CAPITULO 6: ENTERRANDO EL DOLOR
Desperté a la mañana siguiente con la resplandeciente luminosidad de la habitación. La luz del sol se colaba por la ventana y atravesaba las cortinas con su cálido fulgor. De reojo miré el reloj de mi velador para ver la hora: eran las seis de la mañana. Había dormido durante doce horas seguidas y sonreí al recordar que hace tiempo no dormía tanto. Me absorbía tanto en el trabajo que algunas veces apenas y dormía.
Me sentía realmente descansado y lleno de energía de nuevo, como si mi cuerpo me hubiera agradecido el dormir por tantas horas.
Estiré las extremidades de mi cuerpo para desemperezarme, me levanté de la cama y fui al baño a darme una ducha para relajarme.
El agua caliente caía como una suave lluvia sobre mí, provocando un efecto reconfortante sobre mis músculos.
Habían pasado demasiadas cosas el día de ayer y aún tenía dudas sobre el propósito de los Uchiha en la ciudad de Konoha, las cosas que Itachi me ocultaba y del comportamiento de sus sobrino, tal igual a Sasuke en apariencia…y en algunas actitudes. Realmente me confundían hasta el punto de no querer pensar más, pero algo en mí me lo impedía y me impulsaba a querer continuar sabiendo más y más.
Mientras procesaba todo lo que había pasado el día anterior solo pude llegar a una conclusión: Sasuke siempre iba a estar unido a mi destino…quisiera o no.
Suspiré ante tal idea.
Los recuerdos y el pasado volvían a hacerse presente. A pesar de que había enterrado mis recuerdos junto con su cuerpo el día del funeral en el cementerio…
FLASH BACK
Me desperté lentamente y con una pesadez en mi cabeza. Sentía que mi cuerpo pesaba como si fuera plomo. Me senté para reconocer mi entorno, pero solo pude desconocerlo.
Solo entonces los recuerdos me atacaron como un relámpago haciendo que volvieran los momentos dolorosos: Los gritos de Sakura culpándome…la muerte de Sasuke…y la amabilidad de Itachi dejándome descansar en su casa
Las pasadas horas habían sido una pesadilla de la que quería abrir los ojos desesperadamente. Sentía que me ahogaba en un mundo que desconocía al no querer reconocer la realidad. La opresión en medio de mi pecho era tan punzante como una marca hecha con fuego, de la que sabía que iba a ser una cicatriz imborrable.
Me puse de pie rápidamente y salí cuidadosamente de la casa por una de las puertas corredizas que conducían al pasillo que se encontraban a un costado, en el jardín interior de la casa, y que en línea recta conectaba directamente con la entrada principal.
Estaba por abrir la puerta para salir pero una voz me llamó repentinamente:
- Joven Uzumaki
Me di vuelta y pude ver a una joven sirvienta vestida con un uniforme negro caminado hacia mí. Cuando estuvo a una corta distancia añadió con un tono de voz triste:
- El amo Itachi llamó por teléfono hace unos momentos para que le informara que el funeral del joven Sasuke será dentro de una hora.
Se me hizo un nudo en la garganta al escuchar las palabras “el funeral del joven Sasuke”
- Muchas gracias- dije con una sonrisa forzada, que creo que fue más una mueca. Y salí corriendo con todo lo que daban mis piernas de la casa Uchiha.
Corrí desesperadamente durante varios minutos, mientras las palabras “funeral de Sasuke” se grabaron de una forma dolorosa en mi corazón. Era el fin…debía resignarme de que ya no estaba a mi lado y no podría verlo…nunca más.
Me detuve lentamente hasta que mis pasos se convirtieron en una suave caminata. Las lágrimas resbalaban por mi rostro sin permiso mientras mi pecho subía y bajaba de manera rápida ante mi corazón descontrolado por la falta de aire.
Miré al cielo durante un tiempo que me pareció irreal, hasta que finalmente dije para mí:
- Si ya no puedo verte Sasuke… al menos me gustaría decirte “Adiós”- Al decir esto sentí que mi corazón se calmó y un sentimiento de alivio ocupó su lugar.
Retomé el rumbo y comencé a caminar con dirección al cementerio.
Llegué a la necrópolis cuando la ceremonia había empezado hace una hora y media. Había muchas personas vestidas de negro que en su mayoría no conocía, y que se notaba que eran importantes figuras dentro de la clase alta del país por sus elegantes trajes. No se encontraba ningún compañero de clases, ni siquiera un profesor, y aunque me extrañó un poco en ese momento no le di importancia.
Itachi estaba encabezando a las personas reunidas con una flor en la mano. Su rostro estaba levemente inclinado, tapando sus ojos con un par de lentes negros y su cuerpo lucía un impecable traje negro.
El cementerio era el lugar que más evitaba tras de la muerte de mis padres, pero aún así quería entregarle a Sasuke la rosa blanca que llevaba en la mano izquierda.
Permanecí todo el tiempo detrás de un árbol a una distancia considerable desde donde se encontraban las personas vestidas de luto y de donde llevaba a cabo la ceremonia fúnebre que estaba concluyendo.
De pronto pude ver a Itachi decir unas breves palabras dirigidas a las personas presentes, acercarse al ataúd depositándole un breve beso y dejar una flor encima antes de que el cajón donde se encontraba el cuerpo de mi amado descendiera lentamente al fondo de la tierra…
La entrada a su cuna de tierra ahora estaba sellada con una placa de mármol con su nombre.
Luego de que la rectangular lámina de piedra fuera colocada, todas las personas comenzaron a irse una a una por los senderos que conducían hacia la salida del campo santo, hasta que la última que quedó fue el único Uchiha que ahora existía. Estuvo un rato en silencio, luego se quitó los lentes mirando fijamente la placa de mármol, se dibujo una sonrisa ladeada en su rostro, casi tenebrosa. Se puso nuevamente los lentes negros, dio media vuelta y salió por el mismo sendero que las demás personas.
Quedé extrañado y asombrado por lo que acababa de ver. El hermano de Sasuke sonreía de una forma inexplicable que nunca supe interpretar. Desde donde me encontraba oculto miré su espalda hasta que lo perdí de vista finalmente… esa fue la última vez que vi Uchiha Itachi.
Solo cuando no quedaba nadie salí detrás del árbol y me acerqué donde se encontraba Sasuke. Su nombre estaba con letras negras y bajo ellas su fecha de nacimiento y de muerte sobre una fina y grande placa de mármol blanco. No podía creer que su cuerpo estaba bajo tierra, me parecía tan irreal, que todo me pareció un mal sueño.
No sé cuanto tiempo estuve ahí de pié mirando fijamente la lápida recordando a Sasuke, pero cuando me di cuenta ya era de noche. En eso, un señor de mediana edad vino hasta a mí para avisarme que ya cerrarían las puertas del cementerio, se lo agradecí con una inclinación de cabeza y se alejó por uno de los senderos.
Durante todo el tiempo que estuve ahí, delante de su sepultura no supe que decir, pero en ese momento me resultó tan natural expresar las palabras que nunca le dije que fue mi regalo de despedida.
Le di un beso a la rosa blanca y la deposité con cuidado encima de su nombre diciéndole con lágrimas cayendo a través de mi rostro:
- Te amo Sasuke… Adiós.
Di media vuelta y salí del cementerio con una pesadez en medio del pecho…esa fue la única y última vez que fui a ver a Sasuke al cementerio. Después de todo, el amor que sentía por él viviría siempre en mi interior.
Sequé mis lágrimas con las manos y me dirigí hacia mi casa a hacer las maletas. No quería volver a vivir más en “ese” departamento, estudiar en “ese” instituto, ni vivir en “esa” cuidad, quería empezar de nuevo y lejos de lo que me recordara a Sasuke, que a pesar de ser la persona que amaba, no borraba las cosas horribles que me había hecho.
Sin embargo, había una sorpresa que me aguardaba en mi habitación, algo que sin querer había dejado pasar por alto…
FIN FLASH BACK
El agua caliente seguía cayendo sobre mi cuerpo cuando deje de recordar el pasado. Cerré la llave de la ducha y salí del baño junto con una gran nube de vapor a mí alrededor. Cubrí mi cuerpo con una toalla blanca envolviendo mi cintura y con una azul encima de mi pelo para secarlo.
Entré a mi habitación con paso lento y relajado por el largo baño. Me senté de manera pesada sobre la cama mientras frotaba mi cabello con la toalla para poder secarlo mirando fijamente el cajón de mi velador de manera intensa. Después de pensarlo durante algunos minutos, lo abrí con mi mano derecha para sacar el único objeto que se encontraba en el interior: un cuaderno de notas, de cubierta de cuero negro y hojas color crema.
Lo tomé entre mis manos con dulzura, por todo el tiempo que no lo había hecho, y lo miré detenidamente por todo lo que significaba en mi vida y lo valioso que era para mí mientras le pasaba suavemente mi mano derecha por encima de su cubierta.
Hacía muchos años que se me había confiado y lo guardaba como un tesoro al ser la revelación de la verdad que siempre quise saber. Todo lo que no pude entender en el pasado sobre mi amado estaba escrito en esas páginas… Fue el último regalo de Sasuke.
FLASH BACK
Había llegado a mi casa agotado y decidido a que esa iba a ser la última noche en esa cuidad, ya no quería más recuerdos dolorosos…iba a comenzar de nuevo, una nueva vida lejos de esa ciudad.
Entre en mi habitación y me senté en la cama mirando la fotografía que estaba sobre el velador. Era la última fotografía que me había tomado con mis padres antes de que murieran cuando tenía 10 años. La tomé en mis manos, y la observé detenidamente. A pesar de que no los recordaba tan nítidamente en mis recuerdos, esa fotografía me hacía revivirlos como si estuvieran a mi lado sonriéndome siempre. Y en ese momento realmente me sentía muy solo…las personas a las que más amaba ya no estaban conmigo.
Sonreí de manera cansada al pensar tan pesimistamente, no podía dejar que esos pensamientos me invadieran o terminaría en un mar de lágrimas de nuevo.
Estiré mi brazo derecho para colocar el cuadro en su lugar cuando mi mirada se centró en un objeto desconocido que nunca antes había visto y que se encontraba encima del velador: un cuaderno color negro. Tomé el cuaderno extrañado al no reconocerlo como mío, a la vez que dejaba la fotografía encima del velador nuevamente.
Cuando coloqué el retrato en su lugar pude darme cuenta de que el cuaderno negro había estado escondido detrás del cuadro de mis padres y por eso no lo había visto antes pero… ¿Quién lo había dejado ahí?
Mi pregunta se respondió cuando abrí la tapa del diario y leí la primera hoja. Quedé mudo de asombro mientras se me hacía un nudo en la garganta y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos sin querer. Mientras la consternación se apoderaba de mí con cada palabra que leía.
De forma clara y pulcra de una letra que conocía a la perfección estaba escrito con letras negras:
Mi amado Naruto.
No quiero más mentiras entre nosotros. En este diario te relato toda la verdad sobre mi vida y que no fui capaz de decirte personalmente por temor a hacerte sufrir más. Conocerte es lo mejor que pudo haberme pasado. Eres la persona más importante de mi vida…y lo serás siempre. Espero que después de leer esto puedas perdonarme.
Si no merezco tu perdón, al menos quiero pedirte que no me odies. Lo siento Naruto… por todo.
Sasuke.
FIN FLASH BACK
Abrí el diario y pude ver una vez más la letra de Sasuke en la primera página, pero con quince años de antigüedad. Las páginas estaban ya más gastadas por el paso del tiempo a pesar de que lo conservaba como el mayor tesoro que poseía.
Dejé una vez más el diario a salvo dentro del cajón de mi velador. Debía apresurarme, vestirme y desayunar para ir al instituto donde me esperaban mis alumnos… Y había uno en particular a quien quería ver y debía hacerle muchas preguntas… Uchiha Sasuke.
.