir permiso o que alguna otra persona te acompañe - la castaña le reprendió con un ligero tono de enfado, haciendo que se sintiera aun más mal de lo que se sentía- No es un regaño Nev, solo es una observación. Estábamos muy asustados, ahora fue en un lugar que conocemos y donde podemos localizarte a pesar de todo, pero imagina si hubiera sido en otro lugar -
Asintió comprendiendo todo ¿Y si hubiera llegado un extraño y se lo hubiera llevado? ¿O se hubiera extraviado en ese bosque que se veía desde la escuela?– Perdón- dijo bajito, apenas audible por el nudo que se le formara en la garganta por aguantarse de llorar arrepentido por su desliz.
-Esta bien, no tienes porque disculparte, no lo sabías y ahora lo sabes, pero que no se vuelva a repetir ¿Eh?- Hermione cerró su mano solo dejando el dedo meñique libre- Hagamos una promesa: No volverás a desaparecer de esa manera-
-Lo prometo- Respondió seguro, frotando sus ojos, ya más tranquilo.
-No Nev, así no, debes prometerlo con tu dedo meñique-
-¿Por qué?-
-Porque así se lo prometen los amigos-
-¿Por qué?- ¿Qué tenía que ver el dedo chiquito con las promesas que hacían los amigos? No era comprensible para él, bueno, tampoco trataba con muchos niños así que no tenía amigos, solo hasta ahora.
-Pues porque en tu dedo chiquito hay un hilito rojo, que se ata con el hilo de con quién haces una promesa porque esa persona también tiene uno, así nunca se rompe la promesa ¿Entiendes?-
-Sip- sí entendía, bueno casi. Enganchó su dedo con el de Hermione-Prometo no volver a escaparme-
-Buen chico-Hermione sonrió complacida ¡Si tan solo el otro par de amigos fuera tan fácil de manejar! A propósito de estos, aun no regresaban de la torre, y eso que se fueron antes que Nott.
-Hola Theo, Pansy- fue el saludo de un chico moreno, amigo y compañero de los dos Slytherin.
-Los estábamos buscando- ese fue Draco Malfoy, que venía junto a Blaise Zabini.
-¿Para qué Draco?-
A Hermione no le pasó por alto que había sido ignorada junto a Neville por los recién llegados, aunque ni siquiera le importó, le bastaba con que no se metieran con ella o con su amigo. Se puso a enseñarle a el castaño un juego muggle con las manos mientras las serpientes arreglaban sus asuntos.
-¡Hermione! ¡Nos tardamos pero por fin pudimos encontrar el mapa!- Harry llegó resollando después de la carrera que tuviera que echar de ida allí a su torre y de regreso, sin contar de la búsqueda frenética del mapa del merodeador.
-Ya no es necesario Harry, Neville apareció-
Harry gimió contrariado, aunque estaba aliviado que su amigo apareciera
-Potter, al parecer tus servicios de héroe ya no son necesarios- le picó Draco.
-Callante Malfoy-
-Tú no me puedes call…- un alud pelirrojo que pasara a escasos centímetros de su cuerpo interrumpió su diatriba en contra del chico de oro.
Ron por venir corriendo tras Harry no se percató que la agujeta de su zapato se encontraba suelta, provocando una caída en las escaleras de una estrepitosa manera, cayendo para su mala fortuna a los pies de Zabini.
-Weasley, de todas las personas la que menos llegue a pensar tendría a mis pies eras tú-Blaise sonrió con chulería mientras se burlaba de la caída del pelirrojo, aunque para serse sincero una extraña satisfacción le recorrió al ver al Gryffindor a su merced.
-Muérete Zabini- Tratando de recuperar lo que quedara de su orgullo perdido, Ron se levantó lo más dignamente que le permitiera su cojera porque le dolía la rodilla del golpe, Se sentó junto a Hermione y Neville tratando de ocultar el furioso sonrojo que cubría su cara.
Y allí iba de nuevo, una de las interminables e insufribles peleas de Draco y Potter defendiendo a sus respectivos amigos, los cuales se lanzaban miradas amenazadoras por parte de Weasley, y miradas de burla por parte de Blaise –Que infantiles- pensó Theo.
-Mi Dios, ya empezaron de nuevo- se quejó Hermione.
-Es natural en ellos- dijo Pansy sentándose en el escalón superior, después de poner un pañuelo en el lugar. Atrapando una de la orejas de Neville y ponerse a acariciarla fascinada por la aterciopelada textura
Nott se unió al grupo de la escalera, ubicándose a un lado del castaño -Son como la mangosta y la serpiente- Se dejó abrazar por un mimoso Neville que solicitaba su atención, se puso a acariciar distraídamente la cabeza castaña mientras miraba la discusión.
-¿Cómo la qué?- preguntó Ron.
-Como la mangosta y la serpiente Weasley- dijo Blaise desde su posición a recargada en el pasamano.
-Eso lo escuche, pero no entiendo la analogía-
-La serpiente se pelea con la mangosta porque esta no cae ante el hechizo de su mirada-explicó Theo –Es lo mismo que pasa con esos dos-
Ya en serio ¿Qué acaso el rubio y el moreno no se daban cuenta?
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Joshua mentiría si dijera no estar impresionado por la cantidad de cosas que llenaban la dirección de la escuela. Después de tener que esperar un buen rato a que la estatua que resguardaba la entrada los dejara pasar por órdenes del Director, habían llegado a la oficina más singular que hubiera visto en su vida, llena de libros, los dichosos cuadros móviles y un sinfín de artefactos que desconocía para que servían, aunque todo el conjunto no era más extravagante que el poseedor del mismo. El director que respondía al nombre de Albus Dumbledore era bastante…original, con esa túnica púrpura con brocados y sus lentes de media luna parecía una versión bizarra de Merlín, con el perdón de este.
-Señor Bradbury, le estábamos esperando desde hace un tiempo, al parecer tuvo algunos contratiempos en su viaje- Albus se levantó de su asiento recibiendo a las visitas.
Ni se dignó en responder, gruñendo solo en respuesta; sentándose sin ninguna ceremonia ni autorización en la silla frente al escritorio.
Dumbledore solo sonrió, le concedió en silencio el asiento al sirviente, quien abochornado se sentó a un lado de u amo. El Director con tranquilidad volvió a tomar su lugar- ¿Les ofrezco algo de beber? ¿Té, agua?- preguntó solícito.
-No se preocupe Director, estamos bien- respondió el sirviente, ya que su señor encontraba más interesante mirar un cuadro vacío que la cordial bienvenida del Director.
-Claro, claro- Albus entrecruzó sus dedos mientras le lanzaba una mirada al rubio, quien fingía mirar una pintura para no verlo a los ojos, sintiéndose incomodo por la mirada escrutadora del anciano, quien sonrió de nuevo de manera amable-Bien muchacho, como sabes desde hoy te incorporas a este colegio como uno más de su alumnado-
-Claro, está feliz de tenerme en su escuela- al fin se digno en mirar al viejo profesor, cruzando sus brazos y mirándolo con los ojos entrecerrados y sospecha.
-Por supuesto muchacho, todos los que deseen serán bienvenidos en este Colegio-
-He allí el detalle, yo no lo deseaba, fueron mis queridísimos y adorados padres quienes me mandaron, junto con el medimago y el psicólogo – Bueno no estaba mintiendo, el no quería estar en esa escuela, no antes de llegar y conocer a un castaño.
-Ah mi muchacho, estoy seguro que aquí encontraras cosas muy interesantes- los azules ojos de Albus Dumbledore brillaron.
Joshua se revolvió inquieto por esa intensa mirada, parecía como si el hombre supiera algo y que él no ¿Usaría Legeremancia? No, no era posible, se hubiera percatado; después de todas las sesiones con su terapeuta en las que se quedaba callado, éste desesperado había usado esta arte de manera sutil. Tantas veces había ocurrido que ya notaba cuando la usaban; pero ahora no sintió nada ¿Era por el poder que exudaba el viejo por cada poro que no lo noto? ¿O solo eran alucinaciones suyas?
-El papeleo de tu transferencia están en orden. Como ya mencione puedes incorporarte a las clases, tenemos casi el mismo sistema que tu anterior escuela. El año escolar esta algo avanzado, pero no dudo que podrás ponerte al corriente- el Director sacó su varita y levito un gastado y viejo sombrero hasta la cabeza rubia- Solo nos queda saber a que casa iras-
-¿Casa?- Que demonios, se sentía idiota al tener ese raído remedo de sombrero ¿A qué estaban jugando?
-Vaya, un nuevo alumno a estas alturas. Y nada menos que un heredero de la casa Bradbury, nunca pensé volver a ver a uno – Habló una voz en su cabeza.
-¿Qué diablos eres tú?-
-Soy el Sombrero Seleccionador, yo decidiré a que casa iras según tus aptitudes-
-Me puedes explicar que es eso de la casa, no entiendo-
-Ah muchacho, los fundadores de esta escuela dividieron a los alumnos según sus habilidades para tomarlos bajo su tutela. Helga Hufflepuff tomó a los leales y justos, Rowena Revenclaw a los sabios y habidos de saber, Salazar Slytherin a los astutos y Godric Gryffindor a los valientes-
-Elitistas, eso es segregación-
-No es así muchacho, en cada casa encontraras a gente que comparte tus mismos pensamientos y te ayudaran, ya lo comprenderás. Ahora veamos, huum, lo puedo ver: Un carácter rebelde, y osado, no te gusta estudiar pero si veo ambición y no temes jugar el todo por el todo, solo puedes ir a Slytherin-
Esta ultima palabra también resonó en sus oídos, se quitó el trapo ese de la cabeza y lo puso sobre el escritorio.
-Bien muchacho, perteneces a Slytherin. Lamentablemente tu jefe de casa no se encuentra por el momento, así que la profesora McGonagall te dará la información necesaria, puedes ir a su despacho-
Sonrío con superioridad, este momento lo estaba esperando, con ello podría definir que pasaria-Solo una duda Profesor ¿Cómo estudiare si no puedo usar mi magia?-
-Oh muchacho, ya pensamos en eso, se te quitara el hechizo de restricción- Joshua sonrió triunfante –Pero no del todo, solo podrás usarla de manera moderada-
Torció el gesto en desacuerdo, pero ya era una ventaja no tener que estar dependiendo de su acompañante, quien había permanecido en silencio todo el tiempo. Ya vería como ampliar su rango de uso sin que se dieran cuenta.
-Entonces voy a buscar a la profesora- se levantó y salió sin despedirse.
-Perdone a mi señor Director Dumbledore, siempre ha sido un poco problemático-
-No se preocupe ¿Caramelo de limón? – extendió el platito en donde tenía sus amados dulces.
-No gracias, bueno solo uno – tomó la golosina y la llevó a su boca- ¡Oh Merlín! El joven Joshua no sabe donde esta ese despacho ¡Se perderá!-
-No se preocupe, es bueno para él que encuentre su camino el solo- Dumbledore le tranquilizó mientras acariciaba a Fawkes.
-Sí usted lo dice-