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Entre nicotina y Vicodín por Tierna Kikyo

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Notas del capitulo:

Este capítulo es sino el más laborioso de todos seguro que es el que más amarán~

Amé este lemmon -w- Así que espero sus comentarios y ahora sí a un capítulo del final.

Y bueno las normas y eso: Los personajes no me pertenecen aunque yo sería muy feliz pero lamentablemente le pertenecen a sus respectivos autores de House MD y Sherlock Holmes(2009)

La tristeza embargaba por completo a Greg House a pesar de que no se le notara nada de lo que realmente le pasaba, sencillamente era difícil admitir cuando te equivocabas de tal modo; tanto porque ya su vida no era la misma que en un principio y porque sencillamente esa chispa de gran brillo que le acompañaba para resolver casos se iba extinguiendo poco a poco, su alma misma lo hacía, había algo que había dejado de funcionar, seguramente el comenzar a tener ese anhelo de conocer la “normalidad” la “estabilidad sentimental” y sobre todo “la felicidad” habían acabado con su esencia autentica…después de cansarse por mencionar que esas cosas no eran necesarias y que incluso ni siquiera existían como tales, él había osado anhelarlas. Sólo restaba una palabra para tal cosa y era: Autodestrucción.

Y el perfecto detonante apareció sin que el se lo imaginara siquiera, no lo buscaba, apareció. Era ahora como un niño con dinamita y escasez de fósforos, algo era obvio; No podías entregarle tal arma sabiendo lo que se proponía…

Sin embargo la vida casi nunca se tienta el corazón, los dioses jugando a las canicas con la humanidad les parece interesante investigar lo que pasa si proceden.

El más reciente fracaso de House le había entregado los fósforos faltantes para terminar con su vida y todas las piezas del rompecabezas concluyeron por armarse para algo impensable…

**********************************************

En lo que House pasaba por aquella crisis de melancolía Holmes pasaba una agradable vida en una relación que por no definirse en lo que realmente era esta llegaba a ser sumamente emocionante…

Era muy noche y el pelinegro se encontraba con unos lentes de lectura en la mesa del comedor leyendo y releyendo el caso que esta vez le traía dando vueltas, revoloteaba en su mente de tal forma que parecía burlarse de él, fumaba una pipa con tabaco puro, era práctica a pesar de lo primitivo que pudiera sonar además lo prefería así en esos momentos puesto que gastar tales cantidades en cigarros sería una cosa inconsciente, sólo debía rellenarla y era todo, el paraíso para alguien como él. Su cabello ya estaba algo largo y lo dejaba caer a los lados de su rostro enmarcándolo con un flequillo que insistía en acomodarse de ese modo peculiar en su cabello ondulado,  sonrió ligeramente al darse cuenta del hilo negro en aquel asunto y arqueó una ceja intentando contener su emoción que a pesar de su discreción podía notarse en el brillo de sus ojos. Levantó la mirada cuando escuchó la puerta pero al notar que era Watson bajó nuevamente la mirada a su lectura esperando que este le preguntara sobre sus avances para sacar a relucir su gran logro ¡Ah! ¡Como se amaba en esos momentos! Más que normalmente, lo cual era quizá imposible en la gente promedio, su egolatría no tenía limites, al igual que…su depravación en ciertas ocasiones.

No fue necesario mirar a Watson para deducir que estaba ebrio, el sonido de sus pasos en trastabilleos rápidamente le hicieron registrar eso en su hábil cerebro, suspiró como decepcionado de no poder contarle sus avances, pero en fin… Prefirió que se largara a dormir y no tener que cruzar palabra con él, escuchó como se acercaba y peor aún pudo olerlo, olía tanto a alcohol que bien pudo quedar ebrio de sólo retener su aroma por un momento, pero aquel aroma se mezclaba con la loción que este se ponía sólo para él por lo que aspiró aquel aroma tan característico perdiendo sus múltiples pensamientos en ese momento.

-¿Me extrañaste?...- Le preguntó Watson al notar aquella reacción divertida en la que hasta cerraba los ojos su detective. Estaba bastante borracho pero todavía podía hablar con cierta cordura por lo que la cosa no estaba tan grave, arqueó una ceja con disgusto al notar que no le respondía.

-…- Holmes no dijo nada, se hizo el digno porque este se fue de juerga mientras él se rompía la cabeza en aquel caso, y volvió a hacer como que leía.

El rubio no podía soportarlo, aquel hombre siempre se le hacía tan sexy, ese vestir elegante que se complementaba con los desvaríos de Holmes, la camisa medio abierta, el saco mal puesto, y el pantalón sucio de ceniza le hacía ver que había estado ahí en serio todo el día y esos lentes de lectura que le volvían loco, lo cual por enfermo que pareciera le ponía a unos niveles insospechados. Se abalanzó a su cuello comenzando a morderlo y besarlo con cierta violencia algo que el detective no pudo sospechar, ya que pensaba que le observaba tanto por obtener una respuesta, tan necio como lo era Watson…pero aquello le había sacado de concentración en sus diez mil reproches mentales, cedió su cuello casi instintivamente sintiendo una punzada de excitación que le recorrió desde su perfecto abdomen y escapó en un jadeo, ya le había gustado aquella idea desde que le olió tan cerca, y ahora con ese nulo espacio entre ellos no podía más que acrecentar esa sensación, se mordió el labio inferior al darse cuenta que estaba perdiendo la cabeza demasiado rápido, ¿Debería reclamarle? Aquella pregunta se esfumó cuando Watson le volteó violentamente en aquella silla de oficina (que había Holmes llevado hasta el comedor) y sus labios al fin se unieron en un beso que no pudo más que corresponder.

Watson le besaba con total deseo… era un fuego arrebatador que le inundaba las venas y corría con furia en su cuerpo, por lo que no podía detenerse ahora, menos en el estado en el que estaba, sintió como Holmes le tomó de la nuca para que no se alejara y ese era el total aviso de que cedía a todo lo que se propusiera el rubio, le tomó de la cintura con ambas manos a los lados y le levantó sin dejar de besarle pero el deseo arrebatador les golpeó de tal modo que cayeron a la alfombra sosteniendo aquellos besos que les fundían en un calor insoportable. El rubio comenzó a desnudarle como podía tirando se su saco con violencia hasta dejarlo en el piso bajo Holmes que había ayudado a que se lo quitara, abrió su camisa sin tacto alguno haciendo volar los botones blancos por ahí sin importarle.

A Holmes le ponía escuchar aquel sonido de la ropa desgarrándose y torpemente enredó sus piernas alrededor de la cintura ajena, cuando logró tener un poco de cordura le separó con violencia tomándole de las mejillas para que no se acercara nuevamente a arrebatarle las palabras, y con ese respirar jadeoso con el que se le escuchaba tan sensual pero cómico a la vez por lo que fuera a decir, trató de mirarle severo pero su mirada se perdía en lascivia inevitablemente a pesar de sus esfuerzos.

-¡Es usted un maldito!...- Le dijo rozando sus labios sin dejar que este profundizara en el beso con explícitas intenciones que él rechazó muy a su pesar, pero podía sentir sus manos deshaciéndose de su pantalón a lo que no protestaría a pesar de todo -¿C-cómo osa embriagarse y venir a… ¡a violarme aquí como si nada, eh!?- Preguntó queriendo parecer molesto pero estaba ansioso.

Watson no pudo evitar reírse como niño travieso ante la pregunta ajena, estaba tan agitado como él pero a pesar de ello quizá pudiera responderle con coherencia por la gracia que le causó -¿Violarlo? ¿Ah entonces debo suponer que no le gusta?... Lo dejamos para mañana entonces…- Hizo como que se iba a retirar y entonces el pelinegro se lo impidió.

-No, no ¡Ahora termina! ¿Cree que soy su burla o qué?- Le dijo dándole una palmada en la mejilla con la que juguetón le ladeó ligeramente el rostro al rubio.

-¿Ah con que nos ponemos agresivos no?- Le dijo sosteniendo aquella sonrisa pero no pudo soportarlo más, le besó con intensidad de nueva cuenta mientras sentía como este le quitaba el abrigo y lo dejaba caer, se separaron un poco para respirar agitados y Holmes le miró sensual mientras le desabrochaba la camisa –Esta me la prestará en pago mañana…- Le comentó divertido provocando la risa de Watson también, que le miraba tan deseoso como él mismo; Al quitarle la camisa ambos se miraron con desesperación.

-¿No va a poder maniobrar aquí verdad?-

-Exactamente-

Ambos se levantaron de la alfombra y volvieron a besarse salvajemente, Holmes dejó escuchar un gemido ante la excitación que ahora sentía y toparon con la mesa, Watson apartó las cosas de ahí y a Holmes, a pesar del papeleo de su caso y su laptop que se deslizó peligrosamente a la orilla poco le importó y se sentó en la mesa disfrutando de que Watson bajara nuevamente por su cuello mientras él le desabrochaba el pantalón con ansias y al fin sacaba aquel miembro causante de su delirio, estaba tan duro y tan caliente que al frotarlo ligeramente sintió temblar al rubio que le mordió el hombro gruñendo de un modo sensual –Mghm…no, Holmes…- Le pidió en una voz ahogada.

-¿No?...- Preguntó malicioso, pero cuando sus miradas se cruzaron no pudieron evitar volver a besarse, Watson se frotó ligeramente contra la mano ajena pero en su forzamiento por esto rozó también con el miembro de este, por lo que el pelinegro se estremeció y apartó su mano de en medio para poder frotar ambos glandes ya húmedos, gimieron al unísono y Holmes jadeó excitado deseando más.

–Ahh…ahh!!...Watson rápido, haga algo…- Le gimió bajito respirando con fuerza, las oleadas de excitación le atacaban cada vez con más violencia y le quemaban por dentro como el más vil de los fuegos por lo que era inevitable que este perdiera el dominio de sí mismo, el haberle besado le había dejado igual de embriagado pero en deseo, y Watson no podía contenerse ni un segundo más una vez que el pelinegro comenzaba a rogar, sus ojos verdes le recorrieron insaciables de mirarle y una salvaje sonrisa se pintó en su rostro, le lanzó contra la mesa para besarle e ir bajando por su cuello a mordiditas que hicieron sonreír ligeramente al astuto detective que todavía colaba sus manos entre las ropas ajenas encontrando en su bolsillo aquella navaja que él mismo le había regalado, la sacó tranquilamente mientras sentía aquellos roces una y otra vez desvirtuar sus pensamientos y la abrió con tranquilidad haciendo que Watson le pusiera atención separando un poco sus torsos y mirándole con algo de miedo sin poder dejar de frotarse contra él.

-No…Holmes ¡mghm! Que no se le haga costumbre…no se lastime…- Le pidió pasando a lamer uno de los pezones ajenos arrebatándole un jadeo, sin embargo no hizo nada contra aquella navaja, le gustaba la idea pero no el que su pelinegro adorado se lastimara por gusto eso definitivamente no era algo que le agradara, ya estaba bastante zafado, no podía permitirle más delirios, pero ¡Diablos! Le miraba de una forma que no podía decirle que no y ya.

-¿De verdad no quiere?- Le preguntó con esa cara de astucia mientras ponía la navaja contra la yema de su dedo pulgar con una mirada seductora.

-Basta Holmes…- Le dijo intentando sonar con autoridad pero para nada que lo lograba. Los ojos oscuros entonces se enfocaron en la herida que se haría y sin miedo alguno hizo un corte con el que el carmín de la sangre enseguida salió a relucir, lamió la herida tirando la navaja lejos de ahí y después se la mostró a Watson poniéndose serio presionando su dedo para hacerlo sangrar más -¿Lo nota?-

-Por dios!- Exclamó Watson deteniéndose en lo que hacía mirándolo extrañado, pensó que sólo jugaba cuando aquello comenzó -¿A qué va todo esto?-

-¿Qué dijimos sobre irse de juerga?...- Le preguntó severo haciendo que este entendiera que muy a pesar de la situación para nada le gustaba que tomara esas actitudes. Watson se precipitó a tomar la mano ajena y lamer aquel dedo como si fuese un vampiro y lanzándole una dolida mirada después procedió a besarle con ansias aumentando su pasión y abrazándose con fuerza a él dejando escuchar gemidos entre aquel beso que lo hacían todavía más excitante. El detective buscó en la mesa y dio con el maldito lubricante que tenía listo entre sus cosas por ese tipo de arrebatos que solían darse seguido entre ellos, aunque debía admitir que este era uno de los mejores encuentros de la semana, el doctor como adivinándolo tomó el lubricante de la mano ajena (la que no estaba herida) y lo abrió sin siquiera molestarse en mirarlo, lo sabía muy bien, su pelinegro lo tenía siempre todo previsto.

Introdujo aquella punta en la cavidad ajena dejando bastante lubricante dentro escuchando jadeos excitados de parte de este que abrió más las piernas mientras se acercaba a morder su lóbulo y después le lamía los labios para atraerle a él sobre la mesa, Watson se acercó a besarlo encontrándose con que este no le cedió el control sino que lo tomó por completo envenenando la garganta del rubio con su propio deseo esperando que se apresurara a entrar, Watson no pudo evitarlo, estaba muy excitado y aquellas actitudes y esa mirada de cachorro sumiso que el pelinegro siempre le dedicaba lo sacaban de su control, éste hizo ademán de quitarse los lentes de lectura ya que le estorbaban pero Watson le detuvo –No lo haga…me ponen…- Le alcanzó a decir mientras tomaba aquella mano entrelazando sus dedos con los ajenos apretándole con fuerza sintiendo la sangre de este manchándole la piel, ese líquido vital suyo siempre resultaba como un dulce veneno...

Se posicionó para entrar sin dejar de mirarle a los ojos retándolo a que le mantuviera la mirada, ambos sabían ese código muy bien por lo que los ojos castaños no se apartaron de las orbes verdes mientras este comenzaba a entrar, Holmes fue arqueándose contra el cuerpo ajeno y el níveo dedo índice de Watson recorrió aquella línea perfecta que se formó en su espalda, ambos jadeaban violentamente pero no podían dejar de mirarse, finalmente al sentirse completamente dentro se besaron con tal violencia que Holmes hirió los níveos labios con su pasión pero ni así dejaron de besarse.

Watson comenzó a moverse poco a poco en aquel interior resbalando deliciosamente en las apretadas paredes del detective, este tuvo que separarse para jadear excitado ante esos movimientos que tanto había deseado -…Te amo…- Jadeó el rubio en el oído ajeno, lo cual arrebató un agudo gemido de la garganta del pelinegro que se aferró fuerte a la espalda ajena –Y yo a ti…- Le musitó bajito aferrándose a sus hombros, aquel aroma a alcohol seguía en el ambiente y no podía pasarlo desapercibido. Sus miradas perdidas se cruzaron un par de veces entre aquel intento por ser uno y sus labios se encontraron incontables veces, aquel ritmo comenzó a volverse frenético por lo que Sherlock le besó el cuello y los hombros intentando demostrarle su amor a pesar de su respiración que no le dejaba estar. Finalmente dejó que le devoraran los labios mientras él correspondía con cierta violencia y aquellas embestidas se volvieron más profundas e intensas.

El celular de Sherlock comenzó a sonar y una maldición de parte del pelinegro hizo perder la seriedad del doctor que dejó escuchar una risa divertida –Diablos, maldita gente… ¿Que no ¡mhm! puede buscarse una vidah?…- Intentó refunfuñar.

-Conteste…- Le musitó al oído Watson besándolo después.

-¡ahm! está loco-

-¿Qué dijimos de rehuir a las personas?- Le preguntó divertido.

 

-N-noh…eso es diferente…- Sherlock lanzó el celular de la mesa antes de que Watson lo tomara para contestar por lo que ambos sonrieron retadores y no pudieron evitar besarse –Watson quiero…-

-¡Nhn!... ¿Quiere?...-

-Quiero venirme… ¡¡Ahh!! M-más fuerte…Watson!…- Jadeó eróticamente sin poder contenerse pronunciando el nombre ajeno de modo ahogado. Se aferró con mucha más fuerza a él mientras este tomaba con fuerza el miembro ajeno y lo apretaba por un momento para controlar el espasmo que sabía que ahora recorría el cuerpo de su adorado pelinegro y después comenzaba a masturbarlo a un ritmo casi desquiciado buscando el clímax que se acercaba a ellos de forma peligrosa…

Watson había alcanzado aquel punto sensible en Holmes no necesitaba decírselo, pues lo sentía como si el cuerpo ajeno fuera parte del propio, aquellas paredes se contraían deliciosamente haciendo que el penetrarle se dificultara un poco pero a pesar de esto favoreció a que Watson entrara de un modo más violento en él abriéndose paso a la fuerza buscando profundidad, los jadeos ahogados y gemidos eróticos escapaban cada vez con más facilidad de la garganta ajena mientras no se detenía en masturbarle, Watson conocía tan bien los gestos de Sherlock al amar que sabía perfectamente que estaba por llegar a su clímax por lo que se apresuró a hacerlo más fuerte para poder arrebatar de él   aquella semilla que tanto ansiaba –mghm!...Holmes!…- Gruñó embriagado en pasión sintiendo como aquellas paredes le apresaban impidiéndole moverse más.

-ah sii!...Mhnn!!...AHH!!- Finalmente aquel agudo gemido de júbilo y satisfacción hizo resonar la habitación mientras Sherlock se dejaba caer de lleno en aquella mesa retorciéndose con ese placer que le recorría. Watson al estar ahí preso de aquel modo tan delirante no pudo evitar estallar dentro del detective inundando su ser con su cálido néctar aplicando fuerza contra este mientras temblaba ligeramente, al terminar al fin suspiró dejándose caer sobre él respirando agitados.

-Watson…-

-…Dígame-

-Ha sido el mejor encuentro que hemos tenido…creo que el alcohol estimula su potencia sexual…-

-No empiece a insinuar cosas…-

-Yo no dije nada-

-Holmes-

-¿Qué?-

-Lo amo…-

En el piso del comedor aguardaba el celular del detective con una llamada perdida, en la pantalla se podía ver claramente el nombre: House.

Notas finales:

¡¡¡Reviews reviews!!! @w@


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