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USAGI CHAN por Whisperyuki

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Pansy estrujaba sus manos, mientras miraba nerviosamente  la puerta de la recámara de su amigo. Mordió su labio inferior. No estaba segura de lo que iba a hacer, pero tenía que hacerlo.

Emboscar a Theodore Nott  era, según palabras de sus amigos varones, o muy valiente o muy estúpido. Más tomando en cuenta el humor de perros que traía en los últimos días. Era lo único que podía hacer ella ¿acaso nadie se daba cuenta? O mejor dicho, nadie tenía los suficientes coj…eerrr,  el suficiente valor para enfrentar al pelinegro de lentes. Cuando les planteó a sus amigos el comportamiento  raro de Theo, Crabbe y Goyle gruñeron mientras se encogían de hombros, Draco y Blaise le dijeron que lo dejara en paz, que cuando Theodore quisiera hablar lo haría ¡pero ella estaba preocupada! Acúsenla de metiche, que más le daba, pero verdaderamente  temía por su amigo y  Neville.

La puerta se abrió, Pansy se puso atenta y prácticamente saltó sobre su amigo, que salió presuroso mientras sostenía la muñeca de Neville, con más fuerza de la necesaria, cabía decir.

-Theo, tenemos que  hablar.-Pansy sujeto la manga de la túnica del pelinegro, rogando por unos minutos de tiempo.

-Ahora no Pans, tengo prisa.-Theodore no volteó a ver a su amiga. Jaló su manga para seguir su camino, halando a Neville para que lo siguiera.

 Pansy, pisándole los talones al pelinegro y al gry, que le lanzó una mirada asustada protestó-¡Theo!

-Ahora NO Pansy.- el chico no detuvo  su andanza, solo volteó para lanzarle una mirada helada a su amiga, que se quedó parada y muda, no por lo frío de la mirada, sino porque pudo ver más allá de ella. Su amigo le rogaba comprensión.

Bien, al diablo, era hora de actuar.

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El caldero chisporroteaba  alegremente, mientras Theodore revolvía febrilmente el brillante contenido de este.

En un rincón, Neville mordisqueaba un emparedado que los elfos domésticos habían hecho favor de llevar. De vez en vez, lanzaba miradas a su amigo, que trabajaba cerca del fuego. Él tenía prohibido acercarse, porque podía quemarse, así que desde su posición, no perdía detalles de la escena.

Había notado que su amigo había empezado a comportarse raro. Que ya no jugaba con él como antes, que no le leía en las noches ¿había hecho algo malo? No lo sabía. Es por eso que había decidido guardar silencio y no estorbar. Tal vez, era como su abuela, que había días en donde no le prestaba nada de atención porque estaba ocupada en cosas de adultos, y luego volvía a prestarle atención.

Debía ser un buen niño.

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Pansy había aprovechado muy bien su mañana libre, había mandado un par de lechuzas con carácter de urgente y había trazado un plan. Se le revolvió un poco el estómago al pensar a quienes les iba a pedir ayuda, pero no le quedaba de otra.  Miró su reloj, estaba en tiempo, aun así, era mejor darse prisa, uno nunca sabía que podía pasar en el castillo del demonio (mejor conocido como Hogwarts). Subió al cuarto piso y llegó al salón donde había citado a las personas, abrió la puerta confiada, después de todo era temprano.

Su boca se abrió de la impresión, al ver a la Weasel  y la Loony enganchadas en un ardiente beso. La rubia estaba atrapada  y sentada en el escritorio del salón en desuso, sus piernas abiertas para darle cabida al cuerpo de la chica Weasley, su falda enrollada arriba en sus muslos. Su mano izquierda  en la nuca pelirroja, la otra oculta entre la blusa semi abierta  de su contraria. La gryffindor  atacaba la boca de la rubia con furor, sus manos viajando de su agarra de la estrecha cintura,  a los muslos, perdiéndose bajo la gris tela de la falda, para volver a subir y repetir el recorrido.

En qué momento la notaron, ni idea, pero fue la rubia quien habló primero, viéndola con esos ojos soñadores azules- Hola.

Sabiendo lo ridícula que debería estarse viendo, Pansy se recompuso y cerró lo más rápido su boca-Hola.

-Llegaste antes.- esa fue la Weasley, que parecía molesta por haber sido interrumpida.

-Oh, sí, perdona que haya interrumpido sus previos a unos minutos de encontrarnos. No era mi intención irrumpir en el salón donde las había citado.-Contrario a la segura pelea verbal que esperaba, la pelirroja rio.

-Bueno, es tu culpa por citarnos a un salón abandonado, sabiendo que somos pareja.

-¿Son pareja?-perpleja.

-¿No lo sabías?

-Uh, no.

Ginny rodó los ojos, como si no le creyera. Pansy se molestó, que ella no era la chismosa incorregible que todo mundo pensaba, caramba. -Bien, centrémonos. Necesito su ayuda. Pero primero ¿podrían soltarse? Es incomodo verlas así.

Ginny volvió a rodar los ojos, pero soltó a Luna. Ambas chicas reacomodaron sus ropas, adecentándose. Permanecieron en el escritorio, sentadas y tomadas de la mano.

-¿Y bien?

-Bueno, quisiera que me contaran que paso en el incidente de  Hogsmeade, es importante.

Ginny y Luna se vieron, no comprendían el porqué de la solicitud. Luna miro a Pansy, estuvo a punto de hablar cuando el suave apretón de su novia la previno.

-No entiendo porque nos preguntas a nosotras, pudiendo preguntarle a Theo.-Ginny cuestionó cautelosa.

-¿Theo?-Pansy preguntó sorprendida.

Ginny volvió a rodar los ojos-Llegamos a un tipo de tregua, ok. Y bien, resuelve mi duda.

Merlín, cinco minutos con la pelirroja y ya quería estrangularla -Desde ese día, Theo esta… evasivo, por decir lo menos.

Ginny lo meditó un poco, indecisa. Se encogió de hombros, nada le costaba contar la parte de la historia que conocía, cosa que hizo, omitiendo ciertos detalles que no eran necesarios.

Pansy, primorosamente sentada en la silla que puso frente al escritorio dijo-Me lo temía.- al escuchar la parte del Ministerio. - Pero eso no explica el comportamiento  de Theo.- Bueno, explicaba el comportamiento taciturno, no el obsesivo.  Se levantó- Gracias.- Presurosa se acercó a la puerta. La mente de Pansy empezó a trabajar. Ya tenía al menos una directriz que tomar.

-Parkinson.

-¿Sí?

-Sí en algo te podemos ayudar, no lo dudes.

-Gracias.

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Joshua miró al cielo, esponjosas nubes corrían perezosamente en la bóveda azul. Sentado medio escondido en la orilla del Bosque Prohibido, fumándose un cigarrillo, holgazaneando en espera de su próxima clase. No temía que algún animal o ser oscuro se le acercaran, siendo él uno (bueno, sintiéndose al menos uno), sabía bastante cómo defenderse.

Le dio una calada al cigarrillo, reteniendo el humo en sus pulmones más de la cuenta, sintiendo el escozor del acto, inclusive disfrutándolo, quería distraerse. Exhaló lento, largando un suspiro después.

Estaba, más que molesto, confundido. Habían pasado cuatro días desde el incidente, y para su gran sorpresa, Nott no había dado su brazo a torcer a la primera oportunidad ¿Por qué?

-“Eso no es amor, Bradbury.”- Retumbo en su cerebro.

Gruñó mientras sacudía la ceniza del cigarro.

Se sintió inquieto. Maldijo dentro de sí a Nott y su reproche, pero sobre todo, a ese par de ojos bermellones que no podía sacarse de la cabeza.

 “Eso no es amor.

Volvió a resonar en su cabeza.

¿Y sí…?

Un gemido lastimero brotó de lo bajo  de su garganta, Joshua cubrió sus ojos con su brazo, aun solo, no quería que le vieran llorar.

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Varias horas después, Theodore y Neville aún se encontraban en el laboratorio de pociones.

Neville estaba aburrido. Había hecho un rompecabezas, había dibujado, había construido un pequeño fuerte con las piezas de madera que Luna le había regalado. Miró de soslayo a su amigo, al parecer, volverían a pasar horas, como los días anteriores, antes de salir de allí.

 El tiempo volaba para Theodore, que trabajaba sin descanso. Su mente fija en un solo objetivo. Prácticamente se había olvidado de comer y dormir. Solo pensaba en una cosa.

La cura.

Era la única manera de proteger a Neville, al menos él lo veía así.

Parpadeó un poco confundido al  sentir el tirón de la parte trasera de su túnica. Molesto con quien se atrevía a interrumpirlo gruñó un “qué” y volteó con su rostro lleno de irritación.

Neville lo soltó inmediatamente,  se encogió, bajo la cabeza y dijo bajito “nada”, y se fue a su lugar.

Merlín, ahora Theodore se sentía una mierda. Quería acercarse y contentarse con el castaño, pero la poción requería su atención, amen que no sabía cómo acercarse. Sin saber qué hacer, opto por, lo que a su parecer, era lo más obvio, calló y siguió en su labor.

Neville, por otro lado, sentado su mesa, se preguntaba que había hecho mal. El solo quería preguntarle si podía salir un ratito ya que se sentía mal. Ahora,  había provocado el enojo de Theodore, quería llorar, pero se contuvo.

Con el ultimo vistazo al reloj, Theodore apago el fuego, al fin, la poción había terminado de cocerse, ahora solo faltaba que reposara. Lentamente, dispuso todo para que nada interfiriera con el descanso del líquido, pero alargaba más la tarea ya que no sabía cómo confrontar al pobre de Neville.

Terminada la labor, giró su atención al castaño, quien estaba muy quieto con la mirada baja.

-Neville…-aventuró Theo, acercándose lentamente- Siento lo de antes.

Nada

-¿Quieres qué paseemos?- Sí, eso funcionaría. No obtuvo respuesta.

-¡Neville!- Terror corrió por sus venas al ver como Neville caía de lado de la silla como si fuera un costal. En el suelo, este empezó a convulsionar. Presto, corrió para arrodillarse y auxiliar al castaño.

Impotente, Theodore sujetaba con la cabeza de Neville mientras veía con horror como su cuerpo se contraía y relajaba de manera violenta. Acariciaba los castaños cabellos y susurraba palabras que esperaba fueran tranquilizadoras al chico mientras la crisis continuaba.  Y así, tan pronto como había comenzado, todo cesó.

Rápidamente, Theodore tomo el cuerpo laxo de Neville y corrió como alma que llevaba el diablo a la enfermería. Madame Pomfrey no tuvo reparos en echarlo del lugar nada más al colocar a Neville en una cama y explicarle que había pasado. Él no refutó. Ido, cual zombi se dejó caer de sentón  tras las puertas cerradas de la enfermería.

 ¿Cómo había permitido algo así? Era…era…no había palabra para describir el odio que sentía por sí mismo Theodore. Recogió sus piernas en un fuerte abrazó y escondió su cara en las rodillas.

Un suave frufrú se escuchó en el pasillo, terminando en un par de pies frente a Theodore. Era fácil saber a quién pertenecían. Levantó la mirada para ver al anciano a los ojos -Profesor Dumbledore ¿Qué hace aquí?- Como si un fuera tan obvio, estúpido Theodore.

-Theodore, muchacho, madame Pomfrey me comentó lo sucedido.

Un nuevo temor creció dentro de él ¿y si le quitaban la custodia de Neville? Iba a hablar, para ser interrumpido por el Director- No te preocupes muchacho, esto no es tu culpa, no tendrás castigo.

Él, confundido preguntó- ¿No me quitaran a Neville?- Se arrepintió de su tonta pregunta cuando los ojos del director se iluminaron de entendimiento.

-Mi muchacho. Te sorprendería saber lo que el ser humano hace en nombre del bien de los demás. A veces, estamos tan ciegos en nuestras ideas que no vemos que lastimamos lo que queremos proteger.

-Yo…-Al pelinegro se le formó un nudo en la garganta.

-Aún es tiempo muchacho.-Dumbledore le dio una palmadita en la cabeza-Siempre que haya la voluntad.

-Gracias señor.

- Bueno, bueno. Creo que debemos ver al joven Longbottom.

Como resorte, Theodore se levantó, entrando tras el Director a la enfermería. Se para a mitad del cuarto, meciéndose de un pie a otro, con la cabeza gacha, tratando de ignorar la charla de los adultos.

-Albus, no creo que sea prudente, el medimago dijo…

-Mi querida Poppy, el muchacho no  hará daño si se queda aquí.

La enfermera bufó, pero cedió ¿Qué caso tenía ponerle peros al Director? Al final, siempre se salía con la suya.

Cauteloso y sin objeciones, se acercó a la cama donde dormía tranquilamente Neville. No pudo evitarlo, lloró quedamente al verlo allí.

Los adultos siguieron hablando, dándole un poco de privacidad,  Theodore no los escucho más. Tomó la pequeña mano de Neville, se sentó en el borde de la cama y espero.

******************************

La noche cayó, en ese momento Neville despertó. Confundido y adolorido, miro alrededor tratando de ubicarse. Gimió cuando reconoció el lugar, la enfermería.

-Nev ¿estás bien?

Neville buscó en la oscuridad a quien le hablaba, sintió alivio al ver que era su amigo Theo quien le hablaba. Aun así, sintió miedo, tomó la sábana que cobijaba parte de su cuerpo y se cubrió hasta la coronilla.

El gesto descorazonó a Theodore, que lo tomó como un rechazo a su persona, aun así, permaneció junto al castaño.

-Neville ¿quieres que llame a Poppy?

La sábana solo dejaba ver el movimiento bajo suyo, un no por respuesta.

-¿Quieres que me vaya?

Esta pregunta logró que los ojos castaños asomaran, llenos de horror y una negación ferviente de parte del doliente.

-¿Entonces qué pasa?-preguntó el slytherin confundido.

-No me gusta este lugar.

La respuesta fue tan baja, que Theodore tuvo que esforzarse para entenderla. Lentamente, se recorrió de donde estaba sentado hasta llegar  a la altura del pecho del castaño y se inclinó para hablar más íntimamente- ¿Por qué no?

-Porque se parece a ese lugar.

El pelinegro agarró la orilla de la sábana, jalando solo lo suficiente para descubrir el rostro de Neville- ¿Qué lugar Neville?

-Donde mami y papi están.- Neville hizo un puchero, recordando.

Theodore comprendió. Desde que tenía memoria, había escuchado la historia de cómo habían terminado los padres del castaño, no que todo el mundo lo supiera, pero siendo su padre quien era, la historia de cómo los Lastrange actuaron era una lección de los errores que no se deberían cometer. Acarició la mejilla con su mano libre, ya que la otra todo el tiempo había mantenido cautiva la de Neville-¿Quieres decirme?

-Es un cuarto como este, mami en uno, papi en otro. Ellos siempre están allí, pero nunca salen ¿Por qué no salen? Siempre hay gente, pero no es la misma, solo ellos siguen allí.

-Ellos están enfermos Nev, por eso están allí, para que un medimago los cure.

-¿Y porque tardan tanto? ¿Por qué no les dan una poción?

-Porque es más complicado que eso, Nev, debes tener paciencia.

-Si tú la hicieras, estoy seguro que ellos se curarían.

Este comentario sorprendió de sobremanera a Theodore.

-¿Por qué crees eso?

-Porque tú eres el mejor.

Theo se largó a llorar ¿Por qué Neville le tenía esa confianza ciega? No se la merecía.-Neville, lo siento, lo siento mucho, no me di cuenta, es mi culpa que estés aquí.

Neville se incorporó, presuroso, aunque se mareo un poco al hacer la maniobra tan rápido lo dejó pasar. Se desasió  de la mano del pelinegro, se puso de cuclillas sobre el colchón  y atrajo a su regazo a su amigo-No llores Theo.- le dio un beso en la mejilla. -Ven, acuéstate conmigo.-Neville se acomodó en la cama, haciéndole un espacio a Theodore que mansamente se acostó, ya más tranquilo, quedando ambos de frente, muy juntos.

-Neville…

-¿Sí?

-Te quiero.

-Yo también te quiero, Theo.

El pelinegro sabía que el significado de la frase no era igual para Nev, pero, dejaría las repercusiones para después, por esa noche, por esa noche  simplemente dormiría junto a Neville.

 

Eran cerca de las tres de la mañana cuando la ventana frente a la cama ocupada  sigilosamente fue abierta. Un cuerpo alto se introdujo a la enfermería, cautelosamente.  Llegó al pie de la cama, permaneciendo en silencio, tal como lo hiciera desde hace horas, oculto bajo el marco de la ventana. Observó ambos durmientes, tal como lo había hecho en la habitación que compartían, pero, era diferente.

Mejor era salir antes de ser descubierto, pero antes, tomó del piso la sábana que había terminado allí y cubrió ambos cuerpos cuidadosamente.

Ya aclararía sus sentimientos después, mañana, por esa noche, solo iba a dormir, si podía.

 

 

Notas finales:

Me he quedado en blanco.

 

Comentarios, a favor, en contra ideas y demas en review.

 

Gracias.


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