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Hokage por Pikacha

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Notas del capitulo:

Los personajes de Naruto no me pertenecen, son exclusivos de Kishimoto.

¡¡Hola queridos lectores!!

Lamento la tardanza pero la preparatoria, junto con mi maestra de historia, quiere acabar con mi poca vida social T-T, así que ahora se me es más complicado escribir, pero gracias a una personita con el msn de misa_misa@hotmail.com es que actualice este fic, ella me buscó por msn y me pidió amablemente la continuación y yo gustosa acepte, ya que el martes termine con exámenes. Muchas gracias a todos los que me siguen leyendo a pesar de mis faltas.

Lee las notas finales

 

 

Hokage

Capítulo uno:
~Lágrimas~

Las glándulas lagrimales
han de estar rotas de tanto llorar.
Mis lágrimas no pararan,
Te amo solo a ti, solamente a ti
¿no puedes solo decirme?

La noche era fría y misteriosa, helada y callada, oscura y peligrosa, eso lo sabía Naruto y por eso la odiaba, en todo el sentido de la palabra, la noche era como estar describiendo al Uchiha que tanto dolor y sufrimiento le provocaba, sin embargo, y sin poder evitarlo hasta estas altas horas había salido de la oficina del Hokage, por un simple caprichito.

Un líquido espeso vagaba entre sus piernas, firmes y morenas, dándole irritabilidad, pero nada de eso importaba, su vista estaba fija en el suelo, estaba ido, derrotado, afligido,  no quería afrontar a su verdadero presente, que lo atormentaba a cada segundo, él no podía dar un solo paso sin que el Uchiha se enterara, estaba tan acosado y sumiso, que se daba asco.

Llegó a su casa pasadas de las dos de la mañana. Caminó a paso lento hacía el baño, necesitaba limpiarse, quitarse la suciedad que llevaba consigo, tenía que estar limpio, debía deshacerse del olor que impregnaba el bastardo de Sasuke en él.

En segundos entró al baño dejando que el chorro de agua caliente borrara lo sucio que se sentía, lástima que solo lo limpiaba físicamente, porque emocionalmente se sentía basura desechada, emocionalmente sus entrañas se lo comían despreciablemente, se odiaba a sí mismo por ser aquél sumiso que se dejaba por Sasuke, por ser aquél amante predilecto del Uchiha.

No sabía ni a qué horas y mucho menos cómo había llegado a su cama, solo supo que el cansancio lo consumía y él simplemente se dejaba llevar, cayendo rendido en su pequeña cama individual. Cerró sus pestañas para entrar al maravilloso mundo de los sueños, un mundo que amaba por el simple hecho de que Sasuke no estaba en ellos.

Sus parpados se cerraron dejando escapar una pequeña lágrima cristalina, una que siempre al final del día tenía guardada para soltarla sin que nadie la viera, ni siquiera él.

.

.

.

Un nuevo día estaba presente en la aldea escondida entre las hojas. Todo trascurría normalmente como todos los cotidianos días de Konoha; los aldeanos se levantaban temprano a hacer sus quehaceres, los niños corrían, gritaban y jugaban en la calle, mientras que sus madres iban detrás de ellos, cuidándolos y hasta cierto punto mimándolos, los ninjas cumplían con sus misiones, si, definitivamente ese era un día normal en la aldea, todos estaban en calma y tranquilos, a excepción de una persona.

Sasuke-sama – le hablaba la pelirrosa entrando escandalosamente a su oficina.

¿Ya llegó Naruto? – preguntó el Uchiha inmediatamente, omitiendo el hecho de que la pelirrosa quería llamar su atención.

Aquella mañana el rubio no se había presentado a trabajar.

No, lo más seguro es que se haya quedado dormido, ya sabes cómo es ese baka de Naruto – dijo tratando de restarle importancia hablando con desprecio del chico que era su admirador, estaba molesta porque el Kage preguntaba por el escandaloso aquel, que no noto como Sasuke fruncía el ceño – necesito que firmes…– se quedó con la palabra en la boca mirando como el Hokage salía del despacho, sin decirle ninguna palabra.

Rápidamente salió también ella esperando encontrarlo, sin embargo, no había rastro alguno de su presencia en el pasillo. Sasuke se había ido.

Saltaba de techo en techo sobre la aldea a la cual debía de proteger, iba rápido pero tampoco desesperado, necesitaba llegar a la casa de su obsesión, le había dicho que llegara a primera hora de la mañana, no le perdonaría el haberse retrasado quedándose dormido o entretenido en algún tipo de juego bobo, las cosas se hacían cuándo y cómo él quería, y eso lo sabía perfectamente su amante.

No tardó ni cinco minutos en llegar a la casa del rubio, aquel pequeño departamento que Naruto no había querido cambiar por un lugar más amplio, y no por falta de economía, si no, porque ese lugar había sido su hogar desde pequeño, su pequeño refugio, significaba algo sentimental para el rubio.

Entró y en ningún momento tocó, usurpaba el lugar como si fuera su propia casa, además de que la puerta ni siquiera estaba cerrada con llave. El lugar estaba hecho un desastre como ya se había imaginado el Uchiha; pedazos de pergaminos tirados por todas partes, ropa sucia esparcida por el piso, vasos de sopa ramen instantánea sobre los muebles, todo era desorden, algo típico del Uzumaki.

Pero no había rastro de su chico. Caminó entre los estrechos pasillos hasta posarse enfrente de la habitación del rubio, pensaba en que lo encontraría felizmente dormido y en una buena sesión de sexo por la mañana cuando decidió entrar, y justo como lo sospecho: Naruto estaba tendido sobre su cama con las mejillas ligeramente sonrojadas.

Dobe – lo llamó, pero el rubio no contestó.

Se acercó a él y se subió arriba de la cama, tratando de no hacer ruido, le robaría un magnifico beso que sería el inicio de algo movido, sin embargo, no esperaba que cuando sus rostros se cruzaron miraría la cara de su amante tan diferente a la de la noche pasada.

Sus ojos por debajo tenían unas negras ojeras, mientras que sus mejillas estaban fuertemente rosadas, junto con unos labios pálidos, casi morados. Con delicadeza tocó la frente del jinchuriki, esté estaba ardiendo en fiebre, el kitsune sin saberlo se había enfermado, lo más seguro por el frío de la velada anterior.

Se preocupo demasiado, si algo le pasaba a Naruto su mundo se acababa completamente, no podía estar sin él, lo necesitaba como al mismo aire, como una flor necesita del sol, claro que el Uzumaki era su sol, su esperanza, su vida, su razón de existencia. Si, Naruto lo era todo para él. Sin Naruto sólo le quedaba oscuridad.

Ese día el Hokage no se presentó a trabajar en su oficina.

Aunque el rubio no lo había notado, a su lado estaba Sasuke poniéndole pañuelos húmedos en la cabeza, tomando su mano a cada gemido tosco que daba, midiendo su temperatura cada hora procurando que todo estuviera en orden, lo había cuidado cómo jamás lo hizo por nadie.

Lástima que Naruto no se enteraría de eso.

No solo se quedo sólo todo el día cuidándolo, si no toda la noche. Lo arropó entre sus brazos para que se relajara y tuviera un sueño profundo. Lo acarició con cariño, con dulzura, esperando con ansias el día de mañana para poder tocarlo y sentir más su calor. Lentamente él también cayó en las manos de Morfeo.

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Un pequeño ruido hizo que sus ojos se abrieran lentamente, mirando un poco borroso lo de su alrededor, desgraciadamente todavía se sentía débil, y la vista le fallaba, quería seguir durmiendo entre esos protectores brazos que le brindaban calor y seguridad, pero la curiosidad le quemaba por saber quién era. Levantó un poco su cabeza distinguiendo solamente un cabellera negra, para volver a quedar dormido.

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Sintió frío.

Sus parpados se abrieron de par en par, mirando inmediatamente la hora que marcaba su reloj de pared… lo supo sería castigado. ¡¡Eran las 10:00 a.m.!! Debía de estar en la oficina desde las 6: 00 sin duda alguna ahora Sasuke no tendría compasión de él.

Se levantó lo más rápido que pudo, pero al moverse tan brusco sintió un leve mareo que lo hizo volver a la cama. Sabía que esas serían las consecuencias de estar sobreviviendo de puro ramen, pero es que la verdad era delicioso, era hasta como una droga para él. Además de que si le añadía el frío que había soportado las noches anteriores.

Se movió más lento para irse al baño. Sólo tardó cinco minutos, para después casi volar a hacerse un pequeño desayuno, el cual consistía en simplemente ramen. Más mejorado de salud salió de su casa para correr a la torre Hokage, a empezar de nuevo con su tortura.

¡¡Naruto!! – le gritaba la pelirrosa, al entrar a la torre.

Sakura-chan – contestó el chico – Lamento llegar tarde es que…– estaba a punto de excusarse diciendo alguna mentira piadosa cuando se acordó que no era bueno mintiendo.

Dobe – escuchó esa voz que hizo que su cuerpo de estremeciera – Ven ahora – le ordenó desde la puerta de la oficina.

Tragó duro y caminó a paso lento, dudoso y temeroso. Sakura solo lo vio desaparecer detrás de esa puerta de madera.

Cierra la puerta con llave – dijo el Uchiha, y Naruto así lo hizo.

No hubo tiempo ni de decir que no, de negarse o de salir corriendo. En cuanto se escucho el clic de la cerradura, el rubio yacía estrellado contra la pared, siendo acariciado por debajo de la camisa, mientras su boca era devorada ferozmente por otra. Él prefería no participar, no moverse, estar inerte solo para que Sasuke no lo golpeara. Irónico decir que era un ninja fuerte, porque a comparación del Uchiha, simplemente no era nada. Las manos frías del azabache recorrían su torso moreno, acariciando toda la piel suave, mientras que mordía el cuello del rubio. Soltó un quejido de dolor, que fue ignorado.

Sasuke-sama – habló detrás de la puerta Sakura, mientras tocaba.

El Hokage inmediatamente gruñó por la interrupción, pero la ignoró, metiendo su mano en el pantalón del rubio. Disfrutando como el cuerpo de su amante se estremecía, sabía que a Naruto le gustaba, más que este simplemente se hacía el difícil con tal de hacerlo enojar. Que tan equivocado estaba.

Sasuke-kun – insistía de afuera la chica. Segura de sí misma y sonriendo por dentro añadió – Le llego una carta desde Suna, de Kazekage-sama.

La atención de ambos amantes fue captada por el simple hecho de mencionar a Gaara, aquél chico pelirrojo que Naruto había vencido en batalla hace algunos años. El Uchiha detuvo cada uno de sus movimientos sólo para observar la reacción de su rubio, el cual solo tenía los ojos cerrados, vagando entre recuerdos lejanos.

– ¡¡Te mataré!!

– Tienes que luchar por lo que amas, proteger a tus seres queridos.

– Tú has vivido lo mismo que yo… la soledad, el rechazo, el odio…

Sal de aquí ahora, dobe – le ordenó Sasuke sacándolo de sus pensamientos.

El Uzumaki simplemente asintió y salió de la oficina del Hokage, sin siquiera mirar cómo una sonrisa de triunfo se le escapa de los labios a la pelirrosa, que esta vez pasó siendo completamente ignorada, ni siquiera un adiós menciono, tenía demasiadas cosas que pensar.

Gaara– susurró.

Naruto debería de hacer su trabajo – se quejaba la chica – Ayer no vino a trabajar y ahora se va de la oficina

Dame el mensaje – pidió, ignorando los chillidos de Sakura.

Al instante ella le entregó el pequeño rollo de color rojo, que hace algunos momentos había llegado a Konoha. Sasuke lo tomó entre sus manos, leyéndolo con rapidez, ansioso por el contenido.

Se quedó pasmado…

Lo que había leído no le gustaba para nada.

– Ve por Naruto – le ordenó a la otra.

¿Pasó algo malo? – preguntó interesada. Hace menos de un segundo lo había sacado de ahí y ahora le pedía que fuera por él.

Te he dado una orden – le dijo, para ver como la pelirrosa salía enseguida de su oficina buscando al rubio.

Caminó dando vueltas, pensando en el porqué de las palabras del Kazekage y si él sabía algo del asunto con Naruto. El Uzumaki y Gaara siempre fueron muy unidos desde la pelea que hubo en el bosque, pero cuando comenzó su “sana” relación con el rubio, se encargó de que estos dos no volvieran a tener ningún tipo de contacto. Entonces ¿Por qué? Sólo pensaba que todo estaba descubierto ¿Por qué otra razón vendría personalmente el Kazekage a hablar con él? Estando tan lejos ¿Cómo podría enterarse?

Me he enterado de cosas que me disgustan demasiado… estaré en tres días en Konoha.

Kazekage.

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.

 

Sakura-chan no me pegues ´ttebayo – se quejaba el rubio detrás de la puerta de la oficina del Kage.

No deberías de ir con Shikamaru – le reprochaba – Si quieres saber de Gaara-sama pregúntale a Sasuke-kun, no tienes porque ir a molestar a Temari-san.

Shhh – le pidió silencio, antes de que el Uchiha los escuchara pero ya era demasiado tarde.

El azabache salió de su oficina antes de que los otros pudieran entrar, mirando fríamente a la pelirrosa que jalaba de la mano del rubio, que al sentir su presencia lo soltó de inmediato, con miedo a la furia de su amor platónico. Mientras que Naruto bajaba la cabeza, sabiendo las consecuencias que traería la plática anterior.

Sakura quédate aquí y arregla los asuntos pendientes. – dijo el Kage.

Pero Sasuke-kun… – tenía que retenerlo, no dejaría que se fuera con el rubio.

Volveré en la tarde, haz lo que te digo. – le contestó harto de inconvenientes – Vamos dobe. – había cosas pendientes entre ellos dos.

Sabiendo lo que le esperaba por ir a buscar al Nara, siguió al azabache, pensando todavía en las razones por las que el pelirrojo podría venir personalmente a Konoha, es más cualquier cosa que quisiera saber, le preguntaría a Temari y el problema quedaría solucionado.

Los dos caminaban a los costados del otro sin decir ninguna palabra, estaban sumergidos en un silencio incomodo al cual Naruto ya estaba más que acostumbrado. Andaban por las concurridas calles de Konoha, cada vez se acercaban más al barrio Uchiha, donde habitaba Sasuke.

Entre pasos rápidos del azabache llegaron al hogar del kage. Entrando sin saber que el rubio no volvería a salir de ahí, por lo menos en varios días.

¿Para que querías hablar con Shikamaru? – le preguntó el moreno, mientras que caminaban a la alcoba del mismo.

Por unos reportes de las misiones que no ha entregado ´ttebayo – contestó lo más natural que pudo, tratando de no ser tan obvio.

Un puño rápido se estrelló contra su mejilla, dejándola roja al contacto. No hizo nada, no se movió, no se quejó, no lloró, simplemente se quedo ahí parado, sin siquiera atreverse a mirar a su agresor.

¡¡No me mientas!! – reprochó – ¿A caso me crees tonto? – le dijo con ironía.

Tocó su mejilla, sobándola lentamente, ignorando a su conciencia que le gritaba porque no hablara, que se callara, pero ya estaba más que arto de eso, estaba hasta el límite de ser sumiso, estaba cansado de ser manipulado, esta asqueado de ser de Sasuke.

Eso eres. – le dijo suficientemente alto para que el moreno lo escuchara.

Otro golpe pero esta vez en su abdomen. El contacto había sido tan agresivo que de su boca salía un pequeño líquido rojo, pero en ese momento olvidó el dolor, el menosprecio, la infamia, la hipocresía y se concentro en su orgullo, que todo el tiempo había sido pisoteado.

No tienes derecho Naruto. – le susurraba en el oído – Tu me perteneces… desde hace mucho tiempo.

No soy un objeto…– le murmuró – No soy tuyo – agregó.

¿Desde cuándo Naruto se le revelaba? ¿A qué se debía su cambio? A su mente vino la imagen de cierto pelirrojo.

No trates de vivir en una fantasía, porque esta es tu realidad – le dijo para jalar con rudeza de sus caballos hacía atrás y besarlo con agresión.

Naruto forcejó hasta lograr que el roce de labios terminara, asqueado del sabor a menta de Sasuke.

Tu eres él que vive en su fantasía. – le espetó – ¡¡Sólo crees en la mentira de tu amor!! – le gritó empujándolo. No podía soportarle, ya no podía con ello, la repulsión que sentía por él mismo lo consumía acabando con su vida, llegando a sentir demasiado odio hacia su persona. – ¡¡Tu no me amas!! ¡¡Jamás lo harás!! ¡¡Nunca entenderás lo que es el amor!! – No más sumisión, no más susurros, no más llanto, no más Sasuke.

¡¡No hables de cosas que no entiendes!! – replicó – ¿Quieres volver a lo mismo? – preguntó venenoso – ¿Quieres sentir el rencor de la gente sobre ti de nuevo? – sabía la respuesta de antemano y eso le hacía sonreír con prepotencia, era algo que había dicho anteriormente para callar al rubio.

Si con eso consigo que estés lejos de mí, sí… – especuló el rubio.

¡¡CÁLLATE!! – le exigió para golpear su ojo.

Pero esta vez a Naruto ni siquiera le importo que la vista de su pupila izquierda se pusiera borrosa, esta vez no se callaría, esta vez lograría ser libre, esta vez no se dejaría, iba a pelear, defenderse, no se iba a acobardar, iba a ser valiente, enfrentaría a su agresor… algo que le costaría caro.

No Sasuke… – decía mientras negaba con la cabeza – Con tus golpes no volverás a solucionar nada ¡¡Ya no te tengo miedo!! – era valiente, sin embargo, no era suficiente para derrotar a Sasuke.

¡¡Te he dicho que te calles!! – gritó activando su sharingan en el proceso.

Esta vez iba a contraatacar. Los ojos de Naruto se pusieron rojos, junto con una pupila mucha más fina, más delgada, sus uñas le crecían, mientras que su cabello rubio se erizaba, y unos pequeños colmillos salían de su boca. Desgraciadamente para el rubio, Sasuke era mucho más rápido. Cuando menos lo pensó el lugar ya no era el mismo que antes. Sintiendo miedo de saber de donde estaba cerró los ojos, y cuando los abrió estaba entre ese pasillo oscuro, donde la superficie era de agua, mientras que las paredes estaban sucias y grises, con varios tubos oxidados alrededor, ese lugar lo conocía demasiado bien para no saber que estaban dentro de él, más específicos en la prisión del bijou.

No vuelvas a salir o te irá mal Kyuubi.

Sasuke estaba delante de la jaula del zorro de nueve colas, enojado ante el acto de “valentía” que daba el demonio delante de él. Su deber como Hokage era impedir que este poder se saliera del control, una escusa barata que logró engañar hasta a la Gondaime.

No volveré a advertírtelo… – decía mientras que activaba el Mangekyo Sharingan.

Sentía el ambiente tenso, y la maldad en el aire. El kyuubi hacía que todo a su alrededor se pusiera así, pero lo que más le extrañaba era la rara sumisión del zorro ante esos ojos rojos que solo propagaban odio y venganza, ¿En verdad esos ojos lo controlaban todo?

Ten cuidado Uchiha – susurró la bestia de atrás de los barrotes – Cuando menos te des cuenta ¡¡Te matare!! – le aclaró mostrando sus filosos colmillos.

No hay nada que mis ojos no puedan ver – replicó para salir del lugar, regresando a su habitación.

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Genjutsu era su especialidad, una que había mejorado día a día para poder dejar en parálisis a sus enemigos en caso de que alguna vez necesitara dejarlo con vida para querer sacarle información. Algo muy sutil y astuto, aunque jamás pensó utilizarlo para estos fines.

Estaba inerte, su cuerpo no se movía ni contestaba a sus estímulos, simplemente volvía a ser el mismo muñeco de trapo que antes, era como la primera vez que lo tomaba, pero esta vez Sasuke se había encargado que cada centímetro de su piel sintiera el rozar de la otra, su cuerpo no reaccionaba a él, sino al cuerpo del azabache, sus sentidos se perdían dejándose acariciar por las manos sucias del moreno.

Lo ultrajaba de nuevo, lo tocaba rudamente, lo estrellaba contra la pared haciendo que sus sexos rozaran, su cuerpo gozaba de las atenciones, pero su mente rogaba que se detuviera, que la tortura parara, pero no importaba cuanto sus ojos le dijeran que lo lastimaba, Sasuke se haría el ciego.

Mío. – susurró entre besos el Uchiha.

Le repartía besos en el cuello a su amante, dejando claras marcas en su piel morena. Proclamando lo que es suyo, lo cargó y dejó caer sobre la blanda cama, mirando como los ojos azules se opacaban ante la sumisión, ignoró la mirada y siguió con lo suyo, abriéndole las piernas al rubio, para de un solo movimiento rápido y voraz penetrar a Naruto, haciendo que de nuevo lágrimas corrieran por las mejillas del menor, corrompiendo la integridad del otro en un solo acto, uno real, donde lo ultrajaba y violaba.

Quería moverse, quitárselo, empujar al moreno y dejar que ya no lo invadiera por dentro, esta vez le dolía hasta los adentros de su ser, no había sido preparado, su interior le dolía a horrores, la lubricación había sido olvidada, haciendo que cierta parte de su cuerpo comenzará a sangrar.

No. – apenas alcanzó a decir, pero su boca fue callada con un beso lujurioso y hambriento.

Tenía los ojos fuertemente apretados por el dolor corporal que ultrajaba su espina dorsal, junto con su retaguardia. Sentía que del dolor perdía la conciencia y creía que era lo mejor, por lo menos ya no sentiría nada, absolutamente nada…

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Miraba su abdomen y su sexo manchados de una sustancia roja, la sangre de Naruto. Había terminado corriéndose dentro del rubio, estuvo disfrutando todo el tiempo que ni cuenta se había dado de que su amante había perdido el conocimiento en medio del acto sexual, algo que le preocupaba, por rudo que llegará a ser el otro jamás se había desmallado. Con rapidez se dio un baño, mientras traía los utensilios necesarios para curar las heridas que el mismo le había provocado al Uzumaki.

Pensaba y pensaba las acciones que tenía el rubio hacía él, hiciera lo que hiciera Naruto lo rechazaba ¿Es que no miraba que lo amaba? ¿No sentía la misma calidez cuando sus pieles rozaban? ¿No sentía la descarga eléctrica excitante cuando llegaban al climax? ¿No miraba el amor que sus ojos le profesaban?

Sin darse cuenta de sus actos, de sus ojos gruesas lágrimas salían de ellos. Estaba llorando y lo hacía por amor, por estar enamorado de Naruto, de amarlo con intensidad, algo que jamás pensó hacer ahora lo hacía, sí, el famoso Sasuke Uchiha, Hokage de la Aldea de Konoha, lloraba por un ninja extrovertido que le había robado el alma. No se conocía ni al mismo, en aquella posición tan sumisa en la que estaba, tenía tanto miedo de perderlo.

Es que no puedes amarme Naruto ¿he?

Lágrimas se debatían por salir saliendo de sus ojos, lágrimas de impotencia y necesidad de ser correspondido, lágrimas igual de cristalinas que el rubio había derramado cada día, pero por una razón muy diferente a la de él, una que mataba.

Continuará…

 

 

Lee las notas finales.

Notas finales:

Esta vez misteriosamente me quedo más largo [?], ya saben mis capítulos siempre han sido cortos, pero como que me inspire más :P

El punto del capítulo este, es que se den cuenta de la sumisión que vive el rubio, y de como Sasuke a pesar de todo lo que hace se justifica con amarlo, necesita del calor del otro para que corazón lata. Es más bien un punto de vista con Sasuke. Dirán que el fic dio un giro de 360° no lo creo, es algo que tenía que hacer con respecto a lo que yo pensaba.

Otra cosa, necesito que me den su opinión del MPREG, ya que muchas me lo pidieron, pero quiero saber si la mayoría esta de acuerdo con esto.

Una buena noticia es que Sasukitsu es mi actual beta, así que las faltas de ortografías son de ella :P (culpando a otros xD).

Gracias por sus magníficos 24 comentarios, se los agradezco de verdad.

 


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