CAPITULO 10: CONVERSACIONES DEFINITIVAS - PARTE I
Su beso cálido y apasionado me hacía caer en una sensación tan deliciosa que era imposible resistirme a ella y me envolvía en un abrigador sentimiento de protección. Cerré los ojos queriendo que ese momento no se acabara, que fuera eterno y se guardara en mi corazón para sellarlo con fuego.
Sus brazos eran el refugio que siempre había anhelado durante mis años solitarios, donde no tenía más compañía que los escasos recuerdos que tenía junto a la persona que amaba y que me había dejado para irse a un lugar donde no podía alcanzarlo.
Respondí su beso queriendo olvidar, queriendo creer que el dolor y la tristeza se separaban de mí dejándome al fin en la libertad que tanto había deseado. Sin culpabilidad por la muerte de mi amado… sin remordimientos por Sakura…
De repente algo se paró en mi mente, como si tratara de recordar algo muy importante y que había olvidado, pero quería revivir en una fuerte sensación de angustia en mi pecho. Ese nombre significaba una clave muy importante en el pasado. ¿Cómo lo había dejado pasar por alto?
Separando abruptamente el beso que estábamos dándonos empujé al hijo Sasuke con mi mano derecha, colocando como distancia entre nuestros cuerpos la extensión de mi brazo.
Como un destello de luz las palabras de Sasuke inundaron mis pensamientos. Un fragmento de su diario resonó con tal intensidad en mis oídos como si él mismo lo estuviera diciendo en ese momento:
Mi amado Naruto.
Si hay algo que siempre debes tener claro es que nunca te traicioné. Sé que es difícil para ti lograr creer esto después de ver a Sakura embarazada de mí pero… nunca me acosté con ella.
Todo fue astutamente preparado para despertarnos desnudos en la misma cama y después hacer que me casará por la responsabilidad de un hijo.
Sólo tengo algunas conjeturas para saber cómo lograron atraparme en una situación así. Pero la única persona que podría decirme las circunstancias reales y concretas es Sakura, y ella niega rotundamente todo lo que tenga que ver con ese día.
Su mayor deseo era que terminara contigo… pero eso me era una cosa imposible.
Sin pruebas de mi inocencia de esa noche y sin poder escapar de mi pronta paternidad, tuve que hacer la cosa más cruel que pude haber hecho… haberte lastimado cuando ella te pidió terminar conmigo.
Yo era incapaz de haber pronunciado esas palabras, prefería morir a haberlo dicho.
Tú adiós fue tan doloroso que no pude soportarlo y no quise dejarte ir…
Pero si de algo sirve que te entregue estas palabras es para que sepas en las páginas que siguen todo lo que te oculté para evitar hacerte daño. Ya no más secretos… eso solo me ha llevado a perderte.
Sé que me creerás algún día. Porque la verdad no puede ocultarse para siempre.
Y a pesar de que nunca te he escuchado decirlo, algo en mi interior me dice que sientes lo mismo que yo. Es por eso que confío en que algún día sabrás la verdad y podrás perdonarme…
Salí de mí ensimismamiento en un instante que me pareció muy largo. Aún tenía mi brazo como distancia entre nosotros y podía sentir la tibieza de su pecho en mi mano.
- ¿Qué pasa Naruto?- preguntó en un tono preocupado.
Miré al hijo de Sasuke directamente a los ojos y con todo dominio de mí mismo le pregunté seriamente:
- ¿Dónde está Sakura?
Hubo unos segundos de silencio mientras me miraba extrañado ante la repentina pregunta. Mirando detenidamente mis ojos como buscando el origen de la repentina interrogante dijo:
- ¿Por qué quieres saber de ella?
- Necesito verla- respondí cortantemente.
- Perderías tu tiempo- dijo negando con la cabeza.
- ¿Dónde está?- pregunté ansioso.
- En el manicomio- respondió fríamente.
En el momento en que lo dijo supe que ya lo sabía. Se me había pasado por alto que Itachi ya me había proporcionado esa información la primera vez que conversé con él.
- ¿En cuál? – pregunté de inmediato.
- No deberías pedir esa información Naruto.
- ¿Por qué no?
- Puede ser peligroso para ti- dijo barriendo el piso con su mirada para enseguida posarla en mis ojos.
- Pero necesito hablar con ella…tienes que ayudarme- dije nerviosamente con un tono de desesperación al ver que no contestaba mi pregunta.
Se acercó muy rápidamente a mí y me envolvió en sus brazos y en un tono casi inaudible dijo:
- Está en el manicomio de Konoha.
- ¿Está aquí?- pregunté bajito y sorprendido al saber que no se encontraba en nuestra ciudad natal.
- La trasladamos cuando nos mudamos a esta ciudad- respondió tranquilamente en el mismo tono de voz.
- Gracias- dije en un susurro al ver que me ayudaba.
- Se prudente- dijo despacio en mi oído - Eres muy precioso para mí- añadió depositando un sueva beso en mi mejilla.
¿Cómo podía ser capaz de ser tan altanero, pero dulce a la vez? Este niño siempre me sorprendía y me confundía hasta un punto que no lograba comprender.
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Salí de la mansión Uchiha para ir directamente al manicomio. Consulté mi reloj y me di cuenta de que aún tenía tiempo de llegar antes de que cerraran la hora de visitas. Rápidamente tomé un taxi para llegar lo más pronto posible. Algo en mi interior me decía que solo la mujer que me hizo terminar con la persona que amaba podía contarme las razones inexplicables que había en el fondo de todo. Alguien que nunca creí volver a ver de nuevo… Haruno Sakura.
Cuando llegue a las instalaciones que se encontraban un poco apartada del centro de la ciudad el doctor se mostró reacio a permitirme ver a la paciente. Me indico que se encontraba en tal estado de delirio, que eran escasos los momentos de lucidez que poseía.
Cuando le indique que era su amigo hace muchos años al haber asistido en el mismo instituto y le dije mi nombre, se sorprendió por un momento y mencionó con tono casual que ella hablaba mucho de mí.
Me llevó hasta un gran patio donde había muchas personas sentadas, hablando solas, jugando con objetos de plástico o simplemente con la mirada vacía.
Sakura se encontraba en un rincón, sentada solitariamente en una banca con los brazos vacíos pero acunados como si estuviera sosteniendo un bebe imaginario, mientras se mecía hacia adelante y hacia atrás en un ritmo acompasado.
Su pobre vestimenta era una túnica blanca, como bata de enfermo. Aún conservaba el pelo corto, pero un poco más largo de lo que recordaba, unas finas arrugas surcaban su amplia frente y unas marcas rojas recorrían su blanco rostro.
- Hola Sakura- dije saludándola, pero ella ni siquiera levantó la vista
- Shhhh… Sasuke está durmiendo- dijo en un susurro- Nunca creí que llegaría a ser un bebe tan hermoso.
- Es muy hermoso- dije siguiéndole el juego. Seguramente estaba imaginado que tenía a su hijo pequeño en sus brazos.
- Es igual a su padre- dijo cariñosamente- Nunca creí que un niño fecundado “in vitro” pudiera llegar a ser tan hermoso.
- ¿In vitro?- dije impactado por lo que había dicho. Pero antes de lograr hacerle una pregunta al respecto me calló.
- Shhhh- dijo con los ojos abiertos y su dedo índice tembloroso sobre sus labios…- Naruto no puede saber…no puede saber nada- añadió moviendo su cabeza de lado a lado.
- ¿Qué es lo no debe saber?- pregunté tratando de entender lo que quería decir.
- Que Sasuke nunca lo traicionó… Que todo fue una trampa...- dijo en un susurro- ¡¡oh no!! – gritó de pronto- ¡Naruto no debe enterarse nunca de eso!… ¡No puede!
Su rostro se ensombreció de pronto. Agrandó sus ojos verdes como si tuviera un miedo terrible, su cuerpo comenzó a temblar levemente y su mirada se posaba en el vacío como si pudiera ver en ese instante a la persona que tanto temía diciendo:
- O él me mataría, no tendría piedad de mí… Destruiría a mi hijo… ¡a mi hijo y a mí!- dijo formando una cruz con sus brazos sobre su pecho, como si protegiera lo que sostenía en ellos.
- ¿Quién te obligo a hacerle una trampa Sakura? ¿Quién te amenazó con eso?- pregunté asustado por su reacción.
- Uchiha…- dijo con la mirada perdida y un temblor en su voz.
De pronto me miró a los ojos con un enfoque desorbitado como si hablara con el aire y pronunció una palabra, que con solo mencionarla me congelo la sangre en la venas.
- Uchiha Itachi.
- ¿Itachi? – dije anonadado- ¿Fue Itachi?
- Yo no quería… - ¡Yo no quería que muriera!…¡¡¡No quería que Sasuke muriera!!!- gritó muy fuerte - ¡¡Fue su culpa!! ¡¡Fue culpa de Itachi!!
Comenzó a gritar y a arañarse ella misma los brazos. Un par de enfermeras vinieron para tranquilizarla y detener su autodestructivo castigo colocándole una camisa de fuerza. Me pidieron que saliera en ese mismo instante, mirándome furiosamente por descompensar a la paciente.
Salí del manicomio con la mente nublada e incapaz de creer lo que había descubierto hace solo unos momentos.
Quedé prácticamente sin palabras. Si las cosas que ella había dicho eran ciertas. Habían engañado a Sasuke haciéndolo creer que se había acostado con Sakura… Y él nunca me había traicionado.
Una enorme tristeza me invadió de pronto, y que en un instante se trasformó en furia.
El culpable de todo lo que había ocurrido era el propio hermano de Sasuke. Y solo me pude preguntar interiormente “¿Por qué?”, al no encontrar respuesta ante lo que había hecho.
Lo enfrentaría ahora que ya sabía la verdad, y esta vez Uchiha Itachi tendría que decirme toda la verdad…
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