Who's there knocking at my window?
The owl and the Dead Boy
This night whispers my name
All the dying children
Fay alzó la vista hacia el infinito. Había llegado el día que esperaba con tanto temor. Sabía que era inevitable, que su futuro había quedado sellado mucho tiempo atrás, pero no podía ser así. No de aquella manera.
Sentía como si una voz le susurrase desde un lugar muy lejano. Cerró los ojos, intentando borrar una perturbadora imagen de su mente: los cuerpos sin vida de los habitantes de Celes. La espeluznante sonrisa de su rey. Reprimió un escalofrío. Había llegado el momento de marcharse.
Virgin snow beneath my feet
Painting the world in white
I tread the way
Gonna lose myself into a tale
Come hell or high water
My search will go on
Play boy
Voyage without an end
Era hora de abandonar el congelado mundo de Celes. Estaba nevando, como siempre, pero esta vez le pareció especial. Tal vez no volviera a ver la nieve en mucho tiempo. Aunque, en cierto modo, en eso consistía el trato. En escapar. En huir, perderse eternamente por mundos desconocidos e intentar olvidar su infierno personal. Y cumplir su deseo, a cualquier precio.
Sería ideal perderse en un cuento interminable, sin recordar su hogar ni su pasado nunca más, pero ese deseo de Fay no podía cumplirse. Aunque lo más curioso era que, después de todo lo que había vivido, aún tenía fuerzas para soñar que aún quedaba un lugar para él, lejos de su hogar.
The nightingale in a golden cage
That's me locked inside reality's maze
Can't someone make my heavy heart light?
Come undone
Bring me back to life
A nightingale in a golden cage
That's me locked inside reality's maze
Can't someone make my heavy heart light?
It all starts with a lullaby
En ocasiones, se sentía como un pajarillo enjaulado en su propio caos. La dulce y bella sonrisa que siempre portaba era realmente un candado que guardaba sus sentimientos bajo llave. Una hermosa prisión, una jaula de oro. Sin embargo, hubo una persona que no se dejó engatusar por su sonrisa. Kurogane. Él había escuchado al corazón del mago pedir ayuda entre gritos desesperados. Y desearía poder acallarlos, aún sin saber por qué.
El caos, el laberinto sin fin que era su vida, no había comenzado sino en el primero de los comienzos: su nacimiento. En ocasiones, una dulce canción de cuna en su lengua materna acudía a su mente, proporcionándole uno de los pocos momentos de paz de los que podía disfrutar. Una nana que su voz entonaba en ese estado intermedio entre el sueño y la consciencia. Una triste y melancólica melodía que cierto guerrero japonés escuchaba con atención cada noche, fingiendo dormir junto al mago de Celes.
Journey homeward bound
The sound of a dolphin calling
Tearing off the mask of man
The tower
My soul guide
El viaje había avanzado, con resultados desastrosos.
Kurogane sujetó a Fay de la barbilla, obligándole a mirarle a los ojos. El entonces único ojo del mago mostraba ese inquietante tono ambarino. Su sonrisa había desaparecido.
- ¿Qué escondes? – preguntó el guerrero sintiendo su sangre arder.
El vampiro se mostraba estático, inexpresivo. No quería que su máscara cayera completamente, aún luchaba por esconder su verdadero yo.
Los ojos carmesíes de Kurogane taladraron sin piedad la mirada de Fay, escrutándole, intentando descubrir quién era realmente ese hombre que se ocultaba tras múltiples y resistentes máscaras, que se escondía detrás de mentiras y engaños.
Pero, por lo menos, pudo ver una reacción por parte del rubio que no esperaba.
Una lágrima, una simple, única y solitaria lágrima, pero fue suficiente. Fay se apartó bruscamente de él mientras se limpiaba las comisuras de los labios, escapando, huyendo de esos inquietantes ojos que tanto parecían conocer sobre él.
Había hablado con Chii. Era la hora de volver a casa.
This is who I am
Escapist
Paradise Seeker
Farewell, time to fly
Out of sight
Out of time
Away from our lives
Finalmente, habían llegado a Celes. Ya no había nada que esconder.
"¿Realmente querías saber quién soy realmente, Kurogane?" pensó el mago con su máscara completamente quebrada. "Esto es lo que soy, esta escoria humana. Un cobarde, un mentiroso. Huir de los problemas y de mí mismo, es lo que sé hacer mejor."
Buscar la felicidad de mundo en mundo, aún con la certeza de que no iba a encontrarla. Incluso sabiendo con seguridad que debía enfrentarse a sus miedos si quería ser realmente libre. Pero el ruiseñor solo había conocido su jaula dorada, y temía lo que podía esperarle en el exterior. Simplemente atrapado en su propio laberinto de miedos y viejos rencores.
The nightingale in a golden cage
That's me locked inside reality's maze…
The nightingale in a golden cage
That's me locked inside reality's maze
Can't someone make my heavy heart light?
Come undone
Bring me back to life
A nightingale in a golden cage
That's me locked inside reality's maze
Can't someone make my heavy heart light?
It all starts with a lullaby
El mago parecía ausente cuando el guerrero seccionó su propio brazo y lo alzó con el restante poniéndolo a salvo.
La máscara había caído del todo, Fay no lograba contener su doloroso llanto mientras intentaba que el agonizante Kurogane recobrase el conocimiento.
Cuando finalmente el guerrero despertó, ya fuera de peligro, fue como si al mago le quitaran un peso de encima. Su corazón había dejado de doler, sentía como si hubiese nacido de nuevo al ver cómo Kurogane se recuperaba y después de conseguir un brazo para él.
Ambos charlaban en la habitación del moreno, en escasos días marcharían al país de Clow para la que podía ser la batalla final. Durmieron juntos, cerca pero sin llegar a rozarse. Fay estaba a punto de dormirse, boca abajo, pero con su rostro ladeado y su mirada fija en la de Kurogane, quien velaba por él como tantas otras noches.
Y al final, la tan esperada melodía surgió de los labios de Fay. Aquella que su madre entonaba para su hermano y él en la más tierna infancia.
Narraba la historia de alguien que huía de su hogar, viajando por diferentes lugares, escondiéndose tras mentiras y engaños y buscando sin detenerse la felicidad que su cruda realidad le había negado.
En una busca eterna de alguien capaz de compartir y hacerle olvidar su dolor.
Cuando la canción terminó, ambos estaban ya completamente dormidos. Kurogane rodeaba el cuerpo de Fay con uno de sus brazos, mientras este se sumergía en la primera noche pacífica de su vida. Los labios del mago se habían curvado hacia arriba considerablemente, en una sonrisa sincera y tranquila.
Y al fin, el ruiseñor fue liberado de su jaula, para poder cantar en libertad.