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Amado elfo por Shiochang

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Amado elfo
Llorar por amor

Heero cerró los ojos sintiendo aquella energía a su alrededor, era maligna, terriblemente maligna y vengativa, y se evaporava como neblina al salir el sol, sin embargo, no podía detectar de dónde provenía ni a donde se había llevado a sus pequeños elfos.

- ¡Reelena, si le haces daño a Quatre o a Dúo, te perseguiré hasta el mismo infierno para matarte! - gritó furioso.

Trowa lo miró preocupado, su primo estaba pálido de rabia e impotencia, su magia no era lo suficientemente fuerte para aquel conjuro que habían lanzado sobre los elfos, su llamado de la tarde anterior no había valido de nada.

- Quatre - murmuró sin pensar. A él le gustaba aquel pequeño elfo delicado y con cara de ángel, por lo mismo comprendía la preocupación de Heero por los elfos.

"Hoy que el Destino destrozó mi vida
como una flor que se deshoja mustia
me siento borracho de la angustia
que me brinda a manera de licor;
en este instante que medito, a solas,
con tu recuerdo cariñoso y tierno,
te doy mis versos como obsequio eterno
ya que eterno es mi amor".

Zech miró en silencio a Heero y se acercó a él, ¿qué podía hacer para ayudarlo? no mucho, pero se sentía culpable puesto que era su hermana la que lo hacía sufrir y por lo mismo quería confortarlo.

¡CON LA IRA QUE GUARDA HOY MI CORAZ”N
YO TE JURO TODO MI RENCOR,
QUE HE DE RECUPERAR A MIS AMADOS
QUE NADA APAGUE MIS ENFADOS
NI TE OTORGUE YO MI PERD”N!

YO, AMO DE LOS ELFOS,
MOVER… TIERRA Y CIELO
PORQUE TAN PRONTO ENCUENTRE
A MIS QUERIDOS DÚO Y QUATRE
HABRAS DE ARREPENTIRTE
DE HABERME CONOCIDO,
¡PORQUE TE JURO Y DIGO
QUE LO PAGARÁS CON TU SANGRE!

El conjuro de amenaza ya había sido lanzado, nada podían hacer ya para contrarrestar el enfado del joven príncipe que tan pronto silenció sus palabras cayó al suelo, toda su magia estaba concentrada en traer de regreso a sus elfos y en vengar su afrenta.

- ¿Qué pasó? - Dijo Noin.

- Es un conjuro de amenaza - explicó Wufei levantando a su amigo - requiere de mucha energía para realizarse y debe focalizarse hacia una sola persona.

- Heero se encuentra indefenso en estos momentos, pero mientras Dúo y Quatre estén bien, nada le pasará a él - agregó Trowa.

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Dúo comenzó a revisar todo a su alrededor mientras Quatre cerraba los ojos sintiendo un profundo dolor en el pecho. Nada allí le era conocido y cuando trató de salir de aquella oscura cueva, chocó con algo y cayó sentado junto a su hermano.

- ¿Te pasa algo, Quatre? - se fijó en lo pálido que estaba y que se agarraba el pecho - ¿Le hizo algo al amo esa bruja?

- El amo... lanzó un conjuro... demasiado poderoso - dijo tartamudeando - su magia... no está... con él... nos busca... a nosotros.

- El amo no debió hacer eso - dijo Dúo preocupado - apenas ayer le traspasamos nuestra magia y era demasiada para que él pudiera controlarla así tan fácil.

- Está desmayado.

- ¿Qué clase de conjuro lanzó?

- No lo sé - movió la cabeza - eres tú quien tiene ese don, yo sólo puedo sentir lo que hay en su corazón, sus angustias, penas y alegrías...

- Ya lo sé, no tienes que explicármelo - cerró los ojos y se concentró lo mejor que pudo - ¡Un conjuro de amenaza!

- ¿Cómo?

- No sé que haya dicho, la magia que nos tiene sitiados no me permite ver el conjuro del amo, pero es lo que ha dicho el Señor Trowa, pero es muy poderoso dado que el amo estaba realmente furioso y ocupó todo su poder y la energía de su alma para protegernos.

- Un conjuro de amenaza - repitió Quatre preocupado - un conjuro capaz de destruir a aquella persona a la que está dirigida, pero que también puede ser un arma de doble filo.

- ¿A qué te refieres?

- A que si ella consigue romper el conjuro de Shinigami y los elfos del bosque que el amo puso ayer sobre nosotros y nos mata como quiere, el amo morirá luego de la venganza.

- Pero yo le puse el sello del corazón, si yo muero, el resto de mis poderes pasarán a él, aquello lo protegerá.

- Dúo, yo rompí tu sello cuando le entregué mis poderes.

- ¿QU… DICES?

- Lo siento, no pude evitarlo, yo también lo amo.

- Demonios, Quatre, yo contaba con el sello para protegerlo de la bruja esa y me dices que no existe.

- ¡LO ROMPÍ PORQUE TÚ QUIERES QUEDARTE SOLO CON EL AMO!

- ¡TU FUTURO NO ESTÁ A SU LADO Y LO SABES!

- No es cierto - se puso a llorar - el amo me quiere y nunca me echará de su lado, nunca, él me ama.

- Quatre - le dijo preocupado - yo sé que el amo te ama de una manera diferente a como me ama a mí, que contigo es más cuidadoso y delicado, que a tí te dedica dulces palabras de amor cuando te acaricia y que conmigo es sólo fuego, pero el amo no se puede quedar con los dos, ¿entiendes?

- No.

- Vamos, Quatre, es la ley de la vida, "cada oveja con su pareja", mi madre siempre lo decía - miró hacia afuera - yo fui el primero en ser salvado por él ¿recuerdas? Yo agonizaba en tus brazos cuando él nos encontró y me trajo de vuelta a este mundo, por lo tanto mi vida le pertenece sólo a él.

- También me salvó a mí.

- Pero fue a mí a quien trajo del otro mundo - insistió - y sabes que si rompes el sello del corazón puesto por otro elfo a un humano rompes los lazos de unión con el elfo.

- ¡Dúo! - gimió.

- No quiero proceder en tu contra, Quatre, porque eres mi hermano y te quiero demasiado, pero si algo le pasa al amo, será tu culpa por romper mi sello.

- Aún tiene mi sello en su carne.

- Está bien, que Shinigami nos proteja y ayude al amo con su conjuro - dobló las rodillas y ocultó su rostro - no quiero que algo malo le pase por amarnos - dijo y dejó que las lágrimas corrieran por sus mejillas - él es el centro de mi vida.

"No temo el desaliento ni al desmayo;
no temo ni las angustias ni amarguras
porque sé que tu afecto, como el rayo,
rompe las lobregueces más oscuras".

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Wufei buscó a los hombre más diestros del reino para montar guardia en torno al castillo mientras Trowa y sus hombres iban en busca de los mercenarios que ayudaban a Oz, no iba a esperar que ellos lanzaran un ataque, menos ahora que Heero estaba fuera de combate.

Tambien Miliardo o Zech, como le gustaba darse a conocer cuando estaba de guerrero, había apostado a sus mejores hombres a lo largo de la frontera del reino Yui con el reino de Oz, sabía que todos los reinos corrían peligro de ser atacados por los hombres de Traize si este llegaba a saber que Yui no tenía a los elfos ni su magia para proteger a los demás.

Noin y Hilde permanecían en el castillo Yui atentas a cualquier cambio en el estado de salud del príncipe, que desde que lanzara el conjuro no había despertado ni dado señales de luchar por su vida.

- ¿Qué podemos hacer para ayudar? - le preguntó Hilde a Wufei que bajaba molesto de las habitaciones de su príncipe.

- No estorbar.

- ¡Eres un arrogante antipático!

- ¡Y tú una chica fea y chillona!

- Además de engreído.

- ¡A las chicas bonitas les gusto!

- Pues a esta no.

- ¿Quién dijo que tú eres bonita? - y en respuesta recibió un bofetada.

Noin se hizo a un lado y dejó pasar a su furiosa hermana antes de mirar al joven Duque que se sobaba la mejilla.

- ¿Por qué la provocas?

- La detesto.

- Bueno, no importa mucho - dijo ella mirando hacia la parte de arriba de las escaleras - ¿Cómo sigue Heero?

- No da ninguna muestra de querer despertar.

- Y Trowa nos informó hace poco que Traize ya sabe que Heero no está bien y que los elfos han desaparecido.

- Pero él no los tiene ¿verdad?

- No, nadie sabe nada de ellos, creemos que Reelena pretende usarlos de carnada contra Heero.

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"Hoy lejos del regazo de mis lares,
el alma triste, con qué afán suspira
y solloza nostalgias y pesares
en las trémulas cuerdas de la lira;
y los gemidos son de mis cantares
la languidez doliente conque expira
una avecilla que al rigor eterno
naciera de los vientos del invierno".

Dúo suspiró una vez más, su magia les había procurado alimentos y agua esos tres días que llevaban encerrados allí sin ver otro ser viviente, sin ver la luz del sol, sin poder romper aquella maldita magia que los mantenía prisioneros dentro de una cueva con su barrera invisible.

- Si supiera dónde comienza - gruñía Dúo paseándose tal vez por enésima vez buscando una manera de romper el hechizo - tal vez encontrara algo que me ayudara a escapar.

- Siéntate, Dúo, empieza a marearme.

- Es que ya tengo claustrofobia y quiero ver al amo.

- Sigue dormido y no puedo contactarme con su alma.

- Es esta maldita barrera que no nos permite regresar a él - lanzó un leño encendido y vio asombrado que traspasaba la barrera - ¡el fuego nos permitirá salir!

- Nos quemaremos en el intento.

- ¡El amo morirá si no regresamos a su lado! - le reclamó y tomó otro leño encendido - ven - se lo pasó - veamos que pasa.

Los dos elfos susieron en la barrera un leño encendido y pudieron salir de la cueva rápidamente sin que su magia los mandara de vuelta al fondo de ésta.

- ¡La magia del amo se extingue! - dijo Dúo y se echó a correr con Quatre pisando sus talones.

La luz del alba bañaba a los dos pequeños cautivos que corrían por el bosque.

- ¡Dúo, no sabemos si es por allí!

- No debemos tardar más o el amo se irá al otro mundo.

- Esa bruja nos está siguiendo - gimió asustado.

- ¡Llama a Sandrock!

- ¿Eh? Sandrock está muerto, igual que DeathScythe.

- ¡Llámalo, él nos llevará con el amo!

- ¡SHINIGAMI, DEVUELVEME A SANDROCK Y A DEATHSCYTHE! - exclamó con todas sus fuerzas y frente a ellos aparecieron dos caballos alados con dos fuertes armaduras, una completamente negra y la otra azul - ¡vamos, Dúo!

Ambos montaron los animales y de fueron volando.

- Luz de la alborada, tú que recorres todos los senderos guíanos por el camino correcto a donde descansa nuestro amo y no dejes que la oscuridad nos alcance, no permitas que nos dañe - conjuró Dúo y un camino de luz se hizo frente a ellos dirigiéndolos al castillo Yui.

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Era casi hora de cenar y la magia de los elfos muy próxima a extinguirse aún no llegaba al palacio Yui, si anochecía sin que ellos llegasen a su destino, quedarían nuevamente a merced de aquella bruja y lo sabían, por eso asuzaban a los animales para que volaran más rápido, pero ella los había llevado demasiado lejos.

- ¿Qué hacemos?

- Si bajamos - dijo Quatre - nos exponemos a su magia, pero si no lo hacemos, cuando ellos desaparezcan - agregó señalando a los pegasos - caeremos a tierra y estaremos más expuesto aún.

- Ojalá estemos cerca del palacio, así la magia del amo nos encontrará y podremos regresar con él.

- Averigüemos - descendieron y se bajaron de los pegasos que de inmediato desaparecieron, su magia se había ido - Gracias, Shinigami.

Dúo camino un par de metros y detuvo a su hermano mientras averiguaba quienes eran aquellos hombres que estaban sentados en torno a aquella fogata.

- ¡Señor Trowa! - lo reconoció Quatre emocionado - ¡estamos en las tierras del amo, Dúo!

- ¡QUE BUENO, REGRESAMOS!

- ¿Qué pasó?

- La magia de la bruja esa no resiste el fuego - sonrió Dúo - así que nos escapamos para estar con el amo.

- Los llevaré con él, pero les digo que desde que desaparecieron que no está bien.

- Lo sabemos, envió su magia a buscarnos, pero la magia de la bruja esa nos llevó muy lejos, donde el amo no puede llegar con su magia - le dijo Dúo - pero con nosotros de regreso ella volverá a él.

- Espero que sea cierto - se volvió hacia sus hombres - ustedes acompañen a Dúo y a Quatre de regreso a palacio.

- Como usted ordene, amo Trowa.

El camino de regreso fue cansador para los elfos, tenían mucha hambre dado que no habían comido en todo el día, pero al llegar al castillo subieron directo a la alcoba de Heero que dormía profundamente.

"Existir es luchar. No temas nada.
Contigo ante el dolor me siento fuerte.
Tu bondad y mi amor son una espada
que no teme el embate de la suerte.

Lucho con el dolor. Sé que es preciso
romper primero el nudo de los lazos
antes de conquistar el paraíso
que yo sueño encontrar entre tus brazos.

Triufaremos al fin. Todo lo alcanza
la constancia y la fe del alma buena.
Si el amor dos anhelos encadena
se torna realidad toda esperanza.

No temas: nuestro amor es grande y santo.
No te importe que el mundo nos dé agravios.
Mis besos siempre enjugarán tu llanto.
Y siempre dicha yo hallaré en tus labios".

Dúo se echó llorando contra el pecho de su amo, estaba tan pálido debido al exceso de uso de su magia y al hecho que en esos tres días no había provado bocado. Su pobre amo, se había angustiado demasiado por ellos, los amaba tanto y él desesperado por comer... Le haría un conjuro tan pronto amaneciera para que recobrara sus fuerzas. Lo besó en los labios olvidado de Quatre y se acurrucó en su pecho para dormir.

Quatre sintió que estaba de más, siempre supo que el corazón del amo debía ser para su hermano, pero se hizo la ilusión de compartirlo por un tiempo antes de entregarlo, pero era hora que tomara una desición sobre su futuro y sobre el dueño de su corazón. Salió de la alcoba y le pidió a uno de los sirvientes que subiera de comer para Dúo y él. A la mañana vería que hacía...

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Continuará...

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Bueno, aún falta mucho para que termine la historia, llevo apenas la mitad, pero espero que les guste.
No hay lemon de nuevo (nadie me ha ayudado con esta parte), porque los separé por un tiempo.
Creo que ya sospechan por donde va la historia, pero les tengo guardada una sorpresita por allí.
Shio Chang.

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