CAPITULO 4: RECUERDOS DOLOROSOS
Estuve con la mirada fija en la puerta desde que se había ido. Mi cuerpo estaba inmóvil de la impresión. Eran las misma palabras que siempre me decía Sasuke en el pasado mientras me besaba y me hacía el amor “tu eres mío Naruto, siempre lo serás”.
Era realmente igual a Sasuke, muy atractivo, de piel blanca traslucida, tiene un cuerpo delgado y tonificado, es alto y con una apariencia altiva y orgullosa que lo lleva a aparentar más edad de la que realmente tiene. Pero su mirada es más determinada y sus ojos verdes miran con una frialdad que llega a atravesar la piel.
Casi inconcientemente me lleve una de mis manos a mis labios impactado por lo ocurrido y un inmenso frío comenzó a apoderarse de mi piel junto con un temblor que me recorría a lo largo de la espalda.
“¿Por que había dicho eso? ¿Como podía saber la relación que tuve con su padre?” Las preguntas me invadían sin tener ninguna respuesta a todas las dudas que se acumulaban en mi mente. De pronto un nombre apareció en la neblina de mis pensamientos, la única que en ese momento podía resolver la incertidumbre que había en mi interior.
Fui hacia la carpeta que tenía el archivo de mi nuevo alumno y busqué la dirección de la única persona que podía ayudarme a esclarecer todo lo que estaba sucediendo y que se me hacía confuso en ese momento. Un hombre que no veía hace 15 años y que no había planeado volver a ver en mi vida… hasta este instante.
En un pequeño papel de notas copié la dirección que se encontraba en la carpeta. Firmé la documentación aprobando el ingreso del nuevo alumno y salí rápidamente hacia la oficina de la directora Tsunade.
Al llegar ante el despacho, toqué la puerta con los nudillos y una voz lejana me hizo pasar.
- Directora Tsunade, traje la documentación del nuevo alumno firmada- dije pasándole la capeta con los documentos.
- Escuché que te desmayaste Naruto y que estabas descansando en la enfermería. ¿Ya te sientes mejor?- dijo recibiendo los papeles.
- Sí, gracias por su preocupación directora. Pero me gustaría poder tomarme el resto de la tarde.
- Está bien. Le pediré a Gaara sensei que tome nuevamente tu clase.
- Lamento las molestias- dije un poco preocupado por los inconvenientes que iba causarle a mi amigo.
- Ve a tu casa a descansar, porque mañana no tendré piedad- dijo con una sonrisa sarcástica.
- Lo sé- dije igualmente con una sonrisa- Con su permiso.
Salí de la oficina de la directora un poco más calmado al tener la tarde libre. Saque de mi bolsillo el papel que contenía la dirección y me dirigí hacia ese lugar en donde estaba la persona ideal que podría darme una luz en donde solo podía ver oscuridad. No entendía nada de lo que estaba sucediendo y mis pensamientos eran un remolino de muchas ideas y recuerdos que me atormentaban a cada oportunidad.
Tomé un taxi para llegar más rápido hacia mi destino. Bajé del vehiculo y quedé impresionado antes la vista de la enorme mansión que tenía antes mis ojos. Eran una enorme casa blanca, rodeada por un bello jardín, cerrada con una gran reja negra y de paredes color crema.
Toqué el timbre de la preciosa casa, donde una joven sirvienta vino acudiendo el llamado. Luego de describirle el motivo de mi visita me hizo pasar al interior y esperar en la sala para que fuera a anunciarme con su amo. Después de unos minutos apareció para que la siguiera y poder llevarme hasta el despacho en donde él me estaba esperando. Me dejó frente a la puerta, me dijo que ya me estaba esperando y se marchó por uno de los corredores.
Entre en la habitación y un apuesto joven de cabello hasta los hombros una piel blanca y unos ojos negros estaba sentado detrás de un amplio escritorio de madera. Se paró de su silla y lentamente se acercó hasta estar solo una corta distancia de mí.
- Cuanto tiempo Naruto. Eres aún más hermoso de lo que recordaba- dijo con una sonrisa y un tono un poco nostálgico.
- Mucho tiempo Itachi. No esperaba encontrarme contigo nuevamente después de tantos años- dije con una voz resignada.
- Sabía que algún día vendrías a visitarme pero… no creí que fuera tan pronto- dijo con una sonrisa ladeada y con una mano en el bolsillo del traje negro que tenía puesto- Aunque debo reconocer que en el fondo lo esperaba, tú siempre has sido muy impulsivo.
- Estoy aquí porque necesito respuestas- dije con determinación.
- Ya conociste a mi sobrino
- Es igual a…
- Mi hermano…lo sé. Pero mi sobrino es peor que mi hermano y en muchos aspectos más brillante que él.
- ¿Por que dices eso?
- Porque yo mismo lo he criado desde que era un niño.
Eso me impresionó. El Itachi que yo recordaba era un egocéntrico que solo se preocupaba de sí mismo. Extrañado por su respuesta le pregunté:
- ¿Por que tú harías algo así?
- Era mi deber como el futuro heredero y líder de la familia Uchiha- contestó con naturalidad.
- ¿Por qué Sakura no crió a su propio hijo?- pregunté sorprendido.
- Sakura no esta en condiciones ni para cuidar de ella misma- dijo con una mueca en sus labios.
- No entiendo- dije confundido ante sus respuestas tan poco claras- ¿Por qué eres el tutor del hijo de Sasuke?
El suspiró, cerró lo ojos un momento, volvió a mirarme y finalmente con un tono que revelaba tristeza respondió:
- Después de la tragedia que ocurrió en mi familia no había nadie más que pudiera hacerse cargo de mi sobrino. Así que yo asumí esa responsabilidad.
- ¿La tragedia de tu familia? Te refieres a…- las palabras quedaron atrapadas en mi garganta al darme cuenta a lo que se refería.
Él asintió al ver la expresión de mi rostro y dijo en un susurro:
- No lo has olvidado ¿verdad?
Me dí media vuelta para que él no me mirara en ese momento.
“¿Como podía olvidarlo?” Era el recuerdo más doloroso que tenía en mi memoria y del que quería arrancar a toda costa. El día que enterré mi corazón y mis sentimientos en el lugar más lejano y oscuro de mi alma.
FLASH BACK
La noche anterior había sido la despedida definitiva entre Sasuke y yo. No teníamos nada más que decirnos y era mejor que cada uno tomara el camino que había elegido.
Llegué a las puertas del instituto desanimado y cansado por todo lo que estaba sucediendo en mi vida.
Caminaba a lo largo del patio que estaba en la entrada que conducían a las instalaciones cuando una voz gritó mi nombre:
- ¡¡¡ Naruto!!!
Cuando me dí vuelta Sakura venía hacía mi caminado a paso rápido a pesar del estomago abultado que tenía. Al acercarse pude ver que su mirada estaba llena de odio y sus lágrimas mojaban su rostro.
Al llegar hasta mí comenzó a atacarme, pegándome con sus puños sobre mi pecho mientras me gritaba:
- ¡Maldito seas, es tu culpa! ¡¡Por que tenía que interponerte entre nosotros!! ¡¡¡Asesino!!!
Mientras la miraba asombrado por su demente comportamiento la detuve por los hombros para que parara su agresión y me mirara
- ¡Basta! ¿De que estas hablando?- le pregunté alarmado por su comportamiento.
- Sasuke…- dijo cayendo de rodillas al suelo con los ojos cerrados y llorando de una forma desgarradora.
- Qué… ¿Qué pasa con Sasuke?- pregunté asustado.
- Está muerto- dijo casi en un susurro con la mirada fija y perdida en el suelo, como si lo que ella misma decía no fuera verdad.
- ¿Qué?- pregunté sin dar crédito a lo que acababa de escuchar.
- Sasuke…esta muerto- Se puso de pie lentamente como si cada músculo le pesara.
Me volvió a mirar a los ojos con un inmenso odio y me escupió en la cara gritándome: - ¡¡¡¡ Por tu culpa esta muerto!!!!
Se dio media vuelta y se marchó hacia la salida del instituto.
No podía creer lo que me había dicho. Sasuke no podía estar…. No, no, no, no. Debía haber un error, debía de estar bromeando. Pero, las lagrimas y la desesperación de Sakura no era ninguna broma.
Con los sentimientos entremezclados y mis pensamientos negándose a toda costa de creer que algo así era posible, corrí a toda velocidad hacia la casa de Sasuke.
Pero apenas vi la entrada de la casa Uchiha supe que algo no iba bien. Sobre la reja de entrada estaba colocada una enorme cinta negra que era prueba de que algo malo había sucedido. Con el corazón asustado ingresé al interior de forma cautelosa, rogando que no fuera verdad lo que había escuchado de los labios de Sakura.
En el patio de la casa había muchas personas vestidas de negro, que estaban conversando en voz baja y en grupos. También a un costado se encontraba una mesa, con tres personas a cargo de unos grandes libros en donde las personas presentaban sus condolencias a la familia. Además había muchas flores hermosas que se hallaban por todos lados.
Camine sin prestar mucha atención a la gente que se encontraban en el lugar, solo me preocupaba llegar a la sala que me rebelaría la verdad de lo que estaba sucediendo. Con el corazón a punto detenerse en mi pecho llegué a la habitación que estaba abierta y en donde estaban las personas reunidas.
Pero al ingresar el tiempo se detuvo para mí y las lágrimas se deslizaban por mi rostro incapaz de detenerlas ante lo que estaba viendo. No podía creer lo que mis ojos apreciaban y lo que estaba sucediendo. “Que alguien me diga que es un sueño”, “una mentira”, “algo irreal”. “No, no, no, no” repetía en mi mente, pero sabía en el fondo que todo era muy real y yo no podía hacer nada ahora… Era demasiado tarde.
Con los ojos empapados en lágrimas podía apreciar un ataúd color negro y frente a ella una enorme fotografía de la persona que amaba con su nombre escrito al pie de ella en una gran placa dorada: Uchiha Sasuke.
Mi mente no podía asimilar que eso fuera posible. Caí de rodillas, mientras me perdía en la nada, con la mirada fija en el suelo, en estado de shock.
Una suave y grave voz me tomó por un brazo levantándome del suelo y me dijo:
- Ven conmigo.
Lo miré un poco desconcertado y me encontré con la mirada del hermano mayor de Sasuke. Con una seriedad absoluta Uchiha Itachi que me llevaba por uno de los pasillos hacia el interior de la casa.
FIN FLASH BACK
Las lágrimas aparecieron en mi rostro sin darme cuenta, al haber recordado esos difíciles momentos.
Itachi me abrazó por la espalda, rodeándome con sus brazos suavemente y me dijo con sus labios sobre mi oreja izquierda en un susurro:
- Puedo consolarte como aquella vez.
- ¿Qué…?
No alcance a terminar la pregunta. Giró mi cuerpo para que le diera la cara y alzó con su mano mi rostro. Aprovechándose de mi debilidad en ese momento y de forma totalmente inesperada me besó.
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